El pasado verano debido a que no me fueron excesivamente bien los estudios me tuve que quedar en mi casa estudiando para ver si aprobaba alguna asignatura de la dichosa carrera que estoy estudiando.
El pasado verano debido a que no me fueron excesivamente bien los estudios me tuve que quedar en mi casa estudiando para ver si aprobaba alguna asignatura de la dichosa carrera que estoy estudiando. Tengo 25 años y me calificaría como un tipo normal. Mi familia posee un piso en la playa y debido al trabajo de mi padre nos podemos permitir el lujo de irnos los dos meses de verano de vacaciones. Pero este año yo me tuve que quedar en el pueblo para ir a una academia a estudiar. Estas academias son bastante caras y como mis padres no estaban el dinero que me daban para pagar la academia me lo quedaba yo y me quedaba estudiando en casa. Todos los días tenia que preparar la comida para mí, así que bien temprano, me gusta levantarme temprano e ir a pasear donde las mujeres van para ir poniéndome a tono desde bien temprano. Luego de vuelta paso por la panadería a comprar el pan. La panadería la lleva un matrimonio que hacen media jornada cada uno, la mujer esta de 6 a 10 y el marido de 10 hasta que cierra. La panadera es una mujer de unos cuarenta y cinco años, y a pesar de que en la cara se le nota el paso de los años tiene un cuerpo precioso. Por aquellas fechas solía llevar camisetas sin mangas, con un buen escote que dejaba ver el inicio de su canalillo, y siempre llevaba sujetador de encaje que se transparentaba a través de la fina tela de su camiseta.
Con el paso de los días fuimos tomando confianza, yo le contaba lo que iba a hacer de comer, como llevaba los estudios, en fin, cualquier cosa para pasar un rato junto a ella, ya que me decía que en las primeras dos horas apenas si iban diez personas a comprar y se aburría mucho. Y ella me hablaba de su vida diaria, de lo sola que estaba siempre desde que su hija se casó. Al poco deje de pasear y directamente cuando me levantaba iba a la panadería. Un día, ya entrado agosto, en el que prácticamente todo el pueblo estaba en la playa, me decidí y la invite a desayunar a mi casa, y para mi sorpresa aceptó. Yo llevaba ya bastante tiempo pajeandome a su costa, imaginándola abierta de piernas pidiéndome que la penetrara. Al llegar a mi casa me tuve que hacer una paja porque tenia una erección que no había manera de bajar.
Lo arregle todo, quite todo los trastos que había por en medio, incluso barrí la casa, y a las diez y cuarto llegó ella. Llevaba una camiseta celeste sin mangas, una falda corta color marrón. La invite a pasar y anduve tras ella por el pasillo ensimismado con el movimiento de sus caderas. En aquel instante tenia la total seguridad que me la iba a follar. Tomamos un café con una tostada cada uno y mientras tanto me estuvo preguntando por temas que veía por la casa como placas, diplomas y demás. Yo sabia que tenia que ir dándole a entender mis intenciones y de dije:
– Estás muy guapa con esa ropa.
– Venga ya, si esta sucia del trabajo
– Que no, que de verdad estas muy guapa En ese instante creo que ella comprendió mis intenciones y me dijo:
– Tengo 48 años, y muchos tiros dados. Sé las intenciones que tienes y quiero que sepas que si he venido es porque tengo unas ganas de follar que no me las puedo aguantar. Llevo tres meses sin que nada entre en mi coño por culpa del trabajo nuevo de mi marido y ya no puedo más. Las tardes me las paso masturbándome, pero necesito una polla que me haga sentir mujer.
– Pues aquí tienes una siempre que lo necesites.-le dije yo-. Donde quieres que lo hagamos aquí o en la cama de mis padres.
– Prefiero en la cama, pero antes me quiero lavar y afeitarme que hace unos diez días que no me afeito ni el coño ni las axilas
– Mejor no te afeites que me gustan las mujeres como son.
Entro en el aseo y mientras yo retire las tazas y los platos del desayuno y me fui para el cuarto de mis padres y destape la cama, volví al salón y le dije que ya estaba todo listo a lo que me respondió que me fuera a la cama y la esperase desnudo. Allí estaba yo en la cama desnudo con mi rabo semierecto y pensando en como iba a ser aquel polvo. Estando en aquella situación son el teléfono, era mi padre que llamaba para saber como iba todo sobre los estudios y para ver como estaba el pueblo. Yo le comente que muy bien que los estudios iban bien y que por el p
ueblo no había casi nadie, en esas estaba hablando cuando note que alguien me cogía el nabo, lógicamente era la panadera, le dije a mi padre que tenia que colgar porque me iba a la academia, pero lo que ese día iba a aprender no era nada que tuviera que ver con mi carrera. Colgué el teléfono y me volví, estaba espléndida, mucho mejor de lo que yo me la había imaginado, sus pechos se mantenían firmes a pesar de no llevar el sostén puesto sus aureolas eran grandes, color café, y se le notaban algunas venas por sus pechos. Su pubis estaba poblado de vellos, pero se podía notar como los labios de su coño sobresalían.
– Tu me vas a hacer disfrutar lo que he perdido en estos tres meses-. Y me tumbo en la cama y se puso sobre mí. Su coño quedo sobre mi boca y con delicadeza comencé a lamer su clítoris, ella había cogido mi nabo y se lo estaba tragando entero. Notaba que a cada vaivén los huevos se me partían, que placer, como sabia darle uso a la lengua, no como otras que se limitan a meter y sacarlo de la boca. Mientras tanto de su raja salía gran cantidad de jugos que yo me empeñaba en no dejar escapar ni una gota. Su sabor era magnifico, al principio me extrañó un poco pero luego no podía dejar de degustarlo. Cuando note que me iba a correr comencé a comerle el clítoris a una velocidad endiablada y note que ella iba a llegar al orgasmo así que continué, y tras correrme en su boca al instante ella empezó a tener espasmos y de su coño no paraban de salir jugos. Estaba como loca y termino dando un grito y arqueando su espalda.
Se dio la vuelta y me dio el beso más largo que jamás he dado, nuestras lenguas se enzarzaron en una lucha, mientras con las manos le metía un par de dedos. Tras el beso me dijo que quería que se la metiese, así que no tuvo que esperar ni un instante, pero quería hacerla desesperar un poca, así que le metía la punta y se la sacaba, así una y otra vez, hasta que me pidió por favor que se la metiera hasta el fondo lo mas fuerte que pudiese, y de una embestida se la metí toda, mientras tanto lamía sus pezones que parecían que se iban a salir de los pechos, los mordisqueaba y los retorcía, mientras ella se agarraba al cabecero de la cama. Tras un rato cambiamos de posición y la puse en el borde de la cama con las dos piernas juntas y levantadas y se la volví a meter, que placer más exquisito, al poco de estar así yo note como me iba a correr y ella me pidió que por favor me corriese dentro de ella. Le bajé las piernas y nos besamos mientras mi semen inundaba a borbotones su vagina, y ella tuvo un orgasmo nada mas sentir el primer chorro de mi lecha en su interior, las paredes de su vagina querían exprimir al máximo mi pene.
Tras esto nos echamos en la cama y nos quedamos dormidos, pero solo durante un rato, ya que estuvimos durante todo el día recuperando los tres meses que ella había perdido.
Tras este encuentro vinieron mas, todos los días ella venia a mi casa, tras el relevo de su marido, y me dijo que para pagarme todo lo que estaba haciendo por ella, me iba a traer a alguna amiguita suya, lo que no podía ni imaginar era que las amiguitas eran la propietaria de una tienda de ropas, la de una droguería, la de un kiosco y una cajera de un supermercado, pero eso ya lo contare en otra ocasión.
Si alguna tendera quiere que me pase por su tienda, o quiere contarme alguna historia que le haya ocurrido escríbanme a mi e-mail
Autor: follatiendas
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