Resulta curioso comenzar este relato tal y como en un principio se inicio.
Resulta curioso comenzar este relato tal y como en un principio se inicio.
Todo era como un juego en mi casa cuando sentados en los sofás y consumiendo unos tragos se planteo, entre bromas y risas, el crear entre las tres parejas que estábamos juntos una película porno y así «sacar un dinerito para trapitos, como decían ellas».
Hola soy Javier, Javi para todo el mundo, soy un hombre casado, felizmente casado con una mujer extraordinaria, con cuatro hijos y una vida por delante que se podría definir como normal.
Lo que yo no diría que es tan normal es la imaginación que tengo y si es dirigida al sexo es superior. Quizás eso es lo que haga de mi relación con mi mujer, después de estar juntos 22 años, cada día una experiencia.
Bueno, como iba contando, ese día cuando los seis estábamos viendo en la televisión un reportaje sobre parejas que se filmaban o los filmaban cuando estaban en la alcoba haciendo el amor, o jodiendo si lo preferís, y luego lo mandaban a una empresa que los editaba y los ponía en venta, medio en broma y con la picardía propia de los tres hombres, se planteó la posibilidad de crear nuestra propia película porno.
Por una parte Carlos, el marido de Rut, me mostró entusiasmado aunque un poco discreto, puesto que se ofreció a ser el técnico en luminotecnia, el «foquero» como decía él. Discreto porque según él el sexo es el motor que, si bien no mueve el mundo, le mueve a él para seguir en este mundo.
Por otra parte esta Peter, marido de Patri, bien, a este buen amigo mío no sabría muy bien donde catalogarlo, decir que, como a todos, le gusta el sexo mas que comer, pero sabe ser comedido hasta el momento que tiene que intervenir, en ese momento no hay nada que lo pare.
Una vez hechas las presentaciones continuo.
El puesto de «foquero» estaba asignado, yo, por supuesto, era el director y guionista de la peli, no hubo problemas…. el actor tendría que ser Peter, hecho este que animó con entusiasmo su pareja.
– Si Peter es el protagonista yo seré la protagonista de la peli ¿no?. Pregunto Patri con una carcajada.
–
-Por supuesto que sí, conteste yo. Ahora lo que hay que buscar es un escenario, un lugar que se escape de la muy vista habitación.
No había problema, Carlos ofreció el precioso patio que tiene en su vivienda, suficientemente grande como para «encuadrar» las situaciones que se pudieran plantearse.
Las risas no dejaban de sonar en el salón de mi vivienda. Se planteaba que Peter, saliendo entre unas ramas, vestido con un taparrabos, y la mirada inquieta buscando entre las plantas, a una hembra en la que calmar sus ganas de follar, y mira por donde, en un rincón, aparecía Patri, la cual con un candor y dulzura cual salida de la serie de «Heidi», recogía flores de la tierra.
El solo hecho de plantear la situación, el imaginarnos a los dos en la escena, el recrearla con gestos y frases hacía que todos nos riéramos con ganas, hasta que yo lo planteé con firmeza.
-¿Para cuando estáis dispuestos?
-Para cuando quieras. Contestó Patri con rotundidad.
-Mañana mismo, yo tengo la cámara de video dispuesta, cinta de vídeo nueva y un montón de ideas en la cabeza. Respondí.
-Mañana por la tarde, a eso de las 7 de la tarde en mi casa. Ofreció Carlos siguiendo la conversación que manteníamos Patri y yo.
– ¿Para que esperar a mañana? Mejor nos vamos ahora a tu casa, añadió Ester, o ¿por qué no lo hacemos aquí y ahora?.
Se hizo un silencio enorme, todos mirábamos a Ester, no era precisamente una mujer que le gustara mucho las «tonterías» que los hombres «siempre tenéis en la cabeza», como ella dice muy a menudo. Entre perplejos y algún que otro comentario, se dejó estar. Era tarde. Muy tarde, y entre «piques» y gracias se despidieron las dos parejas de nosotros y quedamos en llamarnos al día siguiente para tomar algo por ahí.
-No olvides que yo soy el «foquero» y que Peter es el protagonista, a ver si te vas a echar para atrás y no lo haces. Comento en el momento de despedirse Carlos, riéndose y mirando a Ester terminó por decir:
– Y tu, ves pensando que papel vas a tener en la película.
– Mañana lo descubrirás. Respondió esta con una mirada pícara.
No dio para mucho más la noche. Como ya he dic
ho era muy tarde y tras recoger un poco el salón no marchamos a la cama, haciendo comentarios graciosos sobre el tema que se había planteado momentos antes.
El día siguiente fue como un festivo mas. Todo había sido normal hasta que sobre las 7 de la tarde suena el teléfono y Ester lo atiende.
-Es Carlos ¿qué si vamos a su casa a buscarlos?.
En ese momento oigo una carcajada y tras preguntar que es lo que pasaba me contesta:
-Dice que tiene el foco preparado y enchufado, lo ha comprobado todo y funciona bien.
-¡Que «jodido», agregue yo. Dile que vamos a recoger a Peter y Patri y vamos para su casa.
Y así se tenían que haber quedado la cosa si no llega a suceder lo que a continuación cuento.
No podía creer lo que estaba pasando cuando Ester, una vez vestidos para salir de casa, me dice:
-¿Vas a llevar la cámara de vídeo?, seguro que nada mas llegar a casa de Carlos este pregunta por ella.
Noté una sonrisa entre maliciosa y pícara en su rostro. Por un momento dudé, no sabia que pensar, me había pillado «en bragas», y entonces salí para adelante.
-Si, voy a por ella, ya veras que risa nos pasamos cuando bajemos del coche y nos vean aparecer a los cuatro con la cámara en la mano.
Hubo un silencio, nos miramos no se bien con que pensamientos, creo que ambos esperábamos del otro que cortara la situación y no seguir con la broma, pero nada de eso sucedió. Marche a por la cámara y nos fuimos a buscar a nuestros amigos.
No tardamos en recogerlos y cuando Peter nos vio con la cámara no pudo mas que decir:
– No me «jodas», no me digas que todavía estáis con ese tema.
– Ya verás que cara va a poner Carlos, añadí yo haciendo un gesto con la cara, buscando la complicidad de este.
-Bueno, yo me he puesto lo mejor de mi lencería para la ocasión, añadió Patri.
Nos quedamos mirando todos a esa mujer que, con amplia sonrisa, hacía un gesto pícaro señalando su cuerpo.
Cuando llegamos a la casa de Carlos y Rut nos hicimos cómplices de seguir provocando la situación. La verdad es que, por lo menos por parte de los hombres, no había duda que el simple hecho de hablar de todo esto nos excitaba y provocaba que quisiéramos continuar la conversación que se inició el día anterior.
Nos bajamos del coche y en la puerta de su vivienda nos esperaban Carlos y Rut. Nos saludamos y nos invitaron a entrar dentro, una vez acomodados Carlos pregunta:
– ¿Qué vamos a hacer?
– ¡ Que vamos hacer, pues la película!, que uno viene muy preparado y mentalizado, ¿haber si después de haberme metido en el papel de hombre salvaje me lo vais a fastidiar todo?. Contesto Peter.
Las risas fueron generales y a Carlos se le notó que se ruborizaba. Creo que le cogimos por sorpresa, el colmo fue cuando Ester sacó del bolso la cámara de video y la mostró ante la mirada perpleja de Carlos.
Creo que en esos momentos se creó, para cada uno de los que allí estábamos, un reto de seguir adelante para ver hasta que punto aguantaría cada uno, comprobar quien se echaba atrás, el órdago estaba sobre la mesa, y como se dice en el «mus» el valiente no es quien lo echa, sino el que «quiere» el órdago.
Una vez mas fue Patri, que como mas desinhibida de los que estábamos allí, comentó entre risas:
-¡Vamos Peter!. Enseña los calzoncillos tan monos que te compre estas navidades. Van a quedar monísimos en la peli.
Peter no se «cortó», hizo un movimiento como indicando que se quitaba los pantalones, pero pronto se echo para atrás, movido, quizás, por la vergüenza y por la insistencia del resto de las mujeres.
– ¡Enséñanos esos calzoncillos hombre!, no te «cortes», seguro que te quedan muy bien. Presionaron ellas.
Bueno, lo de a continuación mas que para relatarlo era para verlo. Con aires de «stripers» Peter comenzó a bajarse los pantalones con movimientos a imitación a un boy´s , y cuando aparecieron los famosos calzoncillos no pudimos contener mas las risas. Eran cortos y estampados de leopardo. Entre aplausos, silbidos y risas se fue creando un ambiente caliente. Cada uno de los hombres tuvimos que hacer un «striptis» para las señoras y cada momento que pasaba hacia que lo que al principio era una broma se convirtiera en erotismo y sensualidad.
Cuando los hombres reclamamos que las mujeres hicieran lo propio estas rehusaron, esquivaron la situación y como es característico en Ester propuso con arrogancia:
-Primero la película, ¿ no es
a eso a lo que hemos venido? Ya no hacia falta nada mas. Yo a por la cámara, Carlos fue a por el foco y Peter salió al patio retando a todo el mundo que le siguiera, y ahí comenzó todo.
-¡Acción! Grite yo con fuerza. Y entre unas ramas del seto que rodea al patio aparece Peter, con sus calzoncillos de leopardo, y haciendo como si buscara algo. Yo le seguía de cerca con la cámara y le decía que se acercara a una mesa central despacio donde esperaba Patri.
– Con lentitud tienes que acercarte a ella y la tienes que convencer para que puedas «tirartela», se supone que eres un hombre salvaje muy necesitado de sexo, pero que tienes que conseguirla con detalles bonitos y dulzura. Indiqué yo al «protagonista».
Asintió con la cabeza.
-Déjamelo a mí, ya veras como respondo. Añadió Peter.
Cuando dando un pequeño rodeo llego a la mesa hizo un gesto de alegría al descubrir a su pareja, de rodillas en el suelo del patio y cuando le miró le hizo un gesto provocativo.
-Hombre se supone que tiene que seducirte él a ti, y no al revés. Indiqué yo.
-¿Qué sabrás tú lo que le gusta a este? Déjamelo a mí y ya verás que «peli» hacemos.
De piedra, así es como nos quedamos todos cuando en una improvisación genial Peter entra rápido en el salón de la vivienda y sale con una manzana en la mano y se la ofrece a ella y en el momento de ir a tomarla se la retira de su alcance y la dice que si quiere manzana también tiene que coger «su plátano».
Ni corta ni perezosa hecha mano al «paquete» del hombre y empieza acariciarlo por encima de la ropa interior.
Yo con la cámara busque el ángulo que mejor encuadre ofreciera, seguido muy de cerca por el «foquero», que aunque al principio no le prestaba atención no tardé en comprobar que atendía mas a mirar la escena que a iluminarla.
Lo que al principio eran caricias pronto se convirtió en toda una masturbación, cuando tirando del calzoncillo para abajo dejó al descubierto una polla totalmente erecta, se podía apreciar que Peter estaba totalmente excitado. Pudimos comprobar todos los que estábamos allí con qué maestría manejaba la mano izquierda ( Patri es zurda) cuando la pasaba por todas las zonas íntimas de su pareja, desde la base de los huevos hasta la punta del capullo.
La timidez había dejado paso al sexo, puro y duro, sin tabúes sin engaños, sin trampa para nadie. Se pudo descubrir, en ese momento, la verdad sobre el puro placer sin condiciones ni restricciones, todo estaba saliendo a la perfección. Pero era mejorable.
De la masturbación pronto se paso a dirigir a la punta del glande unos cálidos y húmedos besos, seguidos por introducirse dentro de su boca esa polla dura para hacerle una mamada profunda, lenta, dulce…
Estaba tan absorto en captar esas imagines que me había olvidado de las otras dos mujeres. Las busqué en un rincón del patio donde se encontraban, esperando una mirada de desaprobación o de censura, pero estaba equivocado, las dos miraban a la pareja y a nosotros y se notó cierta complicidad entre ellas a la vez que aprobación para seguir con lo que estaba ocurriendo allí.
Y seguimos, las manos de Peter fueron desabrochando uno a uno los botones de la blusa que cubrían el cuerpo de Patri, para descubrirnos un sujetador blanco de encaje, muy bonito que cubrían un pecho que se movía al ritmo que marcaba su cabeza cuando introducía el pene en su boca. La verdad es que no dio tiempo a disfrutar de lo bonito que era el sujetador, con manos hábiles se los quito Peter con rapidez.
-Despacio. Indique yo en voz baja.
No se si me escuchó, levanto lentamente a Patri de la posición de rodillas en la que se encontraba y la beso con ternura, acariciando sus pechos, unos pechos que buscaban acercarse al de Peter y así estrecharse íntimamente mientras no dejaba de acariciar el sexo de ese hombre que ya empezaba a respirar con fuerza, claro signo de su excitación.
-Alumbra a la cara de ambos. Ordené yo al Carlos, y acercándose con la lámpara facilito lo que iba buscando, un cuadro de ambos fundidos en un beso, tocándose y acariciándose todo el cuerpo. Disfrutando de lo que hacían.
Tan cerca estaba Carlos de los «protagonistas» que el roce de este con Patri era casi inevitable, o mejor seria decir que no se quiso evitar. Al notar la cercanía de Carlos a ella, Pedro cogió la mano que tenia libre Patri para dirigirla a la bragueta del «foquero», y est
a no dudó, no hizo ningún esfuerzo por quitarla, al igual que había empezado con Peter lo continuó con Carlos, unas caricias por encima del miembro de este para que pasado un momento desabrocharle el botón del vaquero que vestía y bajarle la cremallera de la bragueta.
Ahí comprendí dos cosas. Por un lado que Patri era igual de hábil con las dos manos, las sabia manejar por igual. Y por otro lado que había perdido al «foquero». Me encontraba sin iluminación, o por lo menos donde yo la necesitaba. Carlos dejó la lámpara sobre la mesa, dirigida a ellos y comenzó a desprenderse de la camiseta que le cubría, a la vez que competía con Peter por acariciar el cuerpo de Patri. Ambos se alternaban en pasear sus manos y sus lenguas por los pechos, los pezones, el cuello, los hombros de Patri, con avidez, con lujuria diría yo, y esto a ella le gustaba. Con los ojos medio cerrados, con ambas manos en las pollas de los dos hombres, pajeándolos a la vez, suspirando, dejándose hacer lo que estos querían… disfrutaba, ya lo creo que disfrutaba, y ellos, seguro, que también.
No se si la empujaron hacia abajo o salió de ella, el caso es que lentamente se agachó, y arrodillada entre los dos hombres, uno a cada lado comenzó a chupar las dos pollas, una seguida de la otra, los hombres cuando notaban y veían que le tocaba su turno apretaban los riñones contra la cara de Patri para ofrecerle mejor sus pollas, para hacer que ella se las tragara lo máximo posible dentro de su boca y su garganta mientras la sujetaban la cabeza en una sujeción instintiva como para no dejar que se quitara de semejante posición.
Patri parecía sacada de una película porno, juntaba cerca de su boca las dos pollas, y sacando la lengua la pasaba por los dos capullos, intentando introducirse ambas en su boca, cosa imposible puesto que tan grandes y duras estaban que no permitía tal acción.
¡Y yo sin iluminación! – Por favor, ¿alguna puede sujetar la lámpara para que pueda grabar sin sombras?. Solicité a las mujeres que seguían atentas la acción.
Pronto se acercó Ester, cogió la lámpara y preguntó donde dirigirla.
-Al centro de los tres. Conteste yo. Y así lo hizo.
El plano era ideal, dos hombres frente a una mujer que no se cansaba de pasear su lengua por las dos pollas. Dos hombres que dirigían sus miradas tanto a ella como al cielo, en claro signo de estar viviendo una situación única.
Ester no ajena a la excitación que yo tenía, se puso cerca de mí, y en silencio empezó a acariciarme, a darme besitos y pequeños mordiscos en los hombros y cuello y pude percatarme como hacía un gesto a Rut para que se acercara a nosotros.
Esta se acercó y dirigiéndose a Carlos le ayudo a desprenderse de los pantalones que los tenía por las rodillas, cuando consiguió quitárselos de manera que no interrumpiera lo que su compañera le estaba haciendo a su marido hizo lo propio con los calzoncillos de Peter y termino desabrochando la falda de Patri.
Ahí quería ver yo al grupo, los cuatro muy cerca, demasiado cerca como para evitar que esta última se uniera al juego, pero no fue así. Pude oír con claridad como Carlos le decía a Rut con voz baja: -Ves con Javi. Solo eso, nada mas, y ella se dirigió donde yo me encontraba, con una mirada, sin palabras, pidió permiso a Ester para empezar a tocarme, a pasar su mano por mi pecho, para que en el lado contrario al que se encontraba Ester imitarla en sus caricias y besos.
Yo dirigí la mano que tenía libre a la falda de Rut y acariciaba por encima de la tela sus muslos y su pubis. A esas alturas ya no sabía lo que grababa, no sabía a que atender, creo que me excitaba tanto lo que veía que lo que me hacían, porque no tardaron mucho las dos mujeres en acariciarme en la entrepierna, pasarme las manos por los glúteos y por los muslos.
Cuando sentí que unas manos procedían a desabrocharme el pantalón, mientras que la otra intentaba quitarme la camiseta decidí buscar un lugar donde apoyar la cámara y en plano general que siguiera grabando lo que pillara, y lo encontré, me zafé de las dos mujeres y situé la cámara encima de la barbacoa, comprobé que cogía el plano general del patio, Ester dejo el foco en el suelo y atraída por la llamada de Patri para compartir con ella lo que Carlos y Peter la ofrecían a ella, en lo que ella fue yo me dirigí al grupo.
Porque ya era grupo. Estaban fr
ente a los dos hombres las dos mujeres, de rodillas frente a ellos chupando cada una la polla de los dos hombres, mientras Rut me esperaba de pié, junto a ellos y una vez que estaba allí me colocó junto a los otros dos y en línea, nosotros y ellas, comenzó a chupármela a mi también.
Imaginaros las escena, tres hombres en línea, siendo lamidos por tres mujeres de rodillas frente a nosotros, dirigiendo nuestras miradas tanto a lo que nos hacían como a lo que le hacían a nuestros compañeros, pero la sorpresa vino cuando se empezaron a cambiar las mujeres de sus parejas respectivas, coincidían dos con la misma polla, o meneaban a otra que tenían al lado, o ambas cosas… fue delicioso.
Carlos fue el primero que cogió a la mujer que en ese momento tenía frente a sí y la hizo que se levantara, una vez a su altura la cogió por la cintura y la subió a la mesa del patio, haciendo que se sentara en ella y empujándola suavemente hizo que posara su espalda sobre la mesa, se inclinó sobre ella y comenzó a lamerla la tripa, bajando al pubis para terminar chupando el sexo de… ¡Ester!. Sí, no se si era consciente de que a quien estaba comiendo de forma glotona no era Rut, sino mi pareja. No me pasó desapercibido este echo ni tampoco para Patri, que se encontraba chapándomela en esos momentos, y que de un tirón hizo que me preocupara por mi y por ella antes que por lo que hacían los demás.
Tardo poco Peter en coger a Rut y tumbarla en el suelo para acariciarla y lamerla por todo el cuerpo para, posteriormente girarla sobre si y colocarla a «cuatro patas» par situarse tras ella y penetrarla profundamente, moviéndose de forma acompasada, cogiéndola de las caderas y a cada empujón atraerla sobre él, clavándole la polla totalmente en su coño una y otra vez.
La situación era de ensueño para mí. ¿Quién no se ha imaginado a una mujer a gatas, penetrada por detrás y chupando una buena polla?. Todos, seguro y yo no quería desaprovecharlo. Cogí de la mano a Patri y me acerqué con ella hasta donde se encontraba su pareja con Rut, y arrodillándome frente a esta le ofrecí mi rabo, ella lo cogió con la mano y tirando de mi piel para atrás desenfundó mi capullo que no tardó en metérselo en la boca, desapareciendo mi polla casi totalmente en su garganta cuando, con el empujón de Peter, la empujaba hacía mí, a la vez que Patri acariciaba mis testículos y mi culo.
Esta se percato de lo mucho que me gustaba tal acción, y tumbándose frente a mí se buscó la manera de chuparme los huevos y acariciar con su lengua mi culo.
Pronto vi como Carlos, que había terminado de chuparle el coño a Ester, la estaba penetrando sobre la mesa, ahí me percate del rabo que tiene Carlos, era enorme, bastante grande, y el echo de ver como lo hundía en Ester me excitó mas si cabe. De repente me entraron unas ganas enormes de introducir mi miembro dentro de una mujer y aprovechando que Patri estaba tumbada quité, no sin esfuerzo, mi polla de la boca de Rut para clavársela desesperadamente a Patri.
De repente, cuando estaba disfrutando como un loco de lo que estaba haciendo, mirando como Peter follaba a Rut y como esta se apretaba contra él, empecé a oír un ruido que me resulto familiar. De pronto desapareció todo a mi alrededor, algo familiar, conocido hizo que centrara toda mi atención a algo en particular…
Ester jadeaba, se apretaba contra Carlos buscando pegarse mas a él si cabe, clavando sus dedos y unas contra el torso de su coincidente pareja y empezó a emitir quejidos y lamentos que no dejaban lugar a dudas que significaba que se estaba corriendo.
Es curioso, toda mi atención estaba en ella, si en ese momento se declara un incendio a mi lado no me hubiera dado ni cuenta… y me gustó. Sí me gusto, y mucho. Para mí significó una liberación un bienestar buscado desde hace mucho tiempo y lo disfruté, no se cuanto tiempo estuve así, pero pronto sentí que Patri reclamaba mi atención. Me disculpé con ella y pedí que se situara como estaba Rut, así las dos parejas, empezamos a follar a esas dos mujeres que ofrecían sus culos a nuestras pollas y a nuestras miradas y pude observar que era la postura que mas le gustaba a la mujer que estaba penetrando. La empujaba hasta introducirla entera, dentro de esa mujer que jadeaba como un animal en celo, los ruidos procedentes de nuestras gargantas se mezclaban y en un momento dado decidimos cambiar Peter
y yo nuestras parejas. Cogí a Rut y de igual manera la penetre, era increíble la forma que tenia de moverse, de jadear, mas que jadear de casi gritar de placer y cuando en plena «faena» oí de su boca decir:
-Échame tu leche en mi chocho,… ¡me corroooo!. Fue el colmo, claro que me corrí, noté como desde lo mas profundo de mi cuerpo salía mi leche y la descargaba dentro de ella, retorciéndose como una culebra y apretándose contra mí.
Fue magnifico. Solo faltaba Peter, bueno eso creía yo, porque cuando volví del cielo pude percatarme que él también se había corrido en Patri.
Nos quedamos en el suelo los cuatro, mientras que Carlos y Ester permanecían sentados en unas sillas del patio, nos miramos y tras comprender que no existirían reproches, ni arrepentimientos…
Todo terminó marchándose las mujeres al cuarto de baño y los hombres sirviéndonos unas copas. Nos hacía falta.
No se habló mas del tema en ese día, ni falta que hacía.
Hoy en día ni si quiera se ha mencionado entre nosotros lo pasado, supongo que todos pensamos que si algún día se repite será porque surja y apetezca, nadie lo provocará, pero si se repite seguro que será tan maravilloso como el día que he relatado para todos vosotros.
Autor: CANANA