La profesora: “Con los ojos vendados”

Capítulo 2
“Con los ojos vendados”

Al día siguiente Sandra llamo al celular de
Tomas, quería verlo y hablar con él sobre
lo que estaba sucediendo
-Hola Tomas como estas
-Bien profesora Sandra, perdón Srta.
Sandra
-Ya deja eso Tomas y sobre lo mismo es
que quiero hablarte
-¿Qué sucede profesora Sandra?
-Esto del juego del caballito debe terminar.
Yo soy tu profesora y esto me puede traer
problemas serios, además somos de
edades muy dispares y nadie creerá que
hacemos esto de común acuerdo, todos
dirán que es culpa mía por involucrarme
con un mocoso.
-Profesora, nadie tiene por que enterarse
de esto, además yo soy una persona muy
reservada y discreta Ud. me conoce.
-Si, se que eres un buen chico Tomas, pero
eso no es el punto, por favor comprende
que yo vivo de mi trabajo como profesora y
no debería intimar con mis alumnos.
-Yo profesora no encontrare a nadie como
a usted. Si piensa que encontrare
fácilmente a otra mujer que quiera
enseñarme a ser un caballo como usted me
enseño, esta muy equivocada profesora
Sandra. Profesora yo no puedo olvidar lo
que paso en su departamento, yo quiero
ser su caballo para siempre.
– ¿Tomas cuantos años tienes?
– 17 y usted es mayor que yo ¿y que?,
¿acaso a usted no le gustó?
La pregunta del muchacho interpelaba a
Sandra que visiblemente nerviosa no pudo
negar su respuesta.
-Si me gusto mucho, pero
-No profesora, interrumpió sorpresivamente
el tímido Tomas
-Nosotros profesora Sandra no tenemos
por que privarnos de lo que queremos
-Tienes razón Tomas, no habrá otra Sandra
ni otro Tomas. Esta bien mi corcel
seguiremos mientras dure. Dijo Sandra
llena de entusiasmo tomando las manos de
Tomas entre la suyas.
-Puedo ir a su departamento esta tarde
-claro que si Tomas, te estaré esperando
para continuar con tu entrenamiento.
Se despidió Sandra del chico con un
abrazo e inmediatamente pensó que todo
era una locura y que ella podría salir muy
perjudicada de todo esto, sin embargo, la
determinación del joven Tomas por
continuar adelante con esta situación la
excitaba mucho, se sentía como una
adolescente.
-Hoy Tomas te vendare los ojos para que
solo prestes atención a mis órdenes,
además de esa manera te sentirás seguro
con mi monta y aprenderás a ser más
obediente.
Sandra vestía en esta ocasión con botas de
montar, espuelas, pantalón de montar café
claro, blusa blanca y tenia el pelo tomado
en forma de cola de caballo. Por su parte
Tomas llevaba el mismo equipo que la vez
anterior
-Tomas quiero poder cabalgarte una media
hora, he despegado espacio en el
departamento para poder hacer un
recorrido más amplio y he puesto algunos
maceteros en el piso para poder dar
vueltas y este pasillo recto hacia el baño
servirá para correr un poco. Con esto
espero enseñarte los andares del Caballo:
te montare al paso, al trote y al galope.
Como tu ya sabes los golpes de fusta los
uso para educar tu voluntad y para que te
centres en servirme como caballo, si eres
obediente no ara falta su uso, pero si eres
perezoso tendré que usarla.
Tomas escuchaba con mucha atención a
su amazona desde su posición de cuatro
patas, mientras observaba la hermosa
figura de Sandra que sabiéndose admirada
se movía y hacia coquetos gestos al dar las
indicaciones a su joven caballo.
-¿Cómo me queda esta ropa Tomas?
¿Cómo me veo?
Tomas relincho y movió su cabeza.
-Hay no te entiendo, tienes permiso para
hablar
-Muy bien Srta. Sandra, se usted bellísima
-Gracias mi caballo, ahora no más hablar.
-Tomás te debo poner un nombre de
caballo, por que no te puedes llamar
Tomás el caballo, así que desde hoy en
adelante tu nombre de bestia será, Coraje,
por que has demostrado tener un carácter
muy perseverante en ser mi caballo y como
caballo siento que tu espíritu equino no es
el de un corredor sino más bien de un
caballo de largo aliento y con mi
entrenamiento podré montarte por largas
distancias.
-Ahora pondré la venda en tus ojos.
Se acerco Sandra a Tomás y este pudo
sentir el cautivante aroma a hembra que
Sandra expelía de su entrepierna. Sandra
no noto que el chico pudo oler esto
mientras ella se paraba junto a él y le
ponía la venda en los ojos.
-Muy bien ¿estás listo coraje para ser
montado? el chico relincho como Sandra le
había adiestrado.
Entonces Sandra puso un pie en uno de los
estribos tomo impulso y ágilmente se
monto de lleno sobre la silla, el muchacho
recibió el peso de golpe hundiéndose su
espalda y luego levantando el cuerpo de
Sandra, el joven aguanto la montada
moviendo su cuerpo involuntariamente
producto del peso de su amazona.
Sandra empezó a recoger la rienda
mientras se acomodaba sobre la espalda
del joven y segura sobre su montura dijo:
-Vamos! Arre!
De esta forma Tomas avanzo al paso sin
saber a donde lo dirigían las riendas de
Sandra y para complacer a su jineta debió
estar más atento a sus órdenes: golpes de
fustas, golpes de espuelas, ordenes
verbales y por su puesto a las riendas.
-Vamos Coraje, a la derecha, aclaraba
Sandra su orden previamente dada con las
riendas.
Tomas tenía el vicio de adelantarse a las
órdenes o girar antes de tiempo, pero
ahora que no podía ver la más pequeña
desconcentración, demora o vacilación en
su reacción era detectada inmediatamente
por su experta jineta Sandra.
Con estas dudas mentales de Tomas por
obedecer Sandra tuvo que ser más severa
en dar sus órdenes.
-Vamos gira he dicho, gira.
Ahora tomas no podía contar las vueltas
como antes, ni siquiera sabía hacia donde
iba y en donde estaba, pero Sandra si lo
sabía y Tomas comprendió que debía
ceder su voluntad a su jineta, él solo debía
limitarse a obedecer con prontitud.
Así transcurría el tiempo, Tomas sintió que
Sandra lo guiaba de frente avanzando unos
cuantos trancos de pronto un golpe de
espuelas le indico que mantuviera el paso y
Tomas puso más empeño en su avanzar,
unos cuantos trancos más y Sandra dio un
tirón de las riendas a la izquierda, Tomas
empezó a girar sin parar hasta dejar de
sentir que las riendas jalaban de su
mandíbula.
-Eso es Coraje, estas aprendiendo, dijo
Sandra mientras hacia dar un giro completo
al chico que ella había convertido en su
caballo.
Tomas apenas dejo sentir que jalaban sus
riendas empezó a avanzar en la nueva
dirección, unos cuantos trancos y fustazo
de Sandra, la reacción de Tomas fue
apurar el paso, tal como el azote del látigo
lo mandaba.
-Vamos hiia!
Avanzo Tomas con paso más de deprisa y
el esfuerzo de llevar a Sandra a caballo
empieza a provocar los primeros jadeos de
Tomas que ya siente como su cuerpo toma
temperatura, un tirón de las riendas a la
derecha y Tomas gira para continuar su
avance, pero en el giro pierde el paso y
avanza más lento, mientras que la
respuesta de Sandra no se hace esperar,
dos fustazos y dice:
-Vamos caballo hiia!
Tomas apura nuevamente el paso al
tiempo que avanza y respira con fuerza. El
muchacho cuando pierde el paso lo hace
en forma involuntaria no sabe que avanza
más lento, él cree que siempre mantiene el
mismo ritmo, pero Sandra montada en su
lomo sabe muy bien y nota la diferencia en
sus andares.
-Tomas tendrás que aprender a mantener
un paso constante, dice Sandra olvidando
su nombre de caballo, Yo que te estoy
montando me doy cuenta de que has
cambiado tu ritmo de avance, pero no
importa, yo te enseñare a mantener el paso
Coraje.
Pasado un rato Tomas empieza a sudar y
siente el cansancio de ser cabalgado por
Sandra, de su boca comienza a hilar saliva
que moja su barbilla y cae al piso. Además
del sudor que corre por su cara el
cansancio empieza a nublar el
pensamiento de Tomas lo que hace actuar
más mecánicamente al muchacho, a las
órdenes de Sandra en lugar de pensarlas,
pero aun se equivoca. Sandra monta sobre
el cansado Tomas erguida y arrogante,
pero además con ceño fruncido, ella
empieza a perder la paciencia con el joven
estudiante que esta montando, se siente
ofuscada consigo misma por no poder
lograr convertir al chico en un buen caballo.
-A la derecha muchacho! Los caballos
entienden más rápido y eso que no
piensan. Pon más atención. Vamos caballo
hiia!hiia!hiia! dice Sandra con furia y
acompaña sus órdenes con tres fuertes
fustazos.
-No debes perder el paso cuando giras,
agrega.
De pronto sin que Sandra le diera ninguna
orden, Tomas se detuvo con ella montada
en su lomo, entonces Sandra al ver este
acto de indisciplina, se impulsa con sus
pies apoyados en los estribos
levantándose y luego dejándose caer
ligeramente en la montura, repite el
movimiento varias veces indicándole a su
caballo que debe continuar.
-¡Vamos caballo! ¡Vamos!
Como Tomas no obedece abre sus piernas
y levanta la fusta para azotar los glúteos y
golpear al mismo tiempo con sus espuelas
los muslos del muchacho.
-¡Camina Bestia!
Tomas gruño al sentir los golpes e
inmediatamente sacando fuerzas
emprendió nuevamente su marcha, casi sin
pensarlo, tal como Sandra deseaba que lo
hiciera, él no tenia que pensar en nada por
que Sandra su jineta era quien se
encargaba de pensar a donde ir y cuando
parar, el solo tenia que preocuparse por
seguir sus ordenes. Mientras Tomas
avanzaba entre su obscuridad y el
cansancio, sintió que desde lo alto de su
silla de montar Sandra le hablaba.
-Yo soy tu jineta y se lo que es mejor para ti
Coraje, por eso debes obedecer, yo soy
quien manda, recuerda eso mi caballo.
Decía Sandra al tiempo que sentía como su
cuerpo se mecía montada en el muchacho
-No debes parar si yo no lo ordeno,
además el jinete sabe de lo que es capaz
su caballo, y no el caballo, el caballo no
sabe de lo que es capaz hasta que el jinete
le muestra hasta donde llegan sus limites.
Tomas sintió que Sandra tiraba las riendas
a la izquierda y él esta vez obedeció de
inmediato la orden, mientras Sandra
continuaba hablándole al tiempo que lo
montaba.
-Recuerda que tu no estas solo en esto
Tomas, yo te acompaño montada en tu
lomo y enseñándote lo que debes
aprender, confía en mi, abandona tus
miedos y siéntete seguro allá abajo siendo
mi caballo que yo aquí sentada en la silla
de montar guiando tus riendas se muy bien
lo que hago contigo y se lo que tu necesitas
para ser una buena montura.
-No te esfuerces por adivinar a donde voy,
solo sigue mis riendas, Coraje
El muchacho sintió un tirón de las riendas a
la derecha y doblo su andar en esa
dirección.
-Vamos hiaa! Caballo, al trote, dijo Sandra
al tiempo que abrió sus poderosas y largas
piernas para luego cerrar en un golpe con
los talones de sus botas en los muslos de
Tomás, afirmando su orden de ir más
rápido
-Eso es Coraje, mantén el paso, agrego
Sandra sobre el ya cansado Tomás.
Sandra tiro de las riendas a la derecha y
guío a tomas por el pasillo en dirección a la
cocina.
-Vamos Coraje hiia, golpeo con la fusta
Sandra a Tomás para que no perdiera el
ritmo del trote.
Sandra montaba mirando al frente mientras
rebotaba su trasero grande y redondo en la
silla de montar sobre el lomo del
muchacho, se acercaba a la cocina y las
manos llenas de Tomas golpeaban
haciendo un sonido seco en el piso.
Sandra tirando las riendas firmes con
ambas manos y con voz grave dijo
-Soo mi Caballo, soo.
Y tomas se detuvo en ese momento.
-Bebe un poco de agua mi caballo, vamos
bebe. Dijo Sandra sin desmontar del
muchacho. Agacha tu cabeza coraje.
Como experta jineta que era Sandra dejo a
Tomas justo en donde se encontraba una
olla con agua, previamente dispuesta en
ese lugar por Sandra, Tomas solo tuvo que
agachar su cabeza para alcanzar
tímidamente y sin ver el agua con sus
labios. El esfuerzo por llevar a una mujer
grande montada a caballo sobre él lo tenia
sediento y empezó a beber agua con
rapidez a pesar de su incomodidad, Sandra
estaba montada en él y para alcanzar el
agua tuvo que flectar un poco los brazos.
Mientras Tomas bebía el agua sus
pensamientos se aclararon un poco y
pensó que Sandra hoy había sido muy
exigente con él tal vez incluso se le había
pasado la mano con las espuelas y el
látigo…
-No tan rápido muchacho que beber mucha
agua no te ara bien y diciendo esto tiraba
de las riendas de Tomás para sacar su
cabeza fuera de la olla e interrumpiendo los
pensamientos del muchacho.
-Bebe solo un poco más Coraje.
-Eso es suficiente dijo Sandra y tiro de las
riendas de Tomas para incorporarlo.
Una vez que Tomas se encontraba en su
posición de cuatro patas con Sandra en su
lomo Sandra dijo:
-Estas respirando muy fuerte aun,
descansaremos un poco.
Sandra asuso a Tomás para montarlo al
paso por el pasillo mientras ella sentía
como su cuerpo se mecía sobre la joven
montura. Cuando llegaron al final del pasillo
Sandra tiro de las riendas a la izquierda y
dirigió a Tomas hasta el balcón del
departamento en donde lo detuvo y sin
desmontar dijo.
-Aquí estamos frente al balcón y puedes
tomar un poco de aire. La ventana se
encuentra ligeramente abierta. A aquí nadie
puede vernos por que estas ventanas son
polarizadas.
Tomás sintió la brisa nocturna en su piel y
como secaba el sudor de su cara, jadeante
aun permanecía inmóvil bajo la montura
poderosa y segura de su dueña, fiel a
obedecerla en todo como un buen caballo.
Su descanso era como el de un caballo
real, con Sandra montada en su lomo y con
las riendas sueltas. Sentía los movimientos
de Sandra sobre su silla para acomodarse
mientras él respiraba a bocanadas y movía
alternadamente la cabeza hacia arriba
para sentir la brisa frontal en su cara y
después la dejaba caer por el cansancio.
-Buen caballo, buen caballo, dijo Sandra
mientras daba unas palmaditas de afecto a
Tomas en su hombro derecho y luego
acariciaba su cabeza. Tomas pensó que lo
estaba haciendo muy bien y que Sandra
estaba conforme con su desempeño como
caballo.
Una vez que Tomas recupero algo de sus
fuerzas Sandra lo monto por un rato más
por el departamento. Cuando Tomas ya
sentía la fatiga de la extenuación Sandra
desmonto y dijo:
-Bueno Tomas, la sesión de entrenamiento
termina por hoy.