Las pajas de mamá

Escribo este relato después de una paja que me acaba de hacer mi madre en el salón en el descanso del fútbol.

Pero empecemos por el principio.

Soy un chico tímido y en el instituto no me iba muy bien en general. Sufría bullyng de un par de chicos de clase pero en general era por ser buen estudiante pero ahora me iban mal las notas por culpa de estos energúmenos.

En el segundo semestre llamaron a mi madre para una reunión sobre mí por el mal resultados de las notas y por como me relacionaba con mis compañeros. Además había tenido un altercado con una chica de mi clase por que le había hecho unas fotos a las tetas y me había pillado una profesora mirándolas.

Mi madre exijió al instituto que me cambiaran de clase por los que me atacaban pero sobre las fotos no sabía muy bien que hacer pero tampoco le dieron más importancia puesto que era cosas de la edad.

Al llegar a casa mi madre y yo tuvimos una charla sobre el cambio de clase y sobre las fotos y bueno, me eché a llorar varias veces por los abusones y pedí perdón por las fotos.

Le dije que no había visto unas tetas en mi vida y que tenía curiosidad pero que lo sentía mucho.

«Te entiendo pero ya llegara el momento en que tengas relaciones con chicas y puedas verlas. Además eres aún joven para eso» – Me dijo mi madre.

«Lo sé mamá, lo siento pero es que me decian que si soy gay por no haber visto tetas y cosas así. Por eso se metian conmigo, además que me pillaron una vez tocándome en el baño» – Yo estaba contandole todo a mi madre medio llorando por que era el momento de la verdad.

«Te entiendo cariño y sé que son momentos dificiles en la vida de un chico. Es momento de descubrir tu cuerpo y seguro que tienes dudas. Así que a partir de ahora preguntame cuando quieras saber o tengas curiosidad por algo, ¿vale?» – Me decía mi madre.

«Muchas gracias mamá» – decía entre sollozos.

«Es normal tocarse y todos lo hacemos. La sexualidad es sana y masturbarse es algo bueno» – Me dijo.

«Ya, pero no sé mamá, algunas veces tengo muchas ganas…. no sé si me entiendes…. quiero tocarme y me da cosa» – Le contaba.

«Claro, es normal y más a tu edad. No debes tener miedo a tocarte y si quieres hacerlo puedes hacerlo cuando quieras, ¿vale?. En casa puedes hacerlo y me parece bien. Yo alguna vez lo hago y es algo natural mi niño. Tu no te cortes y disfruta, ¿vale? – Me dijo.

«Gracias mamá y siento los lloros» – Le decía mientras me calmaba. «Ahora vamos a cenar y a ver la tele un rato» Dijo ella mientras se levantaba a cocinar.

Mientras cenamos estuvimos viendo una serie de netlfix y vimos una escena de sexo que me puso caliente y se lo comenté a mi madre.

«Es normal cariño. Sientes cosas y a tu edad más todavía. Tienes las hormonas a flor de piel pero no te preocupes. Mira, vamos a hacer una cosa. Si quieres tocarte lo puedes hacer delante mia y verás esto como algo normal, ¿te parece bien?» – Me soltó mi madre sonriendo

Yo estaba flipando con lo que me acababa de decir y no sabía muy bien que responder así que mi cara tenía que ser un poema «venga, cariño, que no pasa nada» añadió mi madre.

Me daba mucha vergüenza y es que no quería hacerlo delante de mi madre por que en realidad no me había hecho ninguna paja antes, así que se lo comenté.

«No te preocupes amor. Seguro que lo haces bien pero si quieres yo te digo como se hace» Me dijo mi madre.

A lo que acepte. Me baje el pantalón del pijama y se notaba un gran bulto en mis calzoncillos. Mi madre me miraba espectante mientras yo apuraba el momento de bajar el calzoncillo. Me quité la ropa interior y me senté en el sofá pero no era capaz de levantar la mirada de mi polla. La tenía dura pero no sabía muy bien por donde empezar.

«Amor, no te preocupes, es normal que tengas dudas sobre como hacerlo. Yo voy a enseñarte y seguro aprendes rápido» Dijo mi madre acercando su mano hacía mi pollón duro.

Empezó un movimiento de paja muy suave pero yo estaba literalmente en el cielo, muy nervioso pero a la vez excitado. Como era la primera paja que me hacían por supuesto no aguanté mucho.

«Mamá» susurré mientras mi madre seguía con la paja

«Dime cariño» dijo dulce mientras subía y bajaba con la mano.

«Creo que me va a salir algo…creo que ya…..» Dije entrecortado

«Amor, venga, dejalo salir» Seguía mi madre con un par de movimiento de sube baja.

Me corrí como nunca he vuelto a hacer. Salió muchísima leche, no paraba de soltar lefazos mientras mi madre seguía con la paja. «Venga cariño, deja salir todo» decía embeleasada con mi corrida.

Extenuado y cortado por haberme corrido en la mano de mi madre no sabía que hacer. Mi madre me llevo al baño y allí nos limpiamos todo. Me dijo que había sido muy bonito y que ya sabía de aquí en adelante como hacerlo. Nos dimos las buenas noches y nos fuimos a dormir. Yo dormí como un bebé después de esa primera corrida con mi madre.

Al cabo de unos días en la hora de la comida le pregunté a mi madre si era normal hacerse pajas a diario o era perjudicial. Había leido en internet que podía acarrear problemas en el desarrollo del cuerpo.

Mi madre me comentó que las veces que quisiera y tuviera ganas, que era normal y que no había límites salvo el físico.

Le dí las gracias y me marché a mi cuarto. Tenía la polla muy dura después de la conversación con mi madre y quería pajaearme como ella me había enseñado pero en realidad lo que quería era otra vez la mano de mi madre. Así que no dudé en ir a buscarla a la cocina con la polla tiesa y desnudo.

«Mamá, ¿me puedes hacer otra vez una paja?» le dije de sopetón

«jajajaja, pero que truhán me ha salido este niño, así que solo quiere que mamá le haga cositas» me decía ella riendose

«porfiiii mamá» le decía con cara de niño bueno

«venga, sientate aquí pero tienes que empezar a hacerlo tu mismo» me dijo mientras ya estaba acariciandome la polla.

Igual que la primera vez, empezó con un ritmo suave y me acariciaba el pelo.

«Disfruta cariño» me decía y se llevó la mano a la boca para humedecer un poco la piel.

Eso me puso muy caliente y me corrí a la siguiente sacudida. Otra vez llenando su mano de leche con 5 trallazos de lefa bien calentita

Me dió un beso en la frente y me dijo que descansara. Ella siguio sus tareas y yo me fuí a la siesta.

Al día siguiente me desperté temprano pero recordando lo de la tarde me puse muy muy caliente. Así que con esas me fuí a la cama de mi madre y me metí con ella como cuando era pequeño.

«Mamá….» le dije

«No querrás otra paja de mamá verdad….» dijo ella medio sonriendo

«siiiii por fiii, solo quiero que lo hagas tu, porfaaaa, me gusta mucho» le imploraba mientras me iba desnudando

Ahí llegó la tercera paja. Apartó las sábanas y allí tumbado mientras mi madre me pajeaba pensaba que era el paraiso. Mi madre disfrutaba dando placer a su hijito y yo me corría para ella siempre.

Así llegamos a ser madre e hijo unidos por las pajas.

Saludos.