Hicimos un espectacular 69 que no aguantó mucho cuando se vino de nuevo, aproveché para humedecer mis dedos y empezar a metérselos en el culo que tenía bien apretadito, no sintió mucho esta operación, le dije póngase en 4 y se puso de a perrito, se la metí un rato en la concha mientras seguía dilatando el ano, la saqué de la concha y de un tirón le encajé la mitad de mi verga en el culo.
Hola a todos, mi nombre es Arturo y me gustaría compartir con ustedes la experiencia que me llevé con la comadre de mi mamá, una señora que en el tiempo que se desarrolla la historia cuenta con 42 años de edad y yo mucho menor que ella me lleva más de 20 años pero ella tiene en ese tiempo casi 20 años de que su esposo la dejó, ella era muy amiga de mi madre, era como ya lo dije su comadre, se podría decir que era como la hermana que mamá nunca tuvo (tiene puros hermanos).
Todo sucedió una noche, cuando desde las 4 de la tarde empezó a llover, lo que a mí me ocasionó un gran malestar, por haber hecho planes con los amigos para ir de parranda, y no pude salir de casa en toda la tarde lo que me puso de malhumor, pues con esa lluvia era imposible dar un paso fuera de la casa, ya no tenía el problema de pedir permiso pues era mayor de edad ya en ese tiempo, pero como continuaba lloviendo no me quedó más remedio que quedarme en casa.
Como a eso de las 9 de la noche, llegó la comadre de mi mamá que se llamaba Laura y nosotros siempre le saludábamos de beso, por lo que procedí a darle las buenas noches a la señora Laura que por cierto venía con un paraguas y toda empapada por la lluvia, mi madre le sugirió que pasara a secarse al baño y a cambiarse de ropa, pero no había ropa de su medida en la casa ya que ella es como 20 cm. más alta que mi madre por lo que la talla de ella también es mayor que la de mi madre, por lo que sólo le pudo prestar una bata de baño de mi padre, invitándola a quedarse en casa por esa noche, ordenándome a mí que la condujera a su cuarto que sería para variar, el mío como siempre que había visitas y me obligaban a mí a dejar mi recámara para dormir en el sofá…
Ella le dijo que le agradecía mucho la invitación pero que en un momento que se secara un poco más su ropa la plancharía para que terminara la humedad, ya que su casa estaba sola, venía precisamente de dejar a su mamá y a sus hermanos de la central, porque iban de viaje, ella los alcanzaría después pues había algunos asuntos que atender, para colmo se fue la luz y ella dijo, me voy comadre antes de que se haga más noche, dijo, aprovechando que no hay luz me iré con esta bata y me llevo mis ropas en una bolsa y mañana te la traigo, mi mamá le dijo después de muchos regateos, está bien pero que te acompañe Arturo, a lo que yo accedí y dije ahora regreso.
Eran ya como las 10 de la noche, su casa quedaba como a un kilómetro de mi casa, con una linterna en mano salimos a la calle y ella tomó mi brazo y abrió su paraguas, como vestía tipo monja, con unas faldas como 25 cm. arriba del tobillo, y unas blusas muy holgadas, nunca tuve un mal pensamiento con ella pues no llamaba sexualmente mi atención, antes de llegar a su casa pasó un cafre de esos que nunca faltan y nos dio un buen baño a los dos, ella rió y a mí me acabó de enfadar esta situación.
Llegando a su casa dijo pasa para que te quites la ropa y yo le dije: -Muchas gracias doña Laura, pero mejor me voy a mi casa- a lo que me contestó: -Tú no te vas así, ahora llamo a mi comadre- y le habló por teléfono y cuando terminó me dijo: -listo Arturito, te puedes quedar aquí, pero ¿qué esperas para desvestirte?, y yo le contesté: -No tengo que ponerme doña Laura -Toma algo de mis hermanos y póntelo, yo voy también a cambiarme, sentenció ya con una pijama puesta y ella con un camisón grandísimo y un pantalón anchísimo fue hacia mí y me ofreció un té, yo me lo tomé, ya me había duchado y ella también, estuvimos platicando un rato de cosas triviales, que cómo iban sus negocios, que cómo me iba en la Universidad.
Mientras se nos secaba el pelo, pasada la medianoche se fue a su recámara yo me empecé a quedar dormido, cuando de repente se oyeron unos ruidos muy fuertes me asomé por la ventana a la calle y era un vehículo que había chocado con otro, tal vez patinó por la lluvia y el exceso de velocidad, inmediatamente llegó a mi cuarto Laura y me dijo ¿qué pasó? le dije un accidente sin importancia, sólo chocaron y ella me dijo me he puesto de nervios, no me gustaría quedarme sola, acompáñame a mi recámara, yo todavía en ese momento no pensaba en follármela, pues aunque se arreglaba muy bien el rostro y era guapísima, se vestía muy anticuada y como no dejaba ver nada pues no se antojaba, nos acostamos, era una cama king-size, por lo que yo quedé en la orilla de la misma y al cabo de 20 minutos de estar tratando de dormir la sentí abrazarme por detrás y me dijo: -Discúlpame Arturito, pero estoy muy nerviosa con lo que pasó.
En ese momento pude sentir sus pezones totalmente erectos en mi espalda, lo cual me empalmó de inmediato y le pregunté: -¿Doña Laura cuanto tiene que la dejó su esposo? -Va para 21 años en septiembre.
-¿Cuanto duró casada con él? -Tres años y luego me dejó… -¿Por qué la dejó? -Por otra, pero no quiero hablar de eso no me tranquiliza nada-, y se me pegaba más.
Pude sentir su respiración en mi nuca y empezó a meterme la mano por dentro de la pijama y a acariciarme las tetillas, lo que acabó de empalmarme, yo volteé y le di un beso espectacular, que le gustó mucho porque se me pegó por el frente, entonces empecé a desnudarla al tiempo que la besaba, le acariciaba sus piernas, le besaba el cuello, la despojé de su ropa de dormir dejándola sólo en interiores, ella hizo lo mismo, le quité el brassier, y qué par de tetas, me engolosiné chupándolas y mordiéndolas suavemente, le chupé todo su vientre, nunca pude adivinar aquel cuerpo bajo esas ropas mojigatas que usaba, llegué al ombligo y luego a su concha, ahí duré como 20 minutos, ella me empujaba la cabeza no me dejaba salir, hasta que me dijo, Dale Arturito, chúpame, chúpame, chúpame, más recio, ya se había venido como dos veces, la sentí, pero esa venida fue más grande que los orgasmos anteriores, y empezó a gritar así, así, así, aaaaaaaagagga qué rico dale, dale mi rey después ella se llenó la mano de saliva y le dije: ¿qué hace? dijo; te voy a lubricar para que me montes y yo le dije: sí pero abra la boca para que me estimule más, ya la tenía bien parada y dijo ella: -Ay no qué asco, yo con la mano llena de saliva se la lubricaba a mi esposo, le dije, sí pero por favor doña Laura y ella accedió a chupármela un rato…
Después lentamente se la quise incrustar pero ella con sus piernas rodeó mi cintura y me hizo metérsela de un solo tirón, ya que tenía la concha bastante húmeda, y empecé a subir y bajar, subir y bajar, ella se vino como tres veces más, se notaba que tenía hambre de sexo por el largo ayuno que padeció, a punto de venirme le dije que la sacaría porque ya me corría y ella no me dejó con sus piernas me apretó más diciéndome, así, así, así párteme en pedazos, métemela más rápido, termina en mí por piedad, así, así aaaaaaaaaaaaaaaah qué rico, muévete, muévete, y en eso estallé en su concha llenándola de mi leche.
Seguí chupándole las tetas un rato y se me volvió a parar el pito, por lo que le sugerí que me lo chupara y dijo no sé si esté bien, nunca se lo chupé a mi marido, que hasta antes de hoy, fue el único hombre de mi vida y yo le dije pues es tiempo de que aprenda, como yo sí le chupé la conchita, y al acordarse se excitó y dijo: bueno al cabo que tampoco mi marido me la chupaba y ha sido bien lindo, y me la empezó a chupar, yo con la sábana le limpié la raja, lo que quedaba de mi leche y ya seca hicimos un espectacular 69 que no aguantó mucho cuando se vino de nuevo, aproveché para humedecer mis dedos y empezar a metérselos en el culo que tenía bien apretadito, por la excitación no sintió mucho esta operación, le dije póngase en 4 y se puso de a perrito, se la metí un rato en la concha mientras seguía dilatando el ano, la saqué de la concha y de un tirón le encajé la mitad de mi verga en el culo, ella pujó y gimió y me dijo: No Arturito, por el culo no, por ahí nadie me lo ha. . . aaaaaaaaaaaay…
No alcanzó a terminar la frase porque se lo hundí con alguna dificultad hasta los huevos y empezó a gemir: -¡Así no Arturito sácamela por favor, por tu santa madre duele mucho, me arde, me arde el culo, quítalo, quítalo de ahí por piedad ten misericordia Arturito!, mientras decía esto gruesas lágrimas caían de sus lindos ojos que ahora sin sus oscuras gafas de siempre puede apreciar que eran verdes y se me hicieron maravillosos.
Ya repuesta del dolor empecé un muy lento mete y saca rico, que ella me decía, así párteme mi trasero házmelo pedazos mi niño, dale duro a mami, dale, dale, dale, ohhhhh qué rico lo haces, dame más verga, métemela así, mientras ella se volvía a venir yo lo hacía en su lindo culo que hasta ese momento había sido desvirgado por mí, lo dejé ahí seguí cabalgando hasta que se hizo flaco, cuando lo saqué estaba con un poco de espermas míos, a ella le corrió un pequeñísimo hilo de sangre revuelto con semen por su culo aún dilatado, lo que me causó excitación y corrí a lavarme el pito y la puse a chupar hasta que se paró de nuevo y le dije me toca, chúpamelo hasta que me venga y así lo hizo, me causaba morbo tener a una mujer mayor que yo a mi disposición, siendo casi mi esclava y también por lo recatada que era ante la sociedad.
Le comenté que a ver si no había problemas porque me vine en su concha y me dijo no hay problema por eso me dejó mi esposo, porque no pude darle un hijo y como estaba obsesionado me hacía el amor sólo por mi concha, pero nunca me calentaba como tú lo has hecho mi amor, y ya no me digas «doña Laura» ¿quieres? dime sólo Laura.
Me hizo jurar que guardaría el secreto de nuestra relación, porque ella precisamente por evitar las habladurías no había tenido relaciones con nadie, pero que yo podía ir a su casa cuando quisiera, lo cual me llenó de gusto, pero recordé de inmediato que no estaba siempre sola como ese día.
Luego les cuento cómo para evadirnos me llevó a una playa de vacaciones con ella y una sobrina, donde se puso mejor la cosa.
Hasta la próxima
Autor: ARTURO