Sentí como su miembro entraba dentro de mi húmeda y lubricada vulva, a medida que Miguel me penetraba me fui sintiendo la mujer más dichosa del mundo. Él metía y sacaba su grueso miembro de mi cuerpo, Miguel hace que una se enchule de él. En medio de nuestra relación gemía y hasta creo que gritaba de placer, mientras que él salvajemente me apretaba contra su musculoso cuerpo.
Mi nombre es María Eugenia, pero mis conocidos y mi esposo me llaman Mari nada más, según una amiga mía, me llaman así porque como soy de baja estatura, va más de acuerdo con mi tamaño. Realmente no estoy casada con Antonio, o sea Tony. Llevamos viviendo juntos más o menos dos años seis meses y veinticinco días al momento de escribir esto.
Tanto él como yo somos divorciados, y por casualidades de la vida, nuestras parejas previas nos fueron infieles, por lo que terminamos nuestros respectivos matrimonios, pero en el caso de Tony, su mujer o mejor dicho su esposa, no tan solo le fue infiel con el mejor amigo de él, sino que se fueron a vivir juntos en el exterior. Tony fue el último en enterarse, ya que ella el día de su partida sencillamente le dejó una nota para que viera un video, el que yo casi un año más tarde vi a solas en nuestro apartamento.
Lucy que es como se llama la ex de Tony, salía en un primer plano, lo que llaman un close up en el que le decía que sencillamente ya no lo amaba y había encontrado en Felipe su mejor amigo, la persona con la que deseaba pasar el resto de su vida, luego el tiro de cámara se fue abriendo lentamente dejando ver que Lucy se encontraba en su habitación completamente desnuda sobre la cama, de inmediato se ve a un hombre que supongo era el tal Felipe, que se acerca a ella en iguales condiciones en las que Lucy se encontraba, y ambos se comienzan a besar y acariciar mutuamente.
El video era de lo más explicito, no quedaba la menor duda de que ellos estaban por mantener una tórrida relación sexual frente a la cámara, yo ese día me había quedado en nuestro apartamento, ya que los tribunales se encontraban de vacaciones, y me puse a limpiar cuando por accidente encontré la video cinta, por curiosidad me puse a verla y a medida que la observaba, como cosa rara me comencé a excitar, ya que a diferencia de las películas porno, que no me llaman la atención, porque entiendo que aunque las escenas son reales, las situaciones no lo son, en cambio en ese video podía casi palparse el deseo que Felipe tenía por Lucy, y viceversa.
A medida que ellos se besaban y tocaban en la pantalla, yo que me encontraba ligera de ropa comencé a pasar mis dedos por sobre mi coño, mientras que los observaba muy atenta sin tan siquiera pestañar ni quitar mi vista de la pantalla, cuando dejaron a un lado las caricias y besos los dos se dedicaron a tener un verdadero sexo oral mutuo, aunque la vista de la cámara era fija, se podía observar con toda claridad como Lucy prácticamente se tragaba la verga de Felipe, y él a su vez como enterraba su rostro completamente dentro del peludo coño de ella. En esos momentos me encontraba tan excitada al verlos, que prácticamente me arranqué las pantaletas que tenía puestas, y comencé a pasar mis dedos sobre la raja de mi coño, que a diferencia del de Lucy lo tengo desde hace buen tiempo parcialmente depilado, en el video se ve claramente como Lucy alcanza un sabroso y envidiable orgasmo, tras lo cual la pareja cambia de posición frente a la cámara.
Ella se acostó de lado mirando a la cámara mientras que mantenía una de sus piernas levantadas, el tal Felipe se le fue por detrás y con su enorme miembro algo más grande y grueso que el de Tony, se ve como la penetra por el coño, luego de eso cambiaron un par de veces más de posición, pero de manera tal que se podía ver con toda claridad como la penetraba. Ya a esa altura del video yo me estaba dando dedo sobre mi clítoris de manera salvaje, hasta que logré alcanzar un sabroso orgasmo gracias a mis propios dedos, tras lo cual volví a colocar el video donde lo había encontrado, y no le comenté nada a Tony, ya que entendía que eso le era doloroso. En mi caso mi esposo también me fue infiel, pero en lugar de ser con mi mejor amiga, lo fue con su mejor amigo. Resulta que un día que tuve que regresar a mi casa a buscar mi portafolio, y me encuentro en el puesto de mi estacionamiento, el auto de Carlos Juan, al que mi esposo desde que éramos novios me presentó como su mejor amigo, Carlos Juan creo que es o era relacionista público o algo así por el estilo.
Siempre andaba con nosotros, hasta casi y nos acompañaba a nuestra luna de miel, lo que me pareció algo raro. Al regresar del crucero, el que era mi esposo y su amigo montaron una oficina, de asesoría en relaciones públicas por lo que no era raro para mí que pasasen casi todo el día y parte de la noche juntos, a pesar de que una de mis amigas me había dicho que el tal Carlos Juan no era lo que aparentaba ser, yo realmente no entendía que me quería decir con eso, hasta ese día que regresé a la casa.
Cuando entré a nuestro apartamento, rápidamente me doy cuenta que ellos se encontraban en nuestra habitación, a medida que me acercaba por los ruidos que provenían de la habitación me supuse que estaban por mantener una relación sexual, pero hasta ese momento pensaba que se encontraban acompañados, por lo menos con una mujer, pero al pararme detrás de la puerta, me di cuenta de que se trataba de ellos dos solos, el sólo pensarlo hasta me dio asco, por lo que ni me asomé para ver que era lo que pasaba. Me armé de valor y decidí llamar por teléfono a un conocido mío que es periodista y vivía para esa época en el mismo edificio nuestro, le conté lo que estaba pasando, y le pedí que bajase con una cámara fotográfica, en el camino, al parecer se encontró con otro vecino que él conocía, que para desgracia del que era mi esposo en esos momentos, el tipo recién lo habían nombrado Juez. Cuando ellos dos llegaron, también llegó el guardia de seguridad del edificio, al que yo había llamado sin decirle precisamente con qué fin.
Cuando los tres estaban a punto de tocar la puerta yo se las abrí, y los hice pasar al dormitorio donde mi esposo y su amigo ya se encontraban en plena faena, Carlos Juan se encontraba acostado en nuestra cama, se lo pueden imaginar en mi propia cama, boca arriba con sus piernas colocadas sobre los hombros de Frenando, mi ex-marido le estaba enterrando su verga por entre sus grandes nalgas. Mi amigo el periodista tomó las fotos que pudo, y cuando ellos dos reaccionaron, trataron de explicar lo inexplicable a todos los presentes. Mi divorcio fue por mutuo acuerdo, pero quedándome yo con todas las propiedades, como parte del acuerdo a fin de que eso no fuera dado a conocer ante la opinión pública.
Debido a eso tanto Tony como yo, decidimos no casarnos y ponernos a vivir juntos a modo de prueba, debido a nuestras experiencias previas, entiendo que ambos éramos algo desconfiados, y quién no, después de pasar por algo así, pero rápidamente entendí que no todos los hombres tenían los raros gustos de Fernando y Carlos Juan. Pero Tony siempre fue algo posesivo, al principio no me celaba tanto, pero al pasar el tiempo comenzó actuar de manera insoportable, discutía por cualquier cosa, y sin motivo alguno me comenzó acusar de serle infiel con cuanto hombre pasaba ante mis ojos.
Como ustedes se darán cuenta, al principio me sentía algo orgullosa de que mi marido, me cuidase tanto, pero cuando comenzó a acusarme sin motivo alguno, me comenzó agriar la vida, yo no podía dar un paso sin que se lo notificase, y aún haciéndolo, me traía problemas con Tony, ya que de manera muy suspicaz me preguntaba tres y hasta cinco veces con quien me encontraba, lo que me daba una rabia tremenda.
Pero creo que me acostumbré a sus celos, al punto que ya no le hacía ni caso en ocasiones, mientras que en otras maldecía la hora en que lo conocí. Un buen día decidí volver a entrenarme en un gimnasio que recién había abierto cerca de nuestro apartamento, y eso trajo nuevamente otro desagradable encuentro entre Tony y yo, pero a diferencia de ocasiones anteriores en que yo cedía, como cuando se molestaba porque me había puesto un traje, según él muy provocativo, por lo que yo sencillamente me cambiaba de ropa, para no continuar con la discusión. Pero en el caso del gimnasio, sin importarme lo que dijera, yo había decidido asistir. Desde el primer día, cada vez que yo me disponía a ir a realizar mis ejercicios, Tony prácticamente me insultaba, pero no conforme con eso, insistía en acompañarme. Los primeros días entraba en el salón de ejercicios y me veía realizar mis ejercicios, pero un buen día la administradora del negocio, se vio en la necesidad de llamarle la atención, ya que otras clientas se habían quejado, de la manera en que Tony las miraba.
El a regaña dientes, aceptó salir y en su lugar me esperaba en el estacionamiento, no sin antes hacerme una escena de celos en el auto cada vez que me llevaba. Yo ya me encontraba más que molesta con mi marido, por las falsas acusaciones que me hacía, hasta que un día la administradora del local me ofreció los servicios de un entrenador personal, en principio pensé negarme, por aquello de que Tony no se molestase, pero luego me di cuenta de que de cualquier forma él se molestaba, por lo que acepté la sugerencia de la señora. Durante las primeras semanas, Miguel comenzó de manera muy profesional a decirme que hacer, como y por qué razón. Una noche que Tony y yo habíamos ido al cine, a la salida vi a Miguel acompañado de una hermosa chica, y por eso de cortesía me detuve a saludarlo, Como cosa rara Tony no hizo ningún comentario desagradable luego, ya que descaradamente mientras que yo saludaba a Miguel, Tony se la comía con los ojos a la chica, que luego me enteré que era su hermana menor.
Pero al día siguiente sacó a relucir mi relación con Miguel, y no se detuvo hasta que de manera descarada dijo que yo me acostaba con mi entrenador, sino que además me insultó llamándome puta, y comparándome con Lucy su ex-mujer. Como la mayoría de las veces en que se pasaba del limité, luego me pedía disculpas, que lo perdonase que él no podía controlarse, pero lo que más me molestaba de todo eso, era que me responsabilizaba a mí por todo lo que él decía. Ese día ya estaba más que cansada de mi relación con Tony, pero quería darle una lección, y apenas llegué al gimnasio, me detuve a ver a mi entrenador, pero a diferencia de las otras veces, en que mi interés era el mejorar mi cuerpo, me puse a pensar como sería el tipo en la cama, algo debió notar Miguel en la manera en que yo lo miraba, ya que antes de culminar con nuestra rutina de pesas, me dijo. Hoy comenzáremos una nueva rutina, tras pedirme que lo siguiera, me entregó una pequeña toalla, y me indicó que lo siguiente era una sesión de masajes.
Al llegar al cuarto de los masajes, me indicó que me fuera quitando toda la ropa que ya él regresaba. En esos momentos me sentí algo confundida, ya que como dicen la oportunidad la pintan calva, no podía creer que eso que yo había pensado pudiera darse, hasta me llegué a decir que apenas estuviera a solas con él le saltaría encima. Pero al mismo tiempo entendí que debía estar confundida, y que eso del masaje sencillamente era parte del programa de entrenamiento. Pero como fuera, yo estaba dispuesta a todo, ya que el coraje que tenía con Tony me tenía cegada, y realmente quería desquitarme donde yo sabía que más le dolía.
No bastaba que le dijera que me había acostado con otro hombre, porque él sabía o sentía que eso no era cierto, ya que en otras ocasiones cuando me encontraba bien molesta, había llegado a decir que si, que él tenía razón y que me había acostado no con uno sino que con varios, siendo falso. Pero mientras en mi cabeza esa idea me daba vueltas, me fui desvistiendo hasta quedar toda desnuda, por un rato me quedé viendo mi figura en un espejo de cuerpo completo que había en esa sala de masajes, realmente desde que comencé con los ejercicios, mi cuerpo se había tonificado, modestia aparte, realmente no tengo nada que envidiarle a otras mujeres.
Yo me encontraba observando detenidamente, mi cuerpo en el espejo, por lo que no me di cuenta de la presencia de Miguel, pero apenas vi su reflejo en el espejo tomé la toalla, y algo avergonzada, me acosté de inmediato, colocando la toalla sobre mis nalgas. Mentalmente me reía de mí misma, diciéndome. No que le ibas a saltar apenas tuvieras una oportunidad. En ese momento Miguel comenzó a pasar sus manos calientes por sobre mi cuello, y yo reaccioné de manera instintiva quebrando mi cuerpo, de inmediato le comenté que la mayor parte de mi espalda es muy sensible, y él suavemente me dijo, que no me preocupase por eso, que me iría acostumbrando a esa nueva sensación. Realmente a medida que Miguel pasaba sus manos por sobre mi espalda, me fui sintiendo de lo más relajada, al punto que en cierto momento se había caído la toalla, y yo me he quedado tan tranquila como si nada hubiera pasado.
Sus manos fueron bajando cada vez más y más por toda mi espalda hasta llegar a mis nalgas, y sentí sus manos como me las acariciaba suavemente, como esperando algo más, en lugar de mantener mis piernas juntas, las fui abriendo lentamente a la vez que los masajes eran más íntimos, a los pocos segundos sentí como algunos de sus dedos rozaban sabrosamente mi vulva. Miguel en ese instante comenzó a decirme lo bonita que tenía mi piel, y sentí su boca muy cerca de mi oreja, cosa que me provocó un ligero escalofrío. A partir de ese momento, continuó diciéndome lo bella que me veía, y sin aviso me comenzó a besar por el cuello, haciendo que todo mi cuerpo nuevamente se crispase. Por mi parte, me debatía en dejarlo continuar o detenerlo, pero entre una cosa y otra y el coraje que le tenía a Tony por las tantas veces que me había hecho sentir una porquería, que decidí dejar que Miguel hiciera lo que él quisiera conmigo.
Por un momento se detuvo, se dirigió a la puerta y le pasó el seguro, cuando levanté mi vista, lo vi como se quitaba la camiseta que estaba usando, dejando todo su musculoso torso ante mi vista, luego se ha quitado el pantalón de hacer ejercicios, quedando tan desnudo como yo lo estaba. Aunque en pocas ocasiones me he fijado en el miembro de un hombre, en el caso de Miguel, fue diferente ya que su tamaño era por mucho, más grande que el de la mayoría de los hombres con que me he acostado.
Miguel me levantó de la mesa de masajes y colocó sus labios sobre mi boca, su lengua no tardó en irrumpir dentro de mi boca sabrosamente, mientras que me abrazaba y sus manos acariciaban mi piel. En ese instante dejé de pensar, y me dediqué a actuar, yo también le acariciaba su piel, hasta que una de mis manos tropezó con su miembro, lo sentí duro y caliente contra mi propio cuerpo, yo me relajé y a los pocos segundos sentí como su miembro entraba dentro de mi húmeda y bien lubricada vulva, a medida que Miguel me penetraba me fui sintiendo la mujer más dichosa del mundo, yo estaba boca arriba sobre la mesa de masajes, y él parcialmente sobre mi cuerpo, besándome sabrosamente al tiempo que comenzaba a mover su cuerpo sobre el mío.
Así permanecimos por un rato y luego cambiamos de posición, yo me paré a un lado de la mesa, y Miguel se colocó tras de mí, penetrándome nuevamente por mi vulva, pero al tiempo con una de sus manos me apretaba la vulva sabrosamente, como hacía tiempo que no lo hacían. Él metía y sacaba su miembro grande y grueso de mi cuerpo, mientras que yo movía gustosamente mis caderas queriéndolo sentir por completo dentro de mí. Miguel tiene una manera tan particular de hacer el amor, que hace que una se enchule de él, su manera de moverse dentro de una, como me apretaba con sus dedos mi clítoris, y hasta la manera en que me mordisquea la espalda creo sin temor a equivocarme son únicas.
Pero lo mejor estaba por venir, yo en medio de nuestra relación gemía y hasta creo que gritaba de placer, mientras que él salvajemente me apretaba contra su musculoso cuerpo. La verdad que en medio de esa orgía de placer, decidí separarme definitivamente de Tony y sus celos enfermizos. Realmente no se cuántos orgasmos alcancé, ya que el placer para mí fue infinito, al momento en que él se vino dentro.
Hoy en día estoy separada definitivamente de Tony, y contrario a lo que pensaba hacer, que era decirle lo que había pasado entre Miguel y yo, por la estupidez de sus celos. Decidí sencillamente separarme, y no decirle nada. No por el dolor que le pueda hacer sentir, sino más bien porque de hacerlo como pensaba en principio, sería aceptar que él tenía la razón de celarme tanto. Mientras que de esta manera, él entiende que debido a su manera de ser ha perdido una buena mujer para siempre, modestia aparte.
Autor: narrador