Hola me llamo Anna y os voy a contar la deliciosa e incestuosa experiencia que tuve hace apenas unos meses con mi hermano David. Los dos vivimos en Salou, Tarragona en casa de nuestros padres.
David tiene 24 años y yo 18. La verdad es que no sé cómo sucedió todo esto, bueno quizás sí, pero no me arrepiento de nada y sé que pese a que se trata de mi hermano, volvería hacerlo. Es delgado, moreno de 1.77 cm., con el pelo negro igual que sus ojos, es normal de facciones y normal también en todo lo demás, salvo en esas deliciosas abdominales y pectorales que tiene gracias a la natación.
Yo soy delgada y de piel blanca, quizás muy desarrollada para mi edad, tengo el pelo lacio, castaño claro y siempre lo llevo corto, más o menos hasta los hombros, mis ojos son grandes color café claro y mi boca pequeña tiene unos labios medio gruesos, mi nariz tira a chata, mido 1.73 cm. Mis piernas y muslos no son muy gruesos, pero están torneados, que se juntan con mi cadera un poco ancha, herencia de mi madre, tías y abuelas.
Pese a mis 18 años, he tenido una vida sexual bastante activa, y me considero bisexual puesto que me lo he montado tanto con chicas como con chicos, disfrutando y obteniendo placeres intensos con ambos. David siempre ha sabido de mi orientación sexual y como hermano mayor y comprensivo siempre me ha dado un buen consejo, «haz con tu vida lo que quieras, pero hasta que no tengas pareja formal no la traigas a casa», así me evito que nuestros padres me tilden de buscona o hagan conjeturas erróneas. Afortunadamente y gracias a mi edad, mis rollos sean chicas o chicos, a los ojos de mis padres siempre han sido «amigos».
La cuestión es que poco antes de semana santa corté con mi último «novio» y la verdad es que me afectó más de lo que yo creía y estaba más apática que de costumbre, así que rehusé irme con nuestros padres de vacaciones, y como David trabajaba no había problema para no quedarme sola.
La cuestión es que una vez nuestros padres marcharon y con mi recién estrenada soltería, como había quedado totalmente asqueada de los tíos y soy una persona que necesita sexo para «sobrevivir», se me ocurrió llamar a una de esas «folla amigas» que todos en algún momento hemos tenido una chica llamada Eva, una chica preciosa de mi edad, rubia de pelo rizado, no muy alta con unos pechos redonditos, un pubis totalmente rasurado, ella y yo nos empezamos a enrollar en mi habitación y nos fuimos juntas a la bañera, allí nos besamos y acariciamos como dos personas fuera de todo control, a continuación tomó el bote de gel con una mano y con la otra comenzó a aplicar por todo mi cuerpo esa suave y fría sustancia.
Lo hacía muy bien, con mucha suavidad y con caricias más que sensuales, lo que hizo que me fuera excitando aún más. Sus dedos llenos de gel se tropezaban con mis erectos pezones y ella notaba que yo estaba a tope. Luego bajó por mi cintura y después su mano bajó hasta mi culo y me extendió el gel, sus dedos se metían entre mis muslos rozando los pelitos de mi coñito y alguna vez su mano tocó mi húmeda rajita, cosa que me hizo soltar algún pequeño ronroneo de gusto. Eva lo notaba y se iba calentando también. Sus bonitos pechos se juntaron con los míos y comenzamos a juguetear con ellos como si de una lucha se tratase y el gel lubricaba nuestros cuerpos y nuestras tetas se resbalaban la una con la otra. Las dos reíamos y disfrutábamos.
Justamente cuando me levanto de la bañera a coger una toalla, mi hermano pasa por delante de la puerta del cuarto de baño que habíamos dejado abierta y me ve totalmente desnuda, el tiempo pareció detenerse, no sabía si ruborizarme o que hacer, estaba totalmente de piedra.
Desde luego era cierto que no había cerrado la puerta del cuarto de baño, ni había «puesto medidas de seguridad» por si mi hermano volvía a casa. ¿Cuánto tiempo llevaría mi hermano en casa? ¿Cuánto habría escuchado? Ya
os he dicho que mi hermano es muy comprensivo, pero diferente es que me pille «in fraganti», desde luego había estado tan excitada con Eva que podía haber estallado una guerra que no me hubiera enterado.
En esto que poco a poco el tiempo vuelve a fluir, y mi hermano, con un dulce «oh, lo siento peque», nos cerró la puerta del baño. Poco me acuerdo, de cómo Eva marchó, lo único que me acuerdo es que mi hermano aquel día se acostó temprano como de costumbre (se levanta a las 5:30 para trabajar) me dejó la cena preparada, pues yo me había quedado el resto de la tarde en mi habitación, una mezcla de vergüenza y excitación corrían a pares por mi mente.
Casi dos días tardé en coincidir con mi hermano, pues evitaba encontrarme con él, finalmente el viernes noche coincidimos los dos en casa.
-Hola peque, ¿no sales hoy? -Oye tete, lo del otro día.
-No tienes que darme explicaciones, sólo espero que tu amiga no se enfadara.
-No la verdad es que… -En serio Anni, no pasa nada. ¿Has cenado?Y la noche transcurrió con total calma, vimos la tele, jugamos a la consola y nos fuimos a dormir bien entrada la mañana, ese finde David no trabajaba.
Esa noche apenas concilié el sueño, tenía un hermano que no me lo merecía, y de repente empecé a fantasear con mi hermano que me volvía a sorprender desnuda en la bañera, que se desnudaba y se bañaba conmigo, que me besaba… ¿cómo podía fantasear con mi hermano? De repente comprendí que había dejado de ver a mi hermano como tal y lo empezaba a ver como hombre, me auto convencía a mi misma que sería por el subidón de hormonas.
La cuestión es que planteé que tenía que ver a mi hermano desnudo y luego el tiempo diría. Así que al día siguiente empecé a poner en práctica un plan que iba desarrollando a base de improvisación, me paseaba en ropa interior por la casa, no cerraba la puerta del cuarto de baño cuando estaba en él, me dirigía a su habitación con cualquier excusa ligera de ropa, me abalanzaba sobre él para pelear en broma como siempre habíamos hecho, pero con la intención de poder tocarle o rozarme… si me iba a dormir ponía la calefacción a tope y me quedaba totalmente desnuda con la puerta de mi habitación abierta y me hacía un dedo y sobaba esperando que me escuchara y viniera a mi habitación.
A David nunca le he conocido novia formal, sólo novietas que yo sepa, sé que cómo yo se inició muy pronto en el terreno sexual y yo me moría por ser una de esas chicas a las que ha besado, recorrido todo su cuerpo con su lengua y mirada, una de esas chicas que han sentido la polla caliente de mi hermano en sus entrañas, sólo de pensarlo mi coño palpitaba y se humedecía como nunca, teniendo que acabar por masturbarme.
Pero fue el martes cuando mi plan se cobró sus ansiados resultados y mi fantasía se volvió realidad, en cuanto escuché que David llegaba a casa del trabajo me metí en la ducha a los pocos minutos le llamé a voces, cuando llegó al cuarto de baño, le pedí que me acercara una toalla, que el agua salía fría y tenía jabón en los ojos, en ese mismo momento descorrí la cortina y aparecí totalmente desnuda delante de él. Mi hermano tembloroso en la voz me extendió la toalla, pude ver que no retiraba la mirada de mi cuerpo, y me dijo que iba a ver si el calentador se había apagado, a los pocos segundos regresó al baño para decirme que al calentador no le pasaba nada, y allí seguía yo de pie desnuda.
– Oh, lo siento peque.
– No David, no te vayas.
– ¿Qué, qué quieres Anna? (el pobre lo tenía que estar pasando realmente mal, porque volvió a tartamudear).
– Oye no desvíes la mirada, no pasa nada, somos hermanos, no hay que avergonzarse ¿no te gusta lo que ves? (Yo estaba caliente como una perra en celo y sabía la trampa que encerraba mi pregunta).
– No, digo sí, bueno… – Oye ya que tú me has visto desnuda, ¿te puedo ver yo desnudo a ti, sería lo justo, no? – ¿Qué? – Venga, no se lo diré a nadie, tengo ganas de verte desnudo.
– Anni, no sabes lo que dices, seguro que has estado bebiendo o fumando algo.
– Que va tete, venga dúchate conmigo.
– No Anna, sabes que eso no estaría bien.
– Bueno, pues enjabóname la espalda y te dejo en paz, venga báñame como
cuando era pequeña.
En ese instante me di la vuelta y me agaché, mi hermano pareció dudar, pero aceptó. El pobre para quitarle tensión al asunto empezó a preguntarme cosas sin importancia, yo obviamente lo dirigí todo al terreno sexual con la esperanza que la polla de mi hermano reventará la bragueta de su pantalón y me dejara saborearla en todo su esplendor. David tomó gel en su mano, comenzó a acariciar mi cuerpo, primero mi espalda suave y brillante, me enjabonó el pelo metiendo sus dedos en mis suaves cabellos, acarició mi cintura, mis brazos, mi culo, por lo visto mi hermano se estaba envalentonando…, metió su mano entre mis glúteos y llegó hasta mi culito, no pude contenerme y solté un gemido.
Me di la vuelta, mi hermano parecía en otro mundo, enjabonó mis hombros, mis brazos, mis caderas, y de repente le dedicó un buen masaje a mis tetas recreándose en mis pezones erectos y duros como piedras, cosa que nos encantó a los dos, pues él no cerraba los ojos al igual que yo que apoyaba mi mano en su hombro. Bajó por mis muslos, primero por la parte externa y luego desde los tobillos fue subiendo lentamente, muy lentamente, acariciando la parte interna de mis muslos rozando mi ingles, su mano acarició mi vello púbico y luego me metió un dedo en mi rajita siguiendo toda su longitud. Yo estaba con los ojos cerrados. No sé cuánto pasó, pero me corrí tuve un orgasmo brutal, y me lo había proporcionado mi hermano, cuando abrí los ojos observé la enorme tienda de campaña que tenía mi hermano en sus pantalones, me decidí a atacar, y se los bajé sin que él opusiera resistencia alguna.
Allí la tenía, era la primera vez que veía la polla de mi hermano, era normalita como otras muchas, de unos 16-17 cms, y tirando a gordita, a mi el tamaño nunca me ha importado siempre que la sepan usar, pero lo mejor es que era toda para mí, mi hermano se quitó la parte de arriba y me mostró esos deliciosos abdominales y pectorales que tiene gracias a la natación que practica en sus ratos libres. Acabó por desnudarse y meterse en la bañera.
No intercambiamos palabra alguna, llené las manos nuevamente de gel y se lo apliqué por los hombros, el pecho, el ombligo, los brazos… Me agaché para lavarle los muslos y las piernas y subí hasta sus huevos, los sobé con dulzura, el tenía una respiración entrecortada. Su polla rebotaba y yo notaba un gusto enorme en todo mi cuerpo. Le agarré la polla con la mano, cuando lo hice se tuvo que agarrar a los grifos pues aquello hizo que se tambaleara, le eché la piel hacia atrás y con la otra mano le enjaboné suavemente el glande.
Me recreé con su polla que me gustaba creer que tenía una dureza mayor de la habitual, obviamente no sabía en que momento se podía correr mi hermano, así que me agaché y cuando menos se lo esperaba, mis carnosos labios habían bordeado la punta de su polla y estaba chupándosela, besándole y mordiéndole todo el nabo y mi mano acariciaba sus huevos. Empecé a bajar mis labios por toda la largura de su miembro, me esforcé por hacerle una mamada que nunca pudiera olvidar. Mis labios se apretaban contra su miembro erguido y sus ojos me dedicaban una tierna mirada. Era la primera mamada que le hacía a mi hermano y juro que deseaba que no fuera la última.
Le pedí a David que me la metiera allí mismo, pero el muy hijo de puta tuvo la suficiente sangre fría para oponer resistencia, por lo visto aún una parte de su mente recordaba que yo era su hermana, aún fue capaz de decirme «eso es llegar demasiado lejos», yo no me enfadé ni mucho menos, a mi hermano sólo le puedo profesar gratitud, así que seguí con la mamada, mi hermano me dijo entre suspiros que se iba a correr e intentó retirar su polla de mi boca, a lo cual yo me negué, quería esa leche calentita toda para mí, le apreté del culo empujándolo hacia mi cara, él no tardó en soltar unos chorros de semen que llenaran mi boca, su cara, era un poema, yo me sobaba mis tetas.
Mi hermano, se sentó exhausto en el bordillo de la bañera y yo aproveché para darle un beso en la boca, durante todo el tiempo que había pasado en la bañera no nos habíamos besado ni una sola vez. Salí del baño y lo dejé allí exhausto, sumido en sus pensamientos, yo no me arrepentía de nada, de hecho quer&iacu
te;a más ¿pero y él? El día transcurrió con normalidad y con la llegada de nuestros padres todo tomó el mismo rumbo, su actitud hacia mí no ha variado en absoluto, ya os he dicho que tengo un hermano que no me lo merezco, desconozco que le pasa por la cabeza, pero ahora por la mía sólo pasa una, follármelo.
Al día de hoy estoy saliendo con una chica guapísima se llama Belén, llevamos 2 semanas, de momento no me apetecen hombres, bueno sólo uno, mi maravilloso hermano. Tengo un plan, ahora que ya llega el calor, y empieza la temporada de playa, mi hermano no se me puede escapar. Ya os contaré mis avances.
Deseo que os haya gustado mi relato, eso me daría alas para seguir intentando follarme a mi hermano. Me encantaría que me dierais vuestras opiniones o experiencias al respecto y a vosotras que me mandarais vuestras fotos, quizás podamos iniciar excitantes conversaciones. Tranquilos cuando me vuelvan a apetecer los hombres ya os pediré fotitos vuestras.
Un beso a todos.
Autor: Anna annaxirau (arroba) hotmail.com