Tengo que desahogarme y contárselo a alguien, y como tiene que ser de una forma anónima, lo voy a hacer aquí, esperando que me den sus opiniones al respecto, ando un poco confuso. Sólo espero que ella no entre a esta página y vea que lo he contado, sé que se sentiría traicionada por algo a lo que yo, en cierto modo, le aboqué a hacer.
Tengo que desahogarme y contárselo a alguien, y como tiene que ser de una forma anónima, lo voy a hacer aquí, esperando que me den sus opiniones al respecto, ando un poco confuso. Sólo espero que ella no entre a esta página y vea que lo he contado, sé que se sentiría traicionada por algo a lo que yo, en cierto modo, le aboqué a hacer.
Tengo 32 años, trabajo en algo para lo que no me preparé, como muchos hoy en día, pero que me gusta, me llena y me siento reconocido. Trabajo muchas horas, pero la verdad es que no me importa, me satisface. Este año me casé, con mi chica de siempre, aunque antes hubo alguna otra, pero de las ya ni me acuerdo, llevo tanto con ella, que para mi es la única. Era ya mucho tiempo conviviendo con ella y la verdad tenía ganas de vernos en nuestra casa, con nuestra vida.
Soy el menor de tres hermanos, todos chicos, y de los cuales hasta ahora sólo estaba casado el mayor. Mi hermano es ingeniero, en cierto modo siempre ha sido el ejemplo de hermano para mí. Ha sido siempre algo estricto… en las cosas de trabajo, porque recuerdo que me iba con él de juerga y ahí también era estricto: estaba de juerga y todo valía, bueno menos a la hora de coger el coche para volver. Jajajaja me hace recodar cuando tuve que llevar a mis dos hermanos de vuelta una noche de juerga al pueblo donde solemos ir, con 17 años tuve que conducir yo (sin carnet, por supuesto, pero me habían enseñado esos golfos), los dos estaban zorros perdidos… qué tiempos!!!. Los tres hermanos de juerga por ahí.
Bueno, como os decía, hasta este año él era el único que estaba casado, aunque María, su esposa y él, hace años que nos consideran casados o pareja a mi chica, Ana y a mí. Siempre han estado con nosotros para lo que necesitásemos en nuestra época de estudiantes, su casa, comidas, pagarnos más de una juerga, llevarnos, traernos, cosas al ordenador. La verdad es que estamos muy unidos, lo que no entiendo es cómo ha pasado lo que os intento contar y que por otra parte, parece no quererme salir.
María, es cinco años mayor que yo, tiene 2 años menos que mi hermano, y 10 más que Ana!!, aunque si la vieseis… no sabríais decir cuántos tiene, y eso que ahora, en poco tiempo ha perdido un poquito, los niños (tienen 2 preciosidades), mala racha en trabajo, mi hermano que debe andar con la crisis de los cuarenta antes de tenerlos. Pero más que nada ha perdido en su humor, la veo triste desde hace bastante, y por lo que hablo con mi esposa, ellas son íntimas, son amigas y como si fueran hermanas, y sin darme detalles, me cuenta que no está muy bien y es culpa en gran parte de mi hermano, aunque eso ya lo he visto hasta yo, hay veces que le daría dos hostias de lo más a gusto.
Para que os hagáis una idea, es una tía mas bien alta, medirá entre 1.65 y 1.70, más bien delgada, muy proporcionada en todas sus medidas, sin llamar la atención en nada, excepto en sus grandes pechos… que ya es suficiente. Tiene el pelo oscuro y unos ojos negros, vivísimos…aunque ahora un poco tristes. Sus labios son en el punto exacto, no son finos ni tampoco gruesos, están en su punto. Sus piernas, sus piernas, sus piernas enlazan con un trasero muy firme, son preciosas, esbeltas, tersas, firmes, algo musculadas todavía… me pongo muy nervioso solo de pensar en ello.
Os voy a contar una cosa, el primer día que nos la presentó mi hermano a mi otro hermano y a mí, (yo era prácticamente un crío todavía), lo único que pensé es que dónde iba mi hermano con semejante tía, que se salía, esto después de la erección que tuve cuando me dio dos besos cálidos, y percibí su olor, con mis 18 ó 19 años… me la hubiera tirado en la misma barra del bar… como me puse…. Ummm María y el jardín de la delicias, siempre lo había pensado. Además como era por aquel entonces, y por lo visto de toda la vida, una deportista, nada de competición, como
a mi me gusta ir a ganar, simplemente por le gustaba y decía que así se sentía mejor.
Bueno han transcurrido muchos años desde aquel día de presentación, y la verdad, yo soy algo tímido y con mi cuñada siempre me he llevado bien, la he visto una persona agradable, muy receptiva en el cómo está la gente (enseguida detecta si te pasa algo), sensata, comedida hasta que se cabrea (y entonces bufff se pone preciosa), y salen todos los demonios del cuerpo, y siempre suele llevar razón, y es que a mi hermano hay que tener dos cojones para aguantarlo en los últimos tiempos. Aunque he decir que en el trabajo, me pareció de lo más seria y estricta. Además que siempre he pensado cómo sería estar con ella en la cama, siempre me ha dado mucho morbo.
Pero voy a intentar centrarme en lo que os quiero contar y me tiene tan desconcertado e inquieto. Este verano, como otro cualquiera, fuimos al río en el pueblo, íbamos mi padre, mis hermanos, mi cuñada y los niños, ella si no es por causa mayor de trabajo o algún compromiso que no pueda evitar, no los deja con nadie, y entonces somos mi chica y yo los elegidos, o más bien ella, o uno de sus hermanos, encima es una madraza, los adora y se lo demuestra, pero les castiga o les riñe cuando debe, según mi forma de pensar.
Joder!!, pues eso estábamos en el río, yo hacía que no coincidía con ellos en el río, mi chica no suele ir, lo de los deportes a ella, como que no, de ningún tipo y lo de ir al río, menos. Los hombres nos metimos nada más llegar, María se quedó en la orilla preparando a los chicos, cambiándolos y dándoles crema, los cuida mucho. Como de costumbre los peques se acercaron al agua, pero pararon en seco en la orilla, esperando a su madre, no se metían si no estaba ella. Se quitaba la ropa, la camiseta y el pantalón de chandal, ese color vino que marca sus muslos y su divino culo perfectamente, diciéndoles a los chicos que ya iba, ordenaba todo un poco y preparaba las toallas para la salida del agua de los niños. Sus pechos en la parte de arriba del bikini (pensé María está cambiando, 2 bikinis seguidos, ella siempre ha llevado bañador), tersos, brillantes por la crema, abundantes ummmm… la braguita le quedaba un poco grande, debía ser porque sus pechos son desproporcionados para su talla del resto de su cuerpo, pero eso no era malo, se le metía por el culete jejejeje. Encima era de colores muy vivos, a ella siempre le ha gustado el negro, no sé quizá no sea fácil encontrar todo talla y color.
Bueno estuvimos todos, menos mi padre –que nadaba a su bola-, jugando con los peques, hasta que se cansaron y se quedaron en la orilla jugando. Mi cuñada aprovechó para hacerse unos largos en lo que daba de sí el río, mis hermanos y yo tonteabamos y charlábamos, yo tenía el rato tonto y estaba haciendo aguadillas a mis hermanos, en esto que se acercó María, y dijo –sois como críos, pero sin el como, qué banda de hermanos!!-, y yo sin pensarlo la cogí para hacerle aguadillas, se escurría como un pez, y logré hacerle algunas, en un revoltijo de manos, piernas, brazos… pero no me quedé sin llevarme yo también un par. En esto que la cogí en brazos dando fin al juego y todavía dentro de río la puse pasando sus piernas sobre mi cintura, que me aprisionaron. Mi pene tuvo una rápida erección (notaba su coño en mi vientre), ella se retiraba su escaso flequillo, lleva el pelo generalmente corto, muy corto, de la cara con los ojos cerrados y la respiración entrecortada, la sujete más fuerte pasando mis brazos por sus costados y aprovechando para apretarla contra mi pecho. Noté sus erectos pezones, argggggg… la miraba fijamente, mientras la agarraba para que no se escurriese y notase cómo estaba mi miembro, no quería que se asustase, ni me montase un espectáculo, ni que se ruborizase… la verdad es que quería follármela, pero ahí no podía. Cuando abrió los ojos se clavaron en los míos, no sé lo que podría ver, solo me dijo:
– Anda déjame que voy a secar a los chicos y a vestirlos… mira que tienes unas ganas de enredar siempre!! Te tienes que tomar unas vacaciones tío Jose. (Ella me llamaba como los peques). – Pero ví algo en sus ojos, no sabría decir qué No me miraban como siempre.
Y apoyando las manos en mis hombros me separó. Seguí en el agua un rato más con mis hermanos, lo que me dio para que se
me rebajase un poco la erección que me había provocado yo mismo… porque al fin y al cabo, yo me lo había buscado. Lo que no podía era dejar como se movía, armónicamente, con el agua resbalando por su cuerpo y arreglando a los diablillos, que no paraban. Era horrible me hubiera gustado salir del agua, tras ella, abrazarla por detrás, besarle el cuello, morderle los lóbulos de las orejas, subir mis manos hacia sus pechos para amasarlos, mientras mi pelvis le hacía saber cuál era exactamente mi estado y mis intenciones, y meter una mano en su entrepierna para pegar más su culo al mío y comprobar su calentura, y si no calentarla… ummmmmmmmm… en eso estaba pensando cuando sonó la voz de mi hermano, mientras saltaba sobre mi:
– Y tú, mira a ver si no me ahogas a la mujer… que sólo tengo esa.
Eso me lo decía ahora, y por qué no me lo dijo cuando le estaba haciendo las aguadillas?. Este hermano mío era gilipollas.
Todo esto ocurría a principio de verano, pero mi lívido seguía caliente con ella. Habíamos coincidido varias veces durante el verano de fin de semana cuando yo había tenido fiesta, y siempre he intentado algún roce con ella, jugando con los peques, aunque estuviera de mi chica delante. Pero lo de hoy, era especial. Mi hermano se había ido con los chicos y mi mujer al pueblo. Mi mujer, que es de un pueblo de al lado, también se había ido con ellos para que la acercaran. Mi cuñada, como era costumbre en ella, me había dicho que pasase por casa a comer, por no comer los dos solos cada uno por su lado, pero los horarios no nos coincidían y sin estar ella, pasaba de ir a su casa, aunque tenía llaves. La cuestión es que pasó la semana y llegó el fin de semana y ambos subiríamos al pueblo. Habíamos quedado en ir juntos, ya que mi hermano se había llevado el coche, que ella se traería el domingo. Yo tengo coche y moto, y sé que a mi cuñada le encanta la moto. Quedé en ir a buscarla después de un cursillo o alguna jornada, siempre está haciendo cosas, y le pregunté si le apetecía que fuésemos en moto. Me contestó que sí, que como era verano y no era necesario traje y tampoco llevaba muchas cosas para el fin de semana, no había problema y que sería divertido. Como podréis apreciar es encantadora y no se arruga por nada… pero esto no lo había terminado de comprobar yo.
Normalmente, le había dado alguna vuelta cortita en moto, y la verdad era la única tía, que no se me había agarrado, porque mi chica, sus hermanas, alguna amiga… todas, todas se agarraban, menos ella, ella se agarraba al hierro del respaldo. Sólo sentía un leve roce de sus piernas sobre mis cuartos traseros, ya que al ir agarrada así su cuerpo estaba más atrás.
Bueno el caso es que recogí mis cosas, las eché a la maleta de la moto y me fui a buscarla donde me había dicho, la vi salir sonriente hablando con tres jovencitos muy animadamente del sitio ese y me sentí como un poco celoso, ella era tan natural, se veía tan integrada siempre con la gente, y estos chavales no debían tener ninguno más de los 25 años, en fin. Les dijo adiós y que pasaran buen fin de semana y se dirigió a mí, que muy tieso me levanté de la moto y fui hacia ella, para que me vieran bien esos gallitos, creo que me comporté como el marido celoso, que desde luego no era, mientras los chavales le decían que a ver cuándo quedaba con ellos para salir algún fin de semana y que ella también lo pasase bien. Ví como se fijaban en su culo, mientras se dirigía hacia mi… me estaba dando un ataque de cuernos por mi cuñada!!, o sea, que no eran solo mis ojos.
Me saludó como siempre:
– Hola tío Jose!! Cómo ha ido?. Tú ya llevas todo?
– Si. – le contesté algo seco.
– Te ocurre algo?
– No, no, perdona –creo que me había pasado con mi tono, pero los chavales, mirando su culo me había sentado mal, ese gallina no era de su corral…. Ni del mío, de momento.
– Venga pues vamos por mi casa y dejo los apuntes y recojo la bolsa, que ya la tengo preparada y salimos enseguida, que tengo ganas de ver a los pitufos… aunque tanto pueblo y libertad, no sé si se acordarán mucho de su madre.
– Vale. Y no digas eso.
Le di el casco y se lo puso. Iba con unos vaqueros ajustados de Lewis, que marcaban su culito y sus torneadas piernas, y una camiseta verde militar, no era muy ajust
ada, pero su pecho resaltaba.
Llegamos a su casa. No me preguntó si subía o no, simplemente la seguí. Observaba su culo mientras subíamos las escaleras casco en mano, me encantaba.
Me preguntó si quería tomar algo, le dije que sí y me dijo que cogiese lo que me apeteciese, que estaba en mi casa, que ya sabía donde estaba todo. Mientras ella sacaba un portafolios de la mochila y unos cd, y me dijo que se iba a duchar y a poner en la mochila lo que se llevaba.
Ella se dirigió a su habitación y yo al salón, me iba a sentar en la tele para esperar. Ví que pasaba hacia el baño en bata. No cerró la puerta, la dejó entornada, pero esto era normal en esa casa con niños pequeños, primero por el baño no tenía cerrojo desde que había niños y luego ellos se habían acostumbrado a no tener intimidad en el baño con los peques que no paran, vamos no dejaban intimidad a nadie que entraba a aquel aseo. La casa estaba prácticamente en una oscuridad completa con todas las persianas bajas, excepto la de su habitación que la había subido ella cuando entró y la de la cocina, que no hay persiana. Cuando oí el grifo de la ducha, me dio la tentación de ir a mirar, pero recordé cómo era la cortina y pensé que no vería nada, pero cuando dejé de oír la ducha por segunda vez, me acerqué a la puerta, para mirar por estrecho hueco que había quedado abierto. Se estaba secando la cabeza. Dejó la toalla para coger un frasco de lo que luego comprobé que era aceite corporal, no conocía esa marca. Se lo ponía en una mano y dejando el frasco, pasa un poco a la otra e iba extendiéndolo por su cuerpo húmedo. Estaba concentrado en lo que hacía y cómo lo hacía. Primero los brazos. Luego el cuello y los pechos.. ohhhhhhh… dios, tenía esos pezones marrones semiduros, el vientre, ahora le tocaba el turno a las piernas y a su culo desde abajo hacia arriba, primero una pierna, la más cercana a mí, luego la otra… cuando la levantó y la apoyó en el borde de la bañera puede ver que llevaba todo el coñito depilado… uffff… solo tenía vello en el pubis, muy rapadito, me estaba poniendo muy «malo». Tras volver a mirar sus pechos, me fui a sentar al sofá de nuevo, tenía una erección enorme, me estaba reteniendo, me empezaban a doler los huevos, toda la semana sin follar con mi mujer, ahora esto… no podía.
Pero me quedé con la mano encima de mi lapicero, con los ojos entornados, soñando que se la clavaba a mi cuñada en la última postura que la había visto, llegaba por detrás y se la metía hasta el fondo de una sola envestida, mientras le agarraba esas tetazas, estrujándolas, y ella gritaba de placer y me seguía el ritmo de una forma salvaje. Pensando eso no se me iba a bajar desde luego.
No habrían pasado más de cinco minutos, cuando me sacó de mis ensoñaciones:
– Venga tío Jose!! Yo ya estoy, apaga la tele y vamos. Apaga también el aire, por favor.
– Ya?
– Venga, no te habrás dormido?, mueve!! Que ya son las 8,30
No sé si se dio cuenta de cómo iba. Creo que sí, cuando estábamos junto a la moto, poniéndonos los cascos, me echó una mirada, primero a la entrepierna y luego a los ojos. No pude traslucir nada en su cara, ya se había colocado el casco.
Se había puesto unas deportivas, mi/su pantalón de chandal preferido, ese casi rojo, que se ajustaba perfectamente (debía de llevar tanga, no le noté braga), una camiseta de lycra blanco sucio, que le ajustaba las tetas, marcándole los pezones, llevaba un sujetador de esos deportivos, lo noté por su forma en la espalda y se puso una cazadora de cuero negro, en el más puro estilo heavy, y un pañuelo para la garganta.
Salimos a la carretera y se me agarró a la cintura!!! Bien!!! Bueno era lo lógico, no iba a ser una vueltecita. Sentía todo su cuerpo sobre el mío, sus piernas pegadas a mí. Mi polla volvió a pasar de estado morcillón a barra de hierro, con ganas de consuelo.
Estábamos en las afueras, yo conocía bien el trayecto, la empresa donde trabajo queda en un polígono industrial cercano, estaría cerrada, no habría nadie, mis jefes habían adquirido una nave a la que ya tenían, era una excusa… para llevarla, yo tenía llaves y conocía la alarma. Qué diría ella?, me daba lo mismo, te
nía que hacerlo o al menos intentarlo, no podía más, la sentía pegada a mí, su olor me había llevado en un par de semáforos que paramos, sentía su cuerpo pegado al mío, y mi erección no bajaba…. No podía ser, tenía que ser ahora o nunca.
Cogimos la salida adecuada y cuando paré en la puerta de la empresa, me preguntó qué ocurría, qué hacíamos allí, tenía algo que hacer o recoger?. Le contesté:
– No. Quiero enseñarte la nave nueva, está semi-acondicionada. – Mi hermano y ella conocían a mis jefes, teníamos amistad todos, oscilábamos en las mismas edades, ellos también tenían críos pequeños… bueno, que conocía la empresa, a las personas y nuestro trato. Yo realmente soy el segundo de a bordo. Por todo esto tampoco se extrañó mucho.
– No bajes de la moto. Que la voy a meter – le dije, cuando ví su intención de bajar.
– Bueno.
Entramos por un lado de la persiana, y tal y como lo hicimos le dí un golpe al interruptor para que bajase la persiana, sin bajar de la moto. Nos habíamos quitado los cascos y los llevaba ella en un brazo. Apoyé la moto, me bajé y sin mediar palabra, en lugar de ayudarla a bajar o cogerle los dichosos cascos, pasé mis brazos por su tórax y le pegué un morreo, ¡al que me estaba respondiendo!, mientras pegada mi instrumento a su muslo. No os puedo describir el momento con palabras. Noté como ella se tensaba bajo la cazadora, pasó a acariciarme la nuca con su mano libre. No podéis imaginar la calidez de sus labios, su juguetona lengua, su olor mezclado con el cuero de la chupa.
De repente se separó de mí:
– A esto le llamas tú, enseñarme la nave nueva?. Primero podrías dejar de baje de la moto, cogerme los cascos…. Y explicarme a qué ha venido eso?
– No te ha gustado?
– Lo malo es que sí me ha gustado. ¿Pero vamos a seguir, o nos vamos a quedar como dos colegiales esperando a ver qué más hay? Aparte de que esto sea una locura… somos cuñados, recuerdas?
– NO sé María, tú me has dado morbo desde siempre, y hoy estoy especialmente caliente, no sé exactamente por qué.
Me cortó:
– Mira, yo no te voy a dar razones, sólo sé que me atraes y más desde este verano, algo de esto ya hubo en el río, no? – qué cabrona… se había dado cuenta y no había dicho ni media, ni había reflejado nunca nada – Además necesito sexo, ser deseada, sentirme deseada y las cosas no funcionan muy bien últimamente… así que para hacer una locura por ahí… por qué no seguimos con lo que estábamos haciendo.
Todo esto lo había soltado mientras dejada los cascos en el suelo y se quitaba la cazadora y la apoyaba en el moto, mientras me clavaba su mirada, intensa y con toda su chispa, sus ojos no parecían tristes en absoluto, si no maliciosos, perversos, ¿lujuriosos? No tenía de remota idea de cómo era ella en estos asuntos, nunca había oído quejarse a mi hermano, pero tampoco alabarla… luego entendí el por qué.
Me desabrochó mi tres cuartos, apoyó las manos en mi pecho, acariciándolo sobre la camiseta, y dirigiéndolas hacia mis hombros para quitármelo, dejándolo caer al suelo, mientras sus labios se dirigieron a los míos, que esperan ansiosos. Ummm, yo estaba en la gloria, cómo besaba aquella mujer!!. La cogí por el culo, ella pasó sus piernas alrededor del mío, apretando su coño caliente, contra mi más caliente y duro cimbrel. Di tres o cuatro pasos hasta la pared que quedaba a mi espalda, la gire y la apoyé contra ella, deje que escurriese hasta el suelo, quedando de pie, y seguíamos con el morreo, mis manos pasaron a la acción, no aguantaba más, fueron a sus pechos… diossssssss… lo que había allí ummmm. En un principio le metí las manos bajo la camiseta y empecé a sobárselos por encima del sujetador, pero me encontré que se abrochaba delante, por lo que se lo solté de inmediato. Qué par de tetas!! Tersas, suaves, duras y con unos pezones, que supongo que sería por su excitación estaban duros y erectos, no eran muy grandes y cuando me agaché para empezar a besarlos los vi allí marroncitos y desafiantes, los sorbí decididamente mientras ella acaricia mi pelo y mis hombros. Y cómo olía: su olor natural, mezclado con el aceite
supongo, y algún perfume muy suave o escaso con aromas a maderas.
Los dos gemíamos como animalillos. Cuando me incorporé de nuevo para seguir besándola en la boca, aprovecho para quitarme la camiseta, a lo que rápidamente respondí con el mismo gesto y terminé de quitar el sujetador. Su siguiente paso fue hacia mis pantalones, me acarició, y paso a desabrochármelos, mientras yo seguía acariciándola, no podía quitarle las manos de encima. Me los bajo un poco, mientras liberaba mi polla del slip:
– Ummmmmmmm… vaya, vaya que cosita guardas por aquí. – Me dijo mientras levantaba su cabeza para mirarme (ya suponeis donde estaba mi mirada, no me iba a perder nada del ritual), y la iba dejando descapullada, la había agarrado fuerte del tronco y me la estaba meneando. Estaba en la gloria.
– Pues es toda para ti, para que hagas lo que quieras con ella, ahora que la has descubierto – ahora me maravillo de la tranquilidad con lo que dije esto, pero es que me estaba derritiendo, le hubiera dicho lo que quisiera, cualquier cosa – Sabes pienso que toda tú eres una caja de sorpresas, tienes unas tetas divinas, te gusta cómo te las he chupado?
– Me ha encantado, pero ahora voy yo también a probar algo.
Y sin decir más se metió la parte superior de polla en la boca. Me soltó gran cantidad de saliva, y empezó a masajearme con su lengua extendiéndola por todo mi glande, su lengua jugó con mi augerito, sorbió mi glande… dios cómo siguiera así me iba a correr!!!. Pero lo debió de notar y se la sacó de la boca, para lamer el resto del tronco, los huevos…. Ahhhhhhhhhh. Besó mis muslos y terminó de desnudarme… me dejó en calcetines de deporte.
Se levantó y se dirigió a mis labios de nuevo, su boca ahora también sabía a mí, era una sensación agradable. Mis manos habían vuelto a sus pechos, le pellizcaba los pezones, produciéndole un gemidos que me excitaban una barbaridad, pegaba su cuerpo al mío, puso su coño sobre uno de mis muslos y empezó a masturbarse contra él, ¡le ardía!!.
– Espera – le dije.
– Qué ocurre?.
– Nada, tranquila.
Para entonces había logrado separarme de ella y que soltase mi polla a la que seguía masturbando con la suficiente contemplación para parar en el momento en que estaba a punto.
Me agaché, le solté los cordones de las zapatillas, se las quité, puse las manos en su cintura y me dispuse a quitarle el pantalón y la braga, pero vi que era un tanga blanco, y no se lo quité, quería verla en tanga… y allí estaba, frente a mis ojos su pubis, tiré los pantalones sin preocuparme de donde podrían caer, pegué la nariz a su entrepierna, cerré los ojos y aspiré, los olores me embriagaban, casi mareándome… no podía más, le metí la mano en el coño mientras me incorporaba y con la otra le estrujaba su teta izquierda, besándole el cuello. Tenía el coño mojadísimo. La volteé, poniéndola cara a la pared, ella apoyó las manos y me ofreció sus caderas, diciendo:
– Qué haces?- su voz era melosa y provocante
– A ti qué te parece
Y sin más volví a meter la mano entre sus piernas, retiré el tanga, agarré mi polla, la enfoqué en su húmedo agujero y de una sola arremetida se la clavé.
– Ahhhhhhhhh, pero que cosa más rica tienes, sigue Jose, SIGUEEEEEEEEE – dónde estaba el «tío Jose»
– Tú si que estás rica, y no te digo este coñito – todo depiladito estaba suave y sin empedimentos – aunque tal y como me la estás masajeando… es un señor coño, esta cosa tan rica – le dije mientras pasa mis manos por delante para sobarle las tetas con una y pillarle el clítoris con la otra.
– Hace mucho que no estaba tan caliente y tan bien ensartada, muévete… fóllame, fóllame, fóllammmmmmmmmeeeeeeeeeeeeeeee
Ella llevaba un vaivén increíble de caderas, me iba matar nada más metérsela, sus tetas votaban que daba gusto, yo le había pillado su hinchado clítoris y lo masajeaba con mis dedos, gritaba, gemía, resoplaba… y yo no podía más
– Me voyyyyyyyyyyyyyyyyyyy… asíiiiiiiiiiiiiiii… un poco mássssssssssssssssssss. Arghhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.
Y yo con ella, me apretaba de una forma, buf, no tengo palabras, y que corrida se pego la tí
;a, se me quedó desmadejada, aunque yo, la verdad, no era mucho más, casi la aplastaba contra la pared. Arf, vaya polvo!!!
Y allí seguía yo, estrujando tus tetazas, y lamiendo o babeando, mejor dicho, su cuello.
Nos separamos, nuestro jugos escurrían sobretodo entre sus piernas. Se dirigió a la mochila y de uno de los bolsillos, después de haberme besado y sin mediar palabra, sacó una toallita de esas de los críos que están mojadas y se limpió. Yo la seguía mirando hipnotizado. Mi polla no estaba mustia todavía, más bien morcillona.
Estaba apoyado en la pared, ella se acercó a mí, me besó de nuevo, despacio, suavemente, me pilló los labios con los suyos, era un beso cálido y de agradecimiento, muy sensual. Mientras con una mano me masajeaba los huevos, mi polla rozaba su mano. Me miró a los ojos:
– Bueno habrá que limpiar un poco esta cosita tan rica que tienes, no cuñado? – no me dió tiempo a contestar, al menos de una forma digamos que hablada.
– Ahhhhh
Ya se la había metido en la boca, no toda, tal y como se estaba poniendo, era imposible. Ummmm, me la lamía, me acariciaba con sus manos los muslos, el vientre, el culo. Hasta que en breves la puso dura, durísima otra vez.
Subió hasta mi boca otra vez, me pasó la mezcla de sabores, no lo había probado. En un principio me supo raro, luego lo encontré la mar de agradable. La cogí del culo y aprisione con ayuda de mis brazos su cálido cuerpo contra el mío.
De repente se separó, me cogió por la mano:
– Ven… se me ha ocurrido una cosa – se dirigía directa hacia la moto.
No puede ser!! Pensé. Una de mis fantasías: hacerlo sobre la moto. Ella no podía estar pensando eso…. o sí?
Apoyó los pies sobre las ayudas y subió. Se tumbó sobre el depósito, dejando todo su coño abierto, al igual que su culo, en plena exposición y uno que es humano, se lanzó sobre esos labios que me llamaban, todo depiladito, su ano palpitaba, ¿qué le pasaba a esta mujer?… que calentura, la suya… bueno y la mía.
Y allí estaba yo, dándole un repaso que me moría, agarrado por la polla, su mano no paraba de subir y bajar, me la agarraba fuerte, aflojaba, me marcaba un ritmo para que no me llegase a correr disfrutando al máximo. Mi lengua andaba loca, notaba como palpita su coño, su bolita estaba a estallar, sus jugos surgían de nuevo… ummm que saborcito.
La imagen de mi hermano vino por un momento a mi cabeza, junto al pensamiento de cómo lo tenían que pasar (ahora pienso que mi mujer fue borrada de mi mente durante todo el tiempo que estuve con ella)… pero se borró de inmediato cuando la oí suspirar de nuevo. Metí dos de mi dedos en su cálido coño, estaba mojadísimo. Los saqué y humedecí su ano, los dedos volvieron al húmeda cueva y mi lengua fue a su ano, que pareció dilatarse un poco, le metí dos dedos de mi otra mano en culo, dió un respingo y un grito que me estremeció:
– Dime cuñadito… me la vas a meter por el culo o no te va? – su voz me sonó de lo más lujurioso, pero era en lo que estábamos. Jamás habría pensado que una tía me lo pidiese y mucho menos mi cuñada, mi sobria cuñadita… que a la hora de joder estaba visto que era lo más puta. MI hermanito, ya sé porque nunca hablaba de estas cosas cuando salía la conversación personalizada… el tenía lo que muchos soñábamos y encima, no lo parecía, jajajaja… nadie iría a quitárselo, eso sería lo que pensaba. Pero yo acababa de entrar en su jardín de las delicias.
– NO me llames cuñadito, me jode.
– Tú si que me jodes, pero bien!!
Mi siguiente acción fue ponerle la polla en su culo.
– Ummmm.. pero despacito, poco a poco y no me saques los dedos del coño. Ahhhhhhh… eso es sigue así – me decía mientras yo presionaba sobre ano y mi polla comenzaba a entrar en su cálido agujero mientras mis dedos no paraban de entrar y salir de su empapado coñito.
– Pero que golfa eres.. cómo te gusta follar – No puede aguantarme
– Y qué tiene eso de malo?. A ti no te gusta lo que hacemos o qué?. Pues a mí simplemente me encanta y lo reconozco. Y cuando me pongo a disfrutar, disfruto. Y si te molesta lo dejamossssssssssssss – la palabra le resbaló en
la boca, mi polla acababa de entrar hasta la mitad y su culo la aprisionaba, no estaba todavía adaptado… pasé a sobarle las tetas y a besarle el cuello, le mordisqueé la espalda.
– No, cieloooo. Quiero que sigamos, quiero acabar en ti de nuevo. Inundarte con mi leche este culito prieto … siempre eres tannnn caliente??? – Sus caderas se habían movido para cogerme mejor, dios.. qué gusto!!! – Dime y mi hermano, no te da estas cosas?
– Paso de hablar de tu hermano, de esto si que me da… pero de otras cosas no. Y ahora o seguimos a lo que estamos o lo dejamos.
– Valeeeeeeee – Otro golpe de calderas… mi polla estaba totalmente en su culo, se me estaba follando ella!!! Su culo palpitaba. Poco a poco
– Bueno pues sigueeeeee.
El ritmo de sus caderas iba acelerándose poco a poco. Yo había sacado los dedos de su coño y la agarraba por las tetas, duras, su espalda estaba tensa, gritaba, gemía y no paraba de moverse. Estaba sujetándose al manillar de la moto, yo estaba sudando con los pies en el suelo,quieto ella también sudaba o brillaba, notaba cómo entraba y salía, sus paredes me aprisionaban, estaba sintiendo un gusto como nunca. Creo que ella a la vez se mastubarba con el roce entre el depósito y el asiento… y de repente
– Ahoooraaaaa… un poco más sigueeee un poco más por favorrrrrrrrrrrrrr – gritó o aulló.
– Yaaaaaaaaaa
Nos corrimos a la vez… no sé definir exactamente como me sentí, relajado, eso sí… qué polvazo!!! Y sobre la moto. Caí sobre María, le besé la espalda y no sé por qué le dí las gracias.
– No gracias a tí – Dijo en un tono de voz super-relajado y desconocido para mí.- Y ahora te voy a pedir otro favorcito, cuñado: en cuanto saques tu rica cosita de mi culo, olvidarás que esto ha ocurrido.
– NO jodas!! Si ha sido un polvazo que hace historiaaaaaaaa.
– Ya me has oido
Volvió su cara y me besó suavemente los labios.
– No podré- Y es totalmente cierto, hasta la fecha.
– Vamos, ya es tarde.
Saqué mi polla de su culo. Joder… hubiera estado un ratito más allí.
Pero no, desmonté de la moto y de mi cuñada, no pude resistirme y le dí un lametón y un beso en su coñito y le ayudé a bajar.
Nos aseamos en las duchas, nos vestimos y nos fuimos.
No hemos vuelto a hablar del tema, no me da oportunidad, pero lo cierto es que no me importaría probar muchas más cosas con ella. Solo quedan miradas picantes en momentos esporádicos, o eso me parecen a mí.
En fin esta es la historia y su cálido recuerdo que me acompaña, a mí y a mi esposa en muchos momentos de pasión.
Autor: lobanotambula
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