Estimados amigos/as. A continuación os envío un relato de algo que me ha sucedido hace unas semanas y de las que afortunadamente sigo disfrutando a pesar de lo que me costó en un principio. Mi nombre es Laura, soy de Cádiz y tengo 38 años. Soy madre de un hijo de 20 años pues lo tuve nada más casarme a los 18 años con un hombre que jamás se ha merecido que ni siquiera lo quisiera un poco pues los maltratos psicológicos estaban a la orden del día; quizás por eso la relación con mi hijo Pedro fue especial, de complicidad por decirlo de alguna manera.
En estos momentos está estudiando la carrera de informática y gracias a él se moverme un poquillo por este mundo de Internet y así he podido descubrir vuestra maravillosa página y el montón de lectores que colaboran con vosotros. Yo no podía ser menos.
Ante todo me gustaría quedara claro que mi relato es totalmente verídico y me gustaría si no es mucha molestia que si alguna mujer, madre se encuentra en la misma situación o parecida me escribiera un email para intercambiar opiniones, puntos de vista y así no sentirme tan sola en este aspecto, y por que no decirlo, tan rara si se puede llamar así.
Yo soy monitora de aeróbic hace 15 años lo cual me ha servido para desconectar un poco de lo que vivía dentro de casa y así relacionarme con gente que no es de mi edad y que son más abiertos en todos los aspectos de la vida. Que decir que evidentemente me ha servido para llevar mis treinta y tantos años de forma aceptable y saludablemente.
Mido 1.72, ojos marrones, pelo corto algo rizado, de silueta creo que estoy aceptable, glúteos duros fruto de tantos años y pechos de 105 cosa que me ha dado algún que otro problema con la gimnasia y que me obliga a llevar sujetadores deportivos reforzados para que el movimiento que exige mi profesión no me ocasione problemas futuros en la espalda. A pesar de todo creo que es de lo que estoy más orgullosa, pues no están caídos y tengo las areolas bastante grandes y oscuras cosas que por lo que veo en el gimnasio y a pesar de ir bien tapada vuelve locos tanto a hombres como a mujeres. Mi hijo Pedro es de complexión fuerte, alto, mide 1.80 más o menos, se cuida en el gimnasio y le gusta mucho los deportes de riesgo(cosa que me lleva por la calle de la amargura) y la bicicleta de montaña.
Fue precisamente por este deporte que me empecé a fijar en mi hijo (la relación con mi marido ya era desastrosa y con el tiempo acabó, aunque sexualmente tanto mi marido como yo éramos bastante abiertos), pues le acompañaba algunos fines de semana para desentumecer las piernas después de tantas jornadas laborales. Tenía 19 años, e irremediablemente me fijaba en el paquete de Pedro que marcaba con el culotte de la bici y que me parecía bastante considerable.
Supongo que él se fijaría en mis pechos cuando iba también en la bicicleta pero no me importaba porque había buena relación y nunca nos escondíamos nada. Fue precisamente por esa causa que un día, estando tumbada en el sofá viendo la tele, vi a mi hijo aparecer por el pasillo, yendo medio encorvado y poniéndose las manos en las ingles, su cara era de dolor, no extremos pero si era evidente que tenía molestias. Me preocupé y le pregunté, ¿que te pasa Pedro te has golpeado o algo? Me respondió que no, que hacía unos meses que tenía dolor en los testículos de forma intermitente y que al principio no le hacía caso pero que cada vez iba a más.
Pero… repregunté, ¿los tienes inflamados o algo? Me dijo no, mamá simplemente me duelen. A mi me pareció muy fuerte decirle a ver déjamelos ver así que me reprimí y no lo hice pero mi preocupación por mi hijo era normal. Bueno, mañana vamos al médico a ver que nos dice y se lo cuentas. Me respondió… ¿me acompañarás verdad?, me da mucho corte todo esto. No te preocupes hijo que yo ya he visto todo lo que tenia que ver y no te sentirás avergonzado, te lo prometo. En ese momento m
i hijo se acercó a mi y me dio un beso de buenas noches en la mejilla y se recostó en mi pecho con las piernas flexionadas, y así se durmió.
Llegó el día siguiente y nos fuimos al médico de cabecera y cuando nos tocó le comentamos los síntomas que tenía. Mi hijo sabia que el médico de cabecera era una doctora, muy maja y simpática y por eso prefirió que yo fuera con él, como si así se le quitara madera al asunto. Claro está que quien le contó todo lo que le pasaba, fui yo y ella respondió que bueno, que seguramente habrá que mandarlo al urólogo para que le haga unas pruebas y descartar cualquier enfermedad pero que tenía que hacerle una exploración. Lo miró con cara como diciéndole a Pedro, lo siento pero e inevitable.
Le preguntó, ¿quieres que tu madre esté delante y te dará menos vergüenza?, y él respondió para mi asombro que si, y me puse roja solo pensarlo. Lo acompañó hasta el biombo y una vez allí le ayudó a bajarse los pantalones primero y los calzoncillos después. Lo que vimos ambas fue algo que todavía no puedo quitarme de la cabeza (y seguro que la doctora tampoco) pues tenía unos genitales enormes, muy desarrollados, pues el pene debía medir en reposo, no se unos 18-20 cm(yo sabía que desde pequeño siempre había estado más que sobrado en ese aspecto pero no pensé que tanto al hacerse más mayor) pero lo que realmente eran grandes, muy grandes eran sus testículos que hacían que la polla le pareciera pequeña al lado de ellos, además de grandes se veían pesadísimos. No se porque pero al verlos pensé que no me extrañaba que le dolieran.
La doctora los estuvo mirando sin quitarles ojo de encima y comprobó que no tenía ninguna inflamación en ellos, que la forma era la correcta. Le hizo ponerse de espaldas a ella, con el culo hacia nosotras y agachado de tal forma que la visión de sus testículos entre las piernas era impresionante, ¡Vaya par de huevos que tenía mi Pedro! Ella cogió un aparato que parecía una cucharilla con un medidor y la colocó sobre cada uno de sus testículos y los levantaba como sopesándolos y anotando algo en la historia. Buen ahí quedó todo y nos hizo un parte para el urólogo.
Ni que decir que yo estaba en ese momento como una yegua en celo y no se si mi aroma debía olerse pero yo desprendía olores de excitación a mansalva y mis bragas estaban completamente empapadas pues, aunque antes no lo he dicho, otro de mis problemillas es que cuando me excito suelto una gran cantidad de flujos, como si me estuviera meando, solo que de aspecto blanquecino y tacto lechoso, tanto que más de un apuesto joven en mi época de escarceos me había dicho que si alguien se había corrido dentro mío antes de hacerlo con él. Cosas de la vida.
Bueno nos marchamos a casa, me duché para tranquilizarme un poco y poner las ideas en claro pues estas ideas obscenas con mi hijo me estaban desconcertando, después me puse a hacer la comida y ahí quedó todo. Los días iban pasando a la espera de la cita con el urólogo y yo muchas noches no dejaba de pensar en la suerte que tendrían las mujeres con tanto hombre para ellas, y de lo bien atendidas que estarían y demás pero a pesar de que eso me producía una excitación sobremanera no quería masturbarme pensando en mi hijo y prefería aguantar ese enorme escozor que nos queda a las mujeres cuando tenemos unas ganas enormes de orgasmar una vez y otras y gritarlo a los cuatro vientos para desahogarnos.
Al día siguiente, Pedro estando en la ducha justo antes de irnos a la visita del médico me llamó gritando que por favor me fuera al baño, me quedé helada, pensaba que se había caído en la bañera o algo así y me asusté. Tenía cara de dolor estaba desnudo en la bañera y decía que le molestaban mucho que no podía salir de la bañera. Yo no pensé en el como un hombre sino como una madre y le ayudé a salir de la bañera como pude, sujetándole con una brazo y con el otro estirándolo.
Lo saqué de la bañera y me dediqué a secarlo por todo el cuerpo con sumo cuidado y mientras lo hacía mi hijo me decía que me quería mucho y que su padre era un imbécil por tratarme como me había tratado hacía años. Llegué a sus genitales y le di
la toalla para que lo hiciera él pero no, alargó la mano para cogerla sino que dijo que siguiera pero con cuidado.
En ese momento noté perfectamente como un grumo de mi vagina salía hacia el exterior de lo excitada que me sentía. Le sequé bien el prepucio y el pene y con mucho cuidado los testículos. Uffffffff como pesaban, debían tener al menos un litro de semen dentro o casi, uno de ellos ocupaba la palma de mi mano sin exagerar. Le dije, Pedro, deberías tener cuidado practicando deporte pues puedes lastimarte, con este volumen y golpeando con la bici y demás. Te vas a quedar sin y luego tu novia… se hizo un silencio y me dijo que no había novia, ni la quería, que estaba muy bien así, …(pensé entre mi, pues y no tienes novia deberá aliviarse manualmente porque si no..).
Fuimos al urólogo, unas cuantas veces y al final estableció el diagnostico. A ver si me acuerdo, porque estas palabras son raras y no me gustaría equivocarme, dijo que Pedro tenia hiperespermia, que era un trastorno en la cantidad de producción de esperma que hacia que esta se produjera de forma masiva y que, según él, había visto varios casos y que no debíamos preocupanos, pues se daba en varones cuyos genitales se hayan desarrollado bastante y que también podía venir de familia (me preguntó si solía tener muchos flujos vaginales normalmente y ante mi vergüenza le tuve que decir que si). Mi hijo le quitó hierro al asunto diciendo, ¡Vaya dos!, ajajaja.
Bueno lo importante era que mi hijo estaba bien, la función para la que estaba diseñada su esperma era normal solo que la cantidad era abusiva, pues en los controles que le hacían rondaba los 450-525 ml en cada eyaculación( lo cual me hace recordar que cada vez que tenía que hacerla estaba mucho rato en el baño). La única recomendación que le hizo el médico era tener cuidado con los deportes de contacto y que máximo cada dos días debía masturbarse para descargar los testículos, nada más. Ya riendo y en tono jocoso le dije, bueno pues nada doctor ya sabe lo que tiene que hacer. Muchas gracias por todo.
Todo trascurrió normal durante los días, yo seguía con mi trabajo y él con sus estudios y su deporte pero a pesar de eso no podía quitarme de la cabeza lo que tenia en casa y nadie disfrutaba; al reves, me daba mucha rabia pensar que mi hijo aprovehaba cualquier momento a solas para realizar las labores que el medco le había encomendado. Pero un día que estaba yo de compras con unas amigas muy perversas en su forma de pensar, me sentí especialmente excitada no por lo que decían sino por pensar en el hombre que quizás lo haría que no era otro que mi hijo. El caso es que me encontraba súper mojada, las braguitas que llevaba negras tenia el fondo blanquecino, mojado y mi sexo estaba rojo e hinchado.
Al llegar a casa, no había nadie así que me metí en el baño y sin quitarme las bragas me masturbé como una loca pensando ya no se en que….el caso es que nada más llegar al orgasmo sentí como llegaba mi hijo y me llamaba. Le dije que estaba en el baño(no tenemos llaves) y que ahora salía, estaba muy nerviosa y lo que hice fui quitarme las bragas y meterlas en el cesto de la ropa sucia sin pensar si quiera que si mi hijo se cambiaba y lo abría vería las bragas de su madre con una corrida bestial en ellas calentita. Salí a toda castaña pues decía que se estaba meando, así que en cuanto salí le di un beso y se metió el. Y para calmarme me fui a buscar el pan.
Cuando subí, sonó el teléfono y era Merche una amiga mía que vendría en 5 minutos a buscarme para ir a comprar un regalo a su hermano que era su cumpleaños por esas fechas así que grité, Pedro date prisa que me he de duchar que viene Merche a buscarme.
Salió a los dos minutos y entré yo, cuando fui a quitarme la ropa y meterla en el cesto a ver si había visto mis bragas, mi sorpresa fue que no estaban donde yo las puse si no más adentro. El muy cochino las había cogido, lamido, limpiado y se había masturbado con ellas pues había restos blanquecinos pero no eran desde luego míos sino de el pues olía a semen de macho. Bueno, me tuve que masturbar de nuevo en la bañera sin poder remediarlo y cada vez tenía más ganas de hacerlo con mi hijo.
Bueno, esta es la primera parte os envió otra enseguida para que no ocupe mucho. Un beso
Espero que me mandé
is vuestra opinión amigas.
Autor: Lauracad lauracad (arroba) mixmail.com