La historia que os voy a contar es un poco fuerte, a pesar de eso y a riesgo de pueda parecer una cosa rara, es uno de los recuerdos más bonitos que tengo. Me llamo Miriam tengo un hijo de 18 años, yo tengo 40 años y desde hace 15 estoy divorciada, trabajo como creativa en una agencia de publicidad, por mi trabajo viajo bastante, ya hacía un tiempo que le había prometido a mi hijo un viaje a San Francisco, hace unos meses aprovechando uno de ellos decidí que era el momento de que Marc se viniera conmigo.
Nos alojamos en el hotel que me hospedo siempre, es muy bonito y las suites son muy grandes tipo Loft con todo integrado en un ambiente, y de diseño puro y duro. Nada más entrar me di cuenta que esta vez no iba sola y que el baño estaba en medio de la estancia cubierto tan solo de una mampara de cristal transparente. No le di más importancia pero pensé que posiblemente a mi hijo le daría un poco de corte, sobre todo teniendo en cuenta su edad.
Nos acomodamos y organizamos la ropa en armarios para acto seguido bajar al restaurante a cenar, mientras esperábamos la cena Marc me dijo: mamá, ¿te has dado cuenta de que la ducha no tiene cortinas? Si, ya lo sabia, le dije sonriendo, pero al entrar he caído en la cuenta de que venia contigo.
Mi hijo me respondió: por mí me es igual. ¿Seguro? Dije yo. Si, bueno eres mi madre ¿no?, ya, ya respondí, pero a lo mejor te da vergüenza como ya tienes un cuerpo de hombrecito, pero la verdad es que si no fueses mi hijo un cuerpo como el tuyo a una cuarentona como yo le podría hacer perder la cabeza. Que cosas tienes madre, además tú si que tienes un cuerpo para hacer volver locos a esos novios que me escondes. Pero bueno que te has pensado que soy tu madre. Y yo tu hijo.
Cenamos y nos fuimos riendo y bromeando a la habitación, mientras subíamos en ascensor miraba a Marc y pensaba: se me ha hecho un hombre sin darme cuenta. 1,80 de alto, atlético, moreno, ojos claros. Yo no estoy mal, voy al gim 3 veces por semana mido 1,68 peso 62 Kg 95cm de pecho, piernas largas un buen culo, la verdad es que no aparento la edad que tengo y cuando me arreglo los hombres pierden el culo por tirarme los tejos.
Como iba diciendo al llegar a la habitación dije: me voy a duchar y a la cama, Marc puso la tele, mientras yo me desnudaba, observé como él miraba de reojo y yo sin saber muy bien porque empecé a recrearme, quitándome poco a poco la ropa hasta que me quede con la ropa interior, o sea sujetador y tanga, Marc no dejaba observarme y el hecho de que un chaval de 18 años me estuviese espiando y que para más morbo fuese mi hijo me estaba poniendo a cien, me dirigí a la ducha y una vez dentro me desabroche el sujetador dejado libres mis pechos, que he de decir que están de muy buen ver y que además debido a la excitación y al frío de la loza estaban hinchados y los pezones tiesos y duros.
Yo estaba medio de espaldas a Marc que estaba estirado en la cama disimulando y haciendo ver que miraba la tele, pero yo reflejado en el cristal podía ver como no perdía detalle. Despacio introduje los dedos entre la goma del tanga lo fui bajando lentamente agachándome hacia delante de forma que mi culo y hasta mi sexo quedase a la vista de mi querido espía, me incorporé cogiendo el sujetador y el tanga me giré hacia Marc completamente desnuda y los tiré encima de la cama.
Abrí el agua y empecé a enjabonarme todo mi cuerpo, estaba completamente mojada por fuera y por dentro, pasando la esponja por mis pechos que parecía que iban a estallar e introduciendo mis manos entre las piernas, sin querer me había puesto tan caliente que en lugar de limpiarme el ano me había metido un dedo dentro, abrí los ojos de golpe y pensé que hacía fuera, llamé a mi hijo para que me enjabonara, no se hizo de rogar y comenzó a enjabonarme, le dije: por favor baja más, él dijo: más abajo? Sí por favor.
Y bajó la esponja por mis nalgas y la subía introduciéndola por la raja, dejando que sus dedos rozasen mi piel, me creía morir, temblaba como una hoja mie
ntras Marc seguía recorriendo mi cuerpo mojado, en ese momento hice un movimiento y le salpiqué de agua, mojando sin querer completamente los pantalones de mi hijo. Él estaba medio girado, yo lo miré, estaba completamente rojo con un corte tremendo pues su polla erecta se marcaba descaradamente a través de la fina tela del pantalón, quítate eso y entra que ahora yo te enjabonaré la espalda, no mamá ahora no después, calla y hazme caso, me giré de espaldas a él y entró, se desnudó dándome también la espalda, yo me giré y empecé a pasar mis manos enjabonadas por su espalda, fuerte y tersa, mis manos recorrían desde su cuello hasta su culo, de vez en cuando las pasaba por debajo de los brazos para acariciar o mejor dicho enjabonar su pecho y al hacerlo "inocentemente" mis tetas se aplastaban contra su espalda.
Fue entonces cuando reflejada en la mampara pude ver la polla de mi hijo, me quedé con la boca abierta pues era un pene perfecto de unos 22cm. De un grosor aceptable, casi sin vello púbico y con una erección brutal. Marc no sabía donde mirar y le dije: no te pongas nervioso esto es normal, ya eres un hombre. Pero mamá: es que yo no sé que me pasa. Tranquilo dije: soy tu madre y tú eres mi hijo pero también somos una mujer y un hombre, nuestros cuerpos reaccionan libremente, sin más.
Ya lo entiendo respondió él pero es que yo jamás…….., calla y date la vuelta, ¿que? Que te gires, Pero es que….., es que nada y lo tomé por los hombros y lo volteé hacia mí, Madre mía, exclamé pero hijo vaya pedazo de polla que tienes, que preciosidad, ahora cierra los ojos y no me mires que me da corte, sin más me agaché y cogiéndola me la introduje en la boca, mojada, suave y dura, dura como una roca. Marc casi me gritó: no por favor, no lo hagas, que no puedo…
Yo no le hice caso y seguí pero en menos de 5 segundos comprendí lo que me quería decir, estaba tan caliente que no me dio tiempo a meterla dos o tres veces en boca cuando noté como aquella verga empezaba soltar chorros de caliente semen en mi boca, yo chupaba y ayudaba masturbando, estaba derramando su juventud en mi, sus borbotones de leche eran interminables y yo dejaba que me mojasen por completo los pechos la lengua, la cara, lamí y relamí hasta que la polla de mi hijo quedó completamente limpia, era una pasada yo a mis 40 años había conseguido que mi propio hijo se corriera como yo no había visto a nadie correrse y casi sin tocarlo.
Me sentía satisfecha y feliz cuando Marc se agachó y levantándome me besó en la boca al tiempo me empujaba contra la pared, sus manos pellizcaban suavemente mis pezones mientras con su pierna apartó una de las mías y apretando noté como su enorme polla no había perdido ni un cm.
Y tiesa como un palo con su glande acariciaba los labios de mi sexo, levanté una pierna y apoyándola contra la pared de enfrente dejando así mi rajita a merced de la querida polla de mi hijo que no tardó en apretar, clavándola sin esfuerzo hasta el fondo, creí morir con toda aquella carne dentro de mí que entraba y salía en toda su extensión al tiempo que mi hijo me mordía los pezones y yo me estimulaba el clítoris empecé a tener una serie de orgasmos que aunque lo intentaba no los podía controlar se sucedían uno detrás de otro, le clavaba la uñas en el culo a mi hijo y el notar el dolor empujaba con más fuerza, no podía más creí que perdía el conocimiento cuando él empezó a martillar con mucha fuerza como una ametralladora, cuando él me la metía chorreante en la boca.
Al acabar mi hijo y yo nos quedamos tendidos en el suelo del baño, él me dijo: mamá, ¿que es lo que hemos hecho?
Yo contesté enseguida: si hace tan solo dos horas me dicen que esto iba a ocurrir lo hubiese negado con mi vida, pero ahora y aunque casi no me lo puedo creer, te he de decir que ha sido el mejor de mi vida.
Autor: Alan
Me a gustado y excitado mucho tu relato.A sido maravilloso.Me gustaría mantener contacto contigo