Le quité sus calzones y empecé chuparle la concha, no pasó mucho y ya tenía en su mano mi pene introduciéndolo en su conchita, parecía que tenía telarañas. La metí hasta el fondo, gemía increíble, era un sueño hecho realidad, comerme a una veterana con un cuerpo formidable, hasta que empezó a temblar y me dijo que no podía más, ella había acabado. Terminó dándome otra mamada deliciosa.
Hola a todos, escribo desde Bogotá, Colombia y las maduras son lo más rico que hay en el mundo. Creo que viví cerca de 4 años de mi adolescencia con una señora de 48 años, que poco a poco fui conociendo.
Al principio la ví como una señora más del montón y aburridora, pero con el correr de los años y con el crecimiento de cualquier hombre me empezó a llamar su atención.
Tuve la fortuna, aunque digo que infortunio ahora porque añoro ese momento en que me metía con ella a la ducha y nos bañábamos muy inocentemente, claro que teniendo siempre el instinto de ver un hermoso par de tetas naturales gigantescas como 36 B.
Yo mientras tanto calmaba mis ansias con revistas pornográficas y fastidiaba a la señora del aseo de la casa chupándole las tetas y metiéndole la mano en la concha… eso será historia en otra ocasión.
Mientras tanto, seguía calmando mis ansias poniéndome condones de mi padre y pajeándome con los interiores de mi madrastra. Ya para el año pasado, a mis 22 años volví a verla luego de varios años de muchos inconvenientes. Ya un poco más vieja, como 52 años, llegué a su casa pues ya no vive con mi padre, está sola. Y comenzamos a hablar de todo un poco y actualizarnos de la vida. Siempre bajo la mirada inquietante de ella, me atrevía a mirarle ese par de tetas gigantes que tiene y provocarla con mi mirada.
En cierto momento me dijo que iría a preparar el almuerzo, yo mientras tanto entré a la habitación de ella y me dispuse a ver televisión. No pasó mucho rato cuando ya había conseguido su tanguita rica y yo ya tenía el pene en otra dimensión.
Comencé a imaginarme chupándole su cuquita, esa conchita peluda pero experimentada y comencé a hacerme una buena paja con el infortunio que ella ingresó a la habitación y yo con las manos en la masa….
Se sorprendió por un momento, pero dijo que eso era normal, yo le decía que estaba muy apenado y que no iba a ocurrir más. Ella empezó a mirarme el paquete y lentamente me empezó a preguntar que si yo tenía novia y preguntas sexuales. Yo no aguanté más y empecé a tocarla por todo el cuerpo, la besé y comencé a consentir esas tetas deliciosas.
Nos tumbamos en la cama y ella empezó a cogerme el pene y acariciarlo como si hubieran pasado años que no hubiera estado con ningún hombre. Luego bajó y empezó a darme una mamada increíble, lo chupaba demasiado rico. Era muy excitante, yo ya estaba a mil y estaba que me venía en su boca.
De repente solté un chorro increíble dentro de su boca que al principio pareció no gustarle por la cara que puso pero luego como cualquier otra puta empezó a limpiarme todo y se tragó putamente rápido mi semen. Era una fantasía hecha realidad, mi madrastra comiéndome mi verga gigante, no lo podía creer.
Luego fue mi turno, le quité rápidamente la blusa y el sostén y ese par gigantes de tetas aparecieron, algo caídas, pero gigantes y deliciosas. Las chupé como niño abandonado hasta que empezó a gemir del placer, creo que ya estaba mojada, en esas le quité sus calzones y empecé chuparle la concha, algo que no le gustó mucho pues no pasó mucho tiempo cuando ya tenía en su mano mi pene gigante introduciéndolo en su conchita que ya parecía que tenía telarañas.
Empecé a bombearle y darle, y metérselo hasta el fondo, gemía increíble, era un sueño hecho realidad comerme a una veterana rica con un cuerpo formidable, hasta que en un momento empezó a temblar por todo su cuerpo y me dijo que no podía más, ella había acabado. Terminó dándome otra mamada deliciosa y por fin pudimos almorzar lo que había preparado.
Es una lástima que en mi país aun las veteranas y las mujeres no sean lanzadas y directas en cuanto al sexo se refiere, es algo natural y normal, las mujeres aun son muy recatadas. Espero escribir otro en el futuro, aguardo sus comentarios.
Autor: El buscador