Yo no podía dormir, no tenia sueño alguno y como la ruta era en subida había muchas curvas; en una de esas, noto que la cabeza del Sr. Se apoya en mi hombro y su mano derecha había caído y se queda apoyada en mi muslo. Al cabo de un rato vuelve a suceder lo mismo, pero esta vez su mano había caído entre mi muslo y mi miembro viril… su pulgar tocaba la cabeza de mi glande. Me sentí un poco incómodo pero bueno no pasaba nada, no quería despertarlo. Su mano rosaba mi muslo y su dedo gordo me frotaba muy ligeramente, casi ni se sentía, era el movimiento minúsculo que produce la vibración del viaje despertó en mí una ligera y agradable erección. Lo mire para ver si estaba dormido. Yo me quede quieto por un instante pero no pude contenerme, ella se manifestó –estaba ya muy erecto -. Como jugando y a propósito junté ligeramente mi muslo izquierdo, lentamente fui arrimando la palma de su mano e hice un movimiento exacto, su mano se deslizaba exactamente sobre todo mi miembro y eso me hizo sentir muy satisfecho; luego acomode mis caderas deslizándome un poco hacia abajo y ahora si podía sentir su mano perfecta y ubicada; pero a la ves empecé a sentir que mi corazón se aceleraba y un temblor incontrolable recorría mis piernas y muslos. Ahora su mano entera estaba sobre mí. Era la primera vez que experimentaba algo así. A pesar que nadie nos podía ver, puse mi cobertor para que me cubriera y lo tape algo al Sr. Como su mano estaba muy quieta, yo apretaba mis muslos cada vez más evidentes. Eso me hacía sentir un deseo intenso, y su mano seguía exactamente allí, decorando todo mi pequeño miembro.
La yema de mi dedo pulgar toco en la uña de su dedo pulgar. Sentí que mis muslo flaqueaban, fue exuberante, no podía entender como ese tenue rose podía hacerme sentir placer. Así estuve rosando muy suavemente por unos minutos, juntaba mi muslo y acariciaba el dorso de la uña de su pulgar, luego poco a poco rose la piel de sus dedos, uno a uno fui explorando, subía y bajaba, ya para eso el Sr. era receptivo a mis caricias dulces y permitía que mi mano se amoldara a las sensaciones que mis dedos podían evocar, su mano ya no se posaba, pero jugueteaba con mis dedos, le encantaba que la rosara. Frote cada uña de sus dedos, rose cada abertura interdigital, y el hacía lo mismo. Subí así hasta su muñeca y puse toda mi palma sobre el dorso de la suya, y con la palma de mi mano y la punta de mis dedos, presionaba su mano para sentir el rose de su palma, presionaba sus dedos para sentir el rose de sus yemas, el solo se dejaba llevar; apretaba su mano para sentir su presión, la cogía de la muñeca y bajaba su mano hasta mis testículos, presionando a la vez la punta de sus dedos con la punta de los míos y mientras disfrutaba de esa mágica sensación. Así estuvimos casi por 10 minutos, hasta que verdaderamente desee sentir más. Abrí mi correa, baje mi cierre y puse su mano dentro, y use su mano a mi antojo, el dejó que yo hiciera de su mano mi esclava.
Literalmente me toque, me masturbé, hice lo que quise con su mano derecha y el solo cerro los ojos en todo momento. Era como si solo quisiera que eso fuera un sueño erótico.
Casi a las 11:30 pm. El carro se estacionó en un restaurante para cenar….y el de seguridad pidió que todos bajáramos. Así que bajamos. Yo deseaba ir al baño a orinar. Entre en el baño de hombres y me puse al fondo, cuando me di cuenta el Sr. estaba a mi lado; Quería orinar pero no podía, el solo me miraba, y miraba mi pene, nos quedamos solos y yo empecé a masturbarme en su cara, estaba muy excitado, despacio me lo jalaba y el empezó a seguirme el ritmo, me miró como se me fue erectando, se lo mostré todo, bien paradito, el parece que se éxito mucho y quiso tocarme, pero yo no se lo permití. Lo deje con sus ganas. Yo termine de orinar y el también, y cuando él se sacude para limpiarse, le veo que su pene estaba bien flácido, pero era grande, más grande que el mío, muy superior.
Me quedé algo dormido, y cuando me doy cuenta él me estaba manoseando sin mi consentimiento; lo mire y le digo al oído, así no es. Me dice, gracias por todo esto, hace mucho tiempo que no sentía placer alguno, ni con mi esposa, ni con nadie y me siguió tocando mientras me hablaba, me tocaba tal como le había mostrado, como si fuera un alumno aplicado y nada, no tardo en armarse. Yo estaba muy caliente y excitado, puse mi mano en su muslo izquierdo y lo fui frotando, mientras el me frotaba muy suave, yo recorría su muslo hasta la rodilla, él quiso abrir mi cierre y yo lo limité, yo verdaderamente deseaba que me tocara carne a carne, piel a piel. Me atreví a tocarlo y el de inmediato retiro mi mano, lo mire, y solo seguí acariciando su muslo derecho, esperé un rato y deje que me bajara el cierre; cuando estuvo dentro de mi pantalón frotándome y tocándome fuerte, sobre mi calzoncillo, quiso tocarme dentro. Esta vez se lo permití, lo deje. Además ya no podía con las ganas, pero a cambio lo toque, lo toque fuerte y firme, era un condición muda, sin permisos y sin palabras, pero deseada y aceptada. El me apretaba y yo también, pero su pene siempre estaba muy flácido, pero se sentía grande y saludable.
No se erectava. Sin embargo el cogerlo y apretarlo y recorrerlo todo a mi antojo, me llevo al clímax y cuando estaba a punto de eyacular. Le susurre… para, para… por favor, si sigues así voy a eyacular ya. Me soltó por un momento y para mi sorpresa vi como se agachaba y se metía debajo del cobertor. Un hombre adulto haciendo piruetas, haciendo cosas que no debe… y me dio una felación. Una deliciosa mamadita, chupadita, mordidita, lamidita, sentí todos sus sabores y yo solo apretaba su cabeza para que no se retirara, y cuando me vine, el no permitió que yo me retirara.. Se lo tomo todito. Las 7 veces que me hizo expulsar mi semen, cada contracción. Me siguió felando y lo lavó total con sus labios, con su lengua, sus lamidas, sus chupadas, fue muy rico, muy rico…sumamente rico.
Se volvió a sentar, con su rostro de satisfacción y con una sonrisa de regalo me dijo: todo eso era mío y no lo iba a desperdiciar.. Se bajó el cierre, saco su pene, cogió mi mano y me la llevó hacia él. Estaba hermosamente erecto, era un pene de unos 17 a 19 cm. Era grueso y fuerte y estaba paradísimo.
Lo he frotado, lo he acariciado, lo he apretado tan fuerte como he podido, , lo he mimado como a un niño que recién despierta de su letargo y lo he visto feliz, feliz a ese hombre adulto mayor. Por fin logré que secretara un poco del líquido seminal, su juguito, su preludio…. Y ustedes saben que se hace con eso… ¡maravillas!
Frote su glande con ese líquido con la palma de mi mano a la altura de su frenillo, y logre que sintiera ese placer profundo que te presiona y quema hasta las articulaciones, que te hace contornear y presionar los dedos de tus pies, que te hace apretarte todo. . Hasta que no pudo contenerse más. Y decoro la escena con una gran eyaculación.
Nunca hasta ahora había agarrado el pene de un hombre. Sí que me agradaba la idea, pero no pensé que fuera tan así.
Me dijo gracias otra vez, pensé que ya nunca podría volver a sentir una erección. Ya casi ni me llamaba la atención el sexo. Pensé que eso había muerto para mí.