Todo ocurrió hace solo una semana, Eva de 18 años, morenita de 1:60 de estatura y cuerpo redondeado por su adolescencia. Hacía meses que se había hecho muy amiga de Mar la sirvienta de la casa, una chica de 19, casi su edad, muy blanca de piel, contrario a la piel morena de Eva, pero de cuerpo muy delgado y bien formado que la hacían parecer mayor y más madura.
Mar tenía un cuartito en la azotea de la casa a donde por las noches iba Eva a hablar con ella «cosas de muchachas». Pero una noche Mar se rió de Eva cuando ésta le habló el «excitante» beso que le había dado su novio. Mar se burló de ella, le dijo que ya no era una niña para andar con esas cosas todavía, que ya era mujer. Eva en vez de enojarse quedó intrigada, fue entonces cuando Mar le comenzó a hablar de su agitada vida sexual, Eva quedó espantada y maravillada a la vez de saber que una chica de su edad era tan liberada y experimentada cuando en su casa ella era solo una niña. A partir de entonces Eva solo iba a la azotea a escuchar las historias y consejos de su amiga Mar. Sin darse cuenta Eva se excitaba al escuchar los pasajes más candentes de la vida sexual de la chica y al volver a su habitación y recostarse en su cama se imaginaba protagonista de tales historias.
Una noche que no podía dormir, a Eva se le hizo fácil, a pesar de la hora, ir a despertar a Mar para que le contara más historias calientes por lo que se dirigió a la azotea con mucho cuidado de no tropezarse en la oscuridad de la noche sin luna. Al acercarse a la ventana la chica vio luz y se acercó a tocar el cristal pero se quedó estupefacta al ver a través del cristal. Un hombre de anchas espaldas estaba entre las piernas abiertas de Mar, moviéndose con fiereza y penetrándola como un animal. Hasta donde se encontraba Eva llegaban los gemidos de la joven sirvienta, eran fuertes y acompasados y era obvio que estaba disfrutando mucho. Eva se comenzó a calentar, se fijaba en cada detalle de la fuerte espalda del hombre, en sus nalgas que se movían con fuerza al penetrar a la chica, en sus fuertes brazos, su grueso cuello. era obvio que era un hombre mucho mayor que Mar, con mucha experiencia y esto calentó más la febril mente adolescente de Eva.
Ella estaba hipnotizada viendo como las nalgas del hombre se movían con fuerza metiendo y sacando su verga, seguramente gruesa, del chochito de Mar. Eva se apoyó en una mesa de planchar que estaba cerca de la ventana y comenzó a frotar su pubis contra el borde de la misma.
En su mente comenzó a fantasear pero sin dejar de ver. La jovencita se calentaba enormemente con las imágenes que tenía frente a sus ojos, tenía una mano entre las piernas y se frotaba viendo la facilidad con la que el tipo manejaba el cuerpo de su amiga Mar, el contraste de su cuerpo pequeño con el cuerpazo enorme del tipo y Eva comenzó a respirar por la boca cuando el tipo se comenzó a acomodar tras Mar para penetrarla en esa posición.
Eva estaba excitadísima, creía que iba a alcanzar un orgasmo en ese momento, el tipo estaba agachado acomodando su verga en el coñito de la joven sirvienta y Eva comenzó a frotarse con más fuerza casi alcanzando el orgasmo. Y cuando este llegó y explotó en su cabeza, el tipo por fin levantó el rostro y comenzó a bombear su verga en el cuerpo de Mar. entre las oleadas del orgasmo, entre el placer y la sorpresa, Eva vio el rostro de su padre. El hombre fornido y maduro, el tipo potente y brutal con el que Eva se había excitado tanto era su propio padre.
Entre tropezones en la oscuridad y su coñito escurriéndole entre las piernas Eva, toda confundida, se dirigió a su habitación. Muchas cosas se iban acomodando en su cabeza, el hecho de que era evidente que su padre se follaba a la sirvienta desde hacia tiempo y que Mar lo disfrutaba enormemente. No era raro que su padre necesitara un desahogo pues Carmen su esposa, y madre de Eva, se había pasado los últimos meses yendo y viniendo varios días a la semana a una población vecina donde vivía su madre para cuidarla pues estaba sola, y como dec&i
acute;a que sus dos hijos ya eran grandecitos para cuidarse solos pues se iba, pero ahora notaba Eva que sus padres estaban algo distanciados si no se explicaba eso.
El cerebro de Eva comenzó a bullir de ideas, tratando de alejarse de la imagen de lo que había visto se imaginó a su pobre padre solo en su recamara y si la calentura era hereditaria entonces estaría tan necesitado como ella y deseando sexo todas las noches, con razón terminó seduciendo a Mar. Y así Eva, sin darse cuenta comenzó a imaginarse de nuevo a su padre en el cuarto de la azotea follándose como un animal a la joven sirvienta, su amiga y confidente. Y se comenzó a masturbar descuidadamente de nuevo imaginándose la escena y ésta comenzó a volverse su fantasía favorita.
En los días siguiente fantaseaba que a espaldas de su padre dejaba la escuela y se buscaba un trabajo de sirvienta en una casa lujosa, se excitaba imaginándose toda clase de maltratos pues siendo de clase acomodada no sabía lo que era eso y ser tratada como una cualquiera, una sirvienta, se imaginaba siendo observada con lujuria por los hijos de la casa, ella con ropa sexy y uniforme cortísimo, pero se excitaba más al imaginarse al supuesto patrón de la casa, se lo imaginaba maduro y fuerte y terminaba fantaseando que ese hombre de sus sueños se la follaba en la cocina, el patio, la sala y la habitación de los patrones. Aun en la escuela mojaba las braguitas al fantasear.
Días después volvió en la noche a buscar a su amiga Mar, pero al acercarse ala puerta escuchó los gemidos de la adolescente sirvienta y el ruido de la cama con el movimiento y forcejeo sexual. Eva se apoyó contra la puerta y comenzó a masturbarse escuchando los ruidos del sexo y los gemidos de Mar, y comenzó a escuchar los murmullos del tipo que se la follaba y que llamaba puta a la chica que penetraba. Eva se alentó aún más con esto, metía sus deditos lo más que podía en su virgen vagina imaginándose que era ella a la que llamaban puta y penetraban con fiereza.
Eva, sonrojada, lo observaba desde su oscuro escondite. Respiraba por la boca excitada por el susto y la adrenalina. No pudo evitar recorrer el cuerpo desnudo de su padre con la vista, su cuerpo de hombre maduro, sus músculos suaves, pero definidos, su rostro decidido, y sobre todo su vista se quedó clavada en su verga aún erecta, tan gruesa, tan llena de venas, algo que nunca antes había visto, a Eva le pareció algo hermoso, como si su padre la blandiera como una espada, orgullosa y dura, a Eva por ser de su padre, le pareció más hermosa aún y se sintió orgullosa de ser hija de un hombre tan varonil.
Cuando él volvió a entrar en el cuartito, Eva se apuró a bajar a la cocina y temblando se sirvió un vaso de agua para calmar los nervios, pero saltó del susto y casi deja caer el vaso cuando a su espalda oyó la voz de su padre autoritaria preguntándole que hacía levantada a esas horas. Eva se dio la vuelta sonrojada, con la mirada hacia el suelo y le contestó que le dio sed y que ahora volvía a la cama. Su padre al verla como apenada y creyéndola adormilada se acercó a besarle la frente, pero al hacerlo como Eva tenía la mirada hacia abajo pudo notar la erección que adivinaba en el pijama de su padre y al abrazarla para besarla esa erección tocó el vientre de Eva que se estremeció como nunca en su vida.
La verga de un verdadero hombre, una erección estupenda la había tocado por primera vez en su vida aunque fuera a través de la tela. Eva después que su padre se retirara prácticamente corrió a su habitación a seguir masturbándose imaginándose a la sirvientita, su amiga Mar y todo lo que ella disfrutaba a su padre.
Prácticamente estuvo en vela toda la noche fantaseando en lo que hacían Mar y su padre en ese cuartito hasta que agotada se quedó dormida casi al amanecer con su mano entre las piernas.
A las diez de la mañana, aunque era sábado, su padre se preocupó porque aún no se levantaba y la fue a buscar, sin tocar entró y la vio en ese estado, enrojeció y se cohibió «hija levántate ya es tarde» le dijo y se fue a su propia habitación de donde no salió hasta la hora de comer.
Al sentarse a comer su padre seguía cohibido, pero Eva sólo se fijaba en la gran sonrisa de Mar y que brillante se le notaba, seguro por todo lo que disfrutaba por las noches. Eva la admiraba más que antes y
cuando Mar le servía el plato al jefe de la casa no pudo evitar imaginarse, en esa cercanía, los besos y caricias prohibidas que se daban en las noches solos en aquel cuartito, Eva sintió como se humedecía en cuestión de segundos, y deseó para ella tanto placer que su padre y su amiga y sirvienta compartían.
Esa noche sus fantasías fueron más intensas, se imaginaba como sirvienta en una casa pudiente, su fantasía favorita, pero esta vez en su fantasía, más que insinuaciones y miradas, todo era plenamente sexual. Eva se masturbaba furiosamente al imaginarse sirvienta y esclava, como los miembros de la casa donde trabajaba la tomaban a placer de todas las formas imaginables y luego la ofrecían a las visitas, todos hombres, que la usaban y disfrutaban como a una verdadera hembra. Eva sentía que explotaría de deseo esa noche si pronto no tenía alivio.
El domingo era el día libre de Mar, pero como no tenía nada que hacer en su casa se quedó en su cuartito, y como el lunes era festivo y no se trabajaba el padre de Eva salió por la noche con sus amigos. Su hermano mayor se acostó temprano y en cuanto Eva estuvo segura que se había dormido subió al cuarto de Mar para cuestionarla cajones de Mar, los revisó todos, y encontró lo que quería, la más caliente lencería de la putita de su amiga y algo que no esperaba encontrar, un pequeño vibrador rosado a baterías.
Eva se desnudó y se probó los distintos juegos de lencería, se veía en el espejo divertida y de vez en cuando ponía su mano entre las piernas y acariciaba sus senos. Después de muchos minutos de hacer esto Eva se decidió por un conjunto que consistía en un sujetador azul rey de encaje, muy pequeñito, medias negras, liguero que hacia juego con el sujetador, zapatillas negras de tacón alto y nada de bragas. se sentía tan puta como su amiga la sirvienta.
Apagó la luz, se acostó en la cama y luego de averiguar como encender el vibrador comenzó a pasárselo entre las piernas, el solo sonido del zumbido eléctrico del aparatito era suficiente para excitarla, pero la vibración que masajeaba su vulva le llenaba la cabeza de ideas y sensaciones, comenzó a soñar de nuevo con su fantasía favorita, solo que ahora en el escenario ideal, estaba en el cuartito de la sirvienta, con su ropa, en su cama y con su vibrador entre las piernas.
Pronto se estaba imaginando que el cuartito estaba en una casa que no era la suya, y que escuchaba pasos acercarse a la puerta, la puerta se abría y en pijama entraba un hombre maduro, el patrón, en su calentura y casi sin darse cuenta le puso el rostro del papá de una de sus amigas, el señor Esquerra, un hombre fornido y con sienes canosas que a Eva siempre le había parecido muy guapo. El señor de la casa le sonreiría y sin más preámbulo se abalanzaría sobre ella para besarla de pies a cabeza, dulcemente y sin dejar lugar sin cubrir por sus labios. Imaginándose esto Eva estuvo a punto de perder su virginidad con el vibrador, pues en su frenesí masturbatorio casi se lo mete imaginándose que era la verga del papá de su amiga. Al darse cuenta de su casi error siguió frotando el vibrador, pero solo por encima de su vulva tratando de concentrarse en sus sensaciones sin perder de vista su coñito.
Pero pronto su imaginación se apoderó de ella y de nuevo estaba imaginándose el cuerpo desnudo del señor Esquerra, su verga probablemente gruesa y algo corta que se metería en su caliente y apretado coñito. La calentura en su cabeza aumentaba a cada segundo y por fin decidió febrilmente que si un vibrador le quitara la virginidad sería algo sin importancia que después de todo facilitaría y le haría disfrutar más su primera relación con una verga de verdad.
Tratando de humedecer completamente el aparatito con sus jugos lo frotó y frotó sobre su vulva hasta sentir que lo había logrado. Luego maniobrándolo lo apuntó hacia su entrada vaginal para empujarlo lenta, pero fuertemente, esperando no sentir dolor. Pero la puerta se abrió de golpe, de la sorpresa la chica dejó caer el vibrador sobre la cama y luego éste rodó hasta el suelo. Despatarrada sobre la cama, con cara de estupefacción Eva en la oscuridad solo pudo distinguir dos figuras masculinas paradas en la entrada del cuartito.
-«¡¡Te dije que aquí iba a estar todavía la putita!!»- dijo la voz ronca de uno de ello
s evidentemente alcoholizado. Eva se dio cuenta que la luz que entraba por la puerta iluminaba la parte inferior de su cuerpo y sobre todo sus piernas abiertas y su vulva húmeda y enrojecida, asustada se encogió hasta llegar a la cabecera de la cama donde no llegaba la luz.
-«Vas a ver que putita tan rica»- dijo la misma voz que Eva pareció reconocer-«Vamos, soy hombre de palabra, perdí la apuesta y ahora te cedo a la putita»- le dijo al otro.
-«Anda pues y no la hagas esperar, vas a ver que apretada y rica está»-
Eva, horrorizada, reconoció por fin la voz del otro como la de su padre, enronquecida por el alcohol y el deseo. Su propio padre alentando a su tío Beto a follarla y poseerla como le plazca, ¡¡¡a su propia hija!!!.
Su tío Beto, estaba convertido en un animal, con sus fuertes manazas la había tomado por la cintura hasta acomodarse encima de ella y luego la tomó por sus delicadas muñecas, separando sus brazos a los lados para luego, con su caliente aliento y lengua y barbilla rasposa por la barba crecida le empezó a lamer la cara y el pecho por encima del bra, luego lamió su cuello y subió a su oreja donde lamiendo y mordiendo comenzó a murmurarle lo que le iba a hacer sin dejar de intercalar entre frases la palabra puta -«Te voy a atravesar con mi verga nenita puta»- le decía jadeando -«¡¡¡te voy a meter la polla en ese coñito tuyo hasta que chilles y goces como la putita que eres!!!»-
Eva nunca se hubiera imaginado a su querido tío hablando así, pero su pesado cuerpo apresando el de ella, su boca ardiente recorriendo su cuerpo y sobre todo esas palabras y esa forma tan brutal de llamarla puta la estaban calentando otra vez, pero esta vez con más fuerza, haciéndola temblar verdaderamente de excitación, obligándola a abrir más las piernas sin el consentimiento de su mente, pero la total anuencia de su excitado cuerpo.
El tío Beto se dio cuenta de esto y más excitado comenzó a frotar su erección a través de la tela de su pantalón contra la expuesta vulvita húmeda de la chica. Eva estaba recibiendo lo que había fantaseado tanto tiempo, un hombre maduro, fornido y tosco estaba frotando su erección contra su parte más íntima, sus fuertes y ásperas manos la sujetaban y acariciaban torpemente y aún sin saber quien era ella, la estaba tratando como la puta adolescente que tanto soñaba ser y en lo que por fin se estaba convirtiendo ante la complacencia de su padre.
Su tío Beto amasaba y mordisqueaba sus pechitos y sus pezones tan duros sin dejar de restregar su cuerpo contra el de ella. Luego levantándose un poco se abrió la bragueta y se bajó el pantalón un poco más abajo de las nalgas. Eva entró en pánico, manoteó a su tío tratando de empujarlo por las caderas y alejarlo de si, pero en el intento manoteó también la verga, delgada, larga y dura y se quedó impávida, de esa forma tan torpe y sin querer había por fin tocado la primera verga de hombre que se le ofrecía, Eva trató de encontrarla de nuevo con sus manos para palparla y saciar su curiosidad, pero antes de que pudiera hacerlo su tío Beto la tomó de las muñecas y alzó sus brazos por sobre su cabeza, luego sin dejar de sujetarla se agachó de nuevo sobre su pecho para morderle y lamerle los duros pezones erectos. -«No por favor no me metas eso»- gemía Eva retorciendo su cuerpo y tratando evitar lo inevitable
-«Que es una verga más de las tantas que ya has tenido, gatita Puta»- le dijo su tío Beto y Eva se estremeció sintiéndose verdaderamente una puta, como si de verdad ella fuera Mar y hubiera disfrutado con todos esos hombres de los que ella le habló. En su mente Eva era esa puta y le excitaba pensar que se merecía el tratamiento que le estaba dando su tío.
Sin mucho preámbulo el tío Beto tomó su verga con la mano que le quedaba libre y la dirigió a la entrada vaginal en el coñito completamente virgen de la chica, donde ni siquiera sus dedos se habían atrevido a penetrar. Eva sinti&o rojo aún en la oscuridad. Mientras su tío se quedaba quieto manteniendo su verga dentro de ella para que la vulva de la chica se adaptara a su tamaño, Eva sintió como un pequeño chorrillo de sangre corría entre sus piernas.
-«Mmmmmm putita caliente»- le dijo su padre creyendo que se dirigía a Mar -«Nunca has gritado así para mi»- La chica s
entía su coñito palpitar de dolor y aún así las palabras de su padre retumbaban en su cabeza como potentes mazazos. Pronto su tío Beto la sintió respirar más acompasadamente y comenzó a bombear con fuerza su verga dentro de la vagina nueva sin usar y apretada de Eva. La adolescente primeriza comenzó a gemir en medio del dolor, el miedo y el placer de lo prohibido, más que las sensaciones lo que la estaba excitando era el saberse usada y tratada brutalmente por machos de los que normalmente esperaría el trato de una princesita para ella. Pero en medio de la oscuridad y sumidos en el alcohol y el deseo sin tapujos Eva veía que cualquier mujer, incluso ella, era una puta en la que cualquier hombre buscaba satisfacerse, sin importar edad ni parentesco.
El tío Beto le metía la polla, arremetida tras arremetida, sin tacto ni compasión, y Eva sentía su coñito estirándose hasta el límite. El morbo más que nada, la estaban haciendo llegar a una altura insospechada para ella, el placer se estaba acumulando como líquido entre sus piernas cuando sintió la verga de su tío detenerse, palpitar y luego sintió algo muy caliente y líquido derramarse en lo profundo de su intimidad. Eva sabía lo que era eso pues Mar se lo había explicado, por lo que al tiempo que sentía el semen de su tío derramarse dentro de su cuerpo un orgasmo estalló entre sus piernas, invadiendo su vientre, sus brazos, sus piernas, su pecho y tomando por asalto su cabeza. Eva se agitaba de pies a cabeza, casi saltando sobre la cama por lo violento del orgasmo.
Al volver la cabeza, con la vista casi cegada de placer, pudo ver a contraluz la figura fornida de su padre sujetando una botella de tequila en una mano mientras que con la otra se masturbaba observando la escena. Eva se estremeció ante la idea, su padre se excitaba y masturbaba al ver como su hija perdía su virginidad, ¡¡la chica en ese momento se sentía maravillosamente puta!!
-«¿La llenaste de leche Beto?»- dijo el padre de Eva y su tío respondió con una sonrisa, magreando a la chica para luego levantarse y quitarle la botella de tequila a su amigo.
-«Me dejaron bien caliente por lo que ahora me toca a mi»- aún en la lasitud del postcoito Eva se espantó por lo que llegaba en oleadas a su mente, su padre se disponía a montarla y poseerla, creyendo que era Mar y no su hija.
Pero el cuerpo de Eva no respondía. Estaba tan sumida en sus sensaciones físicas, el maravilloso despertar sexual que su tío le había dado, que su mente estaba prácticamente nublada de deseo y cuando su propio padre se acomodó sobre ella su instinto de hembra la traicionó abriendo sus piernas y dando un mejor acceso a su vulva al nuevo amante que se aprestaba a enseñarle para que le servía el ser hembra y tener un coñito entre las piernas.
Las manos rudas y gruesas de su padre quemaban la piel de los muslos de Eva, pero cuando sintió la cabeza de su verga, cuando su glande se posó sobre su vulva sintió que el miembro de su padre era de fuego, nunca en su vida había sentido nada igual, y esta terrible y deliciosa sensación la hacía olvidar todo y sentir solo su cuerpo y el del hombre que se aprestaba a poseerla.
Su gordo glande, ancho como un hongo se empujó un poco hacia adentro estirando los pliegues de esa vagina, oleadas de placer emanaban de su vagina, provocadas por esa gruesa verga ardiente y prohibida estaban aniquilando su yo conciente, el ser de 18 años con una vida normal y decente, todo eso felizmente en su mente estaba muriendo para convertirse en una putita, la putita de su padre.
-«¡¡Aaaaay, Papii!!!»- gritó Eva ante las arremetidas salvajes del alcoholizado hombre, con dolor y mucho placer mal contenido, olvidándose de todo que no fuera su cuerpo y la maravillosa verga de Jorge.
-«así, así Mar, ya sabes como me gusta que me llames»- le decía el hombre sin dejar de meterle la verga con fuerza. -«Compórtate, como mi putita rica, como te enseñé. Dime lo que quiero oír»-
Eva sentía una necesidad imperiosa e incontrolable de complacerlo y al mismo tiempo sabía que al hacerlo se sentiría deliciosamente más puta.
-«¡¡¡Si, papi!!! Métemela duro, más fuerte, ¡¡soy tu puta!!! ¡¡¡soy tu perra!!!»- La chica no dejaba de gemir y retorcer su cuerpo, tratando de calmar el ardor de su coñito y al mismo tiempo renovar y multiplicar las gozosas sensaciones de la violación que le estaban pra
cticando. -«¡¡¡Papi, que rico me follas!!! ¡¡¡No dejes de metérmela!!!»
Erick comenzó a bufar como un toro reforzando el ímpetu de sus arremetidas, metiendo cada vez más profundamente su verga al ir venciendo la resistencia de la virgen vaginita de su hija.
Pronto, debido al alcohol y lo apretado del coñito de la chica, el padre de Eva se corrió en su interior. Eva se estremeció, su cuerpo ya reconocía esa sensación caliente en su vientre, pero su subconsciente reconocía también que era su propio padre quien la trataba como puta y la llenaba de su leche prohibida, lo que la hacía estremecerse aún más de placer.
Erick siguió moviendo su ya menguante verga mientras Eva movía las caderas tratando de instintivamente exprimirle hasta la última gota de semen.
-«así mi putita, como lo haría mi Eva, ¡¡mi nenita apretadita!!»- dijo Jorge casi entre dientes creyendo dirigirse a Mar, pero las palabras que llegaron apenas a oídos de Eva la hicieron estremecerse, pero de lo que lo había hecho durante toda esa sesión, su orgasmo nació, creció y se reprodujo en segundos en todo su cuerpo explotando con tal fuerza que no podía controlar el temblor que le ocasionó por varios segundos interminables.
Eva se daba cuenta de lo que aquellas palabras significaban, que su padre la encontraba atractiva, que su padre la deseaba y hasta fantaseaba con poseerla. El orgullo de hembra no solo hinchó el pecho de la chica, sino también sus sensaciones las cuales multiplicó y así sin más, sin preparación y sin saber aún lo que era sintió su primer orgasmo encadenado, su primer orgasmo múltiple y se sintió una mujer plena.
Autor: ERICK-66