Creo que dentro de la mente de un hombre no debe haber cosa más relevante. Bueno, puede ser que si, por ahí el deporte que guste, fútbol, basquet, etc., pero viene inmediatamente después: el tamaño del pene. Es lo que obsesiona por mucho a los adolescentes que esperan perder su virginidad rápidamente: ¿y si lo tengo pequeño? ¿y si me lo ve y se ríe?. Esas y otras preguntas recorren la mente del adolescente. Recorrieron mi mente, cuando era adolescente, y desgraciadamente experimenté el peor escenario: tenerla pequeña.
Y la primera vez que me dí cuenta fue cuando era adolescente. En la secundaria. En uno de esos días de secundaria, durante el receso, se me acercó Natalia. Natalia era la chica fácil de la secundaria. Tenía una mente mucho más adulta que nuestra compañeras de curso y era bastante rápida en términos de sexo. Ya en último año de secundaria, cuando ocurrió esta historia, ella ya había tenido relaciones casi con todos los compañeros hombres del curso, y se decía que hasta con alguna compañera. Excepto conmigo. Y como que para Natalia el sexo era un juego, el tener relaciones con todos los alumnos de nuestro curso era como un objetivo para ella. Por eso, yo era el último obstaculo antes de alcanzar ese objetivo. Por eso, se me acercó durante el receso, empezó a flirtear conmigo. Me decía que no entendía como yo no tenía novia, si no era feo, al contrario era bastante lindo. Yo me ruboricé un poco, porque personalmente no me considero una persona atractiva, sino promedio. Después de eso, hipotetizo que por ahí eso se debía a que las chicas no me veían como un hombre, y que por eso no se me declaraban. Lo que me sorprendió fue lo que pasó a continuación: me dijo que ella me podía hacer un hombre.
De repente, tocó el timbre y Natalia agarró mi brazo y me llevó hasta la parte de atrás del edificio donde cursabamos la secundaria. Vale decir que mi secundaria era de esas gigantescas, con muchos espacios ocultos donde uno podía esconderse si no deseaba ir a la siguiente clase, y que los celadores eran demasiado vagos y no recorrían toda la instalación apenas terminaba el recreo. Por eso encontramos un espacio solitario, sin nadie cerca. Ella me empujó a la pared, y empezó a besarme. Sus manos agarraron mi cara, pero luego descendieron hacia mis caderas, pero luego, definitivamente hacia mis genitales. Ella agarró la zona, pero algo parecía sorprenderle. Por eso, primero bajó mis pantalones, y luego, mis calzoncillos. Mis genitales quedaron al aire libre. Ella se quedó mirándolos por un momento y luego echó a reír. “Por dios, jamás había visto un pito tan pequeño”. Yo rápidamente me incorporé, y subí mis calzoncillos y pantalones, pero ella me detuvo.
“Déjame tomarle una foto…” ella me dijo
“No, basta, no quiero que te rías de mi”, le dije
“Dejame tomarle una, o si no iré a contarle a todo el mundo que la tienes pequeña como un maní” ella me respondió, chantajeándome.
Sin opción, volví a bajarme los calzoncillos y los pantalones, y esperé mientras ella me tomaba un par de fotos. Terminado eso, subí mis calzoncillos, pero nuevamente Natalie me detuvo, pero esta vez, sin decirme nada, agarró mi pene y empezó a hacerme sexo oral. Su técnica era muy buena, primero besaba, lamía y succionaba el glande y luego el resto del pene. Siguió así varios minutos, hasta que no aguante más y eyaculé en su boca.
“Encima de pito corto, eyaculador precoz” me dijo y se fue de allí
Y así empezó una relación de chantaje, pero también de sexo, porque le demostré a Natalie mis “poderes ocultos”, lo que permitió mantener mi secreto a salvo para siempre, pero eso es ya otra historia…
EL DRAMA ES DEL MUCHACHO SE DEJO HUMILLAR POR SUS CORTA EDAD.-
Si, eso es problematico para un muchacho jovencito aún. Que se dedique mejor a chupar conchas o vergas porque con coger con mujeres siempre será un fracaso…