Mi tío es un obseso con el trabajo y yo me follaba a mi tía todos lo días, era increíble lo bien que follaba, lo hacíamos en todos los sitios, cuando me duchaba entraba ella y lo primero que me hacía era meterse mi polla en la boca, en la cocina ella cocinaba yo llegaba por detrás y le magreaba las tetas, le levantaba la falda y se la metía, mi tía era una auténtica folladora y yo la estaba disfrutando.
Para empezar presentaré a los personajes de la historia (como es de suponer lo nombres los voy a cambiar), la protagonista es mi tía Amalia, ella es prima hermana de mi madre, está casada, tiene alrededor de 50 tacos y dos hijos ya mayores que viven por ahí, es bajita, rubia con un cuerpo un poquito rellenito pero con un culo y un par de tetas que me vuelven loco, ¡vaya tetas que tiene mi tía!; yo me llamo Fede tengo 22 años y soy moreno y con un buen cuerpo pues me gusta mucho jugar a baloncesto y a tenis en mi pueblo.
Todo empezó un verano, yo vivo en un pueblo de Extremadura y en verano suelo trabajar en una de las piscinas de mi pueblo, bien como camarero o como socorrista. Ese verano fue cuando me empecé a fijar en el cuerpo de mi tía, no era un cuerpo de otra galaxia pero ese par de tetas y ese culo me excitaban demasiado y además me daba ese morbo de que era mi tía, bueno pues los días pasaban y yo no paraba de pajearme en la enfermería de la piscina o en el almacén pensando en mi tía y a veces me hacía pajas mirándola por una de las ventanas del almacén,… me ponía supercachondo mi querida tía.
Un día ya pensé en actuar, ya no aguantaba más y estando yo en el bar trabajando metido en la cocina llegó mi tía ella sola a tomarse una cerveza, yo estaba cocinando y ella estaba colocada justamente enfrente detrás de la barra, esta es la mía -pensé- y me puse en la puerta de la cocina pero algo retrasado, solo me podía ver ella, y me empecé a desabrochar lo pantalones y me saque la polla (17 cm.) estaba totalmente tiesa por la ocasión, mi tía se dio cuenta y comenzó a mirarme como me pajeaba con ella delante y no hacía nada para levantar sospechas, yo de vez en cuando apartaba las manos y el mandil y dejaba mi polla para que ella la viese, ya tenía los pantalones por las rodillas y estaba super cachondo, de pronto llegó un señor al bar y me tuve que recoger rápidamente. Ahí terminó todo.
Al dia siguiente vi llegar a mi tía a la piscina y yo me fui a la enfermería para hacerme la paja diaria en honor a ella, pero mi sorpresa fue que ese día se puso enfrente de la puerta de la enfermería, y ahora que hago yo -pensé-, es igual, lo que sea será y nada más. Pasé por delante de ella y la saludé dándole dos besos como un buen sobrino y me metí para la enfermería, como yo estaba muy cachondo no lo dudé y justamente delante de ella dentro de la enfermería me bajé las bermudas dejando al aire mi polla tiesa y dura, sin pensarlo dos veces me empecé a hacer una paja delante de mi tía…
Ella estaba a unos 10 metros más o menos tumbada en el césped, de pronto se levantó y me vio con las bermudas por los tobillos y en mi mano 17 cm. de carne super dura por su culpa; acto seguido ella se levantó y se dirigió hacia mi, yo me tapé y traté de disimular, ella me preguntó qué que es lo que estaba haciendo y yo le dije que nada, que estaba descansando y nada más. ¿estás seguro? preguntó mi tía poniendo su mano encima de mi paquete. yo diría que te he visto haciendo otra cosa, lo mismo que hacías ayer en la cocina, ¿o no?…
Yo me quedé avergonzado y no le contesté, ella seguía con su mano encima de mi paquete y poco a poco movía su mano sobre mi polla.
– Es que no lo puedo aguantar, tía Amalia- Dije. – Me pones muy cachondo y siempre que te veo se me pone dura y necesito pajearme, ayer al acostarme me hice una paja pensando en lo que pasó en el bar. -Pues es una pena que desperdicies esa leche- dijo ella tras pensar un rato.
Y sin decir más metió la mano por dentro de las bermudas y sacó mi polla al aire y apuntando hacia arriba
-Tienes una polla muy grande y muy bonita- me dijo. – ¿Puedo probarla a ver si está más sabrosa que la de tu tío?- continuó diciendo. -Por supuesto…
Era increíble lo que me estaba pasando, y se agachó un poco y comenzó a comerme la polla de una forma como solo una tía de 50 años sabe hacer, me hacía disfrutar en cada movimiento de su boca.
Estuve como unos cinco minutos recibiendo una mamada de mi tía Amalia hasta que la dije que no aguantaba más…
-Haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhh- dije en voz baja mientras me corría, ella apartó la boca y puso la mano para que me corriese en su mano, fue una corrida increíble que jamás olvidaré.
-Bueno sobrinito voy a bañarme que me lo he ganado y ya me tengo que marchar para Madrid para seguir con el trabajo- me dijo después de darme su lengua para que la probase.
Al día siguiente no la pude ver y mi abuela me dijo que ya se había ido a Madrid con mi tío. pero…
Al mes siguiente me hicieron una oferta de trabajo desde Fuenlabrada y la acepté porque era muy jugosa.
Mi madre dijo que me fuese a vivir con mis tíos mientras buscaba piso y…acepté sin dudar.
Estuve un par de meses y como mi tío es un obseso con el trabajo me follé a mi tía casi todos lo días, era increíble lo bien que follaba, lo hacíamos en todos los sitios, cuando me duchaba entraba ella y lo primero que me hacía era meterse mi polla en la boca, en la cocina mientras ella cocinaba yo llegaba por detrás y le magreaba las tetas, le levantaba la falda y se la metía sin dudarlo, mi tía era una autentica folladora y yo la estaba disfrutando.
Cuando conocí a la que ahora es mi mujer le conté todo pero en mi presentación cuando me dijo que donde vivía le dije: Vivo con mis tíos y me estoy follando a mi tía…
Me gustaría conocer a mujeres de Extremadura para pasar buenos ratos con ellas, un beso para todas las chicas que lean mi relato y otro para su boquita y su coñito.
Autor: FEDE