Me llamo Pedro y tengo 45 años. Soy un hombre divorciado, de piel morena, con vello en el cuerpo y con algo de músculo debido al gimnasio. La historia que voy a contar ocurrió una semana de agosto, cuando me fui de vacaciones con mi hija, mi amigo Simón y su hija María. Intentaré recrear todo tal y como ocurrió.
Fuimos a pasar una semana en Ibiza, a casa de mi amigo Simón. Era una bonita casa típica ibicenca de más de 300 años, con preciosas vistas al campo y al pueblo, se podía alojar hasta 8 personas, en sus 4 habitaciones dobles, tenía una gran cocina , dos baños y una bonita piscina. Este chalet se encontraba a pocos minutos de varias playas y a 20 minutos de la ciudad. Era un paraíso en medio del campo para estar los 4.
La primera noche que estuvimos en la casa estuvimos jugando los cuatro a diferentes juegos de cartas, y nos acostamos temprano.
Al día siguiente nos fuimos a la playa de Cala conta, una playa muy bonita y retirada de la isla. En la playa estuvimos tomando el sol, jugando a las palas y bañándonos. Cuando María, la hija de mi amigo, decidió sacarse el short que llevaba, quedando en bikini. fui cuando vi que tenía un cuerpo muy bonito con unos pechos bien formados y un culo muy prieto, María es una chica de unos 18 años con pelo moreno, delgada con uno pechos no muy grandes y un culo bien redondito.
Por supuesto alejé de mí cualquier imagen satírica de mi cabeza.
Estuvimos un rato en la playa aburriéndonos hasta que a mi amigo Simón se le ocurrió alquilar unas motos de agua. Por supuesto solo las conduciríamos los padres ya que nuestras hijas aunque tenían 18 años y sabían conducir no tenían carnet, eso ocasionó una bronca entre Simón y María por lo que ella no se quería montar con su padre por lo que Simón me pidió que ella se sentara conmigo y así lo hicimos.
Nos pusimos el traje de neopreno encima de nuestros bañadores, el chaleco salvavidas y luego una vez listos salimos a correr con las motos, yo hice que María se agarrara fuertemente a mi cintura debido a los saltos que daba la moto en el agua. Alejados de la orilla en alta mar nos paramos a esperar a Simón y a mi hija que se habían quedo algo rezagados.
María me pidió conducir la moto de agua, Simón se negó pero yo viendo que la mar estaba muy tranquila se lo permití. la verdad es que soy un sol de padre. Simón, viendo lo que iba a hacer le dijo a mi hija que si quería llevar la moto ella también, pero mi hija no quiso, Yo me puse detrás de María, junté mi cuerpo al suyo, algo que resultó excitante ya que ella pegó un salto al sentir mi cuerpo musculoso de 1,80 detrás de su cuerpo delgado de 1,60, la rodee con mis brazos para que no se cayera y comenzamos a acelerar. La moto daba saltos que hacían que su cuerpo chocara contra el mío, haciendo que nos juntásemos mas en la moto .
Cuando se acabó la hora cambiamos de posición y nos dirigimos a la playa, mientras Simón hablaba con el chico de las motos yo ayudaba a mi hija a quitarse el chaleco y el neopreno mientras miraba a María la cual se había deshecho de su chaleco y se estaba quitando el neopreno, con la mala fortuna o buena fortuna que de su bikini naranja se había escapado un pecho, no quise decir nada y aparté la vista. Ella en vez de volver a guardarlo lo dejaba al aire, yo miraba a su padre que estaba de espaldas, a ella y miraba a mi hija. Mi hija estaba absorta en quitarse el traje de neopreno, Simón de espaldas a nosotros hablando con el chico y volvía a mirar a María apartando la vista para no aprovecharme de la situación, ella me miraba como esperando alguna respuesta mía pero yo no hacía más que apartar la mirada, la miraba a la cara, miraba su pezón y luego apartaba la mirada. Ella al poco se dio cuenta y la volvió a meter bajo su bikini mirándome y poniendo cara de avergonzada. Tengo que confesar que mis ojos se había fijado en su pecho y sobretodo en su pezón, era marrón oscuro.
Esa noche nos fuimos a cenar al pueblo, tras la cena fuimos a pasar por las calles de esta bella isla buscando un helado, cuando a las chicas vieron un cartel donde decía que en la discoteca Privilege tocaba DJ Mike, y quisieron ir.
– Vamos papá vamos a la discoteca.- dijo María.
– No, esos sitios son muy ruidosos.- Dijo Simón.
– Vamos abuelete.- le dije a Simón para meterme con él.
– Si te crees tan joven ¿por qué no vas con ellas?
– Si papa.- dijo mi hija.
– Vale dejamos al abuelo en casa y nos vamos los jóvenes a la disco.
– No hace falta, el abuelo se coge un taxi y te deja el coche para ti, jovencito.
Diciendo esto se marchó Simón y el resto nos fuimos a la discoteca.
La disco estaba llena de gente joven en la sala central, le dije a las chicas que me quedaba en la barra que dentro de una hora nos vemos en la barra para el control paterno, y que no bebieran mucho alcohol. Ellas aceptaron.
Estuve bebiendo varias copas con una mujer que había conocido, una tal Jane, rubia de 40 y pocos años con un vestido rojo que dejaba ver por arriba mucho y por abajo sus largas piernas con un tatuaje de una lagartija. Bailaba de una forma tan sensual que me estaba poniendo cachondo perdido, perdí la noción del tiempo cuando me dí cuenta había pasado una hora y María apareció en la barra sin mi hija. Los dos esperamos a mi hija y la rubia explosiva se marchó de nuestro lado, al poco apareció mi hija con un muchacho de la mano que se llamaba Raúl y era un amigo suyo de la facultad que estaba pasando el verano con sus amigos en la isla y los cuales se iban a ir a Pacha a seguir la fiesta. María no quería ir pero mi hija si. Raúl se ofreció a llevarla a casa, yo le dije a ella que a antes de las 5 debía de estar en el chalet también le pregunté si sabía donde quedaba, ella no lo sabía pero Raúl sí, y se fueron.
María y yo nos quedamos en la disco mi estado etílico me impedía conducir así que María dijo que la mejor forma de bajar el nivel de alcohol era bailando y nos fuimos a la pista de baile a bailar. Estuvimos bailando de forma desenfrenada la abrazaba y ella me abrazaba, se deslizaba delante mía con su delgado cuerpo y yo la observaba como se movía de esa forma tan sensual hacía calor, y veía como las gotas de sudor entraban en su escote, en mi mente esas gotas iban a desembarcar en su pezones, no podía quitarme la imagen de su pecho de la cabeza y más cuando estaba tan borracho y hacía tanto calor, ella me miraba a los ojos y luego de forma siseante baja su cuerpo para luego de la misma forma subía, tras un largo rato bailando nos fuimos a la playa a descansar de tanto alcohol.
En la playa me senté en la arena, y ella enfrente mía seguí moviéndome.
– Caminar ayuda a bajar el pedo.- Dijo ella.
– Si pero yo estoy muy borracho y muy cansado.- Le dije
– Vente a bañarte seguro que así se te baja el pedo.- Dijo ella.
– Seguro que con el pedo que llevo me ahogo.- Le dije
– Anda vente.- Dijo ella.
– No.- Le dije
– Venga ven!..- Dijo ella.
– No de verdad está muy fría.
– No te hagas el viejo ven.- Dijo ella.
– No me lo hago, es que soy viejo.- Le dije
– No es cierto.- dijo mientras se quitó la camiseta roja que tapaba su sujetador.
– ¿Qué haces? estate quieta.- Le dije
– Si no lo hacemos con luna llena cuando lo vamos a hacer.
– Ven.-.- Le dije – No de verdad ven, es que tengo…frío.
– ¿Quieres que te haga un bailecito para que entres en calor?- dijo mientras se desprendía de su pantalón vaquero y me lo lanzaba.
– No tengo ganas.- Le dije.
– Este baile es solo para ti.- comenzó a bailar de forma sensual a escasos 2 metros de mí. La verdad es que se veía muy sensual y muy provocativa.
– Vale, para.- Le dije
– No me mires así..- me quedé desubicado había cambiado mi forma de ver a esa niña y ahora vestida únicamente con su sujetador y su bragas la veía como una mujer.
– Qué…? .- Le dije
– Venga mueve el culo.- dijo mientras que se quitaba el sujetador.
– No, para.- Le dije
– Te molesto, así verdad.
– No es eso, lo que quiero decir es que….- Le dije
– Carpe Diem, vive el momento ahora que eres joven.- dijo mientras me tiraba su sujetador.
– ¿ qué haces María? para.- ella no paró y se quitó las bragas y me las lanzó.
– Para, María.- ella dándome la espalda se metió en la agua.
– Venga, no me dejes sola. Vamos ven al agua.
– Seguro que hay medusas y tiburones.
– Vamos Carpe Diem, disfruta el momento, vamos ven al agua..- decía ella totalmente desnuda mojada por las olas del mar.
Finalmente me convenció y me quité mi ropa quedándome únicamente con los calzoncillos y me metí en el agua
-Pero quítate lo todo.
-Si hombre, si piensas que me voy a bañar contigo totalmente desnudo estás loca.- Le dije
-Vale.
En el agua ella empezó a quitar me los calzoncillos, entre forcejeo mi cuerpo chocó contra sus senos duros por el frío yo la alejé haciéndole una ahogadilla. ella salió de la ahogadilla y de un salto se agarró a mi cuello plantándome un beso en la boca. al principio no supe reaccionar pero cuando reaccione la aparté de mi.
– ¿Qué haces?, ¿estas loca?.- ella tenía la mirada baja y tras un silencio cubriéndose los pechos dijo.
– Tengo frío.- saliendo del agua.
Me quedé algo parado asimilando lo que había pasado, me había besado una ninfa de 18 años, ninfa que tenía un cuerpo delgado, un culo apretadito y unos pechos mediando hermosos… era para estar entusiasmado pero… era la hija de mi mejor amigo y eso estaba mal.
Nada más salir del agua ella se sentó en la arena tapándose sus pechos por el frío.
– No me hagas esas cosas María.- Le dije
– Lo siento.
– No me puedes hacer esto.- Le dije
– Lo siento, no se que me ha pasado, ¿estás enfadado?
– No estoy enfadado, no puedes.. no puedes… no esta bien.- Le dije
– Lo sé.- me senté en la arena junto a ella.
– Ponte en mi lugar, tu padre es mi mejor amigo, soy mucho mas mayor que tú… es más podría ser tu padre.- Le dije
– Si lo sé. pero es que contigo puedo hablar me escuchas y no me juzgas como mi padre.Cuando estoy contigo siento que nada malo puede pasarme. me siento bien. ¿tu te sientes bien?
– Si me siento bien.- Le dije
– Mierda tengo frío.
Mire alrededor y viendo que no había nada con que taparla le pasé el brazo por detrás pegándola a mi cuerpo para darle calor.
Ella también me abrazó por detrás, luego subió la cabeza y volvió a besarme.
– María, para.- Le dije
ella me besó otra vez.
– María, para.- Le dije
Volvió a besarme.
– María, por favor.- Le dije
– Cállate.- Dijo ella.
– estate quieta.- poco a poco mis fuerzas se iban doblegando, mientras ella me besaba una y otra vez.
– Por favor María, para.- no ofrecía resistencia alguna solo ecos de decencia por su padre, pero eso labios me estaban desarmando.
– ¿Qué haces?.- ella no hablaba y yo estaba sucumbiendo al deseo a sus labios, a su piel.
– Joder.- fue mi último cartucho con eso quedé desarmado ante la lujuria.
Nos empezamos a besar con mucha lengua, mucha lujuria, mucho deseo, era lo prohibido la hija de mi amigo, un incesto, conocía a esa chica desde que nació, era como hacer el amor con mi propia hija.
No nos alcanzaban las manos para manosearnos. Yo acariciaba sus pechos, su culo, ella acariciaba mi cabello mientras metía la mano bajo mis calzoncillos para coger mi morcilla. No podía creer que la hijita de mi amigo fuera tan puta.
Por supuesto que ella no se quedó en solo agarrar mi polla. Mi pene fue masturbado varias veces por ambas manos de María, que bien sabía mover la polla de un hombre. Era increíble ella pajeaba de maravillas.
Tomamos un respiro, nos miramos a los ojos, sabíamos que eso que estaba pasando no estaba bien pero que rico es el pecado.
Dándome un beso en los labios, se agachó y me saco el pene. Me la comenzó a chupar suavemente, no sabía hacerlo bien, pero ver a esa chiquilla tan hermosa agarrando mi miembro entre sus labios era un momento único. Término de chupármela y sin perder tiempo la volteé y la tumbe sobre la arena y bajé hasta su rosado coñito que estaba mojadito, lamí y lamí por varios minutos arrancándole varios gemidos de placer.
Ya no aguantaba más, me terminé de quitar los calzoncillos, le abrí sus piernas, ahora ella estaba a mi antojo. Puse mi polla entre los labios de su coño y lentamente, disfrutando del momento comencé a meterla dentro. Me encantaba mirar su cara de excitación sintiendo como esa morcilla estaba entrando dentro de ella. Me la estuve follando largos minutos y conseguí arrancarle hasta dos orgasmos.
Le saqué la polla, húmeda de su jugos vaginales y le junté las piernas. Ella estaba rendida de los orgasmos entonces la puse a cuatro patas con el culo en pompa, le sacudí la arena dándole unos azotes en el culo, cosa que le encantó. La agarré fuertemente de las caderas y puse mi pene en su ano, le metí suavemente, haciendo que gimiera. Estaba entrando todo; mis huevos colgados chocaban contra conchita. María gemía con cada metida y sacada, gemía tan fuerte porque su pequeño agujero se abría al máximo con cada empujada, nadie podía escucharla las música de la discoteca nos hacía de pantalla, eso hacía que pudiéramos gritar todo lo que quisiéramos.
En pocos minutos me corrí dentro de su culo, el cual parecía un hormiguero de cual agujero negro salía gotas blancas de semen mío.
Tras recuperarnos nos bañamos en el mar otra vez para quitarnos la arena y los flujos, nos vestimos y volvimos al coche para regresar a casa. Durante el tiempo que estuvimos bajo el mismo techo en casa de su padre hubo más encuentros. Cuando todos se acostaban ella se escapa a mi habitación para follar, pero eso es otra historia que os contaré en otro momento…