Me llamo Ernesto y tengo 29 años, siempre me han gustado las emociones fuertes y en cuanto a mi sexualidad, me gusta disfrutar mi cuerpo y experimentar todo tipo de cosas, en relación a las mujeres tengo poca experiencia, contrariamente con los hombres, siempre me han gustado las personas mayores, y en esta historia les cuento como me ligué a una anciana vecina mía.
Empezaré describiéndome, no soy delgado ni soy gordo, es algo así como termino medio, tengo buen cuerpo, y una herramienta de buen ver, aproximadamente 17 cm., eso si muy gruesa, y no soy guapo, pero tampoco nada feo.
Una vez me dispuse a trabajar un rato en lo que es la barda de mi casa, ya que mi trabajo entre semana no me había permitido darle mantenimiento y me puse una camisa corta muy pegada al cuerpo y unos pantalones cortos, tenis y nada de ropa interior.
Estaba ocupado arreglando un portón subido en una escalera, cuando mi vecina pasa a mi lado y me dice, hola Ernesto ¿cómo esta? hecho que no me pareció nada importante, yo solamente saludé con la cabeza y listo, me dediqué a continuar mi trabajo, aproximadamente 10 minutos después, vuelve mi vecina a pasar y me dice: – Oiga vecino que bien se ve, le ha sentado el clima, por que se ve Ud. Muy bien…
– Se ve que esta haciendo ejercicio últimamenteYo solamente sonreía y lo único que pude decir fue: gracias… seguí con mi trabajo, pero empecé a pensar mil cosas cuando mi vecina se alejaba y de pronto tuve una erección, siempre me ha gustado exhibir mi cuerpo y cuando puedo lo hago, pero ahora se me estaba ocurriendo que podría empezar a enseñarle algo más que lo que mi vecina había visto por encima de mi ropa, y decidí montar un plan.
Mi vecina es una señora de 60 años de edad, y a mi me excitaba tanto el hecho de que yo podría atraer la atención de alguien igual que a ella, así que empecé a buscar mi ropa interior más provocativa: un bóxer que me quedaba muy ajustado, y debajo de el una tanga, una camisa muy pegada nuevamente y después mi ropa convencional. La estuve esperando desde mi ventana, hasta que ella pasó por mi casa y voltea a ver si yo no estaba por ahí, y cuando hizo eso yo salgo.
-Hola vecino.
-Hola, ¿cómo esta? -No tan bien como usted- y sonríe.
-Voy a hacer mis compras, ¿no se le ofrece a Ud, nada?Me quedé mudo, yo quería decirle que se me ofrecía que me chupara la verga, pero me detuve.
-Si vecina, me podría comprar una caja de cigarrillos.
-Cuando regrese yo se la paso a dejar Ernestito.
-Es probable que me este bañando por que voy a salir, pero puede pasar y dejármela en la mesa, por favor.
Y así fue, me metí rápidamente a bañarme, y en seguida, me puse la tanga y encima el bóxer, y esperé en mi cuarto hasta que oí ruido.
Era ella, que había entrado por primera vez a mi casa y desde mi cuarto vi que se dirigió al baño, creyendo que yo estaría ba&n Ernesto, ya le dejé su encargo sobre la mesa…
Yo me puse muy nervioso a pesar de que yo sabía que ella estaba ahí, y volteé asustado. Me dijo: No se apene Ernesto, yo ya he visto mucho en mi vida – se rió- -Disculpe vecina – mientras me colocaba una toalla en la cintura, – lo que pasa es que no sentí su llegada, pensé que iba a tardar más, que pena que me haya encontrado así, en ropa interior.
Ay pero eso no parece ropa interior, me responde, ¡le falta mucha tela! Bueno si lo que pasa es que ahora así se usa, se supone que es para enseñar más, le dije. Fingió que se sonrojaba, pero yo notaba que no quitaba su vista de mi entrepierna, lo cual me excitaba cada vez más, y claro que se notaba sobre la toalla. ¿Ernesto, le puedo pedir algo? me dijo con voz apenada.
-claro lo que usted me pida, le dije- mientras me trataba de poner una camisa.
¡No, no se vista!- respondió desesperada,- lo que pasa es que yo nunca había visto un calzón como ese que trae Ud. puesto, así que quisiera que me lo enseñara nuevamente, espero que no se moleste.
-Claro que si señora-, y solté mi toalla, y ahí estaba yo, enfrente de mi vecina de 60 años de edad, mostrándole mis atributos en su máximo esplendor: mi abdomen marcado, mis piernas fuertes y formadas, mis brazos ejercitados, yo mismo me excitaba al mostrarme enfrente de esa
mujer de edad, y solo veía que en sus ojos se formaba un brillo de deseo mezclado con morbo. Solamente se oyó un suspiro…
-Acérquese – le pedí.
-¿Para qué? – me respondió con miedo.
Pues para que vea mi ropa, de cerca la puede apreciar mejor.
Se acercó lentamente como pensando que es lo que estaba haciendo y le pedí que se sentara en la cama de mi habitación, mientras yo me daba una vuelta muy lentamente y de repente me acerqué y le dije: toque la tela es muy suave. Ella acercó su mano y la puso suavemente en mi bulto, exclamando: -Que rico se siente- sin más ni más, bajó mi tanga hasta mis rodillas, mi verga saltó hacia enfrente, y lucía como nunca, hinchada y brillante, con líquido en la punta, esperando a que mi vecina hiciera lo que debía hacer.
Ella se hincó en el piso, y me dijo: -Estás muy bueno Ernesto- y comenzó a chuparme los testículos, sosteniendo fuertemente mi verga como si se le fuera a escapar.
Supe que tenía más de 30 años que no estaba con ningún hombre y eso me excitaba mucho, también el hecho que fuera una mujer mayor, muy mayor, eran más de 30 años los que nos separaban. Yo estaba que no me la creía, mi plan había dado resultado, y mientras ella continuaba mamándome la verga, no pude evitarlo y me vine en su boca, ella no dejó de chupar mi verga hasta acabar con la última gota de semen, se levantó del piso, y me dio las gracias. Ella salió de mi habitación y de mi casa, y yo quedé acostado con la tanga hasta las rodillas solamente pensando en que momento me iba a coger a esa señora que ya había cedido. Lo cual contaré en otra ocasión escríbanme todos aquellos que les guste el exhibicionismo, el sexo con maduras y el amor filial, soy de Veracruz, México
Autor: Ernesto x Erniernexto ( arroba ) hotmail.com