El último examen del trimestre para mis alumnos de segundo de bachillerato, más bien era el examen para los que no había aprobado el parcial pudieran eliminarse materia.
Allí tenía a los peores estudiantes de mi clase, Paúl, el malote de la clase, Bruno el que aspiraba a un 5 raspado, Berta la que pasaba de estudiar , otros tantos y Helena la repetidora de la clase, la chica que ya hiciera frío o calor siempre nos lucía un bonito escote y minifalda además le gustaba sentarse en primera fila y jugar con su piernas, las primeras veces tuve que contenerme para no mirarle las bragas, bueno más bien tanga qué era lo que ella solía llevar a clase. En esta ocasión llevaba un short y una camisa blanca que tenía desabrochada los dos botones de arriba mostrando sus pechos.
Los metí en una sala a los 13 y poco a poco fueron terminados, Helena escribía y luego susurraba algo con los labios se quedaba pensando y luego volvía a escribir, el resto escribía a destajo.
Ya había pasado una hora y muchos habían terminado, hora que me había pasado mirando las piernas de Helena, sus labios, sus manos y sus pechos, para evitar malos pensamientos me puse a corregir los que habían entregado, todos muy flojos con lo que terminé pronto. Recordé que tenía trabajos que corregir y si quería tener una fiestas tranquilas podía corregirlos, pero estaban en mi despacho, junto a la sala de profesores, viendo que únicamente quedaban Helena, Paul y Bruno me los subía a los tres les dije que tomaran sus cosas y sus exámenes y sin hablar íbamos a la sala de profesores. Todos me miraron extrañados pero me hicieron caso y en fila de a uno caminamos hasta la sala en silencio. Era 22 de diciembre, sábado, y el centro estaba vacío de alumnos y de maestros así que no nos cruzamos con nadie. Cada uno se sentó en una mesa y siguieron con el examen yo me puse en mi mesa a corregir.
El primero en terminar fue Paul, el cual al corregirlo hizo un examen de 5, el siguiente fue Bruno que sacó un 4,5 me tenía que pensar su nota final cerrando la puerta tras él al salir y ya la última casi sobre la bocina Helena la cual me entregó su examen y se quedó quieta enfrente mía.
- ¿qué ocurre? – le dije levantando la mirada.
- ¿me lo puede corregir? – dijo ella.
- Claro siéntate – y se sentó delante mía.
Hice un vistazo rápido y vi aros fallos, no graves pero dignos de mencionar. Me levanté y me use detrás de ella dejando caer el examen delante suya.
- Fíjate Helena – le dije señalando un fallo, ella, parece que queriendo apoyó sus pechos sobre la mesa haciendo que la blusa se abriera más dándome una visión de sus abultados pechos. Hice una pausa y luego comencé a comentarle el fallo.
Ella me miró y sonrió.
Seguí corrigiendo su examen con ella y puse mi mano en el borde de la mesa para apoyarme, luego acerqué mi cuerpo al de ella y pude olerle el aroma de su cabello, no era colonia, ni perfume era su olor personal.
Comencé a mover la mano de la mesa hasta que mi dedo pulgar rozó su pecho, ella se separó un poco pero luego volvió a dejar el pecho cerca de mi mano todo ello mientras yo le hablaba. Puse mi otra mano al otro lado de su cuerpo y poco a poco iba cerrando el cerco entre mis manos y sus pechos hasta que ya no podía moverse sin que hubiera roce.
Acerqué mi cuerpo a ella con la excusa de leer una cosa , ella se quitó el pelo echándolo a un lado dejando al descubierto su cuello, me paré a oler lo, ella giró la cabeza a otro lado para dejarme hacer, no lo dudé y comencé a besarle el cuello, sé que estaba cometiendo un error abusando de mi alumna pero mi calentón era enorme, muchas clases sin poder mirar, sin poder oler sin poder disfrutar, ahora estábamos solos, nadie podía entrar en la sala sin llaves y solo los profesores teníamos llaves y en ese momento solo estaba yo como poseedor de llave, además ella lo deseaba más que yo. La besaba en el cuello y ella suspiraba, luego mis manos dejaron la mesa para acariciar sus pechos, ella se dejaba, dejé de besarla para fijar mi mirada en mis manos que comenzaban a desabrochar los botones de su blusa, empezando a descubrir sus enormes pechos. Ella observaba como mis ágiles dedos desabrocharon cada uno de sus botones hasta llegar al último.
- Ponte de pie – le susurré al oído y me separé de ella. Ella echó la silla atrás se levantó y se dio la vuelta con la mirada baja observando como mis manos acariciaban sus senos.
Mis manos dejaron paso a mi boca y subiéndose a mi mesa comencé a besarle los pechos y lamer los pezones, ella disfrutaba en silencio de mis lametones en sus pechos. Aunque estaba disfrutando de los pechos de mi alumna se me echaba el tiempo encima e iban a cerrar el centro así que dejé de lamer los pechos para que fuera su turno. La ayudé a bajarse de la mesa, luego la apreté entre mis brazos y comencé a besarle la boca, ambos nos besábamos con deseo y algo de morbo, la relaciones de maestro alumna siempre dan morbo, no?, mientras nuestras bocas estaban ocupadas mis manos comenzaron a quitarme los botones de mi camisa, cuando hubo quitado todos Helena comenzó a acariciar mi torso, luego mis manos se fueron a mi pantalón botón y cremallera me bajé los calzoncillos, deje espacio entre nosotros acabando nuestro beso para que ella viera lo que tenía entre las piernas. Ella no lo dudó se puso de rodillas y comenzó a mamarme la polla como una experta. Acariciaba con una mano mis testículos, y con la otra me echaba el pellejo hacia abajo para que mi polla no tuviera capucha, luego con la punta de su lengua rodeaba mi glande, otras veces desde la base de mi polla hasta la punta pasaba su lengua cuando no se la metía hasta el fondo y hacía vibrar la garganta algo que me daba placer. Mi alumna era una experta comedora de pollas.
No pude aguantar más y la hice ponerse de pie, le quité su short, pantalón corto y su tanga, quedándose, al igual que yo totalmente desnuda en la sala de profesores, la volví a hacer subir a la mesa y luego guíe mi polla hacía su coño comenzando así un amor incestuoso entre alumna y maestro.
Acabé corriéndome encima dentro de su coño y cuando saqué la polla todo mi semen que salió de su coño manchó su examen y el de sus compañeros quedando inservibles, los aprobé a todos así ninguno se iba a quejar respecto a ella cambió nuestra relación y de vez en cuando follábamos en mi despacho en un hotel, fue mi alumna ejemplar y mi putita también.