Después de comer me mantuvo a cuatro patas, hasta las ocho de la tarde fui usada como si fuese una mesa
Después de comer me mantuvo a cuatro patas, hasta las ocho de la tarde fui usada como si fuese una mesa, sobre mi espalda colocó varios objetos, tales como platos, ceniceros, vasos, todos llenos yo no podía moverme ni un milímetro. Al principio la postura no era incómoda y apenas sentía el peso pero con el paso de las horas y su continuo acariciar mi entrepierna dejándome siempre al borde del orgasmo, mi mente no era capaz de asimilar todo el placer que sentía, mis flujos caían por, entre mis piernas manchando el suelo, intentaba pensar en cosas diferentes para no desairar a mi dueña, tirándole lo que tenía sobre mi espalda, aunque deseaba sentir la fusta en mi culo nuevamente hasta ponerlo como el tomate, anhelaba que lo fuese para su placer, no porque le haya fallado.
· «Esta noche te meterás como mínimo dos deditos en tu culo… eso sí sin sacarte las bolitas chinas, quiero dilatar al máximo tanto tu culo como tu coño», me dijo Sonia severamente.
Asentí levemente, mientras me ponía la ropa interior, que había traído de mi casa sobre la que me había dejado «mi dueña», la cual me besó ardorosamente antes de irme de su casa. El saber que era de ella, me había dado una seguridad en mi que antes no tenía, mientras caminaba sentía las bolas en mi interior lo que hizo que mis pezones se pusieran duros y puntiagudos, y mi coño estuviese encharcado. Al entrar en mi casa, mis padres y hermanos se hallaban frente al televisor viendo el fútbol.
· «Bien así podré ocultar mi ropita de ramera», pensé para mí. «Mamá que me voy a mi cuarto a seguir estudiando», les dije ocultando mi excitación.
Entré en mi cuarto y me encerré, seguidamente me desnudé quedándome solamente con las prendas que Sonia, «mi dueña», «me había regalado», aunque yo sabía que se las tendría «que pagar» de algún modo. Me introduje el índice y el corazón en mi boca mientras mi mano izquierda recorría mi entrepierna en toda su extensión, cuando ya llevaba algunos minutos con mis dedos jugueteando con mi lengua decidí que era el momento de introducírmelos por el culo primero el índice, tras un rato haciendo intentos logré masturbarme metiéndome los dos dedos en el culo, así estuve un cuarto de hora metiendo y sacando mis deditos de mi, hasta ese momento, virgen trasero, hasta que logré un orgasmo pletórico. Nunca imaginé que aquel oscuro orificio de mi cuerpo pudiera generar tanto placer, escondí la ropa interior que mi AMA Sonia me había dado, aún la conservo con cariño. Me puse mi ropa interior, nada que ver con la que gastaba Sonia, me sentía peor que con la que había escondido, pero en mi casa nadie tenía que saber mi situación de sierva de mi amiga. Me puse con los libros por delante pero al recordar todo lo que me había ocurrido durante aquel fin de semana, era como si hubiese pasado un siglo desde que salí de mi casa para estudiar con mi amiga, y ahora Ama, aquel sábado noche en el garito donde me dejé llevar por mi instinto sexual y culminé el domingo cuando Sonia, por capricho, me azotó con saña y obtuve el orgasmo más salvaje que yo haya podido recordar, me corrí como una zorra, y en eso me quería convertir en la tía más puta que nadie hubiera podido imaginar.
Aquella noche tuve demasiados sueños, sobre todo relacionados con lo que había vivido con mi Ama Sonia. A la mañana siguiente, me vestí con una camisa normal, y con una falda que me llegaba por encima de la rodilla, cuando salí de mi casa corrí al punto en el que Sonia y yo nos encontrábamos todas las mañanas, aquel día quería estar puntual que no me esperase. Al llegar al punto donde nos reuníamos ya estaba esperándome.
· «Cuando lleguemos al Instituto, te quitas las bragas y el sostén, no tienes permiso para llevarlas puestas, recuerda eres mi sierva y solo podrás ir como yo te autorice», me dijo autoritariamente.
· «Sí, mi ama», le dije mirando al suelo.
Al llegar al Instituto me dirigí hacia los servicios, en la mochila oculté mis bragas y mi sostén, en el aula de exámenes Sonia me había reservado un lugar, a su derecha. Poco despu&eac
ute;s la vieja de química se pasea entre las mesas entregando los exámenes, la muy puta ha hecho seis exámenes de forma tal que nadie conozca los resultados de dos que tenga el mismo examen. Durante el examen le corregí al menos doce errores a mi Señora, después del examen el Director nos dio las vacaciones y en unos días tendría que recoger las notas, tanto las mías como las de Sonia, ya que se iba con sus padres a la casa de su abuela.
· «¡Ven sierva!» me dijo con severidad.
Yo no respondí, solamente seguí el camino, tanto el que seguíamos como el que ella me estaba abriendo en mi vida, que había tomado en dirección hacia su casa, supuse yo y no me equivoqué. A los pocos minutos me encontraba atravesando el umbral de su casa, recordé lo que me dijo el día anterior de lo que debía hacer en cuanto entrase en su casa, y mi ropa cayó al suelo inmediatamente después de cerrarse la puerta de la calle. Seguidamente me coloqué a cuatro patas y seguí a mi propietaria.
· «Mamá, ¿me ayudas a terminar su adiestramiento?», preguntó mi Señora.
· «Puedo ayudarte, pero ten en cuenta que antes del uno de septiembre tenemos que estar lejos de aquí y no podemos llevárnosla… «, le decía su madre.
Al oír aquello, me aterré Sonia se iba y me iba a dejar sola.
· «Procura disfrutar de nuestros últimos momentos juntas, ya que papá se va fuera de España, su empresa le ha destinado en el extranjero y mi madre y yo le acompañaremos y tú no podrás venir con nosotras…», me dijo Sonia dulcemente.
De pronto alguien me tumbó y mis manos fueron obligadas a unirse bajo mi espalda, mientras mis piernas eran inmovilizadas con algo que se me clavaba en la carne, no podía ver por que mi ama puso su precioso pie sobre mi rostro y yo me dejé llevar por mi devoción hacia mi propietaria y comencé a lamerlo con deleite, sin importarme el dolor de mis piernas, es más lo deseaba, yo no me conocía. En el día anterior fui azotada por capricho y tuve dos orgasmos salvajes y ahora deseaba volver a serlo para disfrutar de un placer tan animal, y empecé a sentir como se me humedecía el coño. Sonia y su madre me cogieron por debajo de los hombros y me arrastraron hasta la habitación que yo creía que era el dormitorio de sus padres y resultó ser la sala donde torturaban a sus esclavas y esclavos. Me dejaron caer de golpe al suelo
· «Ahora contarás cada azote que te de, y nos darás las gracias por todo lo que hemos hecho por ti puta» me dijo la madre de Sonia.
Yo no tuve más remedio que aceptar la imposición de la madre de mi propietaria, recibí cincuenta golpes con la fusta que conté, no sé como pero lo hice, y les agradecí el esfuerzo que realizaban para enseñarme a ser una mujer complaciente con los caprichos de todo el mundo, a quien me entregasen ellas supuse. Mientras me azotaban volvía sentir la misma sensación de placer inenarrable, que en la tarde anterior me hizo disfrutar de dos orgasmos salvajes como nunca lo había tenido, me estaba invadiendo costándome trabajo el mantener la cuenta y el hablar en voz alta como me exigían., haciendo que me volviese a correr de una forma salvaje. Me dejaron sola en la habitación y pude reflexionar, algo que no había hecho en los últimos días solamente dejarme llevar, sin pensar en el qué estaba haciendo ni en sus consecuencias, en ese momento tenia el culo como un tomate y me ardía, pensé que en aquel momento no me podría ni poner la falda. Sorprendentemente no me cuestionaba nada, si a la madre de mi propietaria le apetecía azotarme con saña, yo no era nadie para oponerme a sus caprichos mi papel se resumía en complacer a todo el mundo a quien Sonia me entregase.
Esos pensamientos tenía cuando entró nuevamente la madre de Sonia y comenzó a ponerme algo frío sobre las partes golpeadas con ella, supongo que sería algún tipo de crema para el cutis o similar.
· «Esta tarde vendrás por aquí, mi hija estará fuera y yo quiero ver que tal te portas, espero que sea como mi hija me ha dicho, porque de lo contrario lo vas a pasar muy mal putona, porque eso es lo que eres una puta que venderá su cuerpo para mantener a mi niña… «, me dijo severamente la madre de Sonia.
· «Sí Ama», fue la respuesta que le di a la madre de mi propietaria.
La respuesta que le di tuvo que ser de su agrado porque me dedic&
oacute; una media sonrisa, mientras me aplicaba la crema sobre las partes de mi cuerpo que fueron golpeadas por mi nueva Ama, la madre de Sonia.
· «Ama, ¿puedo hacer una llamada a mi casa?», le pregunté sin atreverme a mirarla a la cara.
· «¿Para qué?», me preguntó inquisitorialmente.
· «Me gustaría… que me usasen como quisiesen, quiero mostrarles que yo les pertenezco en cuerpo y alma, que mi único afán es ser SU ESCLAVA y SU PUTA…», le dije con toda la rabia que había en mi.
Me llevé una buena hostia por mi atrevimiento, y la madre de mi amiga insistió para qué quería llamar a mi casa y le conté que para excusarme ante mi ausencia por aquel día, en mi interior se estaba instalando una idea muy atrayente para mí y era quedarme con mi amiga para siempre, yo como su sierva y ella como mi señora, pero la vida me tenía previstos otros caminos, similares al que deseaba pero con unos personajes que yo no esperaba. Con mi explicación la madre de Sonia quedó convencida y me permitió llamar a mi casa, y les conté una media mentira y media verdad y me dejaron pasar aquel día con mis propietarios, me había sometido, voluntariamente, a los caprichos de los familiares de mi propietaria, era un objeto más de aquella casa, y me sentía a gusto siéndolo.
Me ataron a las patas de la mesa del comedor, mi espalda estaba pegada al suelo, mis muñecas y tobillos eran los puntos que me unían a la mesa, mi cuerpo describía una X, mientras ellos comían fui pisoteada a su antojo, clavándome los tacones y dándome patadas cuando me quejaba del dolor que sentía, nunca me había sentido mejor en mi vida era como si siempre hubiese sabido lo que se iba esperar de mi. Aquella tarde me torturaron hasta extremos increíbles, sin embargo era lo que deseaba sentir sobre mi cuerpo, tomaron imágenes de todo lo que me hicieron, que después un familiar, cuando las descubrió, las usó para introducirme en un mundo de perversión y placer como nunca soñé, pero no adelantemos acontecimientos. Después de que los padres de Sonia me usasen a su antojo, me dejaron regresar ya a mi domicilio, aunque yo me sentía como un elemento más de aquella casa y la sentía como mía y no donde vivía con mis padres, no se como lo hice pero logré ocultar tanto las marcas que me hicieron sobre mi cuerpo como las imágenes que tomaron mientras disfrutaban y abusaban de mi cuerpo. Esas imágenes son lo único que me queda de mi relación con Sonia, pero no nos precipitemos y sigamos con el orden de las cosas, aquella semana vino a mi casa a pasar unos días de descanso mi tía una mujer liberal, en realidad se acostaba con todo lo que pillaba por delante ya podía llevar falda o pantalones. Aquella noche después de saludar a mi tía y cambiarme de ropa, para volver a ver a mi dueña. A la mañana siguiente Sonia me estaba esperando en un parque cercano a mi casa, junto a ella había una bolsa pequeña, después me mostraría el contenido de la misma. Me llevó hacia un piso situado en una de las zonas más lujosas de mi ciudad, nada más cerrar tras de mi la puerta del mismo comencé a desnudarme, no había hecho nada más que despojarme del sujetador cuando entró un desconocido, intenté cubrirme pero Sonia me soltó un fuerte bofetón que hizo que me desnudase delante del mismo, aunque me puse roja como un tomate.
· «¿Quien te ha dado permiso para que avergüences?, recuerda que eres MI PUTA y que puedo hacer contigo lo que quiera y si quiero entregarte a cualquiera lo haré y tu debes comportarte como si estuvieras conmigo. ¡Preparad a esta PUTA!», dijo Sonia de forma autoritaria.
No tuve que esperar demasiado a que se refería mi AMA, ya que entraron otros chicos con el rostro cubierto y me inmovilizaron de forma inmediata y pasaron a meterme mano, tres y cuatro dedos penetraban simultáneamente en mi virginal coñito, mientras mis pezones eran aprisionados por unas pinzas unidas entre sí por una cadena a la cual le daban fuerte tirones lo cual me provocó una extraña mezcla de sensaciones el dolor mezclado con el placer, no era lo mismo que cuando Sonia o su madre me azotaron y tuve mis orgasmos era diferente el placer se entremezclaban primero alternativamente y después sin darme tiempo a nada más que a disfrutar de las sensaciones que me embriagaban, llevándome a una borrachera de sensaciones en donde no distinguía que era el placer y que era el dolor,
yo no lo sabía me enteré con posterioridad, pero mientras me hacían disfrutar y abusaban de mi, tomaron fotografías que me llevaron a entrar en el mundo de las perversiones sexuales y la prostitución para satisfacción personal, nunca me lo propuse pero el contacto con Sonia hizo que mi destino fuese ese. Vi, para mi satisfacción personal, como uno de los chicos le entregó un sobre con una gran cantidad de dinero, pensé y me llegué a creer que eso era el importe por usarme para el placer de ellos, pero Sonia me sacó de mi error ellos eran de su propiedad, al igual que yo, y el dinero que le habían entregado era el de los servicios que habían prestado como «gigolós», mi destino sería distinto sería entrenada y entregada a los burdeles para ser una prostituta, cosa que se cumpliría, pero con personas que no me esperaba, en aquellos momentos mi función iba a consistir en satisfacer, en todo, a los chicos que vivían en aquel piso, ellos me iniciarían en la prostitución, mi cuerpo sería del que le pagase a Sonia el precio estipulado por usarme para la satisfacción personal del «cliente».
Me ataron las manos por encima de mi cabeza dejándome indefensa para que pudieran abusar de mí a su antojo, mientras Sonia se iba dejándome sola con aquellos bestias, pero en el fondo me gustaba que lo hicieran de esa manera que disfrutaban de mi cuerpo. Al principio me dejaron en esa postura mirándome descaradamente mis tetas y mi coño intentaba cubrirme pero me tenían bien inmovilizada, de golpe me dejaron caer al suelo hasta quedar de rodillas, el dolor me hizo abrir la boca, la cual estaba a la altura de sus pollas, una de ellas me la introdujeron violentamente en la misma me taparon la nariz para impedirme que cerrara mi boca, el impacto de aquellos testículos sobre mi rostro, me propiciaron una nueva sensación que nunca había sentido y me estaba gustando demasiado, estaba saliendo la perra que había en mi. Fui violada por detrás de forma bestial, estaba a merced de mis perversos carceleros, y eso era lo que deseaba ser tratada como una bestia, en aquellos momentos no podía imaginarme que terminaría siendo obligada a mantener relaciones sexuales con animales, perros primordialmente, pero no anticipemos los acontecimientos. No sé el tiempo que estuve con aquellos tipos, pero fue el suficiente para que tanto mi culo como boca chorreasen leche y mis tetas fuesen lo más parecido a dos tomates, después de lo cual mi ama me encerró en una jaula tan pequeña que me obligaba a permanecer hecha un ovillo. No sé el tiempo que permanecí así, me dolía todo el cuerpo y sin embargo me embargaba una extraña sensación de gozo porque me sentía de su propiedad, poco después me habló Sonia indicándome que sólo se me permitiría ladrar, ya que yo era una perra y como tal me trataría, en ese momento lo ignoraba pero a partir de aquel día fui sometida a un trato vejatorio y degradante que me transformó en lo que ahora soy, después me ciñó mi collar de perra y mi bozal, dejándome sola mientras ella se divertía con los chicos. La espera se me hizo eterna, molesta e incómoda, ya que mi collar estaba unido a los barrotes, situados a mi espalda, de mi jaula obligándome a mantener mi cabeza totalmente erguida mientras que mis muñecas y tobillos lo estaban con los situados debajo de mí. Lo forzado de la postura me empezó a pasar factura, y el dolor se me empezaba a clavar como un aguijón en mi mundo para no abandonarlo, sería mi compañero de fatigas, en el resto de mi vida.
· «Me han dicho que has disfrutado como una puerca, porque será lo último que podrás ya que desde este momento solamente lo podrás hacer con mi autorización, en caso de desobediencia serás castigada. A nadie le importa si sufres o disfrutas por lo que te queda prohibido que gimas y cuidadito con correrte sin mi permiso porque serás castigada con crueldad, recuerda que eres una esclava y todo lo que puedes hacer es por que YO te lo permito…», me dijo Sonia en un tono que no admitía discusión.
Autor: aliciasumisa1
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