Soy de Montevideo, Uruguay. Tengo 23 años y me llamo Juan. Lo que les voy a contar ocurrió hace un año, cuando con mi novia llevamos a su hermanita a conocer la casa de campo de mis abuelos. Mi cuñadita, Laura tiene 18 años y tiene el cuerpo más espectacular que haya visto, no tiene grandes senos, pero si muy redondos y armonizan bien con su cuerpo. Tiene una cintura muy pequeña y mas abajo nace el mejor culo que pueda existir, es grande, redondo y muy firme, no se mueve ni cuando corre. Tiene la piel muy suave y usa unas bikinis muy pequeñas, pero no se las mete en la cola. Esto es porque es muy tímida e inocente. Ha estado con algunos chicos, pero ni siquiera los dejó tocarle el trasero. Por supuesto, es virgen.
Habíamos pasado todo el día en el campo, un día de mucho calor, nadando en la pileta tomando helado, escuchando música. Yo no pude dejar de mirarla en toda la tarde. A la noche estábamos muy cansados. Laura tenía puesto un vestidito de verano muy corto y llevaba su bikini debajo. Como ella no quería quedarse sola en una de las habitaciones, y nos pareció demasiado la idea de dormir los tres en una cama matrimonial, preparamos la habitación pequeña, juntando dos camas de una plaza. Nos ubicamos, yo a la derecha, mi novia en el centro y mi cuñadita a la izquierda. Para dormir, Laura no se quitó el vestido. Yo me quedé despierto una hora, mirando el contorno de su cuerpo, y cómo la sábana caía sobre su hermosa cola. Entonces, con el corazón a mil, deslicé una mano por sobre mi novia (que estaba bien dormida) y rocé la cintura de mi cuñadita. No hubo ningún sobresalto, pero me traicionaron los nervios y me tembló la mano, lo que hizo que apoyara fuertemente mis dedos sobre su cuerpo. Más nervioso aún retiré la mano, pensando en lo que podría llegar a pasarme si Laura o mi novia me descubrían. Pensé que era una locura y me quedé quieto como por media hora más. Pasado ese tiempo, no aguanté las ganas de ir más allá.
Pasé nuevamente el brazo por encima de mi novia, pero esta vez apuntando más hacia abajo. Por fin llegué a tocar la cola de Laura. El corazón estaba a punto de estallarme. Dejé mi mano inmóvil unos minutos y, al ver que no había respuesta alguna, presioné un poco. Ningún movimiento, ninguna alteración. Entonces puse toda la palma de mi mano sobre su hermoso culo y lo apreté un poco… No podía creerlo, por fin tocaba esa cola que tanto me había vuelto loco. Comencé a apoyar toda la mano, ahora con más fuerza y nada ocurría. Pensé que se me saldría el corazón por la boca. Pude sentir que Laura tenía un culo muy suave y muy duro.
Entonces traté de bajarle la bikini un poco y lo hice hasta la mitad. Coloqué un dedo en su raja y lo dejé quieto. No podía creer lo caliente que estaba esa cola. Seguí tocando su culito por debajo de la bikini, y entonces sucedió lo mejor. Mi novia se sobresaltó porque, sin darme cuenta, había apoyado con fuerza mi brazo sobre su estómago. Entre dormida me preguntó qué pasaba. Le dije que nada, que durmiera. Pero ella notó que mi verga estaba con una erección como nunca había tenido, y entonces se volteó y apoyó su culo en mi verga. Se mojó dos dedos y comenzó a jugar con mi verga y con su culo, y poco a poco se la fue introduciendo. Esto no costó mucho porque tenemos sexo anal casi todos los días. Entonces aproveché para tomarle las dos manos con una sola y con la mano que me quedó libre empecé a tocar a mi cuñadita nuevamente. Para ver hasta donde podía llegar la empujé un poco y esperé. Ninguna respuesta. La empujé más fuerte y nada. Entonces me decidí. Mojé un dedo con los jugos de mi novia y lo llevé hasta la entrada del culo de mi cuñadita. Comencé a meterlo y sacarlo sin penetrar el ano. Cuando estaba a punto de acabar se me ocurrió lo mejor. Me di vuelta he hicimos un 69 con mi novia. Ella quedó de espaldas a su hermana y yo quedé con la cara muy cerca de su hermoso culo. Le bajé tota
lmente la bikini y comencé a mojarle el ano con saliva. Mi verga estaba un par de centímetros más grande que de costumbre y tan dura que me asusté un poco, parecía acalambrada.
No se bien lo que pasó, pero podía hacer lo que quería con el culo de mi cuñadita y ella ni se movía. Apoyé el dedo meñique en su ano y empujé un poco, luego un poco más y casi me olvidé de lo delicado de la situación y seguí empujando. El ano de Laura estaba demasiado cerrado, ni siquiera podía meter la punta del meñique. En un momento empujé demasiado y Laura se sobresaltó. Yo pegué un salto y me acosté al lado de mi novia. Esperamos un rato y ella me dijo que la incomodaba mucho estar haciendo eso al lado de su hermanita. Yo le dije que a mi me excitaba mucho y me acomodé nuevamente en un 69. Comencé a tocar el culo de mi cuñadita muy despacio y, a medida que veía que no pasaba nada, volví a lo mío. Seguí pasándole los dedos por el ano, le agarraba los cachetes, se los separaba, entraba y sacaba el pulgar hasta la entrada de su ano. Así estuvimos un largo rato porque yo trataba de aguantar la corrida para disfrutar más el momento. Entonces ya no pude más, puse el índice contra el ano de Laura y me dispuse a correrme en la boca de mi novia. La corrida fue tan fuerte que el semen llegó a la garganta de mi novia, que se atragantó un poco y empezó a toser. Yo me asusté porque pensé que iba a despertar a mi cuñadita y me acosté nuevamente.
Mi novia fue al baño a limpiarse y ahí vino lo mejor. Sin perder tiempo corrí las sábanas y pude ver por primera vez ese culo hermoso grande y firme. Me acerqué rápido y lo chupé un poco, separé suavemente los cachetes y lamí el ano. Creí que me iba a morir de un paro cardíaco. Como escuché a mi novia toser en el baño y todavía no escuchaba el bidet, supe que tenía unos minutos más. Me acurruqué detrás de Laura y le mañana siguiente fuimos a la pileta y me quedé tranquilo al ver que Laura me trataba con total naturalidad. Lo que no podía creer era que ese culo hermoso tenía todavía restos de mi semen y la bikini había quedado con una mancha. Mi novia la vio cuando su hermanita se levantó para meterse a la pileta y le dijo «¿que tenés ahí Lau?, creo que te manchaste con algo» «ah si, mirá, no se con que habrá sido, quizás con helado…», y siguió caminando hacia la pileta.
Escríbanme.
Autor: Juan
Está incompleto!!!!!!!!!!!!!!! Por favor corrijan!