Soy Angela de nuevo. En la historia anterior les conté de cómo comenzamos nuestras relaciones incestuosas con mi hermano y mis hijos.
Llegó el invierno y mis hijos fueron a visitar a su padre aprovechando las largas vacaciones. Coincidió que la ex esposa de mi hermano Saúl le avisó que se venían al pais a visitarlo acompañado de los hijos de ambos. Como estaba sola, me pidió ayuda para atenderlos y a su vez no aburrirme. Fuimos al aeropuerto a buscarlos. Como el avión tenía un retraso de 2 horas, nos hicimos un tiempo para entrar a un motel y coger una hora. Mi hermano sigue dándome placer como la primera vez. En esa hora, me penetró por todos mis agujeros.
Ya en el aeropuerto divisamos a nuestra visita. Les presento a los tres. Mi ex cuñada se llama Clara, tiene 45 años, pelo rubio, bajita de buen cuerpo (buen culo y buenas tetas). La hija se llama Marisel, tiene 23 años, pelo negro, con un físico igual a la madre pero más delgada y estilizada. El hijo se llama Matías, tiene 21 años, y se nota sus horas dedicadas al gimnasio. Todos venían de buen humor a pesar de un viaje tan largo.
Subimos al auto y viajamos rumbo a la casa de mi hermano. Llegamos y nos acomodamos en las habitaciones. Clara y Marisel compartirían la habitación de Saúl, mientras que Matías iría a su antigua pieza y yo dormiría en la habitación que antes era de Marisel. Saúl como buen anfitrión dormiría en el sofá. Cada uno a su turno fue a pegarse un baño, y a cuando regresaban lo hacían vestidos muy informalmente teniendo en cuenta que la casa estaba climatizada, así que a medida que salían del baño los observaba.
El primero fue Matías, que vestía un short y una remera exponiendo su cuerpo trabajado. La siguiente fue Marisel, que se vistió con un short y un top que delataba que no usaba corpiño. La última fue Clara, que al igual que su hija vestía un short de jeans y una remera y tampoco usaba corpiño. De ella nació el comentario de que Saúl y yo que al ser nuestra casa deberíamos estar más cómodos. Nos reimos y tanto Saúl como yo nos vestimos un poco provocativos, pues mi remera me ajustaba tanto que no solo delataba que no usaba corpiño sino que se notaban mis pezones, y el short que se puso Saúl era parecido a un boxer, y que insinuaba sus enormes atributos.
Entre las conversaciones Saúl y yo nos mirábamos, pues nos parecía que el trato entre nuestros invitados era “especial”. Luego de la cena cada cual fue a su lugar de descanso.
Si bien la cogida con mi hermano Saúl a la mañana me había calmado, sentía ganas de tocarme, y es lo que hice. Luego del orgasmo, me dormí para despertarme a eso de las 2 de la mañana. Escuché en la habitación de al lado como conversaban Clara y Marisel. Se parecían a susurros lo que me parecía lógico pues no deberían querer molestar.
Me pareció escuchar un gemido. Me levanté y entreabrí la puerta de la habitación de ellas, que estaba iluminada con una luz tenue. La imagen era excitante. Estaban haciendo un 69, Clara encima de Marisel chupándose los coños. Caminé despacio a la sala y desperté a Saúl llevándolo en silencio a ver el espectáculo. Ambas seguían lamiéndose desenfrenadamente. Saúl se puso detrás de mí y sin contemplaciones se sacó la verga y comenzó a penetrarme. Una vez que lubricó su pene en mi vagina, lo sacó y buscó el agujero de mi culo perforándome suavemente. Los 4 estábamos haciendo el amor, y así gozamos. Clara y Marisel quedaron agotadas una encima de la otra, mientras yo con mi culo chorreando el semen de mi hermano fui a mi pieza.
En el desayuno, nos dimos cuenta que el desenfado entre las mujeres obedecía a la relación que mantenían. Con Saúl estabamos curiosos por descubrir si Matías participaba de esos juegos. Para eso ambos salimos de compras y dijimos que tardaríamos por lo menos 3 horas pues aprovecharíamos el tiempo para hacer trámites.
A los 30 minutos estábamos de vuelta, pero llegamos sin que nos noten, ubicándonos en la habitación de servicio y espiar desde allí que hacían ellos dentro de la casa.
Pasó una hora donde simplemente conversaban, miraban TV y bromeaban (nosotros nos masturbábamos el uno al otro). Marisel fue al baño y entonces en la sala comienza el show, pues Matías se levanta y abraza a su madre por detrás refregándole el paquete a lo que Clara responde girando la cabeza y dándole un beso en los labios para decirle luego: “cálmate que tu papá puede estar llegando, así que contrólate un poco”. Entonces Matías le responde “¿y que hago pon mi pija parada?”. Entonces Clara se arrodilla, saca la poronga de Matías y comienza a chuparla como una posesa. Matías con los ojos cerrados solo empujaba la cabeza de su madre, quién para terminar rápido con su faena le introduce un dedo en el culo a Matías que gimió fuerte largando mucha leche que Clara tragaba y sin embargo algo se escapaba de sus labios. Satisfecho Matías siguió mirando la TV.
Ya sabiendo que todos cogian entre todos (faltaba confirmar si Matías y Marisel tenían relaciones), con Saúl nos propusimos compartir el amor en familia.
Luego del almuerzo, la conversación giró en lo que hacíamos cada uno. Clara respondió que trabajaba a medio tiempo y que el resto del día se dedicaba a su casa, mientras que Matías y Marisel iban a la facultad. En cuanto a la vida sentimental, Clara dijo que no tenía a nadie y estaba cómoda de esa manera ya que después de Saúl no le interesaba otra pareja estable. Matías y Marisel comentaron que tenían solo amigovias/os pero nada serio, ya que querían recibirse.
Ya en confianza Clara me preguntó; “y vos cuñada, tenés a alguien en tu cama?”, a lo que respondí que tenía bastante. “Vaya con la Angela que parecía tan recatada. Se puede saber sin conozco a alguno?”, a lo que respondí: “conocés a todos”. Clara volvió a preguntar: “cuando me presentás a por lo menos uno?”, a lo que por respuesta simplemente me paré al lado de Saúl, quien entendió que era lo que estaba haciendo y puso sus manos por debajo de mi pollera acariciándome el interior de mis piernas.
Los ojos de nuestros visitantes brillaron. Automáticamente Marisel se levantó como un resorte acercándose a su padre para besarlo en los labios mientras Matías se sacó su pija y tomando a su madre por la mano la acercó, haciéndola agachar para que comience a chupar.
Lo que siguió fue delicioso. Saúl cogía a su hija Marisel mientras ésta me chupaba la concha y Matías perforaba el culo de su madre, y después era Saúl cogiendo a Clara mientras Matías hacía lo mismo con su hermana y conmigo en forma alternada mientras hacíamos un 69 lésbico. Ese día culminó con Saúl cogiéndome el culo mientras su hija Marisel enculaba con un consolador a su madre y Matías me chupaba la concha.
De esto pasó tres meses, y sirvió para que Clara y Saúl vuelvan a estar juntos. Mientras yo alterno mi casa y la de ellos haciendo trios. Estamos espertando que vuelvan mis hijos Paulo y Hernando y así hacer la gran orgía.