Como casi todos los años, en el mes de agosto mi familia y yo mismo nos íbamos a la costa a pasar el verano. Antes de empezar he de decir que mi familia estaba compuesta por mi padre, que por ese entonces contaba 49 años, mi madre, 8 años más joven que él, mi hermana, que acababa de cumplir los 17 y yo mismo de 18.
Diré que mi padre se llamaba Emilio, mi madre Laura, mi hermana Lorena y yo, que me llamo Pablo.
Somos de Madrid, y como tantos habitantes de esa ciudad, cada vez que llega el verano, emigramos, o casi, ya que papá tenía que quedarse uno de los meses por motivo de su trabajo. Ese año tendría las vacaciones en julio y volvería a Madrid en agosto. El día que salimos fuimos en coche hasta el apartamento que tenemos en la playa, en una zona turística de la costa andaluza, pero no de las más conocidas. Tanto mi hermana como yo éramos buenos estudiantes, por lo que solíamos pasar los veranos sin los dichosos libros.
Ese primer mes de verano pasó sin nada especial, es decir, playa, salir con los amigos que íbamos los veranos, ir al cine o a tomar las primeras copas… He de decir que en casa las costumbres eran de lo más conservador, así por ejemplo todo lo más que había visto a mi madre era en sujetador, y a mi hermana, desde que se desarrolló, ni eso. Tampoco era una cosa que me preocupase, ya que no las veía como mujeres, sino como madre y hermana.
En el apartamento mi habitación daba a la de mis padres, por lo que alguna noche pude oír como follaban, pero tampoco mucho, lo que me extrañaba, ya que con 18 años, la mayoría de tus pensamientos se concentran en uno, y yo no podía entender como alguien que podía follar todos los días solo lo hacía una vez cada 10 o 15, y más cuando mi madre es una mujer de lo más apetecible, ya que si bien no es alta (sobre metro setenta) si tiene un buen par de tetas y un culo firme y para nada caído. También he de decir que hasta ese momento era todo lo más que podía decir ya que en la playa solía ir con bikini.
Pues bien, la noche antes de la vuelta al trabajo de mi padre, pude oír una discusión, en voz baja, pero muy intensa, en la cual mi madre le decía a mi padre que ya se estaba cansando de no mantener relaciones con la misma frecuencia de antes, por lo que quería saber cual era el problema, si era de tipo físico o si bien era otro el tipo de problema (es decir, uno no come porque ya ha comido).
A partir de ese momento yo noté a mamá un poco más triste, si bien no quería demostrarlo, para que no nos estropease las vacaciones. De hecho seguíamos con la rutina de ir a la playa, al cine, etc. Si bien he de decir que ahora mamá venía a la playa mucho más que antes, no en días pero si en tiempo, ya que se bajaba antes y volvía más tarde.
En agosto yo tenía un pequeño problema, y era que mi mejor amigo en la zona ya tenía que estudiar para los exámenes de septiembre, ya que era muy mal estudiante, y siempre tenía 3 ó 4 asignaturas pendientes. Si a eso le añadimos que por la pequeña diferencia de edad, yo no me relacionaba mucho con mi hermana, ya que estaba a punto de ir a la Universidad y ella todavía estaba en BUP, la mayoría de los días solía ir a la playa con mi madre, y a veces iban alguna de sus amigas. Además a mi me daba mucha pena mi madre por lo que había oído, y por eso tampoco quería dejarla sola mucho tiempo, si bien he de decir que en ningún momento había pensado en mi madre como mujer. Lo que sí noté fue que mi madre se había empezado a poner unos bikinis un poco más atrevidos que de costumbre, que si bien no llegaban a ser de tipo tanga, si dejaban ver una buena ración de su imponente culo. Eso y el oír decir a uno de mis amigos, sin que él lo supiese, lo buena que estaba mi madre, y que si pudiera se follaría ese pedazo de culo, empezaron a cambiar mi punto de vista respecto a mi madre.
A los pocos días de irse mi padre, a mi hermana la invitaron a ir de camping
, a lo que mi madre accedió, ya que iban los padres de la amiga de mi hermana, que también lo eran de mis padres. Así que nos quedamos en casa sólo mamá y yo. Por entonces me alegré porque podía, a lo mejor disfrutar de algunas vistas no permitidas hasta entonces.
Una noche volví a casa después de ir al cine y al llegar me sorprendió lo que vi, ya que mi madre estaba fumando y bebiéndose un cubata, cosa muy poco habitual, ya que solo hace eso muy de tarde en tarde, y siempre con motivo de alguna celebración. Al preguntarle si le pasaba algo me respondió un poco con malos modos y me dijo que eran problemas suyos. Sin más me fui a dormir, ya que no quería entrar en una discusión en la que no tenía arte ni parte.
Al día siguiente mi madre se levantó un poco más temprano de lo normal, yo en mi caso porque después de lo de la noche anterior no pude conciliar bien el sueño, y supongo que mi madre por idéntico motivo Me preguntó si había desayunado, a lo que le respondí que si con la mayor naturalidad del mundo, sin darle importancia a lo de la noche anterior. Ella se sentó enfrente mío y lo primero que hizo fue pedirme perdón por haberme respondido de aquella manera, a lo que le dije que no tenía importancia, pero ella siguió diciéndome que lo sentía, que era un problema que tenía con mi padre, y que lamentaba mucho haberlo pagado conmigo, pero que me lo compensaría.
En ese momento dijo que podíamos hacer una excursión a otra playa, para cambiar un poco de aires. Yo le dije que sí, ya que sabía que no estaba bien y n o quería contrariarla. Hicimos unos bocatas, metimos unos refrescos en la nevera de camping y nos fuimos al coche. Recorrimos unos 50 km. y fuimos a una playa que yo no conocía, pero mi madre si. Era grande y no había mucha gente, el agua era cristalina, y el único problema era que para llegar a ella había que ir un buen tramo por una carretera en malas condiciones, de tierra. El día era perfecto, sin una sola nube en el cielo, y con una ligera brisa que hacía que el calor no fuera insoportable.
Aparcamos y cogimos las cosas del coche. Nos fuimos a un sitio donde apenas había gente, ya que como he dicho la playa era grande y poco poblada.
Lo primero que me sorprendió fue ver que mucha de la gente que allí estaba iban desnudos, pero no por eso, sino porque mi madre me llevase a una playa de ese tipo. Digo que eso fue lo primero que me sorprendió, ya que lo segundo fue que mi madre me dijo que no me asustase pero que iba a ponerse en top less. Esa fue la primera vez que pude ver las magníficas tetas de mi madre. Evidentemente como no tomaba el sol así estaban blancas, pero me llamó la atención lo oscuro y grande de su pezón, que si bien se adivinaba cuando se ponía ropa ajustada, era una visión para mis ojos.
Yo estaba perplejo y mi madre tuvo que sacarme del éxtasis preguntándome -" ¿ que pasa, es que nunca has visto un buen par de tetas?"-, a lo que le respondí que claro que si (iba a una playa donde se hacía top less, si bien no muy frecuentemente), pero que nunca había visto las suyas. Se empezó a reír y me dijo – "eso no es cierto, ya que no solo me las has visto, sino que además has mamado de ellas"-.
Yo me debí poner rojo, ya que me dijo, que no me avergonzase, que era normal. Al poco me pidió que le diese crema protectora en la espalda, ya que no quería quemarse. Con las manos temblorosas le extendí la crema. Ella debió notar mi nerviosismo, y me dijo que me tranquilizase, y dicho esto, se dio media vuelta y me dijo:
-" ahora dame un poco de crema en la tetas, pero hazlo de una forma suave, ya que es una parte del cuerpo muy delicada"-.
Se me cayó el tubo con la crema, y casi me ahogo después de oír aquella frase. Pero mi madre seguía muy tranquila ( o al menos en apariencia) y dijo -" vamos, que no pasa nada, solo es una parte más del cuerpo"-.
Me armé de valor y empecé a untar de crema esos dos monumentos naturales.
Cuando terminé mi respiración seguía muy agitada. Mi madre volvió a sorprenderme al sacar un paquete de tabaco del bolso, sacar un cigarrillo para ella y me preguntó si quería uno (me sorprendió ya que yo no fumaba).
Yo al recordar en las películas que cuando uno estaba nervioso se ponía a fumar le dije que sí.
Al rato nos fuimos a bañar y dar un paseo por
la orilla de la playa. Me dí cuenta de lo buena que estaba mi madre, no solo porque lo sabía, sino porque la mayoría de los hombres se la quedaban mirando, especialmente sus tetas, grandes, pero firmes (lleva una 100 de sujetador).
Yo ya andaba más tranquilo, hasta que nuevamente mi madre me sorprendió (después de muchos años descubrí que mi madre era una caja de sorpresas).
Me dijo -" ¿eres capaz de ponerte en bolas aquí en la playa, conmigo?"-. Yo no había entendido bien la pregunta. Le pregunté -" no se que me has querido preguntar, que si yo soy capaz de hacer nudismo delante tuya, o que los dos hagamos nudismo"-.
Ella se rió nerviosa y dijo -" por supuesto sería los dos haciendo nudismo. En mi caso es seguir un poco más, ya que llevo dos horas enseñando las tetas y la parte de abajo del bikini apenas me tapa el culo, pero el coño no me lo has visto todavía"-.
Casi me muero de la impresión.
Le respondí -" bueno… yo si soy capaz de quitarme el bañador, pero no se si …"-. Mi madre se dio cuenta de lo quería decir y respondió -" no te preocupes si estás empalmado, eso al principio es normal, le suele pasar a casi todo el mundo"-.
Yo no podía alucinar más. El lenguaje de mi madre era el que he dicho. No tenía palabras. Para que la cosa fuese menos traumática mi madre sugirió que nos metiésemos en el agua, ya que ahí es más difícil aguantar la erección.
Me pareció bien. Nos metimos en el agua y allí mi madre se quitó el bikini y yo el bañador. Cuando llevábamos un rato en el agua mi madre se dio cuenta que seguía con la polla dura. Me dijo -"esto hay que arreglarlo, no puedes volver así a la arena"-.
Y sin más me cogió la polla y empezó a hacerme una paja. Mi pene es normal, pero eso nunca me ha importado. Yo le pregunté
– "¿pero que estás haciendo?"-.
Ella respondió -"¡es que no lo sabes, o qué! Pero esa no es la pregunta, la pregunta es te gusta o no? "- yo le respondí que claro que me gustaba, pero que si eso estaba bien.
En ese momento fue cuando me enteré de gran parte del problema, cuando mi madre dijo:
-" no sé si estará o no bien, pero tampoco está bien que yo tenga más cuernos que una manada de ciervos pero así es. Además, créeme que lo necesito".
En ese momento perdí todo tipo de inhibición ( la poca que me quedaba) y empecé a tocar las tetas de mi madre con una mano y su coño con la otra.
Después de unos minutos avisé a mi madre que me iba a correr, descargué una buena cantidad de semen, y creí que me moría de gusto. En ese momento mi madre acercó sus labios a los míos y me dio el beso más hermoso de mi vida. Al principio fue muy suave, solo con los labios, pero poco a poco se dejó paso a nuestras lenguas, para terminar en un apasionado beso de tornillo, que siempre estará en mi recuerdo.
Después de volver de la playa, en la que había visto y de forma sucesiva a mi madre en top less y luego desnuda, volvimos a casa. Cuando llegamos mi madre me dejó y me dijo que tenía que salir un momento.
Yo aproveché para ducharme mientras mi madre estaba fuera.
Al rato llegó, y ella también tomó una ducha. Una de las cosas que ya había cambiado en casa, es que ahora ella se paseaba desnuda por la casa sin el más mínimo complejo. Yo, por supuesto estaba encantado del cambio que se había producido.
Por la tarde preparamos la cena, que he de decir fue un poco especial. Usamos una mesa para dos, pusimos unas velas, descorchamos una botella de vino y nos dispusimos a cenar. Yo supuse que mi madre había salido a comprar las cosas de la cena, el vino, etc. y así había sido, en parte. Mientras cenábamos mi madre empezó a decirme que mi padre era un cerdo y que se había tirado a todas las tías que había podido, incluyendo a alguna de sus amigas, y que si bien al principio había tragado, ya no estaba dispuesta a hacerlo más y así se lo había dicho (esa fue la discusión que yo había oído). También me confesó que al principio aguantó por una parte por mi hermana y por mi, y también porque según me dijo -" yo necesitaba follar casi todos los días y él me follaba, pero todo tiene un límite
"-.
Continuamos cenando y me dijo que por supuesto todo lo que había pasado en la playa era algo de lo que no debía enterarse nadie, y que era un secreto entre nosotros. Yo por supuesto le dije que no se lo iba a contar a nadie, es más, no podía contárselo a nadie.
Me dijo que para esa noche tenía una sorpresa preparada para mí, pero que no me lo iba a decir. Yo pensaba que la sorpresa era que me la iba a follar después de cenar, pero nuevamente me sorprendió, ya que después de cenar me dijo que fuéramos a sentarnos al sofá. Allí fue donde mi madre me dijo que -" después de cenar lo que toca es…"- mi corazón se aceleraba por momentos -" café, copa y puro"-.
En ese momento se levanta, va a la cocina y vuelve con una bandeja con una cafetera, dos copas de brandy y dos habanos de una marca muy conocida. Ya estaba extrañado, y así se lo hice saber a mi madre -"esto, a que se debe?"-.
Ella me respondió que si ahora era el hombre de la casa, como tal tenía que comportarme. Así, tomamos el café, y por primera vez en mi vida me fumé un cigarro habano, mientras me tomaba una copa de brandy. Mi madre por supuesto hacía lo mismo que yo, y cuando le dije que era raro verla fumar cigarrillos, más raro era verla fumar habanos. Ella con una sonrisa maliciosa me dijo que era una costumbre que tenía desde hacía tiempo, y que le gustaba mucho fumarse un buen cigarro, y me explicó algunas cualidades de los cigarros, como la capa, la combustión, como tiene que tirar para que no se apague y otras cosas. Yo por mi parte he de reconocer que aquella situación me parecía de lo más morboso, es más, me excitaba ver como mi madre se metía aquel pedazo de cigarro en la boca y como aspiraba y la punta del habano se ponía incandescente.
Estuvimos hablando de todo tipo de cosas, sin ningún tipo de cortapisa, ya que por entonces la confianza entre ambos era total. Me explicó que su intención era separarse de mi padre, lo cual no me sorprendió, ya que un hijo sabe cuando las cosas entre sus padres no van bien.
Me preguntó que qué tal me iban las cosas en distintos aspectos de mi vida. Me dijo que esperaba que ahora que iba a ir a la Universidad estudiase tanto como antes o más, ya que la vida universitaria si bien es de las mejores etapas de la vida de uno, también requiere un esfuerzo. Esto lo decía con conocimiento de causa, ya que ella es profesora en un instituto, y fue a la Universidad (estudió Biología). También quiso saber por mi vida sentimental, ya que si bien ella sabía de las chicas con las que había salido (ahora no tenía novia) quería indagar por otro tipo de temas. Como he comentado ya no existían tabúes entre nosotros y me preguntó -" ¿has follado con alguna de tus amigas?"-.
Yo le dije la verdad, que no, sin más explicaciones. Sus ojos brillaron de forma maliciosa. Pero ella no se quería quedar ahí -"pero algo habrás hecho!"- me dijo.
Le dije que claro, que no era un marciano. Ella insistía -" venga hombre, dime lo que has hecho, y sobre todo con quien"-.
Era una faceta de mi madre que no conocía en absoluto, pero entre la desinhibición propia del ambiente, del vino de la cena y el brandy de después así como el humo del habano me disponía a contar, cuando ella dijo -" venga, dime lo que has hecho, y después te lo digo yo"-.
Yo no me lo podía creer. Ese mismo día mi madre me había pajeado en una playa casi solitaria durante el día y por la noche estábamos hablando de sexo sin tapujos. Le dije la verdad, para que mentir?, que mi experiencia no era muy grande, y que se limitaba a una paja que me había hecho una antigua novia, mientras yo le tocaba las tetas, ya que ella no se dejaba tocar más, y solo fue en una ocasión ya que dijo que le daba mucho asco, y luego le conté lo que hacía con la última novia que había tenido, que esa sí me la llegó a chupar, aunque no se tragó el semen, y que yo, aparte de comerle las tetas le había hecho una paja con la mano, ya que tenía miedo a quedarse embarazada.
Creo que mi madre se estaba excitando mientras yo le decía esto. Entonces ella empezó a contarme sus experiencias.
-"bueno, la primera que vez que besé a alguien fue a una mujer"-.
Yo alucinaba, mi madre me estaba contando que la primera vez que le comió la boca a alguien fue a una t&ia
cute;a. Ella siguió -"era una compañera del colegio, y cuando teníamos 14 años, una vez en el cine, sin nadie en la sala nos contábamos cosas, ya que la peli era muy aburrida y ella me preguntó si me había besado con alguien. Yo roja de vergüenza le dije que no, pensando que ella si se había besado. Pero Ana (así se llama la amiga de mi madre, que todavía los es) me dijo que ella tampoco se había besado, y que no sabía como era. Yo me armé de valor y le dije que podíamos practicar, y así cuando llegase el momento ya sabríamos que hacer. Ella dijo que bueno, y con mucho corte por nuestra parte acercamos nuestras bocas y nos dimos un beso, con lengua, pero muy torpe"-.
En ese momento yo le pregunté a mi madre si era la Ana que yo conocía desde siempre, a lo que ella asintió sin más. Siguió con su relato -"la verdad es que con el hombre con el que perdí la virginidad fue con tu padre, ya que aquellos eran otros tiempos, si bien, había hecho algunas pajas, incluso algunas mamadas, pero jamás me habían tocado el conejito"-.
Yo no daba crédito a mis oídos. Mi madre me narraba toda su vida sexual.
-"por supuesto las tetas y el culo me los tocaron muchas veces"-.
Yo entonces le pregunté por Ana, ya que me dio la impresión que se había dejado algo en el tintero. Ella dudó un poco antes de continuar -" veo que no se te escapa ni una. Pues bien, con Ana sucedió algo más. Un fin de semana tus abuelos se fueron a ver a mi tía Angela, que acababa de dar a luz. Yo no podía ir porque tenía que estudiar. Para no quedarme sola en casa le dije a mi madre si Ana podía quedarse, a lo que tu abuela dijo que por supuesto, pero siempre que nos comportásemos como mujeres. Como teníamos la casa para nosotras solas, lo primero que hice fue registrar el dormitorio de mis padres. Allí encontré algunas fotos de desnudos femeninos al uso de la época. En el salón estaba la caja de puros de tu abuelo, y allí, cuando le dije a Ana, que ya que no podíamos fumar cigarrillos normales, podíamos fumarnos un habano. Ella decía que sí a casi todo lo que le proponía. Después de unas caladas estábamos un poco mareadas y nos fuimos al dormitorio. Aquí fue donde empecé a fumar cigarros.
En el dormitorio Ana me decía que estaba muy bien, muy a gusto. Entonces me preguntó que si desde que nos habíamos besado entre nosotras había besado a alguien, y claro, ya habían pasado 2 años y le dije que si. Ella me preguntó con quien y se lo dije. En ese momento la noté un poco triste, y le pregunté que qué le pasaba. Me dijo que desde ese día no se había besado con nadie. Yo estaba un poco excitada por eso de tener la casa para nosotras y hacer cosas de mayores, me armé de valor para acercarme a ella y le dije que eso lo arreglaba yo en un momento".
Yo le pregunté que si la volvió a besar. Ella continuaba con el relato:
-" no seas impaciente. Claro que la volví a besar, pero pasó algo más. Mientras nos besábamos le cogí una teta con la mano. Ella hizo lo mismo.
Yo como era más lanzada me atreví a tocarle el coño. Ella se asustó un poco y me dijo que era virgen. Yo le dije que también lo era, y que con lo que le iba a hacer no iba a dejar de serlo. En ese momento nos quitamos la ropa, quedándonos totalmente desnudas. No parábamos de besarnos y chuparnos las tetas. Creo que llegamos a corrernos así. Pero hijo, ya te he dicho que tu madre es una lanzada y lo que hice fue ir bajando mis besos por su abdomen hasta que llegué a su coñito, todavía con pocos pelos. Le hice según me ha dicho después una de las mejores comidas de coño de su vida".
Yo estaba que iba a romper el pantalón, de lo dura que tenía la polla. Entonces le pregunté:
-"mami, ¿has vuelto a follar con Ana desde entonces? -"bueno, si, pero no quería decírtelo para que no pensases que tu madre es una puta. Además nos volvimos a ver después de enterarme que tu padre me ponía los cuernos, y yo estaba un poco depre".
-"yo jamás podría pensar que mi madre es una puta, sino una de las mujeres más maravillosas que conozco".
-" bueno, lo que queda es ya con tu padre, excepto mis escapadas con Ana de vez en cuando".
-"pero Ana no es lesbiana, ya que estaba
casada" -"no, no es lesbiana, es bisexual, como yo, y te garantizo que a las dos nos gusta tanto mamar una polla como comernos el coño".
Aquello había ido demasiado lejos…
Después de contarnos a modo resumido nuestra experiencia sexual, seguimos hablando de muchas otras cosas, pero mi excitación no había disminuido, más bien al contrario, y mamá se dio cuenta: -"vaya, vaya, parece que hay alguien muy caliente por aquí", comentó mi madre -"lo siento, es que no puedo evitarlo"-. Respondí.
-"no tienes que sentir nada, ya que si bien a ti se te nota cuando estás empalmado, a mi no se me nota tanto, pero te aseguro que tengo el coño que parece un volcán".
Yo no sabía que hacer, pero supuse que había que dar el siguiente paso. Me acerqué a ella y le di un suave beso en los labios. Ella respondió al beso, pero me dijo:
-"tranquilo, que la noche es larga y no ha hecho más que comenzar".
Supuse que se trataba de algún tipo de juego, y decidí continuar.
Mi madre se levantó para llenar las copas que se habían vaciado. Yo estaba a punto de explotar, pero me controlaba. Volvió con las copas llenas y seguimos hablando de cosas sin mucha importancia. Mi madre viendo mi nerviosismo me dijo:
-"cariño, estás muy nervioso, creo que deberías tranquilizarte" -"si ya me gustaría, pero cuando te han hecho una paja y has hablado de sexo casi toda la noche, lo normal es que uno esté un poco nervioso. Y si encima con quien has estado haciendo esas cosas es con tu propia madre, ya ni te cuento" -"bueno, creo que tengo aquí algo que nos puede ayudar a relajarnos, ¿has probado alguna vez el chocolate? -"claro!, como si no supieras que me encanta el chocolate" -"no me refiero a ese tipo de chocolate, sino al que se fuma" -"la verdad es que no" -"yo si, pero hace mucho tiempo, cuando estaba en la Universidad, ya sabes, los años 70, reivindicaciones, ansias de libertad…total que algunas veces terminábamos fumando un poco de hierba, pero éramos tantos y tan poca cantidad, que apenas te colocaba" -"la verdad es que eres una caja de sorpresas" -"lo que pasa es que los jóvenes os pensáis que nosotros no hemos vivido, y no es así, ya que casi todo lo que os pasa a vosotros nos ha pasado antes a nosotros".
Así que mi madre cogió y lió un porro. Lo encendió y le dio una profunda calada, y luego me lo pasó…
-"casi no me acordaba lo bien que se pone una con esto".
A medida que terminábamos de fumarnos el porro, yo notaba que la mirada de mi madre se iba poniendo cada vez más viscosa, con ganas de algo, que suponía pero no me atrevía a decir. Es cierto que ese mismo día ella me había hecho una paja y yo la había tocado, pero suponía que todo tenía un límite, que mi madre estaba así por la discusión con mi padre, y que simplemente se le había ido un poco la mano, pero nada que no tuviese remedio.
En ese momento mamá se levantó y me dijo:
-"pon un poco de música y vamos a bailar".
Traje mi equipo y puse una cassette con música de tipo romántica, lenta…
-"buena elección" -"ya sabes que la música es una de mis mayores aficiones" -"sssshhh! No hables tanto y baila".
El baile por supuesto lo empezamos agarrados, pero yo quería mantener una cierta distancia, para que mi madre no notase mi gran erección. Pero ella me dijo:
-"no te de miedo acercarte, que no te voy a comer…todavía".
Eso me excitó aún más.
Nos apretábamos cada vez más hasta que mi polla quedó a la altura de su conejo. Lejos de rechazarme, mamá me agarraba cada vez más fuerte, moviendo sus caderas, como si me la estuviera follando, pero con la ropa puesta. Al poco tiempo empezó a gemir y hablar en voz muy baja:
-"ohh, que gusto, sigue así".
Yo por mi parte creía que me iba a desmayar, no podía decir nada, pero mi respiración entrecortada me delataba. Mi madre se acercó y me mordió la oreja, luego me la besó. Pensaba que me iba a correr en ese momento. Mi madre podía notar mi excitación y me besó en los labios. Su respiración también era cada vez más agitada. En este momento fue cuando me tomó de la mano, y llevándome hacia el dormitor
io me dijo -"cariño, vamos a ponernos algo más cómodos" Yo ya sabía a que se refería.
Me condujo a la cama de matrimonio y me sentó en ella. Primero me quitó la chaqueta, luego la corbata y la camisa, lentamente. Luego me quitó los zapatos, los calcetines y los pantalones. Ahí se detuvo. Me dejó en calzoncillos.
Luego comenzó ella con su particular strip tease. En su caso era más fácil, ya que solo llevaba un vestido de una pieza, si bien se lo quitó como una verdadera profesional, muy lentamente. Allí se quedó con un conjunto de ropa interior que haría resucitar a un muerto. Negro, de encajes y con muchas trasparencias. Yo no aguantaba más. Ella se dio media vuelta y se desabrochó el sujetador, para luego volver a darme la cara pero tapándose las tetas con las manos. Era una visión gloriosa.
En ese momento comienza a separar sus manos hacia fuera, dejando pasar su dedo corazón por encima de sus pezones, que como ya he dicho son grandes y oscuros. Siguió jugando con sus pezones, se metía los dedos en la boca y luego se pellizcaba, y todo esto mientras hacía un movimiento insinuante con sus caderas.
En ese momento es cuando se decide a quitarse la prenda de ropa que le quedaba, las bragas. Yo me moría por volver a admirar su coño. Como antes, dio media vuelta y en este caso se bajó las bragas de forma sensual, dejándome ver su espléndido culo. Al igual que antes, se dio media vuelta tapándose su coño con una mano, mientras que con la otra seguía jugando con uno de sus pezones. Al mismo tiempo que se destapó para que pudiese verle su conejo, empezó a meterse un dedo en el mismo, como si se estuviese pajeando. Se acercó y me susurró al oído:
-"¿te ha gustado el espectáculo? -"ni una striper profesional lo hubiese hecho mejor. Me he corrido con solo mirarte".
-"me interesa que aguantes todo lo posible, ya que si bien me corro con gran facilidad, lo puedo hacer en un gran número de ocasiones".
Me quitó los calzoncillos, llenos de semen y me dijo:
-"siempre dicen que la primera vez que uno folla no se olvida, y te garantizo que tu primera vez va a ser inolvidable" -"mamá, no sabes cuanto te quiero…" me cortó -"esta noche no soy mamá, soy Laura, y te aseguro que excita mucho que me digan cositas mientras lo hacemos" -"que cositas?" -"guarradas"
No me lo podía creer. Iba a follar con mi madre, que, además, era una tigresa en la cama.
Se puso encima de mí y comenzó a besarme el cuerpo. Bajó hasta que su boca quedó a la altura de mi polla. La cogió y empezó primero a besarla y luego a comérsela, primero de forma suave, y cada vez de forma más salvaje. Yo le decía:
-"eres una diosa con la boca, que gusto me das. Es la mejor mamada de mi vida. Sigue chupando, puta".
Eso parece que la excitó más, ya que aumentó su ritmo. Al poco tiempo le dije -"Laura, me voy a correr".
Ella siguió a lo suyo. Yo pensaba que iba a apartarse para que eyaculase fuera, pero siguió hasta que me corrí en su boca. Se levantó con algún hilillo de semen en su comisura y se me acercó. Me acercó los labios y yo la besé con pasión. Era la primera vez que probaba el semen, si bien en este caso he de decir que era el mío. Ella apuntilló:
-"creí que te daría asco, como a la mayoría de los hombres, que piensan que si eso les gusta son un poco homosexuales" -"creo que nunca probaría el semen de otro hombre, pero este era el mío, y me lo daba mi propia madre con su boca".
Ella era una máquina del deseo. Inmediatamente se puso a moverse por encima de mi cuerpo, especialmente poniendo sus tetas en mi cara y sobre mi polla. Yo le decía:
-"que buena eres zorra. Me tienes muy caliente y te voy a follar hasta que tu coño no pueda más. También te voy a comer esas tetas, que son las más bonitas que he visto".
Ni que decir tiene que mi polla estaba otra vez en condiciones de actuar. Ella fue cambiando su posición hasta que quedó sentada encima de mí. En ese momento se produjo la situación más esperada. Mi polla fue buscando el coño de mi madre, y por primera vez follé con ella.
-"ohh, , Pablo, que gusto. Sigue, fóllame" -"te gusta puta. Pues vas a tener polla para rato. Te voy a foll
ar hasta que no puedas más. Esta noche, Laura, eres mi puta" -"que bueno eres, cabrón. Para ser tu primera vez, follas muy bien" -"es que he estado entrenando" -"pues has pasado directamente de los entrenamientos a la final".
Estuvimos un buen rato con el mete y saca hasta que le dije:
-"Laura, me voy a correr, ¿te la saco?" -"¡no!, sigue, mi amor, que me corro contigo".
Ella ya no gemía, sino que daba verdaderos gritos. Yo por mi parte también gritaba, más bajo. Al final nos corrimos casi al mismo tiempo, ya que primero se corrió mi madre y 15 segundos más tarde me corrí yo. Mi madre dijo:
-"este ha sido tu primer polvo, y no puedes comparar, pero te aseguro que ha sido la vez que mejor me han follado en mi vida".
Autor: el_cautivo
Me encantaría haber sido el hijo en ese momento. Me ha faltado una buena follada de ano que seguro que yo se la daría.