No solo lo hacíamos por trabajo, también lo hacíamos por puro placer, juntas o separadas siempre buscamos todo tipo de aventuras, buscamos chicas jóvenes y maduras viciosas, jovencitos calentones y viejitos de gustos raros, somos expertas en la lluvia dorada, dar o recibir una lluvia caliente y el jugar de lenguas curiosas, que han estado en todas las intimidades de la persona que te acompaña.
Mi padre dejó a mi madre cuando yo aún no tenía tres años. Siempre que le pregunté a mi mami porqué mi papá no estaba con nosotras, ella me contestaba que se había ido porque no la comprendía ni aceptaba su forma de ser, pero que siempre había sido muy correcto con ella.
Me eduqué en un colegio privado trilingüe, excelente, que facilitó mi carrera universitaria y me capacitó para desempeñarme laboralmente.
Recuerdo que cuando mi papá se fue, nos mudamos a un departamento céntrico, en un gran edificio y cuando le pregunté a mami porqué lo hacíamos me dijo que allí seríamos libres y nadie se ocuparía de nosotras. Lo primero que me enseñó fue mantener en reserva nuestra vida, que nadie debía saber de nosotras y así lo hice siempre.
Desde chica me llamó la atención que mi mami no trabajara como otras personas, saliera por la noche y que muchas veces yo debía permanecer callada y silenciosa en la cocina de nuestro departamento mientras escuchaba conversaciones y ruidos en el living de mi casa y luego en el dormitorio.
Ya más grande, cuando mi mami notó que yo ya andaba a los manoseos y besuqueos con los chicos, tenía fiestas y estaban creciendo mis pechos y mi cadera habló conmigo. Me explicó todo, todo lo del sexo, con chicos, con chicas, lo que hacían algunos hombres entre ellos y que todo era según los gustos y necesidades de las personas y que todo era normal y privado.
Me habló después de la virginidad, confirmó que yo aún lo era y me preguntó si estaba dispuesta a aprender todo con ella, para que supiera como comportarme. Por supuesto acepté, que mejor que mami para que me enseñara, ya que yo ya sabía que recibía a señores y señoras en casa y que por algo vivíamos bien y desahogadamente, es decir, sabía que mami se prostituía.
Me propuso que nos bañáramos juntas, acepté, ella muy dulcemente me enjabonó y acarició en una forma que nadie lo había hecho, me tocó suavemente, me besó con su lengua en mi boca como nuca un chico lo había hecho y me hizo sentir unas sensaciones extrañas y sensacionales totalmente nuevas. Fuimos luego a su gran cama, allí siguió besándome en la boca, acariciándome, pasando su lengua por mi cuello, luego en mis pechos, besó, lamió, mordió mis pezones, me besó suavemente las axilas y acarició, besó y me hizo sentir su lengua en mi espalda, bajando lentamente hasta que llegó a mi colita, separó mis cachetes y con su lengua primero y luego con su dedo sentí cosas absolutamente nuevas.
Con todo esto yo ya estaba remeda, sentía que mi cuca palpitaba y estaba toda húmeda, pero bajó besándome las piernas, jugó con su lengua tras mis rodillas, llegó a mis pies, lamió mis dedos, los chupó delicadamente y yo ya era un torrente, entonces subió lentamente, muy lentamente, abrió mis piernas, besó y lamió mis labios vaginales, suavemente recorrió mi ratita y comenzó a jugar con mi clítoris haciéndome llegar a mis primeros orgasmos, que no se cuentos fueron.
Me dejó reposar y reponerme, vio con agrado mi sonrisa, la satisfacción en mi cara y me pidió que, si me animaba, le hiciera exactamente lo mismo a ella.
Yo lo deseaba, así que inmediatamente comencé a jugar con mi mami como ella lo había hecho, me encantó hacerlo y cuando estaba jugando en su cola, con mi lengua en su agujerito me pidió que metiera mis dedos, uno como ella a mi, luego dos y hasta tres. Allí vi a mi mami tan excitada como yo lo había estado, por lo que continué con sus piernas, pies, hasta que llegué a su cuca, hermosa, depilada, perfumada, húmeda, que lamí, besé todas tal como sentí que ella me lo había hecho. Entonces me pidió que metiera mi lengua y la removiera, sintiendo yo un gusto que me gustó, por lo que lo hice todo lo hondo que pude y luego metí y moví mis dedos dentro tanto que mi mami se mojó toda y son sus manos forzó mi boca, haciéndome beber su lechita.
Tanto me gustó y también a ella que seguimos disfrutando y ella contándome que ambas vivíamos de su cuerpo, que tenía amigos especiales que la visitaban en casa y también amigas, que conocía otros en sus saludas nocturnas y que de eso salía el dinero del que disponíamos.
Pocos días después me dijo que realmente necesitábamos un departamento más grande, con dos dormitorios, uno para cada una, pero que solamente podríamos tenerlo si yo aceptaba tener una relación con un amigo de ella, a quien yo conocía de vista, que deseaba tener una amiga virgen para hacerla su pareja permanente.
En principio dudé un poco, pero luego, ante la perspectiva de tener un departamento más cómodo, ver a mami contenta y no tener que estar encerrada en la cocina cuando ella recibía a alguien, acepté.
Conocí al señor, vino a visitarnos varias veces, era bastante aceptable, aunque mayor y pese a que él quería ya, mi mami le prometió que me tendría luego de mudarnos.
Así se hizo y estábamos la dos dispuestas a cumplir nuestra promesa, la que cumplimos al poco tiempo, mientras yo, siguiendo instrucciones de mami, me iba brindando de a poco durante el tiempo transcurrido.
El día elegido recibí al señor con un beso en la boca, tomamos algo los tres juntos, dejé que me tocara y yo, siguiendo las indicaciones de mami y lo que hacía con los chicos, acaricié su pecho, besé su cuello, puse mi mano en su pierna y toque levemente con mis dedos su pija que ya estaba dura y grande.
Pasamos los dos a mi dormitorio, dejé que me desnudara mientras yo lo desvestía a él, me arrodillé y comencé a besarle y lamerle su pija, que estaba roja y durísima, tal como me había dicho mami que debía hacer. Inmediatamente él me tiró sobre la cama. Me tocó, besó desesperado y no pudo esperar, levantó mis piernas y comenzó a penetrarme, feliz al ver que yo era virgen y sentí un dolor profundo, un desgarro, hasta que sentí que estábamos los dos pegados y él comenzó a moverse, aumentando mi dolor al principio pero luego sintiendo una mezcla de dolor y sensaciones que me gustaron muchísimo, tanto que olvidé el dolor y sentí un disfrute total, como nunca lo había sentido, hasta que acabé tanto más que con los juegos con mami y él me brindó dentro mío toda su leche.
Tanta era su calentura y deseos que apenas sacó su pija de mi la llevó a mi boca y realmente me gustó jugar con ella nuevamente y sentir la mezcla de su jugo y el mío.
Esta relación siguió prácticamente una o dos veces a la semana, a veces lo hacíamos los dos y a veces los tres con mi mami, a él le gustaba vernos a nosotras haciéndolo juntas, viendo como nos comíamos una a la otra y a mi me excitaba ver cuando se cogía a mi mami y sobre todo cuando se lo hacía por la cola.
Al poco tiempo quiso que yo le entregara mi culito, me negué, hablé con mami y llegamos a la conclusión que yo aceptaría si él nos regalaba un autito.
Al principio se negó, pero después de hacerle sentir sobre su pija mi cola y decirle “por la cola no”, el autito llegó y yo le di mi cola por primera vez a alguien
Para él (y para mi, porque no) fue una verdadera fiesta. Le pedí que me besara y pasara su lengua como a mí me gustaba por todo mi cuerpo, luego se la chupé hasta dejársela bien roja y durísima, le pedí me encremara, me puso en perrito y después de abrir camino con sus dedos, cosa que ya había hecho, me penetró haciéndome sentir un ardor y dolor mayor que cuando le entregué mi virginidad, pero como la otra vez, una sensación nueva, perversa, placentera y viciosa que me hizo acabar como una perra y pedirle que lo repitiera apenas pudo, de lo que me encargué.
De allí en adelante, las reuniones solos o con mami siempre incluían que me cogiera por la cola, lo que me daba un placer enorme, tanto como cuando lo hacía por mi cuca y me encantaba masturbarme delante de ellos cuando él estaba con mami.
Poco después mami me propuso que me acostara con una de sus amigas, una señora algo mayor pero muy cuidada y atractiva para hacer lo que hacíamos ella y yo. Por supuesto que acepté, conocí a Sara, me atrajo, me gustó que me tocara suavemente, deseé besarla y sentirla, como hacía con mami, por lo que esperé ansiosa el momento que no se demoró.
Sara era dulcísima, me acariciaba suavemente, sus manos y su boca en mi cuerpo, sensacionales, su lengua, larga y puntuda me perforaba la cola hasta no se donde, entraba en mi cuca y se movía como una serpiente desesperada por lo que la mojaba bárbaramente, ya que como ella ninguna mujer me ha producido orgasmos iguales y cuando retorcía mis pezones y me daba dolor, descubrí la sensación de sufrir, inigualable. Yo la deseaba, así que estar con ella no era una obligación, me gustaba, la comía desesperadamente, bebía la lechita que le sacaba, me enterraba en su cola, gozaba haciéndola lagrimear cuando torturaba sus pezones y me hizo llegar al orgasmo cada vez que la azotaba cuando la tenía entre mis muslos, antes de que ella lo consiguiera con su lengua y sus dedos.
Y ella me enseñó a disfrutar del castigo, como su esclava, me ataba a la cama, me cubría los ojos y yo no sabía que me esperaba. Un mordisco, un pellizco, un azote con un cinto en los pezones, latigazos en mis nalgas, piernas, espalda. Me hacía todo lo que lo le hacía a ella y luego nos amábamos desesperadas, nuestros 69 eran brutales, nos introducíamos toda la mano en la concha y allí, con el puño cerrado nos dábamos placeres únicos. A mi mami también le encanta y es una diosa haciéndolo.
Luego llegó la universidad, mayores gastos, mami con más años así que las dos seguimos trabajando, juntas o separadas, en casa algunas veces y afuera. Éramos conocidas en los grandes hoteles, nos buscaban juntas o separadas, a los viciosos y viciosas les encanta acostarse con la madre y su hija, vernos como lo lesbianas que somos, estar dos hombres o dos mujeres con nosotras dos e intercambiarnos, en fin, todo lo variado del sexo.
Pero no solamente lo hacíamos por trabajo, también lo hacíamos por puro placer, juntas o separadas siempre buscamos todo tipo de aventuras, buscamos chicas jóvenes y maduras viciosas, jovencitos calentones y viejitos de gustos raros. Ambas somos gustosas y expertas en la lluvia dorada. Que mejor sensación que dar o recibir una lluvia caliente en todo tu cuerpo, desde tu boca hasta tu clítoris y después lamer ese cuerpo húmedo y caliente al que has disfrutado y el jugar de lenguas curiosas, que han estado en todas las intimidades de la persona que te acompaña.
Ahora mami está más tranquila, aunque sigue con el sexo que es su hobby y su medio de vida y yo trabajo pero me sigo dando todos los gustos y como siempre, ella y yo nos contamos todo y siempre buscamos los nuevo, que encontramos, ya que nos encanta mirar y ser miradas y aquí he descubierto que ver a dos hombres juntos haciendo su amor me gusta, masturbándome ante quien quiera mirar, como siempre.
Autora: Vir.-
excelente la historia…me calentaste muchisimooo!…. Gracias!… te dejo mi mail para que me contactes si te interesa….
[correos NO permitidos en comentarios – eliminado por la administración R.M.]