Era un viernes en la tarde, regresaba de la Universidad, la verdad la jornada era intensa, estaba en finales y eso hacia que la presión fuese muy elevada, el trasnocho y el estrés ocasionado por el compromiso de salir bien me tenía sumamente estresado. Estacioné mi auto y tomé mis libros, caminé unos metros hacia la puerta de la casa y allí se cayeron mis llaves mientras intentaba sacarlas de mi bolsillo, me agaché, las recogí y abrí la puerta de la entrada, soltando las llaves en la mesa junto con mis libros y cerrando la puerta tras de mi con mi pie. Caminé un poco y dije «llegué…» a lo que escuché como respuesta «Aquí… en la cocina…» continué caminando mientras sentía el ambiente impregnado de un agradable olor. Allí estaba, la mujer que me volvía loco y que me había cambiado la vida, la que me hacia sentir esa lujuria casi incontrolable y esa perversión que me mantenía excitado todo el tiempo.
Al entrar a la cocina vi a Ana, estaba de espaldas hacia la puerta, con un delantal puesto, con su culito a la vista, su cuerpo esbelto y curvilíneo hizo que me detuviera unos segundos a contemplar ese culo redondo que resaltaba y adornaba el contexto. Continué acercándome a ella mientras mi mirada no podía apartarse de ese cuerpo que me hacia arder de placer, mi corazón se aceleraba y mi verga comenzaba a responder a ese estimulo. Me acerqué y la abracé desde atrás, dándole un tierno beso en el cuello y recostando mi verga en ese culo para que la sintiera. Giró un poco la cabeza y se sonrió dándome un beso en los labios y retrocediendo un poco para poder sentirme mejor. Metí mis manos debajo del delantal y sentí su bello púbico muy bien cortado, como siempre y su vagina húmeda como me gustaba, pude sentir un leve suspiro y la vi cerrar los ojos cuando introduje mis dedos para notar su humedad, mi otra mano buscó dentro de su franela y toco sus firmes pechos y sus siempre endurecidos pezones.
Me preguntó entre susurros: ¿ como te fue ?, a lo que le respondí: «Bien… con mucho estrés y hambre..:», a lo que me dijo: «Tu siempre tienes hambre…» ambos reímos, me senté en la mesa de la cocina mientras la observaba caminar de un lado a otro, me encantaba su olor y observarla tan desinhibida y feliz. No siempre había sido así, desde que mi padre decidió abandonarnos por aquella jovencita, mucho en la casa había cambiado y lo mejor era que mi madre y yo eramos mas unidos y todas mis fantasías se habían hecho realidad, nunca entendí que podía buscar mi padre en una jovencita que no encontrara en una bella, desinhibida y divina mujer que era mi madre ?, creo que nunca obtendré esa respuesta. Pero agradezco al destino eso.
Mi madre me preguntó si quería comer y le dije que si… pero a ella… a lo que me respondió: «Te estaba esperando…», se acercó y me dió un beso dulce y profundo en los labios, mientras tomaba con sutileza mi rostro, ese beso rápidamente se transformó en un beso apasionado que continuó buscando su cuello y sus orejas. Se sentó encima de mi con las piernas abiertas y continuó besándome mientras yo desabrochaba mi pantalón para liberar mi verga que ya no quería estar mas atrapada. Mis manos no se decidían, si acariciar sus senos para escuchar sus quejidos o acariciar su culo mientras sentía claramente su vagina húmeda deslizarse por encima de mi verga dura y gruesa. En uno de esos movimientos, mi madre, bajo la mano y se la metió, una contracción de placer nos invadió a ambos y un gemido ahogado, casi a coro de nuestras gargantas, se unió para dar inicio a esa danza de placer y lujuria que ya no podía contener.
Esa sensación al estar dentro de ella, húmeda y caliente, contrastaba con el placer que sentía al entrar y salir de ella, escuchando sus gemidos de placer, mientras observaba como su rostro enrojecido por la excitación se tornaba cada vez mas placentero, así durante varios minutos nos movimos frenéticamente, hasta que sentí como se aferró a mi con sus uñas y grito sin ningún tipo de inhibición… «Tuya…!!!» ese grito hizo que su cuerpo se desplomara momentáneamente sobre mi, por lo que sentir su cuello sudoroso y su respiración agitada, encendió aún mas en mi el deseo de continuar dentro de ella. La levanté y girando la coloqué sobre la mesa, para continuar en ese vaivén que me permitía observar su vagina bien afeitada, húmeda y enrojecida, veía mi verga entrando y saliendo de ella, esa imagen me ponía aún mas duro y excitado.
Le quité el delantal y le subí la franela, quería ver esos senos firmes y bellos. mientras lo hacía ella comenzó a manosearlos con fuerza mientras yo, aumentaba la velocidad y la fuerza de mis embestidas, para disfrutar a los segundos como otro orgasmo llegaba con fuerza, sus gritos, extremada humedad y el temblor de sus piernas me indicaban claramente como estaba disfrutando ese momento. Le saque mi verga y por unos segundos quedo inmóvil en la mesa, estuve tentado a dejarla descansar pero contemplar esa figura avivo de nuevo la lujuria que me mantenía deseoso. Bajé y me ubique entre sus piernas, levantándolas y abriéndolas, pasando mi lengua por su vagina que chorreaba, recorriendo de arriba a abajo su rajita hasta su culo, sus contracciones y la fuerza con que sostenía mi cabeza me indicaban que el siguiente orgasmo estaba muy cerca, una vez mas sus gritos y observarla aferrándose al borde de la mesa me indicó que un nuevo orgasmo había llegado a tomar posesión de su cuerpo, sus temblorosas piernas rodeaban mi cuello y sus dedos buscaban torpemente tocar su clítoris para prolongar su placer unos segundos mas.
La tome entonces por la cintura, besando sus senos y sus labios tiernamente, mientras escuchaba que me decía: ·Te amo», la abracé unos segundos y delicadamente la voltee para recostarla sobre la mesa con su culo hacia mi, abrí sus piernas y busqué enterrar una vez mas mi verga en su vagina que chorreaba sus fluidos por entre sus piernas, comencé a moverme profunda y rápidamente para disfrutar de su cuerpo divino. Me acerqué a su espalda besándola mientras continuaba moviéndome, sentía su respiración y sus gemidos cada vez mas fuertes, tome su cabello y aumente la fuerza de mis embestidas, quería acabar dentro de ella, sus piernas comenzaron a temblar y yo a sentir que iba a explotar, empujé mi verga lo mas adentro que pude y sentí como chorros de semen abandonaban mi cuerpo para unirse a ella en lo mas intimo de su ser.
Ambos gritamos y nos quedamos inmóviles unos minutos, no saque mi verga sino esperé a que se saliera sola, al retirarme pude ver como salia de mi madre mi semen blanco de su vagina húmeda y enrojecida para correr por su entrepierna y caer en el piso de la cocina. Se levantó y beso mis labios, se acomodó, tomó el delantal y me dijo: «vete a lavar para que comas», le pregunté si no me acompañaba a lo que me dijo: – «No hay mayor satisfacción que quedarme con tu semen dentro de mi mientras termino de cocinar», caminé al baño mientras pensaba que esa solo era el aperitivo antes de la cena, que el plato fuerte vendría mas tarde cuando nos encontráramos en la cama y eso dibujo una gran sonrisa en mi rostro… Porque no había mayor estimulo para mis estudios que llegar a casa y que me consintieran así…
*Este relato intimo es para tí, contado para compartir el placer que nos produce, si te ha gustado, déjamelo saber al final de la página, si no, dime por que, responderé todas tus preguntas, gracias por leerme*