Sentí mi leche caliente desparramándose en su mano y sacudida tras sacudida inundando mi vientre y al mismo tiempo sentí como su enorme polla se iba hinchando dentro de mi todavía más, ensanchando mi recto de tal manera que parecía que iba a partirme en dos y de pronto estalló dentro de mí, con un líquido cálido que iba llenando mis entrañas.
Conocí a Xavi poco después de llegar al internado, la disciplina del centro de verdad que era muy estricta y quizás por todo ese ambiente represivo surgió inmediatamente una fuerte amistad ayudada también porque compartíamos habitación. De todas formas y con la vitalidad de nuestros 18 años y por la fuerte vigilancia a que nos tenían sometidos los curas, nuestra relación no había llegado más allá de algunos achuchones, unos besos fugaces y apasionados y alguna paja rápida que nos habíamos hecho el uno al otro en las duchas del internado. Por eso no me asombró cuando un día me dijo:
– «Mi padre le ha pedido a tu madre si te dejaría pasar las vacaciones de fin de año hasta Reyes con nosotros en la nieve. Papá, tiene un chalet hermoso al pie de las pistas de esquí. ¿Qué te parece? ¿Verdad que sería maravilloso?»
Y así fue…Pocos días después, vino el padre de Xavi a buscarnos al internado y partimos los tres juntos.
Cuando vi al padre de Xavi, recuerdo que lo primero que pasó por mi mente fue el parecido que existía entre ambos, pero quizás por la edad el padre de Xavi tenía los rasgos un poco más duros, más masculinos, sus anchas espaldas de hombre maduro que alguna vez hizo mucho deporte, pero que con el pasar de los años le está asomando alguna barriguilla, quizás de beber demasiada cerveza, sin que eso quiera decir que estuviera excesivamente gordo, el pelo ligeramente plateado en las sienes y esa barba corta y bien recortada, bien cuidada.
La espesa mata de pelos que sobresalía del botón abierto del cuello de su camisa, hizo que me pareciera a mí, como Xavi, pero mucho más maduro y mucho más guapo. Recuerdo que mi vista se clavó en su entrepierna mientras nos esperaba de pie con la puerta abierta del automóvil mientras nosotros nos íbamos acercando y pensé: -¡Qué enorme paquete! eso debe esconder una polla enorme y unos huevos de toro».
Después de un cariñoso saludo y de las debidas presentaciones en que el papá de Xavi me miró con una mirada de esas que parece que te están desnudando, nos invitó a subir al coche. Xavi subió delante con su papá y yo detrás. Durante el viaje estuvimos charlando de nimiedades y de como nos iban los estudios, que nos gustaba, que no nos gustaba y mientras tanto yo veía como el padre de Xavi me iba echando miradas a través del retrovisor, yo imaginé que era por mantener e incluirme en la conversación y hacernos el viaje más agradable.
Cuando llegamos al Chalet, era ya tarde, así que me asignaron la habitación de invitados que estaba en la buhardilla, mientras Xavi y su padre compartirían la habitación doble en el piso principal, cosa que a mí me pareció lo más normal del mundo. Antes de dormirme me masturbé un par de veces fantaseando como debía de ser el padre de Xavi en pelota viva. Al día siguiente me desperté bastante tarde, me puse un albornoz encima que había colgado en la puerta de la habitación y bajé a la cocina a prepararme un café con leche. Estaba yo en plena tarea de preparar un poco de desayuno cuando oigo la voz grave de bajo del padre de Xavi que me dice:
-«¿Pedro?» -» Si, buenos días señor, estoy preparándome el desayuno, si no tiene usted ningún inconveniente» -«Bueno, cuando termines, tráetelo para el salón que hay un par de cosas importantes que me gustaría conversar contigo mientras desayunas»
Yo un poco intranquilo, cogí la taza del café con leche y un par de magdalenas y con ellas me acerqué al salón. Allí el padre de Xavi estaba sentado en su sillón con sólo el albornoz puesto que se entreabría dejando ver una gran mata de pelo que cubría su pecho y sus piernas, fumándose una pipa y leyendo el periódico del día. Me tranquilizó un poco al ver que me dirigía una sonrisa y levantándose me ponía cariñosamente una mano en el hombro y me acariciaba levemente el cuello mientras me decía:
-» Toma una silla y tómate tranquilo el desayuno, luego cuando termines te vienes al sofá conmigo que me gustaría que habláramos un par de cosas los dos juntos.»- -«¡No pongas esa cara! quédate tranquilo que no pasa nada grave» – me dijo mientras seguía acariciándome el cuello y notaba que su mano peluda, grande, cálida y firme bajaba poco a poco hacia abajo por mi espalda.
Eso acabó por tranquilizarme e incluso me provocó una cierta reacción en mi polla, suerte que con el albornoz ligeramente flojo no se me notaba. Terminé el desayuno y como me había pedido fui a sentarme a su lado en el sofá. Entonces el dejó el periódico que aparentemente había estado leyendo mientras yo desayunaba y poniendo una de sus manos sobre mi rodilla desnuda que sobresalía del albornoz entreabierto al sentarme, comenzó:
-«Creo hijo, por lo que me ha contado Xavi, que puedo hablar contigo sinceramente porque ya eres suficientemente mayor para comprender y guardar en secreto lo que en este momento hablemos tú y yo».
Mientras tanto su cálida, peluda y fuerte mano se iba deslizando un poco más arriba de mi rodilla por mi muslo hacia mi entrepierna. Yo afirmé con la cabeza mientras se me iban subiendo ligeramente los colores a la cara a medida que sentía el calor de su mano acariciando mi muslo, se iba entreabriendo un poco más el albornoz y a la vez sentía como mi polla iba endureciéndose en contra de mi voluntad.
-«Xavi, habla conmigo por teléfono todos los días desde el internado», comenzó. «El me ha ido explicando paso a paso, día a día, lo que iba pasando entre vosotros dos, como crecía vuestra amistad, como ibais descubriéndoos con vuestras mutuas caricias, vuestros besos, vuestras pajas mutuas, vuestro amor… ¡No te asustes!, no te preocupes, yo entiendo perfectamente y después de conocerte estoy verdaderamente muy contento que todo esto haya sucedido contigo y que pueda tenerte a ti a su lado, todos los días y todas las noches ya que yo no puedo estar con él» -«¿Cómo?» dije yo sin salir de mi asombro. -«Si, déjame explicarte… He sido yo quien le ha enseñado a Xavi todo lo que sabe respecto al amor y el sexo». -«¡Ud!» – dije todavía más asombrado. -«Tú. Trátame de tú por favor.
Pedro, tú y yo somos iguales, el hecho de que yo tenga algunos años más que tú no me convierte en algo inalcanzable, y a la vez me ha proporcionado mucha experiencia, lo cual es importante. En este momento tú y yo somos solo dos hombres que estamos hablando sinceramente el uno con el otro». Mientras tanto su mano se había ido deslizando un poco más hacia mi entrepierna y mi polla absolutamente dura y levantada ya no me permitía disimular el bulto que se veía a simple vista en mi albornoz. -«Así que por favor déjame terminar de explicarte y trata de ser un poco comprensivo cambiando esa mirada acusadora de tus ojos que son por cierto muy bonitos»- dijo mirándome fijamente a los ojos y yo a pesar de mi rabia no pude dejar de pensar:
-«¡Que guapo es!
«Si, yo le he enseñado todo, absolutamente todo»- continuó -» y no sólo teóricamente sino también en la práctica»… ”Yo lo quiero mucho a Xavi y siempre creí que no había nada de malo en gozar y disfrutar del sexo con él, dado que su madre nos dejó hace algunos años… ¡Oh si! Si, me sentí culpable al principio… pero entonces el mismo Xavi me convenció contándome cuanto me quería a mí y lo feliz que yo le hacía cada vez que hacíamos el amor. Por otra parte le he inculcado a Xavi, que él siempre será libre de tener sus amigos o amigas si alguna vez le apetece y siempre será libre de hacer con ellos lo que le pida su cuerpo, siempre que a sus amigos también les apetezca. Y él ha tenido otras relaciones, como ahora contigo… aunque no hayáis llegado a culminarlo, pero mientras tanto ha continuado y continúa haciendo el amor conmigo y él cree que goza muchísimo cuando lo hacemos juntos.
A veces le he dicho que sería conveniente que termináramos y no volviéramos a hacerlo más, pero cada vez que volvemos a estar juntos volvemos a empezar. Tú podrías pensar que estoy haciéndole daño, pero te aseguro que cuando hacemos el amor los dos juntos, nos encontramos mutuamente muy unidos y te juro que nos queremos cada vez más y cada vez me convenzo más que Xavi tiene razón y que lo nuestro no tiene porqué terminar»…
«Ahora me ha dicho que él te ama y que desea hacer el amor contigo con todas las consecuencias, que tú le gustas mucho y la verdad después de haberte visto y haberte conocido, le comprendo muy bien, porque eres un chico muy guapo, Pedro. Tienes un cuerpo delicioso y una polla muy desarrollada para tu edad ¡Es casi tan grande como la mía!»- mientras el padre de Xavi había estado hablando conmigo, su mano se había deslizado ya abiertamente a mi entrepierna y me estaba masajeando los huevos y la polla que a esa altura de la conversación estaba dura como el acero y respondía a su mano experta.
Me armé de valor y respirando hondo le dije:
-«Mire señor, lo que haga Ud con su hijo me tiene a mí sin cuidado. Yo nunca he hecho el amor con él, ni con ningún otro hombre». -«Pero ¿te gustaría hacerlo, verdad?… Por lo que con lo que tengo en mi mano y por la forma agitada de tu respiración, no puedes mentirme, diciendo que no te gustaría en este momento hacer el amor conmigo».
Por algunos segundos, le miré a los ojos, yo no podía creer la conversación que estábamos teniendo y creo que mi mente no estaba de acuerdo con lo que me pedía mi cuerpo. No alcanzaba a comprender bien todo lo que habíamos estado hablando, pero… ¡Mierda! mi cuerpo si sabía lo que quería. Quería hacer el amor con el padre de Xavi… ¡Oh si, como lo quería! Fue entonces cuando todas mis defensas se vinieron abajo. El padre de Xavi con su otra mano comenzó a acariciarme el pecho de arriba a abajo, de izquierda a derecha y cada vez que sus encallecidos dedos pasaban por mis pezones y los apretaba con maestría una especie de corriente eléctrica descendía por mi columna vertebral, entonces poco a poco fue acercando sus labios a los míos y sentí su aliento cálido a tabaco dulce y perfumado contra mi boca y le devolví el beso con toda la pasión de la que soy capaz.
Su lengua se entreabrió paso entre mis labios y buscó la mía y ambas lenguas se enzarzaron en un duelo de titanes y lo abracé. Lo abracé explorando el interior de su albornoz buscando su cuerpo desnudo, peludo cubierto de una alfombra de fina seda de vello bajo la que palpitaban sus fuertes músculos de hombre bien desarrollado.
-«A ti esto te gusta, Pedro… Estás deseando… desde hace tiempo que un hombre maduro como yo te haga saber lo que es hacer el amor con mayúsculas»- dijo interrumpiendo nuestro salvaje abrazo con esa encantadora sonrisa suya, esa sonrisa agradable con la que terminó desarmándome por completo y me hizo susurrar involuntariamente. -«Siiii…»
Entonces cogiéndome de la mano y levantándose dijo:
-«Ven, vámonos a la cama».
Terminó de quitarme el albornoz que cayó de mis hombros dejándome totalmente desnudo a su merced. Una vez en la habitación me dijo:
-«Ponte en la cama» – mientras él dejaba la pipa, aflojaba el cinturón de su propio albornoz y lo dejaba deslizarse al suelo. Entonces pude ver su enorme cacharro, por lo menos 28 cm., le calculé a ojímetro y ¡qué gruesa! -“¡No puede ser de verdad!» -«Si es de verdad hijo… te lo juro… pero no te asustes, tengo mucha experiencia y se como hacerlo, así que voy a tratar de hacerte el menor daño posible, de todas formas si hay algo que no quieres que haga me lo dices y yo me detengo»- me dijo con una sonrisa que me infundió confianza.
Mientras tanto se había colocado entre mis piernas que había cogido por cada uno de mis tobillos y las iba levantando hacia el cielorraso de la habitación, mientras las empujaba a la vez hacia la cabecera de la cama. Bajó su cabeza hacia mis ahora expuestos órganos y comenzó a chuparme la polla que no paraba de largar líquido pre seminal y de la polla seguía a los huevos que fue tragándoselos uno a uno, volvió a la hinchada cabeza de mi glande y comenzó a descapullármelo con la lengua y a mamarlo con un vaivén acompasado de mil formas distintas.
-¡Ay! que voy a correrme». -«No aguanta un poco» me decía deteniéndose unos minutos… y entonces volvía a la carga mientras sus manos recorrían mi cuerpo, apretaban mis pezones, ahora duros y erizados, buscaban mi culo, sus dedos se iban introduciendo por mi raja y tocaban la tierna y sensible piel de mi ano, masajeándomelo con su vaivén, introduciendo su lengua poco a poco y llenándolo de saliva y ayudándose con sus dedos húmedos.
Mientras tanto su boca volvía a la carga a mamarme mi hinchada polla, chupada tras chupada. Así una y otra vez hasta que le dije.
-«¡No puedo más!, los huevos me duelen una barbaridad, creo que me voy a morir si no me corro» -No hombre, no te asustes… es sólo que casi estás a punto», dijo sacando lentamente 3 dedos que tenía metidos en mi ano con los que me estaba follando y que en ese momento estaban masajeando mi esfínter.
Cogió de la mesita de luz un poco de crema y con ella empezó a embadurnarse su enorme polla que en ningún momento se había bajado y que estaba hinchada y roja con ese capullo enorme y las venas hinchadas en su tronco relucientes y brillantes por el líquido pre seminal que manaba de la boca de su capullo y la pomada que generosamente estaba aplicando.
-«Ahora te voy a follar, Pedro» -«Si por favor quiero tenerte adentro de mí Juan, quiero ser tuyo.» «Quiero correrme, no puedo aguantar más» -«Ahora cariño» dijo levantando un poco mis caderas y acercándoseme poco a poco.
Puso un montón de crema en su mano y me la desparramó por todo el ano, entonces cogió su polla con la mano y la guió a la masajeada y ahora lubricada abertura que incomprensiblemente para mí se resistía a su entrada. Yo trataba de apretarme contra él, para forzar la entrada, entonces Juan dijo:
-«Relájate Pedro… relájate… ve despacio… déjame hacer a mí… despacio que ya trabajaré yo, tú sólo relájate y trata de hacer como si trataras de cagar. Ábrete para mí»
Mientras él se movía para adelante y para atrás en un ritmo lento, pero constante y con cada golpe de sus caderas sentía yo como ese enorme capullo entraba un poco más. De pronto sentí un fuerte dolor, de hecho sentí como si las estrellas estallaran en mi cabeza y unas lágrimas aparecieron en mis ojos y mis dientes mordieron ligeramente mi labio inferior para no gritar. El plantó su boca contra la mía y comenzó a besarme los labios, mi cara, mis ojos, bebiéndose mis lágrimas. -«No llores mi amor, te prometo que lo peor ha pasado… relájate ahora, mira me quedo quieto, trata de acostumbrarte a mí».
El dolor fue descendiendo poco a poco hasta casi desaparecer, nuestra respiración fue acompasándose a pesar de que nuestros cuerpos unidos por el sudor temblaban de placer y yo veía gruesas gotas que corrían por su frente y el esfuerzo que hacía Juan para darme tiempo. Entonces poco a poco fue balanceándose hacia adelante y hacia atrás y con cada golpe de sus caderas sentía yo como ese enorme pollón entraba un poco más y se iba abriendo camino por mi estrecho recto que no sería ya nunca más virgen. De pronto sentí como se retiraba y me daba un golpe seco con sus caderas entrando de golpe en mí, sentí esta vez un fuerte dolor y creo que le mordí el labio inferior y se le saltaron algunas gotas de sangre cuyo sabor salado fue a parar a mi boca.
-«¡Ay! Creo que no puedo más Juan, lo siento, tendremos que olvidarlo»- con una sonrisa me dijo:
-«Pero si la tienes toda adentro, mira…» y cogiéndome de las axilas levantó mi cuerpo para que pudiera ver—» Ahora, relájate ya, acostúmbrate a tenerla toda adentro» y comenzó a susurrarme al oído: «Tienes que acostumbrarte a mí y te juro que no será esta la primera vez ni la última en que te follaré porque se que te gusta y que yo te gusto, te quiero y tú me quieres y te prometo que de hoy en adelante te follaré todo lo que quieras y cuando quieras, no tendrás más que pedírmelo.
Tú me necesitaras lo mismo que se necesita el agua para beber. Tú me necesitas, yo lo se y ahora tú también, necesitas un macho que te folle con regularidad y ese macho si tú quieres puedo ser yo. Si quieres ser mío, te juro que no te faltará el sexo. Todo el sexo que tú quieras mi amor, todo.» y continuaba besándome y lamiéndome la cara, las orejas, bebiéndose mis lágrimas mientras su mano masajeaba mis cojones hinchados y me iba masturbando con un ritmo lento sacudiendo mi verga dura como el acero. De pronto comenzó a moverse y yo que no podía más con mis emociones le pedí:
-«Fóllame… fóllame… fóllame… por favor. Más… más… mmmáaaaassss» -» Si… Si… Sssiiiiii, me estoy corriendo» y sentí mi leche caliente desparramándose en su mano y sacudida tras sacudida inundando mi vientre y en una de estas alcanzando mi cara y al mismo tiempo sentí como su enorme polla se iba hinchando dentro de mi todavía más, ensanchando mi recto de tal manera que parecía que iba a partirme en dos y de pronto estalló dentro de mí, con un líquido cálido que iba llenando mis entrañas, golpe a golpe sin parar. Sentí su agitada respiración entrecortarse y parecía que se quedaba sin ella, grandes goterones de sudor corrían por su cuerpo y caían sobre mí.
-«Ah… Ah… Aaaaahhhhhhh» le oía gruñir de placer y suspirar tratando de coger aire en sus pulmones con una respiración agitada casi agónica mientras su cuerpo caía con todo su peso sobre mí, liberando mis piernas que se deslizaban por nuestros cuerpos sudorosos y descendían por sus costados.
Después de recuperar la respiración poco a poco ambos, fue lentamente sacando su polla mientras me abrazaba con fuerza besándome sin parar, yo intentaba cerrar mi ahora ensanchado ano tratando de mantener su enorme lechada dentro de mí, ese regalo hermoso que me había hecho Juan que había desparramado todo su cariño en mi interior. En ese momento oímos el ruido de la puerta principal que se cerraba.
-«Xavi, ¿eres tú?» preguntó Juan con voz firme. -«Si Papá» -«Ven Xavi, estamos aquí, en la habitación. Estamos Pedro y yo… puedes entrar».
Xavi entró en la habitación y nos vio allí completamente desnudos y sudorosos, con su padre abrazándome y yo con mi cabeza apoyada en su pecho que subía y bajaba con el ritmo lento de su respiración y mi culo en el aire en el que Juan había depositado su mano con la que introducía su dedo índice en mi ano con un movimiento lento de mete y saca mientras su leche iba deslizándose por mis piernas, al vernos así dijo:
-¡Hola!- se hizo un silencio… y continuó, verdad papá que Pedro es un chico magnífico… es como el hermano que siempre quise tener… ¡Verdad Pedro que tengo un Papá que es único! -¡Si! dijimos ambos a coro sonriéndole.
Mientras Juan sacaba su dedo empapado de leche y me lo daba a lamer entre su boca y la mía con placer y luego le daba un beso a Xavi haciéndole saborear su semen mezclado con mi saliva y la suya y Xavi que estaba absolutamente empalmado comenzaba a desnudarse y nosotros le hacíamos sitio en la cama.
Durante aquellas vacaciones y todos los fines de semana y vacaciones que hemos pasado juntos, los tres nos sentimos muy unidos y nos queremos mucho. Yo he logrado aceptar que Juan, el papá de Xavi, nos quiere a ambos en la cama todas las noches, y que nos sirve a los dos hasta dejarnos siempre satisfechos y agotados con igual cariño. Juan sigue siendo mi macho principal, oficial y nunca he tenido ninguna queja. Me ha dado como me prometió esa mañana todo el sexo que he querido y… mucho… muchísimo amor. Igual que sigue follándose a Xavi y a mí sin distinciones.
He aprendido además que yo quiero a Xavi y a Juan a los dos por igual, bueno casi por igual… y que a veces Juan necesita que tanto Xavi como yo lo follemos uno tras otro sin piedad y que el sexo es una cosa buena cuando es consentido y se hace con cariño y absoluta libertad, sin obligaciones…
AUTOR: Barnabear
Super relato, para conocer al papá de Xavi.
hola me gusto muxo tu relato te kisiera conocer te dejo mi correo es: [correos NO permitidos en comentarios – eliminado por la administración R.M.]
kuidate¡¡¡¡
hola me gusto mucho tu relato es muy exitante hubieras visto mi polla estaba super parada te kisiera conocer te dejo mi correo
es [correos NO permitidos en comentarios – eliminado por la administración R.M.]
te kuidas¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
ha y agegame por fa
como un cuento d hadas!!
excelente