Hola amigos y amigas de Marqueze. Esta es la historia de lo que me sucedió hace 2 años, cuando yo tenia 16. Es una historia real, y me he animado a contarla por que estoy convencida de que muchas historias de las que contáis aquí también lo son.
Sucedió una tarde de un sábado, en la que estaba sola en casa con mi padre. Mi madre se había ido a dar una vuelta con unas amigas, y mi hermano estaba en la biblioteca de la universidad estudiando. Yo soy una chica de Barcelona, y en esa edad estaba acabando mi desarrollo físico, y descubriendo mi cuerpo de mujer& y el de los hombres. Soy una chica delgada y no muy alta, con un cuerpo proporcionado, y bastante guapa de cara, pero tampoco soy una chica explosiva ni una modelo. Bueno, como os iba contando, esa tarde estábamos los 2 solos en casa, mi padre sentado en el sofá viendo la tele, medio dormido, y yo en mi cuarto haciendo realmente nada. Estaba tumbada en la cama cuando sonó el móvil, era una amiga que me proponía quedar un rato esa noche, algo que acepté. Tenía 2 horas para arreglarme, tiempo de sobra, pero decidí meterme a la ducha y estar un rato bajo el agua.
Mientras me aclaraba, debajo del chorro del telefonillo de la ducha, se abrió la puerta del baño y entró mi padre. No era algo raro, al fin y al cabo, en mi casa no se respeta mucho lo de llamar a la puerta y esas cosas. Mi padre saludó, y yo le saludé, se bajó la cremallera y comenzó a orinar. Me sentí algo ruborizada al oír el ruido del pis en el agua de la taza, y no pude evitar dirigir la mirada hacia mi padre. A través de la mampara translucida pude ver la silueta de su pene& yo creo que la tenía morcillona, por que se le distinguía perfectamente, algo que no siempre sucede. Cuando terminó, dijo: -Hija, acaba rápido que me tengo que duchar, que voy a salir- a lo que contesté: – si hombre, para un día que puedo estar un rato, vas a meterme prisas- mi padre insistió:- joder Ainara, tengo que ducharme- no se que se me pasó por la mente pero el caso es que le dije: -pues entra y dúchate- mi padre se quedó pensando unos instantes& de pequeños nos habíamos duchado con mis padres muchas veces, pero a mi edad, ya no era tan normal. Yo lo dije entre otras cosas pensando que no querría, pero el caso es que aceptó: Se quitó la ropa, y abrió la mampara.
La imagen era impactante& mi padre mirándome, y yo mirándolo&. Pero no a los ojos& nos recorrimos el cuerpo con la mirada durante unos instantes, y mi padre exclamó: Caray eres ya t no lo disimulaban, aunque yo intentaba hacerlo a toda costa& pero se me notaba nerviosa. Seguí enjabonando a mi padre, del pecho bajé hasta el estómago& y un poco cortada, bajé a las piernas.
Mi padre dijo: -hay que enjabonar todo- así que fui subiendo poco a poco por su entrepierna hasta llegar a su pene. Pensé& si quiere que le lave todo& lo voy a hacer. Un escalofrió me recorrió cuando comencé a recorrer su pene y sus huevos con la esponja. Tenía los huevos grandes, y el pene era también hermoso. Comencé a pensar en como sabría& comencé a imaginarme su semen eyaculado con fuerza hacia mi& y me excité muchísimo& se me estaba quitando la vergüenza mientras notaba mi vagina palpitar y humedecerse con flujos calientes, mientras mis pezones erectos apuntaban hacia mi padre. Así que cogí el pene de mi padre por la base, y con la otra mano le eché hacia atrás el pellejo. Vi que mi padre iba a decir algo, pero le corté: – hay que limpiar todo- y lo habría hecho de no ser por que notaba las palpitaciones de la sangre llenándolo& provocándole una erección. No lo solté& si no que lentamente, queriendo disimular con la esponja, como si realmente lo estuviese limpiando, le comencé a masturbar con movimientos cortos. Me entró la risa, no pude evitarlo, y miré a mi padre, que también sonreía. eres una guarrilla- me dijo. Me envalentoné, y con la voz temblorosa le dije& -¿tú crees?- y me agaché. Miré su miembro con cara golosa, su capullo estaba ya bastante rojo, y su pene bastante erecto, era más grande que los de los chicos con
los que había estado.
Me quedé unos instantes en blanco& hasta que noté la mano de mi padre en mi pelo, que comenzó a acariciarlo. Entonces acerqué mis labios, y le besé el capullo. Lo hice varias veces, y a continuación saqué mi lengua, y lo recorrí desde la base hasta el frenillo, también varias veces. Mi padre ya no sonreía, sino que estaba con los ojos cerrados, con la respiración más acelerada& su pene ya estaba durísimo, apuntando hacia arriba, mientras yo lo introducía en mi húmeda boca, me encantaba su sabor y notar su calor y dureza. Me metía los huevos de mi padre en la boca, los apretaba con los labios, y con una mano le masturbaba. Estuve varios minutos así, con una mano masturbando a mi padre y con la otra masturbándome yo, hasta que decidí dar el paso- mira como me has puesto cabrón- y le enseñé mi mano mojada por los viscosos flujos de mi vagina. ¿Así que he sido yo no??- dijo con cara de vacilón. Vas a ver- me puse de pie frente a él, y con una pierna en el suelo de la bañera, y la otra apoyada en el borde, mostrando mi coño a mi padre, se acercó a mi, apuntó hacia la entrada de mi vagina, y rodeándome con sus brazos comenzó a penetrarme. Poco a poco se abrió paso a través de mi mojadísimo coño, y al notar esa dura y grande polla entrando en mi no pude evitar gemir. Me estaba produciendo un placer tremendo sentir su polla entrar y salir de mi, con una facilidad increíble, cada vez más rápido y más profundo&y no pude más.
Me corrí como nunca lo había echo, estoy segura de que mis gemidos se oían por toda la casa, aunque intentaba callarlos. Los espasmos recorrían mi cuerpo como una descarga eléctrica y yo me apretaba más y más contra mi padre& mmmmfggggg, ahhrggg, aarfff, arfff&. ufff, ufff, uf, ummm..- que gusto papi& me encanta& ufff&estuve unos instantes con la polla de mi padre metida hasta el fondo, apurando hasta el último momento del orgasmo que había sentido& y la corrido dentro de mi coño, habría estado horas empapando mis bragas con su semen. Le saqué hasta la última gota, y le limpié la polla con mi lengua, cogiendo de mi cara el blanco líquido y llevándomelo a la boca, saboreándolo, y escupiéndolo otra vez para que volviese a caer por mi barbilla. Acabados.. nos terminamos de duchar, hablamos poco.. pero me sentía más unida que nunca a mi padre. No dimos besos inocentes, y nos abrazamos como padre e hija. No volvimos a hablar de eso, pero durante mucho tiempo me excitaba al ver a mi padre, al imaginar que me penetraba y que me daba su néctar, como volvió a pasar en un par de ocasiones, que ya os contaré.
Saludos
Autor: Emilio emilio_aragon ( arroba ) hotmail.com
Hay algo que no cuadra..creo que la mitad es cierto y la otra mitad…mentira