Esta es una historia real, por lo que cambiaré los nombres de las personas que en ella aparecen.
Soy un chico de 26 años recién cumplidos, y el grupo de amigos que tengo, son todos más jóvenes que yo. Entre ellos está una prima mía la cual tiene un novio que la visita cada 15 días.
Este verano estando en la playa, a Oscar, que así se llama él, y a Alba (mi prima), les apetecía ir a otra playa fuera del pueblo a hacer nudismo, a lo cual, de coña, estuve de acuerdo; y junto a dos amigas más, nos fuimos. Yo creía que al final no lo haríamos, pero cuando llegamos las dos chicas se quedaron algo separadas porque les daba vergüenza, yo tampoco había hecho nudismo nunca, pero quizás por querer probar algo nuevo, o quizás por mi afán de mirón, es decir, por poder ver a mi prima desnuda, seguí con ellos dos. Ellos son una pareja peculiar. El es algo, sobre uno ochenta y muchos, moreno, muy delgado con piercings en la ceja, en la lengua y en el pezón izquierdo, un pendiente en la oreja y un tatuaje que le ocupa todo el hombro y omoplato. Ella en cambio, bajita (1´66), rubia, delgada, con carita de buena y piel muy fina. Con respecto a mi físico, del montón, mido 1´70, soy moreno y se me considera el payaso del grupo.
Continuando con la historia, llegamos al lugar y fuimos dejando las cosas y estirando las toallas. Yo, adrede, lo iba haciendo muy despacio para ver como actuaban ellos. El se desnudó en seguida y cuando miré a mi prima, estaba desatándose la parte de arriba del bikini. De pronto, pude ver por primera vez sus pechos; dos pechos pequeños, pero con unos pezones y unas areolas muy marcadas y bonitas, de color rosado, muy claro.
Yo comencé a ponerme nervioso, porque acababa de darme cuenta de que si no quería quedar mal, tendría que desnudarme también, y mientras a mi se me pasaba esto por la cabeza, ví a mi prima de espaldas bajándose el bikini, dejando su culito al aire, al girarse pude ver su monte de venus cubierto por unos pelitos casi rubios y lisos, como la mayoría de las orientales, y a pesar de no ver resto alguno de haberselos rasurado nunca, lo parecía.
Entre coñas y mientras sacaba mi bañador, les comenté que era la primera vez que lo hacía y que estaba un poco nervioso por si sufría una erección, y ambos me contestaron que eso era habitual y que esa sensación desaparecería pronto; y así charlando, al rato ya no me sentía nervioso, si no, que de lo más natural.
Entonces se acercaron nuestras amigas, y a mi cabeza volvió, el vicio, las ganas de verlas también a ellas desnudas. Cuando llegaron junto a nosotros, las animé, les dije que se desnudaran que no tuvieran vergüenza; se las veía que no sabían para donde mirar, y les dije:
– Es difícil mirar a los ojos estando así, ¿verdad?- No sabían que contestar, y continué yo.- Tranquilas, es normal, yo a Alba llevo casi una hora examinándola de arriba abajo, sobre todo sus pezones que son preciosos.
Ella se sonrojó, pero Oscar dijo.- Y que lo digas, son los pezones más bonitos de todo el pueblo.
Entonces aproveché para picar a las otras dos para, por lo menos, verles los pechos, y añadí:
– No sé que dirán ellas sobre eso; a lo mejor no están de acuerdo.- entonces ellas, algo más desinhibidas, hicieron el gesto de mirárselas por debajo del bikini y Mara dijo:
– Los míos son también muy bonitos.- Ella es morena de pelo y de piel, de pechos pequeños y culo grande. Nora por su parte es de pelo castaño, pechos grandes y un culo de muerte, y dijo: – Los mías son normales pero las tetas las tengo de impresión. – Nos echamos unas risas con el comentario, auque no decía mentira alguna.
– No sabemos, no las hemos visto y no podemos opinar, ¿verdad Oscar? – dije.
– Cierto.- dijo Oscar.
– Pues venga, enseñarlas y que opinen.- dijo Alba.
Entonces Mara se sacó el bikini y nos mostró unos pechos pequeños con unos pezones, también marcados pero más oscuros que los de Alba, los cuales, pegado al pezón izquierdo tenía un pequeño lunar. Nora sintiendose más cobarde, no quiso ser menos y se sacó con rapidez su bikini. Con la brusquedad del tirón, sus pechos bamb
olearon ante nuestros ojos; dos pechos grandes con aureolas pequeñas y pezones de igual tamaño, aunque estos poco a poco fueron creciendo.
– ¿Estás nerviosa Nora?
– ¿Porqué lo dices?
– Porque tus pezones han crecido notablemente. – Se miró y comprobó que habían crecido, y mucho; y se sonrojó.
Al poco rato nos fuimos. Al día siguiente, pasamos todos el día en la playa, Oscar, Alba y yó. El día pasó entre baños y juegos inocentes, en los cuales aprovechaba para rozarme con mi prima lo más posible. Era Domingo y Oscar tenía que marcharse. El Lunes fuimos a la playa del pueblo, pero a mí me había empezado a gustar eso del nudismo, así que, decidí volver el Martes a la otra playa, y se lo comenté a ellas, para ver si alguna se animaba. Tan solo se apuntó mi prima, pero después comprobé que fue mejor así.
Llegó el Martes y después de comer nos fuimos; llegamos, nos desnudamos y nos pusimos a tomar el sol, pero luego de un rato, comencé a sentir calor en la piel, así que me eché crema protectora, pero como no llegaba a la espalda, le pedí a Alba que me la echara. Me acosté boca abajo y comenzó a extendérmela. Cuando terminó con la espalda, me preguntó si ya me la había echado por el resto a lo que le contesté que no, y comenzó a extendérmela por las piernas y el culo.
– Desde luego, tu por tocarme el culo no sabes que hacer
– Ya ves, tu que te dejas.- Se ríe, pero al untármela por el interior de los muslos me roza los testículos y me causa un escalofrío por todo el cuerpo; entonces me da una cachetada y me dice:
– Listo, ahora por favor, me la pones tú a mí.
Se echa boca abajo y me pasa la crema. Se la extiendo por la espalda dando un pequeño masaje y luego el culo, y al llegar a las piernas empiezo por los tobillos hasta llegar a los muslos, momento en el cual, le separo un poco las piernas para untarle por dentro y por primera vez aprecio en todo su esplendor, un abultado, pero cerrado coñito, el cual no dejaba ver ni por asomos, parte alguna de sus labios vaginales. Aprovecho para rozarlo con la mano, y lo siento muy suave y calentito.
De pronto se gira y me dice:
– Dame por las piernas mientras yo me doy por el pecho. – Lo habo hasta la ingle llegando a acariciar algunos de los pelos de su pubis. Yo luchaba, para que mi pene no se levantara, pero aun así ya lo tenía un poco morcillón, por lo que le digo que me voy a bañar y me acompaña.
Al salir del agua, nos acostamos al sol y cuando ya me había secado casi del todo, comencé a echarme crema otra vez, y se ofrece a ponermela ella. Me tumbo y ella se sienta encima de mí. Notaba como los pelos de su coño rozaban mi culo y eso me estaba poniendo a cien; así que, cuando me dijo que se la echara a ella, le dije que esperara un poco, y me preguntó el porqué. Supuse que ya se imaginaba lo que estaba ocurriendo, así que, ni corto ni perezoso le dije:
– Es que me has hecho cosquillas con los pelos del coño y se me ha puesto un poco tonta.
– No pasa nada hombre, ya me lo temía.- Ella se acuesta, y yo intentando que no se me viera la erección que tenía me coloco detrás y le digo:
– Ahora con la polla así, voy a sentarme encima de ti para que sientas lo que has conseguido.- Sin darle tiempo a decir nada, me siento encima de su culo, pero la tenía tan tiesa que tan solo podía sentir el tacto de mis cojones.
Le extiendo la crema y al relajarme, el pene se dejó caer sobre su cuerpo. Cuando termino con la espalda y le unto en las piernas, compruebo que en su coño, comenzaba a asomar uno de sus labios.
– Vaya, parece que no soy el único que se pone cachondo, ¿eh?
– ¿Porqué lo dices?
– Se te nota en el coño, tus labios empiezan a asomar la cabecita pidiendo guerra.
Se levanta, se mira y observo sus pezones.
– Lo ves, y los pezones los tienes enormes.
Ella se los toca, y yo, caliente como estaba le digo:- ¿están duros verdad?, dejame tocarlos para comprobarlo. – Se los rozo con la yema de los dedos, y empiezo a notar como mi polla comienza a crecer nuevamente. Ella al verlo, comienza a acariciarlo, y así uno frente al otro, comenzamos a acariciarnos todo el cuerpo.
De los pezones, fui pasando al coño, y dejando paso para que mi lengua lamiera aquellos pezones grandes y duros. Con mi mano derecha encontré su t
esoro mejor guardado, su clítoris ya desenfundado y deseoso de caricias. Me apliqué en el a fondo sacándole unos gemidos de placer, y consiguiendo que agarre mi polla con más fuerza y comience a masturbarme con un lento vaivén.
Así, masturbándonos, pasamos largo rato, hasta que acariciándole el pelo, la tumbé y observando que no había nadie cerca, ni observándonos de lejos, comienzo a lamerle su húmeda y sabrosa concha hasta que siento como su espalda se arquea y como su cuerpo entero se convulsiona al llegar al orgasmo, el cual inunda mi boca con sus jugos de los cuales no dejo que se desperdicie ni una gota.
Estando ella satisfecha, me dispongo a levantarme, pero ella agarrándome la polla con fuerza, me empuja al suelo y comienza a lamérmela, entreteniéndose con los cojones y terminando por engullírsela por completo. Succionó, lamió y me la chupó hasta que me derramé en su boca; tragó todo lo que pudo, que fue mucho, pero solté demasiado y algunas gotas se le escurrieron por la comisura de los labios goteándole en las tetas. Después de limpiarme a conciencia, nos dimos un beso y decidimos no contárselo a nadie, por el momento.
Espero que les haya gustado, mas adelante, prometo contar lo que nos ocurrió con una amiga de ambos.
Saludos.
Autor: NUNHOLASS
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