Hoy voy a cambiar el tema de mis relatos, y lo voy a dedicar a un primo mío
Hola estimados lectores de Marqueze. Hoy voy a cambiar el tema de mis relatos, y lo voy a dedicar a un primo mío. Este primo mío es mayor, casi de la edad de mi tío. A sus espaldas hay 43 años aproximadamente. Es alto, pero no en exceso, y muy moreno de piel. Durante muchos años se ha dedicado en su vida profesional al sector de la construcción. Es Moreno y tiene ojos oscuros. En cuanto sus medidas especiales, podemos decir que muestra unos huevos gordos y un pene de al menos 25 cm de longitud, además de muy gordo.
Esta historia acaeció hará unos 3 años atrás. Una tarde de verano nos asolaba con calor, que junto a la temperatura que incrementaba los aires acondicionados, el ambiente estaba muy cargado. Yo me dirigía a casa de mi tía, a visitarla como hacia a menudo. La casa de mi primo esta junto a la de esta.
En esos momentos llegaba él a su casa. Venia de su trabajo, con su camisa bien sudada, y no era para menos, deberíamos estar cercanos a los 38º C. Yo le saludé desde lejos.
Entré en casa de mi tía, y me dijo que tenía que salir, de viaje, pero que si podía esperar allí, pues se pasarían a dejar un mueble, y no tenia quien se quedara a esperar. Yo por supuesto que acepté.
Me tumbé en el sofá de su casa y a esperar. Pasaban los segundos, los minutos, y después las horas. De repente oí un toque seco en la puerta. Como estaba adormilado pensé que eran los transportistas, pero me equivocaba, ya que era mi primo.
– ¿Qué haces tu aquí? -, preguntó mi primo. – La tía se fue y me dejo esperando unos muebles -, contesté. – ¿Estarás mucho rato aquí?-, volvió a preguntar. Yo en esos momentos no se me ocurrió que responder, y alcé mis hombros como señal de duda.
Mi primo continuó diciendo: – la verdad es que necesito ducharme, pero en mi casa no hay agua caliente, el aparato se debió estropear -. – No sé -, respondí. – Si tienes costumbre, dúchate aquí -, volví a responder.
Él no dijo nada, simplemente se dirigió a su casa, y a los dos minutos volvió con una toalla, unos calzoncillos (muy sexys por cierto), y poco más.
En esos momentos, lucia ya su torso, que aunque estaba inflado, se mostraba duro y firme, como a mí me gustaban.
Me quedé fijamente mirando su paquete. Se notaba que había tomado forma, y presentaba un bulto muy prometedor. Noté que me estaba mirando, y levanté mi vista rápidamente. Era tarde, ya me había descubierto, y tuve que disimular diciendo: – Primo, parece que te manchaste los pantalones -. Él no contestó, simplemente entró en el baño.
Yo volví a la habitación, pero estaba loco por echar un vistazo a esa fenomenal polla.
Con miedo me acerque al baño, pero estaba la puerta cerrada. No tuve mas remedio que irme a la habitación, y esperar.
Cuando pasó unos 5 minutos oí la voz de mi primo. Me acerqué a la puerta y le pregunté. – ¿Has llamado?. Y él preguntó: – ¿Puedes acercarme las toallas que están en la silla de más allá? -.
Yo no dije nada, simplemente me fui en dirección a las toallas, y las cogí. Cuando me acerque a llevárselas, alargué mi mano para que las cogiera, y me dijo: – No pasa nada, pasa -.
Yo con un poco de vergüenza entré y pude ver por fin ese glorioso pollón. Era bastante gorda, y larga, a pesar de no estar en erección. Yo diría que sus 17 cm alcanzaba perfectamente. Aproveché la situación de que se estaba secando la cara para observarle detenidamente. Sus fuertes brazos mostraban un cuerpo bien trabajado. En esos momentos estuve por lanzarme a por su polla y chuparla sin ningún temor. Pero me contuve.
Salí del baño, y me quedé mirando. Él salió con la toalla en el hombro, mostrándome su culo en toda su magnitud. Era gordo y fuerte, y sin demasiado pelo. Sus espaldas eran muy amplias también, y su cuello parecía una percha. Fue muy erótico verlo en esa posición, y mi polla empezó a responder a tanta seducción.
El se giró y me mostró dos clases de calzoncillos; unos largos, y otros tangas.
– ¿Que me pongo? -, preguntó. Yo hice un gesto de duda
, y se decantó por el tanga.
Estaba muy excitadisimo. En ese momento me pregunto: – ¿Oye, te importaría mucho darme un masaje?-. Yo asentí con la cabeza.
Fue entonces cuando me hizo un gesto para que lo siguiera. Pero en esos momentos hicieron aparición los transportistas. ¡ Hostia, que coraje ¡. Pues no me quedó más remedio que atenderles. Pero inmediatamente que se marcharon apareció mi primo, y me invito a ir a su casa. Cerré la puerta de mi tía, y me fui a la suya.
Entré en la sala de estar, y me senté. Ya allá me dijo que tenía la crema en su dormitorio, que si se la extendía allí. Uff, aquello ya sonaba a proposición de sexo.
Subí las escaleras tras él, mirando fijamente su culo. Solo la raja de este no podía ver, aunque era lo único, pues lo demás estaba al descubierto. Mi boca empezó a generar saliva, como queriendo comer su culo y su paquete, y mi polla a cobrar vida. Cuando llegamos a la habitación, el directamente se tumbó sobre la cama bocabajo. Yo me dispuse a coger la crema y colocarme sobre él, pero él interrumpió la tarea ya que me pregunto: – ¿Por qué no te quitas la ropa?. – Me da un poco de vergüenza -, respondí. – No te preocupes, hombre, que estamos entre machos -, replicó. Yo con un poco de vergüenza, me quité la camiseta, y los zapatos. Él para quitarme un poco el miedo, giró la cabeza en dirección contraria a mi posición. Yo me quité los pantalones, y los calcetines. Me quedé simplemente con mis calzoncillos.
Fue cuando noté que mi erección me iba a delatar, pero no sabia que hacer. Intenté entretenerme el máximo tiempo posible para que la erección bajase, pero no había forma.
Cuando no hubo mas remedio, porque mis manos estaban bien lubricadas, me senté sobre sus muslos, y extendí mis manos sobre sus espaldas.
En ese momento mi primó soltó un largo suspiro. La sensación de tener su piel en contacto con la mía fue bestial. Me daban ganas de agacharme, y lamer toda esa espalda, y sus hombros. Además no ayudaba mucho la cosa, ya que no podía pensar más que aquello era una trama de él para meterme en la cama, y ya casi me tenía.
Pasaron unos 10 minutos en esa posición, y fue cuando me dijo: – Oye, ¿y que pasa con las piernas, acaso no me las vas a masajear? -. Yo no dije nada, me bajé de sus muslos, y me dedique a sus piernas. El semicírculo que formaban mis manos, cada vez subía mas a su trasero. Mi masaje inconsciente, se centraba en esos momentos totalmente sobre su culo.
Mi primo empezó a gemir. Yo me avergoncé aun más, y levanté mis manos de allá. En ese momento me dijo: – Oye, pareces muy tenso, ¿quieres tú un masaje?, y yo asentí con la cabeza.
En ese momento, él se levantó de la cama, y me hizo un gesto para que me tumbase totalmente. Me levanté y me tumbé también bocabajo. A los pocos segundos él estaba sentado sobre mis muslos, aunque más bien estaba sobre mis cachetes.
Pero la sorpresa apareció en esos momentos, ya que noté un bulto descomunal sobre la raja de mi culo. Pensé que se trataba de su mano, pero no podía ser, ya que ambas estaban sobre mis hombros. Hostias que pollón, guardaban esos calzoncillos, pensé.
Empezó un leve movimiento de sus manos. Eran las manos más grandes y fuertes que a mi cuerpo había experimentado jamas. Empecé a suspirar rápidamente. – ¿Te gusta mucho, eh? -, preguntó. Yo no dije nada, pero mis jadeos se liberaron totalmente. Era muy obvio que estaba disfrutando muchisimo.
Pasados unos 5 minutos él, sin mediar yo palabra alguna, se bajó de mí, y se dedicó a mis piernas y glúteos. Estaba a punto de correrme, al imaginar ese semental sobre mí, dándome tanto placer simplemente con las manos. Pero aquello no había hecho mas que empezar, ya que a los pocos segundos noté como sus manos se metían bajo mi slip y este empezaba a bajar por mis muslos. No podía creer lo que estaba sintiendo. Yo ya no dije nada mas, simplemente me levanté para que los sacara sin dificultad. Estaba excitadisimo. A continuación sus manos volvieron a su trabajo, ya que poco después de lanzarlos sobre una silla, sus manos volvieron a mi culo.
Hubo un minuto de silencio, pero pasado este tiempo me pregunto: – ¿Disfrutas?, ¿Te gustaría probar algo mejor? -. As
entí con mi cabeza, y dos segundos después mis piernas estaban totalmente abiertas, formando unas tijeras, y su cara estaba hundida en mi trasero. Su lengua empezó a juguetear sobre mi ano, y recorría la totalidad de mis glúteos.
No aguanté ni un segundo, y me giré rápidamente, y le di un beso en la boca, que ni tan siquiera él esperaba. Lo cogí fuertemente por la nuca, y con mi peso cayó sobre mí. Se acomodó lo mejor posible, y lo rodee con mis manos, mientras nos fundíamos en un beso sin fin. Mis ojos estaban cerrados, y mis piernas rodeaban su trasero, simultáneamente con mis manos, que subían y bajaban frenéticamente sobre sus espaldas. Él intentó separar su boca, para pasar a otra tarea, sin lugar a dudas, pero mi boca no estaba saciada. Fue por eso que lo volví a coger con fuerza de la nuca, y junté mis labios de nuevo con los suyos. En ese momento él percibió mi ansia y la duplicó, ya que nuestros cuerpos se giraron rápidamente, y unió su boca contra la mía con tal fuerza que consiguió hacerme daño. Aunque no era lo único que me dañaba, ya que sus manos me rasgaban las espaldas hasta el punto de llorar. Era una bestia salvaje desatada, pero yo no era menos aun.
Bajé por su cara besándola, poco después fueron sus mejillas, y después me dediqué a su cuello. Mi lengua jugaba por todo su cuello, y le producía tal placer que lo tenía que sofocar pellizcando las sabanas.
Supe que pocas veces había disfrutado tanto. En ese momento levanté sus brazos y los lancé hacia atrás. Poco después inundé sus axilas con mi cara, y mi lengua. Eso le produjo cosquillas, y me lancé a por sus pechos. Empecé a chuparlos con fuerza, y con frenesí. Él empezó como a cabalgar. Supuse que quería que los tuviera en mi boca y los soltara, para volver a repetir la operación.
Después me lanzó de un pequeño salto cerca de su boca. Y de un mordisco se trago totalmente mi polla. No le costó trabajo alguno, y supe que ya las había probado antes. Era un autentico profesional chupándola. La tragaba entera, para luego sacarla y jugar con mi frenillo. Era un placer infinito. Mis ojos estaban inversos de placer.
Fue entonces cuando quise devolverle la jugada, y me giré por completo, y me tumbé sobre él, formando un perfecto 69. Levanté sus piernas y saqué sus calzoncillos; aquello era terrorífico. Se mostró frente a mí un pollón de al menos 25 cm, y una gordura que ni la torre de pizza. Me quedé boquiabierto mirando ese monumento. Pero no lo hice esperar demasiado, ya que mi boca se abrió totalmente y me lo tragué de una vez. Me provocaba arcadas ese pedazo de carne descomunal. Creí que me iba a quedar sin respiración a cada tragada.
Él continuaba su mamada, pero mi culo estaba deseoso de ese miembro.
Aunque mi culo estaba acostumbrado a pollas de bastante longitud, no lo estaban a esa de semejante grosor. Así pues le pedí que me dilatara el culo con sus manos.
A los pocos segundos su mano se postro sobre un glúteo, y la otra mano empezó a taladrar mi culo. Fueron 3 los dedos que entraron de una vez. Aquel dolor era intenso, pero nada insoportable. Cuando paso unos minutos, el 4º dedo hizo aparición. Aquello empezaba a ser algo insoportable. En ese momento salté de él a su lado, y me tumbé abriendo el culo tanto como pude. El se tumbó sobre mí, y orientó su polla en dirección mi culo.
A los 5 segundos su polla estaba empezando a empujar, pero se quedo totalmente inmóvil. ¡ Ring, Ring ¡, sonó el timbre.
De un largo salto, mi primo estaba justo al lado de la cama.
– ¿Quién será? -, se preguntó a si mismo. Se asomó por la ventana y vio a un amigo de la familia: Alejandro. Era un hombre madurito también, tenia unos 45 años y un cuerpo de miedo. Mi primo me dijo: – Primito, es Alejandro -, había olvidado que lo había citado para follar hoy. – ¿Te importa si lo invitó a entrar?. Estaba perplejo, pues mi primo me estaba declarando que se follaba a Alejandro. En mi cara se podía ver la rabia, la duda, la ignorancia de no haberlo propuesto yo antes.
Me decidí y le dije que por mi no había problema. Mi primo se colocó una bata que sacó del armario y bajó. A los pocos minutos ambos subían riendo.
Cuando llegaron a mi h
abitación, no dijeron nada, simplemente mi primo se quitó la bata, y volvió a tumbarse sobre mí. Lamió para relubricar mi culo, y se echo saliva sobre su polla.
A los pocos segundos su polla estaba donde minutos antes de ser interrumpidos estuvo. Llevó su mano a mi boca y empezó a presionar. A los 10 segundos el 50% de su polla ya era mía. El dolor era muy intenso, pero a la vez, el placer también lo era. Descansó en esa posición unos segundos, y de nuevo presionó con fuerza. A los siguientes 10 segundos la polla más grande para mí hasta ese día, ya me había conquistado.
Empezó a bombear lentamente, pero yo le grite con furia y le dije: – ¡Vamos, pedazo de cabrón, ahora no me vengas con niñadas, ¡a follar como Dios manda!-. En ese momento mi primo empezó a presionarla y retirarla con una violencia animal. El dolor era muy intenso, pero a los 2 minutos aquello era la gloria.
A continuación se acercó mi amigo Alejandro, y me metió la polla en mi boca. Empecé a succionar tan rápido y fuerte como pude. Cuando pasaron unos 10 minutos de esa posición, mi primo me la sacó y me giró.
En esos momentos caí bocarriba en la cama. Mi primo se coloco entre mis piernas, las levanto tanto como pudo, y la clavó de una sola vez. De mis ojos cayeron dos lágrimas. Pero él se tumbó sobre mí, y las lamió con su lengua, para poco después depositarlas en mi boca. A los pocos segundos mis manos, que estaban sobre las espaldas de mi primo, fueron instaladas en los glúteos por las manos de Alejandro. Y sobre mis manos tensó el culo de mi primo, abriéndolo tanto como pudo.
Retiró las manos de las mías, y cuando fui a retirarlas, me las volvió a coger, indicándome que quiera que sujetase ese culo. Poco después Alejandro hundió su cara en el culo de mi primo.
Mi primó continuaba dando fuertes embestidas, pero se vieron un poco sofocadas por la acción de la lengua de Alejandro sobre el mismo.
Pasados unos minutos, vi como Alejandro se colocaba tras mi primo, y de un disparó colocó la polla en el culo de mi primo.
Esté se giró con violencia, y le dijo: – ¡Joder, tío, que me vas a partir!, ¿No puedes ser algo más sensible? -, pero después de esto no volvió a reclamar. Yo notaba la doble fuerza de esos sementales sobre mí. Creí que me partirían en dos por las piernas.
Después, los hombres se separaron y cambiaron de posición. En esta ocasión, sin yo moverme ni un ápice, Alejandro se colocó sobre mí, y de una embestida me la metió totalmente. Su lengua penetro en lo más profundo de mi boca. Poco después se repitió la historia, ya que mis manos estuvieron de nuevo sobre el culo, aunque esta vez de Alejandro, y tras ser lubricado por mi primo, fue desvirgado como antes lo había hecho él. Alejandro se giró para protestar, pero recordó que minutos antes le había protestado mi primo. Así pues, apretó los labios y recibió como un hombre ese pollón desmesurado.
Estuvimos en esa posición otros 10 minutos. Tras eso mi primo sacó la polla de Alejandro, y se fue directamente a mi boca. Pocos segundos después mi boca se encontraba repleta de ese manjar.
Alejandro se levantó y se corrió en la boca de mi primo. Ya solamente quedaba yo por correrme, pero no tenía ni tan siquiera mi polla en erección. Así pues, mi primo lubricó mi polla con la leche de Alejandro que se encontraba en su boca, y continuó chupándomela. Por su parte Alejandro se tumbó y empezó a chuparme los huevos.
En esas circunstancias, no tarde ni 3 minutos en tener la boca de mi primo llena de mi leche, y posteriormente cayendo rendido en la cama.
Alejandro se empezó a vestir para irse a su casa, pero mi primo cayo a mi lado y me abrazó, quedando frente a frente los dos. A los pocos minutos deposito un beso en mi boca y quedamos dormidos. Pasados unas 2 horas despertamos y tras unos besos y abrazos nos despedimos.
A mi amigo Alejandro.
Espero que os haya gustado mi relato. Si queréis hablar conmigo lo podéis hacer a través de la dirección siguiente. Un abrazo a todos y hasta pronto.
Autor: Juanito
jp280278 ( arroba ) hotmail.com
A mi nunca me han cogido dos machos, el relato fue maravilloso, se me paró mi pene, si llegará un macho ahorita a mi viviendo le pediría que me destrozara mi culo deseoso de una verga larga, pero no muy gruesa, tengo tiempo que no me cogen mi culo marico. El sexo anal cada día gana más adeptos, tanto en hombres como en mujeres casadas