Desde que entré a la universidad las cosas me fueron imposibles. Realmente todos los días me levantaba sin ganas de ir a ese establecimiento a lidiar con los directivos y demás empleados. Un día tuvimos una hora libre dado que uno de los profesores había faltado, así que salí rápidamente de clase y me fui hacia un lugar medio alejado en donde podía estar solo por un tiempo. Desde este lugar, que estaba en el piso superior, se podía ver la entrada de la escuela, así que no hice más que pensar en mis cosas mientras veía a algunas personas transitar por los pasillos.
De repente, veo que entra por la puerta un hombre que sólo puedo calificar como un sueño hecho realidad. Era un poco más alto que yo (es decir, mediría algo así como 1.87), pelo oscuro y corto, con una cara no sólo bonita, sino feliz, como de buena gente. Lo mejor es que esa hermosa cara estaba cubierta por una espesa barba negra, y debajo de ella se escondía una sonrisa blanca y perfecta. Supuse que tendría unos 40 años. Llevaba puesto un jean apretadísimo y una remera también bastante pegada, así que me quedé como un idiota mirándolo. Él saludó a la portera y subió hacia donde estaba yo, me miró, y siguió de largo para el curso en donde tenía que dar clases.
Desde ese entonces, ir a la universidad se convirtió en ir a ver a este profesor que no sabía ni cómo se llamaba. Era raro, porque unas pocas veces nos cruzábamos, y siempre notaba que me miraba. Incluso si estábamos lejos, él me lanzaba una mirada, que podía incluso durar bastante. Yo jamás le presté atención y supuse que no eran más que mis deseos porque él me mirara, porque realmente no me considero atractivo. De paso, me describo. Mido 1.80, aproximadamente, pelo negro (aunque en aquel entonces me afeitaba la cabeza), ojos negros, y con algunos kilos de más. Tengo 19 años (18 en aquel entonces) y mi pene es normal, de unos 15 centímetros, pero nada del otro mundo.
Entonces no podía hacer más que asumir que un hombre tan hermoso como él podría prestarme atención. Especialmente porque no soy amanerado para nada, así que él no podría saber que yo era gay. Y él tampoco era amanerado, por lo tanto yo pensé que estaría incluso casado y viviendo feliz con la perra de su mujer.
Bien, luego de estos hechos pasó más o menos un año. Yo tuve que ir a la escuela a rendir una materia, pero la semana anterior había ocurrido un hecho bastante fatal (que no comentaré), y no tenía ni los ánimos ni la concentración como para rendir nada. Fui a hablar con una secretaria para comentarle de estos hechos y para saber si podía dar el examen en otro momento. Esta señora en la nada.
– Eh… Sisi, no te preocupes.
– ¿Por qué no vamos a tomar un café y hablamos? A menos que tengas que rendir algo.
– No, la verdad me estaba yendo. No voy a rendir, no estoy con ánimos.
– ¿Entonces aceptas? Al preguntar eso volvió a sonreír. Les juro que esa sonrisa podría destruir la montaña más alta. Cómo no, acepté. Fuimos a un café que estaba ahí cerca y nos pusimos a hablar. El que más habló fui yo, que le conté de lo que había pasado (un accidente 4 días antes de ese día). Cuando me quise dar cuenta, ya habían pasado como 5 horas. Se estaba haciendo de noche, así que decidí que era hora de volver a casa.
– Bueno Sebastián – así se llamaba él -, gracias por haberme soportado tanto tiempo, pero estoy seguro que tu mujer te está esperando, y yo tengo que volver a casa.
– No te preocupes, el placer fue mío, espero que te sientas mejor…
Por cierto, no estoy casado.
– Ah, pensé que sí.
Nos quedamos mirando durante un minuto, hasta que dije – Bueno… yo ya me voy. Seguramente nos volvemos a ver mediante la escuela.
– Listo…
Caminé unos pasos hacia la puerta, me di vuelta, y vi que todavía me estaba observando. Volví.
– Discúlpame, ¿te puedo hacer una pregunta? – Sí, decime.
– ¿Es idea mía… o nosotros cruzamos varias miradas durante el año pasado? Puso su sonrisa nuevamente, y yo casi me desmayo.
– Sí… creo que sí.
– Bueno, pero digo, ¿fueron intencionales? Él se me quedó mirando sin saber qué decir. Entendí que era lo más cercano a un «sí» que le iba a poder sacar, así que sin darle tiempo a nada me acerqué y le di un gran beso. Al principio pareció como si se opusiera un poco, y entonces me pregunté si estaba quedando como el culo y entendí mal. Pero enseguida abrió su boca y me dejó entrar.
Nuestras lenguas se cruzaron durante un largo rato, entre, estoy seguro, las caras asombradas de algunas personas que estaban ahí.
Nos separamos y nos miramos, sin saber qué hacer.
– ¿No querés venir a dormir a casa? – me dijo sin perder tiempo. Yo llamé a mi casa y dije que me quedaba a dormir en la casa de un amigo.
Llegamos a su casa, era bastante linda. Me ofreció una cerveza y me dijo que se iba a poner a cocinar algo. Lo seguí hasta la cocina y lo ayudé. Durante la cena charlamos bastante, yo le conté que era virgen y que mi familia no sabía que era homosexual. Él me dijo que también era homosexual desde hacía bastante, pero hacía tiempo que no tenía ninguna pareja estable. Luego me dijo, para mi sorpresa, que yo le había llamado la atención desde el primer momento que me vio. Sonrió y yo casi me sonrojo.
Luego de cenar y de limpiar, fuimos hacia el sofá a mirar tele, más que nada porque ninguno sabía muy bien qué hacer. Yo ya harto de estar así, me acerqué y lo besé. Estuvimos así un buen rato, y yo, como buen principiante, no pude esperar mucho hasta que le saqué la ropa, y luego la mía.
Me llevó hasta su habitación y me acostó en su cama. Me besó absolutamente todo el cuerpo. Ni hablar de que al sentir esa hermosa barba en mi pecho tuve una erección tremenda, así que él se llevó mi pija a la boca mientras seguía acariciándome. Le dije que se detuviera o iba a acabar.
Se recostó a mi lado y aproveché para besarle el pecho que no hace falta que diga que estaba cubierto de pelos, porque todo su cuerpo lo estaba. Mis manos se perdían en aquellos inmens en el culo, luego dos, y luego tres. Evidentemente le estaba gustando, porque no podía parar de gemir.
Después de un rato me preguntó si quería que me penetrara. Yo le dije que sí, pero que tuviera cuidado porque era mi primera vez. Me dio un beso y me dijo que no me preocupara.
Tomó un poco de vaselina y se la puso en la verga, mientras puso otro poco en mi culo. Me puso contra la pared y abrió mis piernas, y lentamente fue metiendo ese inmenso palo. Al principio me dolía horrores, pero él me decía «ya va a pasar», así que me la aguanté.
Un rato después entró toda, y si bien el dolor era inmenso, él rápidamente me abrazó, con sus inmensos brazos de oso, y me besó el cuello repetidas veces. Nuestros cuerpos estaban del todo pegados, él me cogía y me hacía una paja, mientras yo empujaba su culo como pidiendo más. En un momento noté que su respiración se hacía más fuerte, y unos momentos después sentí toda su leche recorriéndome los intestinos. Estuve a punto de acabar, pero me contuve.
Lo volví a acostar y le pedí que se diera vuelta. Apoyé mi verga sobre la raya de su orto y me hice una paja usando sus nalgas. Cuando me estaba por venir, deposité toda mi leche en el agujero de su culo, que se derramó por la cantidad de pelos hasta las bolas de mi amado.
Devoré todo, sus bolas, su culo y mi leche.
Me acosté a su lado y él me abrazó, como si fuera la cosa más preciada en el mundo. Nos quedamos dormidos al poco tiempo.
Al otro día desperté y todavía estaba en sus brazos protectores y peludos. Él todavía dormía y mi cara estaba presionada contra su pecho masculino. Me quedé así durante un rato, pensando que estaba muerto y me encontraba en el cielo, hasta que él se despertó.
– Hola hermoso, ¿cómo dormiste?
– Hola. Bien. Muy bien. De hecho, no quiero volver a dormir solo nunca más.
– ¿Te sentís bien? ¿Te duele algo?
– Sí, estoy un poco adolorido, pero ya se me va a pasar, no te preocupes.
Me sonrió y sentí que su verga estaba teniendo una erección, y la mía ya estaba erecta desde hacía unos minutos. Sin embargo, le pedí que no hiciéramos nada. Simplemente nos quedamos tirados en la cama, abrazados fuertemente con nuestras vergas juntas durante el resto de la mañana.
Buen relato, recordar esos años de estudio y recordar a los profesores.