En la época en que ocurrieron estos hechos yo tenía 21 años y aunque no fuera un experto había probado diferentes cosas en el terreno sexual. Además en ese momento estaba de novio y con mi novia mantenía relaciones sexuales, y siendo ella tan caliente como yo, puedo afirmar que mi vida sexual era totalmente satisfactoria.
Sucedió que mi abuela, la madre de mi madre había quedado viuda hacía un mes y para que ella no estuviera sola, mis padres le ofrecieron que viniera a vivir con nosotros. Ella aceptó y como nuestra casa era bastante grande, podría tener su cuarto para ella, por lo tanto estaríamos cómodos.
A los pocos días de aceptar la idea de mis padres ella se mudó a nuestra casa y se instaló en el cuarto contiguo al mío. Yo desde chico me había llevado muy bien con mis abuelos porque ellos eran muy abiertos y a pesar de la diferencia de edad me entendían muy bien y a veces trataba temas que no trataba con mis padres y por ser su primer nieto me consintieron desde que era pequeño. Mi abuela tenía 63 años y aunque se conservaba bien, su cuerpo no resultaba atractivo, aunque tenía una mirada vivaz y pícara.
Pasaron algunas noches y de repente, entre sueños, siento que alguien se acerca a mi cama y destapándome (yo dormía desnudo pues era verano) me toma la polla, todavía medio dormido veo para mi sorpresa que es mi abuela que tomando mi polla entre sus manos le pasa la lengua a todo lo largo y luego se la mete en la boca empezando a chuparla. Yo me desperté del todo y no sabía que decir ni que hacer, aunque no se me ocurría hacer que se detuviera porque la chupaba tan bien que me estaba haciendo gozar y se ve que era una experta chupándola pues cada vez yo disfrutaba más, cuando ella se sacaba mi polla de su boca para pasar la lengua por ella y luego volver a metérsela toda en su boca mamándola. Al poco tiempo me corrí en su boca y ella se tragó toda mi leche para luego con la lengua limpiarme la polla completamente. Hecho esto me dijo – Esto se lo hacía todas las noches a tu abuelo y de verdad lo extrañaba, y lo estaba necesitando y al tenerte a vos tan cerca, y siendo tan joven y tan lindo no me pude contener – Y viendo que yo no contestaba continuó – Pero si te molestó perdóname – a esto yo le respondí – No, al contrario. Entonces ella contenta siguió – Bueno, si te gustó otro día lo repetimos y luego se marchó.
Yo me quedé pensando en lo que había sucedido pues no sabía que mi abuela fuera así, tan caliente, pero acá no acabaron las cosas. Después de esa noche mi abuela me visitaba frecuentemente para mamarme la polla y yo lo seguía disfrutando. Pero un día se presenta en mi cuarto totalmente desnuda, y como dije antes no era atractivo y acercándose a mi cama me pide – Hoy quiero que me folles, hace mucho que no disfruto de tener una buena polla dentro mío – yo no me podía negar aunque no me resultara atractiva por lo que respondí que lo haría – Ella con más agilidad de la que yo hubiera esperado se subió a mi cama poniéndose en cuatro patas a la vez que me decía – Tenés los dos agujeros para vos, meteme tu tranca por donde quieras que a mi me gusta por los dos lados – Yo me acomodé detrás de ella y poniendo la punta en el agujero de su vagina de un solo golpe se la metí toda adentro.
Luego empecé a meterla y sacarla y a cada una de mis embestidas mi abuelita me pedía más. Después de un ratito se la saqué de la vagina y se la metí por el culo lo que hice sin ningún esfuerzo pues por lo visto ya estaba acostumbrada a follar por atrás, y al poco tiempo me corrí dentro de ella. Cuando se la saqué, ella arrodillándose delante de mí me la chupó hasta dejar mi polla limpia. Realmente yo estaba impresionado pues no conocía esa faceta de mi abuela, además pensaba que a cierta edad las personas pierden interés por el sexo, pero se que a mi abuela no le pasaba eso y disfrutaba del sexo m&aa
cute;s que muchas otras mujeres más jóvenes que ella y también sabía como hacer gozar a un hombre.
Luego de esa noche mi abuelita me pedía que la follase dos o tres veces por semana por la vagina o por el culo o sino me visitaba y me mamaba la polla como ella sabía hacerlo. Yo siempre accedía a sus pedidos porque debo reconocer que lo disfrutaba igual que ella. Además, no podía negarle nada a mi abuelita querida.
Autor: Ferminboada