Con la lengua y llegué a tocar su clítoris logrando estremecerla y dar un grito de placer, tomé su clítoris y lo empecé a chupar ella siguió estremeciéndose llegando a un orgasmoHola, un saludo a todos los lectores, desde el noroeste de este bello país que es México. Tenía tiempo queriendo mandar mi primer relato pero no faltaba motivo que me lo impedía. Lo que les contaré en el presente, realmente sucedió, fue el inicio de mis relaciones sexuales con mi secretaria, lo cual sucedió hace ya trece años, por ese entonces tenía 35 años y ella 22 años, cuando yo trabajaba en una dependencia del gobierno federal y fuimos a hacer una obra importante a un estado del centro de la república.
Mi secretaria se llama María, de color trigueña, de estatura aproximada de 1.55 metros, facciones de la cara suaves pero firmes, muy bonita, cuerpo más bien rellenito sin llegar a ser obesa, unos pechos grandes y firmes, de nalgas prominentes y macizas, muslos y piernas torneadas y duros, con un carácter muy agradable, casada (su marido trabajaba también en mi área); yo, a esa edad ya peinaba algunas canas, de 1.76 metros de estatura, 78 kgs de peso, modestia aparte no mal parecido, profesionista, siempre me ha gustado vestir con ropa y botas tipo vaquero, casado y con un miembro respetable de 20 centímetros y grueso.
Al principio sentí que María se ponía nerviosa cuando se acercaba a mí para darme algún recado o para ver algún documento, pero poco a poco le fui dando confianza y en poco tiempo ya platicábamos muy bien de todo, me confesó que tenía problemas con su marido, que no la satisfacía sexualmente, fue cuando tiré mi anzuelo y lo mordió.
Después, aprendí a quererla y hoy la quiero mucho. Un sábado me pidió que la enseñara a manejar, quedamos que después de la hora de salida nos iríamos cerca de ahí para darle las primeras clases, y así fue, llegamos a un camino solo, nos paramos y le di las primeras instrucciones de manejo, nos cambiamos de asiento, ella tomó el volante e hizo dos o tres intentos y no pudo arrancar el automóvil, ya para entonces había yo empezado a acariciarle los brazos y las piernas, luego ella me ofreció sus labios carnosos y dulces, los que primeramente toqué suavemente con los míos, luego pasé mi lengua por entre los suyos y ya la suya me esperaba entregándonos en un beso apasionado y largo, deleitándome con su lengua, paladar y labios, mientras, nuestras manos recorrían los cuerpos que ya mostraban estar algo excitados.
En un momento puse una mano en un seno y qué delicia, grande y macizo, a como pude lo liberé de la blusa y el brassiere, y al verlo más creció mi excitación, lo estuve masajeando mientras llegaba con mi boca en un recorrido desde su boca, bajando por la barba, el cuello hasta llegar al tieso y gran pezón, al cual le di unas lengüetadas y como que creció un poquito más, para luego introducirlo a mi boca y chupé tratando de abarcar lo más posible, también le di una pequeñas mordiditas, luego me puse a hurgar su otro seno haciendo lo mismo, pasé buen rato disfrutando de esa delicia de pechos…
Mientras yo hacía esto, ella jadeaba y gemía de la excitación, y también con sus manos estuvo recorriendo mi cuerpo, por encima de la ropa llegó hasta mi entrepierna donde la esperaba mi verga aprisionada por la ropa, la masajeó y apretó para luego desabrocharme el cinto y el pantalón, metió la mano abajo del bóxer y liberó la verga que estaba palpitando de caliente, la apretó con sus manos y recorrió de arriba hasta el tronco, saliendo a relucir el glande rosado y grande con una gota de líquido preseminal, María se agachó y con sus labios absorbió ese néctar.
Con la lengua abrí campo para introducirla hacia sus labios interiores y su clítoris, hermoso botón grande y rosado y duro, al pasarle la lengua Mar&i
acute;a se estremeció espasmódicamente teniendo su primer orgasmo mojando mi cara que tenía pegada a su vagina, continué lamiendo y chupando su clítoris y labios interiores, mientras con el dedo medio jugaba a entrar y salir de su cuevita totalmente anegada, bajé con mi lengua hasta introducirla en su vagina arreciando nuestros movimientos, yo lamiendo y mamando su chochito y ella chupando mi verga hasta que al mismo tiempo empezamos a convulsionarnos en un orgasmo simultáneo interminable, terminando yo con la cara empapada de sus líquidos y ella con la cara chorreada del semen que no alcanzó a tragarse.
Nos quedamos un rato descansando, nos levantamos, nos dimos una enjuagada con un poco de agua que llevaba en el auto, nos retiramos del lugar, la dejé en su casa no sin antes darnos un beso de despedida de fin de semana ya que nos veríamos en el trabajo el lunes siguiente El lunes tenía yo que ir a una ciudad cercana para ver algunos asuntos, le pregunté a María si quería ir para aprovechar y continuar lo que habíamos dejado pendiente el sábado anterior, a lo que ella me contestó que sí, nos preparamos y salimos.
Hicimos aproximadamente 40 minutos y estuve arreglando los asuntos y a las 2 horas ya estábamos desocupados para lo nuestro, así que entré a un motel y tomamos una habitación, entramos a la habitación, nos abrazamos, nos dimos unos besos tiernos primero y apasionados después, mientras nuestras manos trataban de recorrer todos nuestros cuerpos, poco a poco nos fuimos desabrochando y quitando la ropa, bajé mis labios a su cuello, hombros y luego fui bajando hasta llegar a esos lindos botones que tiene como pezones jugueteándolos primero con la lengua y después dándoles una chupada tremenda masajeando con mis manos el resto de los sabrosos y ricos pechos.
María mientras me terminaba de quitar la ropa y con sus manos recorría todo mi cuerpo, pasando por el pecho, vientre hasta llegar a su premio anhelado, que ya para entonces estaba en su máxima expresión, seguidamente se arrodilló a rendirle tributo, dándole unas pasadas con la lengua y con una mano masajeaba mis testículos, luego abrió la boca y empezó a introducirse el la cabeza de mi verga, sintiendo unos ricos chupetones y uno que otro mordisco sin lastimar, hasta que estuvo toda mi verga alojada en su caliente y húmeda boca tocando su garganta, terminando en una mamada que yo veía el cielo y las estrellas, hasta que me hizo explotar en un orgasmo que le inundé la boca y garganta con mi leche, que por lo abundante no pudo tragarse toda…
Le chorreaba por las comisuras de los labios, después de limpiármela bien con la lengua, con sus dedos se recogió lo que tenía chorreando y se lo metió a la boca, se paró y nos fundimos en otro beso largo y apasionado para luego meternos al baño a darnos un regaderazo.
Ya dentro de la regadera, nos mojamos y continuamos besándonos y acariciando nuestros cuerpos, ahora yo me hinqué bajando por sus pechos y vientre hasta llegar a su monte de venus que parecía una catarata por donde pasaba el agua de la regadera, me abrí paso con la lengua y llegué a tocar su clítoris duro logrando estremecerla y dar un grito de placer, tomé su clítoris con mis labios y lo empecé a chupar dándole unas pasadas con los dientes sin llegar a mordisquear y ella siguió estremeciéndose llegando a un orgasmo, pidiéndome que me la comiera toda, yo empecé a introducir y sacar un dedo en su vagina y con la otra mano después de masajear los senos y darle pequeños pellizcos en los pezones, pasé mi mano por atrás a darle masajes en las nalgas grandes y duras, se inclinó María un poco hacia delante lo que me dio la oportunidad de introducir un dedo en su rico y estrecho ano hasta ahora no explorado por ser humano…
María seguía gimiendo, casi gritando del placer, pidiéndome que ya le metiera la verga en su conchita, por lo que me paré, la recargué en una pared del baño, le abrí las piernas, doblé un poco mis rodillas, apunté y rocé con mi verga su clítoris en el paso a la cuevita, cuando llegué ahí, la presenté en la puerta y se la dejé ir de una hasta el tronco, sacándole un grito de sofocamiento y placer y empezamos un mete y saca rítmico, mientras nos besábamos y acariciábamos lo cuerpos, yo le masajeaba los pechos, le chupaba los pezones, le besaba el cuello, por la posición que teníamos,
en cada entrada y salida le rozaba su clítoris lo que aumentaba cada vez su excitación…
De lo que sucedió después, lo escribiré en otro relato.
Autor: Semad54