Ella tenía la mitad de mi verga adentro y empecé a moverme lentamente, era delicioso sentir como su ano me exprimía la verga ya me sentía venir, cuando ella se vino en otro y prolongado orgasmo yo aceleré mis movimientos y aproveché para meterle un poco más de mi verga y así me vine eyaculando una gran cantidad de semen que pronto ella sintió y me dijo, que caliente está tu leche tío.
Lo siguiente me pasó al visitar a la hermana de mi esposa; era solo un viaje más de trabajo, pero al ir a la ciudad donde vive una hermana de mi mujer, la visita es obligada para dejar saludos y alguno que otro encargo. Pues bien después de hacer lo relacionado al trabajo visité la casa de mi cuñada, y cual seria mi sorpresa que solo se encontraba la hija mayor de dicho matrimonio Betty una muchachita de 18 años la cual yo tenia cerca de 3 años de no verla y la recordaba como casi una niña flaca y sin chiste.
Pero la chica que abrió la puerta ya había cambiado bastante y es dueña de unos hermosos pechos y una cinturita de película que bajo de ella se encuentran un par de nalgas bastantes apetecibles, yo me quedé embobado y solo atiné a decir como has crecido, ella me dio el pase y me dijo que sus padres acababan de salir junto con su hermano, iban a un partido de fútbol y que llegarían en unas 4 horas más. Le dije que regresaría después o al día siguiente a lo cual me dijo porque no me acompañas un rato ya que estoy muy aburrida y le respondí por mi encantado, es que me gustaba mucho como se le marcaban sus pezones bajo la blusita que llevaba y se veía que no traía sostén.
Nos sentamos en la sala y quedamos frente a frente, yo trataba de observar lo más que podía de sus senos y algo de su entrepierna pues llevaba un short bastante flojo, platicamos de sus estudios y de sus amigas, le pregunté si había una tienda cerca ya que quería una cerveza, me indicó como llegar y me dijo, dejá la puerta abierta pues casi es enfrente, mientras termino de hacer unas cosas.
Fui a la tienda y cuando regresé pensé en ir al baño por lo cual me dirigí al baño y cual seria mi sorpresa que allí se encontraba Betty con los ojos cerrados y masturbándose frenéticamente tocando su clítoris con una mano y metiéndose un dedo en su delicioso culito, yo no lo podía creer y sin hacer ruido contemplaba el espectáculo, mi verga ya estaba a cien y justo cuando la sacaba para masturbarme ella se vino y abrió sus ojos, al verme se sorprendió y quiso taparse lo más que pudo, pero sin quitarle los ojos para nada a mi verga que estaba bien dura y erecta.
Le dije, no te preocupes, nadie va a saber nada, ella no decía nada y yo me le acerqué, y le dije, ve bien sin pena, ¿nunca habías visto una en vivo?, y ella me respondió que no, que solo en revistas y películas y empezó a decirme que empezó a sentir ganas de tocarse y masturbarse, que una amiga le prestaba películas y revistas y que justo cuando yo llegué había estado viendo una película, yo le pregunté, ¿quieres hacer lo que ves en las películas?, yo te ayudo y ella respondió que si, pero que no quería perder su virginidad, que por eso tenia tiempo metiéndose un dedo en el ano, que por lo pronto solo quería que la penetraran por allí.
Le dije, está bien pero vamos a tu cuarto; en cuanto llegamos le quité lo poco que le quedaba de ropa y empecé a besarla con gran pasión, bajé lentamente por su cuello hasta llegar a sus senos donde empecé por lamerle sus pezones, primero uno y luego el otro para después empezar suavemente a morderlos mientras con mis manos recorría una y otra vez sus piernas; pronto mi mano llegó a su pequeña vulva y empecé a rozar despacio su clítoris, sin dejar de morder cada uno de sus pezones, pronto la tuve gimiendo y diciéndome que nunca había sentido algo igual.
Dejé sus pechos y fui bajando lentamente mi boca por su vientre hasta llegar a su conchita y empecé a besar y luego a lamer sus delicados labios vaginales percibiendo el aroma, enseguida empecé a lamer su clítoris mientras uno de mis dedos empezaba a hurgar en su anito con mucha suavidad, pronto empezó a convulsionarse y a gritar, me vengo tío me vengo.
Chupé y rechupé su conchita tragando toda su venida y aprovechando su humedad para mojar otros dos dedos y empujárselos por el ano. Volví a trabajar con mis labios sus pezones que estaban bien erectos y con una mano dilataba su ano y con otra estimulaba su clítoris cuando sentí que su anito estaba lo suficientemente dilatado la giré y la coloqué a cuatro patas mientras mi mano izquierda seguía rozando su clítoris que estaba bien inflamado, me coloqué atrás de ella y con suavidad coloqué la punta de mi verga en su anito y empecé a presionar lentamente.
No se la podía introducir, así que tomé un bote de aceite para de su tocador y me unté en la verga una generosa porción, nuevamente empujé y de pronto su esfínter cedió y penetró la cabeza de mi verga, Betty gritó e intentó zafarse pero la jalé con suavidad y dejé que se acostumbrara a la invasión de mi verga en su culo, le besé su espalda y arremetí con el roce de su clítoris; poco a poco se volvió a excitar y aproveché para penetrar un poco más, ella lanzó un suspiro y me dijo, continua tío, párteme en dos.
Seguí avanzando hasta que ella me dijo, ya, hasta allí por favor, ella tenía la mitad de mi verga adentro aproximadamente 9 o 10 cms. Dejé nuevamente que se acomodara y luego empecé a moverme lentamente, era delicioso sentir como su ano me exprimía la verga ya me sentía venir, cuando ella se vino en otro y prolongado orgasmo yo aceleré mis movimientos y aproveché para meterle un poco más de mi verga y así me vine eyaculando una gran cantidad de semen que pronto ella sintió y me dijo, ¡que caliente está tu leche tío!.
Lentamente se recostó y yo me salí de ella con mucha suavidad al salir mi pene dejó salir una cantidad asombrosa de semen con algo de sangre y un poco de materia fecal.
Betty me dijo que se sentía muy adolorida pero muy contenta me dio un beso y me pidió guardar nuestro secreto. Yo le dije, no te preocupes, y si quieres mañana, antes de irme, inventa algo para vernos en el centro y repetir esto, a lo que ella respondió, que lo intentaría. Me vestí y me despedí de ella y le dije regreso más noche y así lo hice.
Cuando por fin vi a mi cuñada y a su esposo les pregunté por la «niña» y me contestaron que dormida, que habían llegado y les dijo que había hecho mucho ejercicio y que se dormiría ya.
Después me despedí y prometí visitarlos en otra ocasión. Al día siguiente vi a mi sobrina pero eso se los cuento después.
Autor: George