Infidelidad Consentida, amor filial hetero, trío. Mientras observaba como aquel hombre empezaba a follarse a mi mujer sobre nuestra propia cama de matrimonio, mi mente voló hacia atrás en el tiempo…
Todo había empezado hacia apenas unos meses… Yo tengo 40 años y mi mujer Eva, tiene 30… nos casamos ella con 18 años recién estrenados y yo con 28, a pesar de que a nuestras familias no les hacia mucha gracia, a la mía porque ella era demasiado joven, apenas había empezado la carrera, y yo para su familia era demasiado mayor para ella, aunque gozaba de un buen trabajo y una buena posición económica…
Su hermana Marta, una hermosa hembra de mi edad aproximadamente, ya casada, cuando conocí a Eva, tras una rocambolesca historia de amor con un gran ingeniero, fue una de las que más se opuso, lo cual al principio me contrarió, pero poco a poco comprendí que su experiencia entonces era el motivo de su oposición… aunque en el fondo un cierto morbo me mantenía ligado a ella… Yo he vivido mucho, había vivido mucho antes de conocer a Eva, y la verdad es que mujeres nunca han faltado en mi vida.
Cuando conocí a Eva, un verano en una fiesta en un lugar de veraneo, me quedé prendado de su hermoso cuerpo, sus grandes y expresivos ojos y sobre todo su ternura y su ingenuidad. Todo fue rápido y tres meses después nos casábamos, como ya he dicho a pesar de que nuestras familias, aunque no oponían, no lo veían bien.
Durante estos 12 años de matrimonio las cosas habían ido muy bien entre los dos… Eva sigue estando muy bien, los años parecen no pasar por ella, y hemos disfrutado de la vida a tope, grandes viajes, vacaciones paradisíacas… y sobre todo mucho sexo, pues ambos somos tremendamente fogosos. Eva terminó su carrera y por sus méritos propios logró un puesto de trabajo en una multinacional, en la que ha ido ascendiendo meteóricamente, alcanzando un puesto de alta dirección y estando muy bien considerada, y me consta que incluso deseada, a pesar de su juventud.
En el terreno sexual, aunque ambos hemos tenido tentaciones, la verdad es que nos hemos mantenido fieles, no por nada sino porque nos complementamos muy bien y no necesitamos, o al menos no lo necesitábamos hasta hace unos meses, nadie más en nuestra relación… Hará como cuatro meses no obstante, una mañana me levanté muy temprano como siempre y al ir a incorporarme en la cama, noté un fuerte tirón en la espalda… como puede me levanté mientras ella aún dormía, aunque se levanta tan pronto como yo, y logré llegar al baño donde me metí debajo de la ducha, en ese momento todo empezó a girar a mi alrededor y perdí el conocimiento…
Cuando desperté estaba en la cama del hospital, junto a mi, Eva muy asustada y un amigo nuestro médico que me decía que estuviera tranquilo que un problema de estrés me había producido un cuadro de semiparálisis pero que con descanso y un buen tratamiento en unas semanas estaría bien… Durante tres semanas estuve en el hospital.
Eva pidió unos días de vacaciones y estuvo conmigo la primera semana, luego en el trabajo requirieron de sus servicios por lo cual pasaba las noches conmigo, y durante el día me cuidaba una sobrina suya, hija de su hermana Marta, de apenas 18 años, que me recordaba a la misma Eva cuando la conocí aquel verano del 86…
Pasadas las tres semanas, los médicos decidieron enviarme a casa. Yo la verdad es que ya me movía con bastante soltura, aunque me aconsejaron usar una silla de ruedas para desplazarme por casa y si salía a la calle… aunque al menos durante un par de semanas más debería guardar el máximo reposo posible en cama.
Durante aquel tiempo, lógicamente no habíamos tenido tiempo de hacer el amor, así que el mismo día de llegar a casa, le plantee a Eva el hacerlo. Me dijo que tuviera paciencia que a lo mejor aún no era bueno ese tipo de esfuerzo, pero como ella es también muy caliente acabé convenciéndola y decidimos hacerlo esa noche, aunque ella se ofreció a llevar la iniciativa para que yo no hiciera demasiado esfuerzo. Una vez en la cama ella vino hasta mi y
se fue desnudando, situación que a mi siempre me ha puesto ya en marcha, pero noté que aquella noche a pesar de estar bastante excitado mi aparato no respondía adecuadamente.
No quise decirle nada y ella siguió con su numerito, hasta que estuvo totalmente desnuda, entonces se acercó y se dio cuenta de mi problema… no dijo nada y acercando su boca a mi miembro, comenzó con dulzura como había hecho tantas veces, ha degustarlo entre sus labios… La cosa pareció ir un poco mejor y mi pene cogió un cierto tono de erección, mientras yo notaba un intenso calor dentro de mi, pero una sensación de frustración al mismo tiempo, pues mi organismo no funcionaba como antes.
Cuando ella creyó que estaba en condiciones, se sentó sobre mi polla y comenzó a moverse arriba y abajo como una loca. Lo que en otras circunstancias me hubiera hecho explotar, verla allí cabalgándome como una experta amazona, esta vez apenas podía causarme una sensación de desasosiego ante la falta de respuesta de mi organismo. Mientras ella gemía como una loca, creo que me corrí, y digo creo porque yo no me enteré de nada.
Una vez terminado, Eva no dijo nada me beso, me dio las buenas noches y se durmió. Aquella noche no puede pegar ojo, pues me di cuenta de que algo no funcionaba, así que por la mañana cuando ella se fue a trabajar y vino su sobrina, decidí probar a calentarme pensando en como seria aquella jovencita desnuda y haciendo el amor… pero mi respuesta orgánica volvió a ser un fracaso, pues a pesar de imaginarla desnuda, reconozco que es clavada a mi mujer en todo, incluso en un hermoso y ya muy desarrollado cuerpo y unos profundos ojos de cálida y tierna mirada, e imaginar como seria follando, no logré mas que una nueva y más aguda sensación de frustración.
Así pasaron los días y Eva trataba de evitar el tema del sexo, aunque yo sabia que por su fogosidad lo estaría pasando mal. Una mañana cuando se marchó decidí jugármela con su sobrina Silvia. Ella me quiere mucho y yo a ella, pero aquel experimento podría provocar un escándalo en la familia e incluso que mi mujer no me volviera a hablar, pero tenia que intentarlo. Me desnudé como pude yo sólo y me tumbé sobre la cama boca arriba, entonces la llamé. Entró como siempre muy diligente, y al principio se cortó un poco, pero luego se acercó a mi y me dijo: «¿Que te pasa ?, ¿tienes calor? » , yo le dije que no, y pensaba contarle mi profundo secreto, cuando ella empezó a acariciarme la cara, los hombros el pecho… «No te preocupes, ya me ha contado Eva lo que te ocurre y también me advirtió que algún día ocurriría esto… «, se levantó y colocándose frente a mi a los pies de la cama, comenzó a desnudarse…
Estaba viendo a Eva con los mismos años que cuando la conocí, las mismas caderas, los mismos ojos profundamente tiernos… se desprendió del sujetador y aquellos hermosos pechos tersos y respingones reavivaron en mi sensaciones antiguas… pero mi miembro seguía sin reaccionar… luego se quitó las bragas y su conejito apenas cubierto de rubios pelillos, quedo expuesto a mis miradas, pero mi aparato seguía dormido… ella se dio cuenta, rodeó la cama se acercó a mi y me besó en la boca. «Mira tío, todo lleva tiempo, acaríciame si quieres y veremos que podemos hacer… será un secreto entre tú y yo… ni Eva lo sabrá si tú no quieres… y mucho menos mi novio… »
Que suerte tiene el cabrón, pensé yo imaginándola follando con él… «Pero te diré algo… aún soy virgen… y me gustaría seguir siéndolo de momento, aunque por tu recuperación soy capaz de todo… » y tras decir esto y mientras yo acariciaba aquellos pechos, aquellas nalgas y aquel joven cuerpo, se fue deslizando, hasta que su boca se detuvo en mi polla… empezó a chupar con maestría… «de casta le viene al galgo» pensé yo recordando que las mamadas eran una de las virtudes sexuales de su tía…
Pero tras varios intentos no pudo ser, y tras masturbarla yo a ella, alcanzando un orgasmo increíble entre grandes gemidos, se vistió y besándome con cariño me arropó «Ahora descansa… seguiremos el tratamiento en otro momento…» y salió.
Yo me quedé adormilado e incluso creo que dormí pues en algún momento soñé que Eva me abandonaba y se marchaba con otro hombre por mi falta de reac
ción sexual, y alguna cosa más soñé que me hicieron despertar sudando y con una enorme sensación de angustia… Me desperté ya avanzada la tarde, entró Silvia, trayéndome la comida y para decirme que Eva no había podido venir a comer por motivos de trabajo, y que quizá viniera tarde pues tenia una cena de trabajo también. Que ella estaría hasta las diez de la noche y luego había llamado a una enfermera amiga suya para que se quedara conmigo hasta que viniera Eva. Le dije que me parecía bien y me volví a dormir.
Me desperté ya de noche, junto a la cama una joven de unos veintitantos años, bastante agradable, aunque no muy agraciada de cara aunque con un cuerpo nada despreciable, que trataba de que tomará mi cena. «¿Que hora es…?» le pregunté «Las once de la noche, señor…» «No me llames Señor, por cierto, ¿como te llamas…?» «Miriam » me contestó y ayudándome a incorporarme me ayudó a tomar la cena. «¿Vino ya mi mujer?…» le pregunté casi a punto de terminar de cenar. «No, aún no… llamó diciendo que volvería quizá tarde, que Ud. cenara y se durmiera, que no se preocupara que le vería por la mañana»
De pronto un escalofrío recorrió mi cuerpo, mi pesadilla empezaba a realizarse, Eva seguramente en ese instante estaría follando con algún compañero de trabajo o algún jefe y riéndose de mi falta de respuesta sexual… a duras penas y gracias a un calmante pude dormirme, y lo hice tan profundamente que el tiempo pasó como un suspiro.
Al día siguiente cuando me desperté era Silvia la que me traía el desayuno, Miriam ya se había marchado… «¿Y tu tía?…» pregunté con un cierto temor. «Ah.. » dijo ella casi sin darle importancia, «vino tarde y tú estabas profundamente dormido, así que ha dormido en el salón y no quiso despertarte al irse esta mañana…» me sonrió picara y añadió… «dentro de un rato seguimos con el tratamiento de ayer, si tú quieres claro…» y levantándose salió del dormitorio…
De pronto los celos empezaron a rondar por mi cabeza, había pasado casi toda la noche fuera, hacia dos días que no la veía… pero pensaba en tratar de vengarme de ella en su sobrina… incluso de paso y por que no… también de su hermana Marta la madre de la chica, si este cabrón de aparato se me levantaba, la virginidad de Silvia seria mía a cambio de los cuernos que seguramente Eva me estaba poniendo…
Decidí cerciorarme así que desde el teléfono de la mesilla hablé con un viejo amigo detective y le pedí un favor muy especial… Pasados unos minutos y tras retirarme el desayuno volvió Silvia… y me quedé alucinado, a pesar de su juventud se había vestido con ropa interior de su tía, mi mujer, y se presentó ante mi con un corpiño con piedras de azabache que yo le había regalado a Eva en uno de nuestros aniversarios, unas medias de malla negras, un ligero del mismo color y una braga tanga bordada con hilo de plata, regalo de otra de nuestras noches de placer… rematándolo todo unos zapatos de tacón de aguja, que la hacían aún más alta y más esbelta…
«¿Seguimos el tratamiento… ?» preguntaba desde la puerta contoneándose como una puta…
Autor: Aligator
y la 2da parte