Luego que ella se corriera una vez me dijo que si quería sentir más apretadita mi verga que la cogiera por el culo. Pensé en ponerme un preservativo, pero era tanto mi deseo que no pude esperar, y así la penetré piel con piel, carne con carne. Su ano lo tenía peludo. Realmente era hippie mi suegra. Sus enormes nalgas paradas me apretaban tan rico mi pene que me corrí delicioso dentro de su culo.
Tengo 31 años y mi suegra está por cumplir 50. Ella siempre me ha tratado muy bien, y siempre se vistió a su manera muy particular con jeans ajustados el cuerpo y con camisas que yo llamo tipo onda «hippie» del final de los 60s e inicio de los 70s. Siempre me dio la impresión, que mi suegra tenía una vida sexual muy activa con mi suegro, ella realmente se ha cuidado muy bien físicamente. Es de estatura media como 1.68 mts, y es de constitución delgada.
Tiene unas piernas rellenitas y muy buenas, y un culo parado, con algo de pistolitas, pero ahí se va. Sus blusas siempre desmangadas hacían lucir sus enorme pechos, que ahora sé son talla 36D. De vez en cuando, cuando se ponía cómoda en su casa, se sacaba el brasier y se le notaban sus pezones duros y grandes, y sus melones bailando de un lado a otro con cada paso.
Una noche, mi suegra estaba en casa de visita. Mi esposa salió a trabajar como cosa extraña en sábado y mis gemelos se los llevó mi madre de paseo. En casa me quedé a solas con mi suegra. Me hizo el desayuno y hasta ahí todo normal. Ella andaba una camiseta sin mangas color amarilla, la tela algo gruesa, aún dejaba notar sus pezones duros, y yo con la curiosidad de verlos y tocarlos. Como a las 11 de la mañana, me preguntó por la hora de llegada de su hija, le dije que volvería después de almuerzo, y noté una sonrisa picaresca, algo se tenía entre manos.
Me dijo que iba a tomar una ducha porque estaba haciendo mucho calor. A los pocos minutos, me llamó a su habitación mientras ella se bañaba y noté que había dejado la puerta algo abierta. La curiosidad me mataba por verla desnuda, realmente siempre me atrajo como mujer.
No me llamó para nada…y con voz entrecortada, me pidió le pasara una toalla, que no había en el mueble dónde siempre están. Sin disimular, me metí al cuarto de baño y vi su silueta desnuda. Ella con una sonrisa pícara deslizó la puerta de vidrio y al fin la vi desnudita, desnudita. Vi que sus pezones eran muy oscuros, casi negros, y muy duros; Sus melones blancos con el traje de baño marcado, eran enormes y gordos.
Tenía una selva negra inmensa, era un bosque peludo de forma triangular, natural. Me pidió que no me moviera, que se iba a secar, yo me quedé congelado de los nervios.
Cuando secó su cuerpo, puso la toalla sobre su cabeza y salió desnuda hacia mí, yo tenía ganas de tirarme sobre ella y ¡cogerla! Me tomó la mano y como quejándose y sometiéndose a su deseo carnal, me tomó la mano y me llevó a la cama.
Estando ahí, me bajé el pantalón y le pedí que me acariciara el pene. Ella lo tomó en sus manos, y entre que lo frotaba y me lo mamaba me excitó muchísimo, que no soporté más y en unos 3 minutos, la puse en cuatro sobre la cama.
Le dije que tenía un culo enorme, que siempre me había gustado, que la deseaba, que quería cogérmela, y así lo hice. La penetré, su vagina no estaba muy apretada en realidad, pero sí estaba mojadísima y deliciosa. Mis dos manos estaban agarradas cada una de una teta para cogerla con más fuerza.
Al rato, luego que ella se corriera una vez, me dijo que si quería sentir más apretadita mi verga que la cogiera por el culo. Pensé en ponerme un preservativo, pero era tanto mi deseo que no pude esperar, y así la penetré naturalmente, piel con piel, carne con carne.
Ella pujaba con cada metida de verga que le daba, se notaba que se debatía entre algo de dolor y excitación. Su ano lo tenía peludo. Realmente era hippie mi suegra. Sus enormes nalgas paradas me apretaban tan rico mi pene que me corrí delicioso dentro de su culo.
Luego de haber terminado, nos duchamos juntos entre jugueteos para limpiarnos. En la ducha, la volví a penetrar otra vez, primero por la vagina y para acabar nuevamente dentro de la profundidad de su ano.
Luego de esta experiencia, no hemos tenido muchas oportunidades de quedarnos solos. Pero siempre que podemos, al menos, una mamada de verga siempre me la da, ¡es mamona mi suegra!
¡Y de las buenas!
Autor: Sandro