El autobús subía renqueante por la escarpada carretera de montaña. El plomizo cielo incrementaba la oscuridad de aquella tarde de invierno. Flanqueada de los desnudos árboles, la carretera permitía ver aquí y allá el lejano fondo del valle, donde entre el serpenteante río surgía la torre de la bocamina.
En el interior del vehículo solo quedaban los dos últimos pasajeros de costumbre. Era una línea que transportaba a los trabajadores de la mina desde sus casas en las montañas al tajo para luego devolverlos de regreso al final de la jornada. Quedaba todavía un buen trecho para llegar a la casa solitaria en la que vivía y aún era más largo el trayecto que restaba para llegar a la pequeña aldea donde residía Andrés. Lo conocía del trayecto que recorrían diariamente y aunque no trabajaban en la misma cuadrilla a veces charlaban durante el trayecto.
• Mira está empezando a nevar -le dijo Andrés mientras miraba por la ventanilla.
• ¡Joder! Va a caer una gorda- le respondí viendo grandes copos como pañuelos bailaban por doquier.
El autobús continuaba la marcha apartando la nieve con el limpiaparabrisas que se iba agolpando formando dos abanicos a través de los cuales se veía la carretera. Daba gusto ver nevar resguardados al calor de la potente calefacción del interior. No era extraño que nevara en aquella época del año pero siempre era una alegría ver teñido de blanco el negro contorno en el que transcurrían sus vidas. El negro del carbón lo tiznaba todo y aquellos días de nevadas les devolvía al virginal paisaje que debía de ser el valle minero en tiempos remotos.
Un ruido extraño y un traqueteo interrumpió el monótono ronroneo del motor. El autobús comenzó a trepidar y fue desacelerando hasta que al fin se detuvo en una zona despejada al borde de la ruta.
• ¡Hostia puta! Tenía que ser hoy precisamente.- dijo al conductor adornando su discurso con un sin fin de imprecaciones- Estoy hasta los cojones. Este cacharro es una auténtica mierda. Ya llevo días diciéndole al jefe que algo iba mal, pero el muy hijo de puta solo sabe decir que son cosas mías, que el autobús está de puta madre.
• ¿Qué pasa Daniel? ¿A qué viene tanto alboroto? -preguntó Andrés
• Nada que nos quedamos tirados. Voy a ver qué pasa- y de un salto salió del vehículo dando un gran portazo.
Los dos hombres se miraron y se rieron del cabreo del conductor
• Ya nos veo volviendo a patita a casa, y con la que está cayendo- dije mientras miraba cómo arreciaba la tormenta.
• Pues me quedan más de dos horas de caminata. Ahora es donde empieza la pendiente de verdad.- me contestó Andrés
Tras unos minutos entró el conductor sacudiéndose el capote y pateando las botas para sacudirse la nieve.
• Pues nada, que se soltó el cable del embrague. Y la caja de herramientas en el otro autobús. Si es que esta empresa es un desastre ni para una puta llave inglesa sacan las manos de los bolsillos.
• ¿Y ahora qué vas a hacer? ¿No pasara nadie que nos eche una mano- preguntó Andrés
• Quien cojones va a pasar. Si es que vivís a tomar por el culo. Aquí no sube ni la parca, hostia.
• ¿Y entonces? – le dije
• Voy hasta la villa a por herramienta. En una hora estoy de vuelta. Vigiladme el autobús. Frío no pasareis que os dejo el motor en marcha.
• ¿Y nosotros qué hacemos? – Le dijo Andrés alzando los hombros.
• Os podéis ir a tomar por el culo. Bastante tengo yo con lo mío. Si os aburrís os hacéis una paja para matar el rato.- y cogiendo el paraguas se marchó sin más explicaciones
Perplejos ante el discurso del chofer quedaron mudos durante unos instantes y luego estallaron en carcajadas.
• Joder pues sí que tiene mal día- dije secándome las lágrimas tras el ataque de risa
• Pues anda que nosotros vamos servidos. Como no nos preñen- respondió Andrés
Y de nuevo empezó la risotada.
• Además el muy maricón nos manda a hacer puñetas. Con lo salido que voy esta temporada. – Dijo Andrés.
• Y tú vas servido que estás casado. En cambio yo no tengo donde mojar – le contesté
• ¿Y la novia?
• La novia me tiene dicho que hasta que no nos case el cura no se baja las bragas. Arrimar la cebolleta y magrearse un poco pero nada más. Así ando yo todo el día en pie de guerra. Tú en cambio llegar a casa y a mojar.
• Y una mierda está embarazada y cuando está preñada se cierra la barra. Ni hacerme una paja quiere. Dice que le dan vómitos. No te creas que cuando no está en cinta haya mucha juerga. Primero la recuperación del parto y luego en cuatro polvos se queda de nuevo en estado. Así que de año en año como quien dice. De esta manera vamos ya por el quinto.
• No me jodas.- le dije asombrado
• Qué más quisiera. -respondió Andrés con sorna.
Otra vez rompimos a reír como chiquillos.
• Ven siéntate a mi lado. No vamos a estar hablando de extremo a extremo del autobús.
• ¿Qué quieres compañía? – le dije sonriendo de medio lado mientras me acercaba.
• No seas gilipollas. Que no te voy a preñar.
• Pues con la marcha que llevas no me sorprendería.- respondí guasón.
Al sentarme a su lado nuestros muslos quedaron en contacto y pude sentir la tibieza de su cuerpo a través de la tela de su pantalon.
• Pues sí que hace calor. Me voy a quitar la chaqueta- dijo al poco rato Andrés mientras se levantaba.
Al incorporarse su bragueta quedo a la altura de mi cara y no pude evitar ver la tremenda erección que lucía. Su paquete sobresalía en el gastado y apretado pantalón de trabajo. Se volvió a sentar y la polla inhiesta parecía a punto de reventar la cremallera.
• Joder pues sí que vas caliente. -le dije señalando con mis ojos su entrepierna.
• Ya te digo- me respondió mientras se acomodaba el rabo para luego masajearlo suavemente.
Los dos nos quedamos mirando al frente sin saber qué decir. Andrés tendría unos quince años más que yo. Era un hombre alto y fornido sin un gramo de grasa. Tenía el torso de un atleta cincelado con el duro trabajo de la mina de carbón. Le miré de reojo y pude ver su perfil que lucía los rasgos de una estatua griega. Mis ojos se deslizaron por su pecho y volvieron a detenerse en su abultado paquete. Sentía el calor de su cuerpo a través del pantalón y mi verga comenzó a cobrar vida moviéndose furiosa.
CONTINUARA….