Infidelidad, Sexo en Argentina. Después de haber cogido como desesperados en la playita, enjuagamos nuestras partes intimas con el agua de mar, fue realmente placentero haber recibido totalmente semejante verga por mi vagina.
Cuando vi de que se trataba no creí que podría llegar a albergar tanta masa de carne dentro mio. Fue una experiencia fantástica haber tenido sexo en la playa de día con la expectativa de que apareciera alguien en cualquier momento y nos pescara en medio del acto. Tuve que negarme a tener sexo anal, pese a haber recibido la penetración de dos dedos dentro de mi ano, situación que me hizo poner mucho más cachonda. Sentirme con dos dentro mio, fue casi diría una sensación sublime de ser fifada por mis dos agujeritos al mismo tiempo.
Esta opinión que voy a comentar, no es solo personal, ya que la compartimos con todas mis amistades femeninas, si hay algo superior en el acto sexual, es la doble penetración de dos machos al unísono, exquisita es minimizar dicho acto. No hay palabras para expresar el tremendo disfrute. Las mujeres que lean este relato me darán la total razón. Siempre hay que utilizar cremas que insensibilicen un poquitín el esfinter. Ya cuando tengas el glande adentro del orto, esperar un 1 minuto para que el orto se acomode al intruso, luego a gozar con tutti.
Este comentario viene a colación, de que Carlos quería penetrarme analmente, semejante miembro que esgrimía, no quise hacerlo sin «mi cremita», aunque le prometí que la próxima vez que nos «juntáramos», ya bien preparada, se lo iba a entregar para delicia de los dos.
Así fue, que ya con las «mallas» puestas (micro bikini hilo dental, en topless y el con su sunga, volvimos a la playa donde estaban los bañistas.
A pesar de haber llegado infinidad de veces al orgasmo, gracias a Carlos y su descomunal pene, mis ganas de sexo, creo que al revés de sentirme satisfecha, aunque sea a medias, con el paso de las horas se fue incrementando, para ello incidió los mimos que el Flaco, disimuladamente me profería.
Yo le había prometido llevarlo al terminar la hora de playa, hasta la casa que compartía con sus amigos en Santas Clara del Mar. Pero en esos momentos de febril calentura, decidí proponerle ir a «su casa», que retirara sus ropas y llevarlo conmigo a Mar del Plata. Quería a todas luces compartir el lecho, al menos por varias noches, hasta el final de sus vacaciones.
¿ Que diría mi marido ? Ya me había entregado, no creí que pusiera el grito en el cielo, ya su mujer le había colgado un buen par de cuernitos, ya había probado la infidelidad consentida. Comparto su opinión, de que si está en conocimiento de que su mujer tiene sexo con otro hombre, no es cornudo ni la mujer infiel, simplemente es un «hombre consentidor».
Hay que comentar, que por razones familiares, mi marido tiene en Mar del Plata un departamento y mis padres en el mismo edificio, en el mismo piso, pasillo por medio otro departamento. Lazos familiares que le dicen.
Estando mis padres con mis hijos que querían compartir unos días con los primos en la casa de mi hermano, en la ciudad balnearia de Miramar, a 60 Km. al sur de MDP, el departamento estaba vacío y llaves en mi poder, decidí llevar a mi nuevo amante a ese departamento.
En el camino desde la casa de Santa Clara a MDP, me empezó a carcomer la duda, de como reaccionaría mi esposo ante la nueva realidad. Una cosa es permitir que a tu mujer se la cojan una vez y otra llevar el amante de su mujer a un departamento a que comparta el lecho hasta la finalización de las vacaciones, quedando el «chupándose el dedo» todas las noches caliente de pensar como disfrutan de su señora.
Ante tal disyuntiva, llegando al fin del viaje (17 Km), le pedí al flaco, que me esperara en la calle con sus petates, estacioné el auto en la cochera, y me fui a encarar a mi marido. Estaba impaciente, llegué y después de saludarme con un beso, lo primero que hizo fue preguntarme ¿ Lo hiciste? Le respondí que si, me pidió detalles, le dije que luego le explicaría punto por punto que hicimos y como lo sentí (disfruté).pero ahora tengo algo muy importante que decirte. Allí me despaché con cuales eran mis planes. No lo tomó muy a bien, pero me ofreció una alternativa, de compartir el sexo HMH algunas noches. Dejándome gozar sola con el Flaco otras veladas. Entre concesiones, le pedí que esa primera noche, para mi goce y charlar con Carlos sobre el trío, entre «el amigo de mi marido, el y yo, fuera solamente entre los dos.
Puestos de acuerdo, baje del edificio con las llaves del departamento y fui a buscar a mi super bien dotado amante. Lo acomodé en el Dto. y le mentí un poquito, diciendo, que antes había estado allí Alberto (en realidad mi esposo).que yo había ocupado el otro departamento, que ahora iba a ocupar mi amigo. Que yo tenía todo mi equipaje en el otro y que lo iría trasladando. El Flaco estaba más caliente que yo, que ya es decir mucho. Me empezó a meter mano por todos lados y sacó su»gran morcilla» me la puso entre las manos, me arrodillé y le di una mamada que aún hoy se acuerda, rápidamente me desnude, me arroje sobre la cama, abrí mis dos piernas y me dispuse a echarme un polvo infernal. Al verme abierta de piernas con mi coño a su disposición se dispuso a devolverme «el favor». La chupada de concha que me hizo, me llevó al Edén del sexo. acabé varias veces, ya con mi concha chorreando, me comenzó a penetrar, pese al gran tamaño de su poronga, con el chocho ya abierto por la tarde y lo empapada de jugos que tenía mi almeja, su pija entró raudamente en mi vagina. Fue un sexo rapidito, allí volvió a meterme esta ve,z tres dedos en mi culito, que no me causó demasiado dolor y volvió a insistir que quería sodomizarme. Se lo prometí que se lo iba a entregar esa noche (cremita mediante. Je Je).
Continúa