Desde unos cinco años vengo proponiéndole a mi esposa que me ponga los cuernos. Par de veces a la semana le digo que me gustaría verla mientras coge con otro y que, luego de saciarme mirando, unirme para hacer un trío en todo su esplendor. Ella, despues de dudarlo por un tiempo, me dijo que sí y hemos hablado de posibles personas para realizar mi iniciación como cornudo. Ambos disfrutamos hablando del tema mientras tenemos sexo, pero cuando yo termino y ya la excitación desaparece me entran las dudas, aunque al dia siguiente ya estoy recuperado y con los deseos de tener cuernos. ¿Doy el paso?
Mi esposa, a la que le llevo casi veinte años de edad, está muy bien proporcionada de cuerpo y linda cara. Es glotona en la cama y está muy dispuesta ponerme una corona en mi frente, por lo que ya hemos ido a varios clubes swingers con ese propósito, aunque no se ha llegado a nada.
El primer polvo que mi esposa y yo echamos en este nuevo 2014 resultó esperanzador en mis deseos de tener el certificado de cornudo. En nuestra cama estaba ella moviendo sus nalgas cabalgándome. Yo le mamaba sus tetas y ella se acercaba para besarme y decirme: «que rico, papi». Le manoseaba las tetas y le tocaba sus nalgas a la vez que mi verga le entraba y salía con desespero de su mojado y caliente chocho, aprovechando para decirle lo puta que se veía culeando, a lo cual me contestaba que sí lo era: «soy tu putita, dame pinga así, papi», me seguía pidiendo mientras aligeraba sus movimientos buscando el orgasmo. Sus nalgas en movimiento las podía admirar por el espejo que tenemos en la pared que está al lado de la cama. Se bamboleaban frenéticamente como toda una experta que era por lo mucho que cogió con sus dos novios anteriores a mí.
Le decía: «Muevete zorrita, me gusta tener una esposa perra y puta. Quiero verte cueleando así con una verga grande, putita». Ese señalamiento, unido a la excitación que estábamos sintiendo en ese momento, le hizo comentar «te vas a dar cuenta de lo puta que soy, si así lo quieres», mientras se tocaba sus tetas y jadeaba desesperaba.
Nos comenzaron los síntomas de la venida mientras aumentábamos los movimientos de nuestros cuerpos, gritándonos y diciéndonos todas las cachondadas sabrosas que el placer del sexo nos provocaba. Sus comentarios ya en la parte finál retumbaron en mi cabeza para que me quedara claro que mi leche tenía que salir y que, sin dudas, la obsesión de ser cornudo sería una realidad:
«Ayy papi, que rico estoy sintiendo. Muevete así que estoy sintiendo gusto». «Ahh, me siento puta, papi. Te prometo que este año te voy a poner los cuernos bien puestos, cabrón». «¿Quieres ser cornudo? Vas a serlo cachudo hijo ‘e puta, me estoy viniendo, papííí. Dame leche, cabrón».
Ella consiguió un orgasmo que la hizo sacudir y gritar a plenitud. El que me dijera cabrón me llegó a lo más profundo de las bolas hasta sacarme toda la leche, debido a que el término cabrón se utiliza en mi país para decirle a uno cachudo, cornudo, o como se le diga; lo importante es que en ese momento me prometio lo que espero tener… cuernos.
Lo mismo le he pedido a mi esposa, mi mayor fantasia es verla coger con otro y ella ya se esta animando
hola me gusto mucho tu relato. espero que muy pronto experimentes eso que tu deseas que es ver como otro hombre se coge bien rico a tu mujer…
nosotros publicamos nuestra primera vez. si te animas se llaman sr taxista I y sr taxista II
El problema de no poder dejar comentarios está solucionado. Un saludo :)