Podía oír sus gemidos, pidiéndome que la follara, que follara a mi propia hermana. Apunté y le clavé mi rabo hasta el fondo, pude ver el temblor que le sacudió todo el cuerpo y le obligó a gritar, fóllame, cabrón. Estuve penetrándola con violencia, obligándola a incrustar su cara en la entrepierna de J. Pero no quería correrme todavía, tenía que disfrutar al máximo la situación.
Hacía cinco años que no había visto a J, así que su llamada me sorprendió y alegró a partes iguales. Había vuelto a la ciudad y quería recuperar el contacto con alguno de sus viejos amigos. Quedamos en tomar algo juntos esa misma tarde. Mi amigo tenía buen aspecto, alto, delgado y moreno, con el pelo largo. Hablamos de los tiempos del colegio, de las aventuras que habíamos corrido juntos, de nuestras primeras novias… reímos al recordar cómo habíamos visto juntos nuestras primeras pelis porno y cómo nos habíamos pajeado codo con codo… y entonces, sin pensarlo, le comenté que tenía un par de pelis nuevas que no estaban nada mal y que, aprovechando que no había nadie en casa, podíamos revivir los viejos tiempos… le gustó la idea.
Ya en casa, nos servimos unas copas, nos instalamos en el sofá y le dimos al play. La peli nos puso a tono enseguida, así que con algo de nerviosismo, decidimos seguir adelante con nuestro «revival». Nos abrimos los pantalones y sacamos nuestros penes erectos. La situación era excitante pero tensa, y apenas nos atrevíamos a desviar nuestras miradas del televisor. Aún así, pude ver la polla de J roja y húmeda, mayor de lo que la recordaba. Fue J quien dio un primer paso, acercándose a mí y cogiéndome el rabo con su mano mientras decía ¿crees que podemos llegar un poco más lejos de lo que solíamos? Me quedé mudo. Estaba muy excitado, pero era tan raro saber que estaba con otro hombre. El placer que me daba sentir su mano pajeándome, hizo que me dejara llevar y también yo empezara a masajear su rabo.
Tenía una polla en mi mano, notaba su grosor, su calor… Me sentía fuera de mí. De repente quería más de algo que ni siquiera se me había ocurrido probar. Me incorporé y me tumbé sobre la entrepierna de J. Me impresionó ver su pene tan de cerca, pero sin pensarlo, abrí mi boca y me lo metí todo dentro. Cerré los ojos y me concentré en ese sabor salado, en reconocer todo el terreno con mi lengua. J suspiraba y me revolvía el pelo con sus manos. Subía y bajaba sus caderas de modo que su polla entraba y salía de mi boca. Yo estaba excitadísimo totalmente concentrado en lo que estaba haciendo, cuando oí un ruido, una puerta que se abría, y noté que J detenía de golpe todos sus movimientos. Abrí los ojos y, todavía con la polla de J en la boca, vi a mi hermana mayor, Laura, petrificada en el marco de la puerta, balbucear: «lo siento» y salir corriendo hacia su habitación.
Se me bajó la excitación al instante. Me levanté y me abroché el pantalón rápidamente. Mi hermana tenía una cena con amigas esa noche y no debería haber venido hasta bien tarde. Y ahora ¿qué le digo? J me miraba consciente del mal rollo, sin saber qué decir. Decidí que debía hablar con mi hermana. Decirle algo, cualquier cosa… con las ideas así de claras, me dirigí a su habitación. Llamé a la puerta y me hizo pasar mientras saltaba de la cama de un salto. Se alisaba la falda y se arreglaba la camisa…
– Laura, yo…- No pasa nada, Sergio… a mi no me importa… te guardaré el secreto, si es lo que quieres…- No, si es eso… yo no soy gay… yo…- Sergio, te acabo de ver con una polla en la boca. – ¿Me creerías si te digo que es la primera vez?- Sergio. Coge esa pieza de ropa que hay al lado de la puerta… ¿sabes que es? – Unas bragas… – Premio, hermanito… ¿y como están? – Mojadas… – Así es como las he puesto al veros a ti y a tu amigo… y ahora me estaba haciendo una paja tremenda hasta que has venido a interrumpirme…
– Yo, bueno… Laura…- Que no pasa nada, hombre… que está bien probar todo aquello que te apetece… ve con tu amigo y déjame terminar mis cosas…- Joder…- Aunque, igual me podríais hacer un favor…- ¿Que favor?- ¿Puedo veros mientras os enrolláis? Mira como me he puesto sólo de verte un segundo… quiero ver a dos hombres follando…- Pero si nosotros no… Te juro que es la primera vez que se la chupo a un tío…- Pues que te la chupe él ahora… haced lo que queráis, pero yo quiero verlo…
Volví al salón a comentarle a J la reacción de mi hermana. La cosa le excitó y se mostró mucho más dispuesto que yo a acceder a las demandas de Laura. Eso me acabó de decidir. La llamamos y apareció con su falda negra y su camisa escotada. Se sentó en el sillón de delante del sofá y pasándose la lengua por los labios nos dijo: «venga, empezad, que no tengo todo el día…»
La situación era increíble. Yo no sabía que hacer, pero J tomó la iniciativa: me sacó la camiseta y me empezó a acariciar el cuerpo y besar los pezones. Yo miraba como mi hermana sonreía con cara de mala. Y J me desabrochó los pantalones, me los sacó y empezó a chupar mi polla. Yo me iba entonando. Al poco rato se levantó y me besó en la boca. Su lengua moviéndose por mi boca, mi desconcierto y el sabor a mi propia polla me acabaron de desinhibir. Empecé a responder a las caricias de J, a sacarle toda su ropa, a sobar su culo, su polla… sentía la suya frotarse contra mi vientre y contra mi propia polla… quería llenarme de nuevo la boca con su sexo… cuando me dirigía hacia allí, miré a Laura. Se había subido la falda por encima de la cintura y con una mano se masturbaba mientras con la otra se sobaba las tetas por encima de la camisa.
La visión me excitó más todavía y me abalancé sobre la polla de J. La cogía con la mano derecha y me la metía y sacaba de la boca con movimientos rápidos. A veces reducía el ritmo para sentirla bien con la lengua y para lanzar miradas viciosas a mi hermana, que gemía sin dejar de pajearse. J se movió para llegar a mi polla con sus labios, formando un placentero 69. Los dos gemíamos y suspirábamos lo que nos permitían las pollas en la boca… estábamos a punto. Y fue entonces cuando mi hermana nos gritó: «¡No os corráis todavía maricones! ¡Quiero veros follar esos culitos!» J y yo nos miramos. Estábamos los dos calentísimos, pero los dos éramos vírgenes por detrás, y ni siquiera nos habíamos imaginado que la cosa podía llegar tan lejos…. Mi hermana, con las piernas totalmente abiertas, seguía tocándose el clítoris, aunque más lentamente: «¿Que pasa? ¿No os atrevéis, nenitas? A ver si esto os anima… el que se deje follar podrá hacer luego lo que quiera conmigo…»
J respondió rápidamente a la provocación: «Que Sergio me folle a mí. Pero serás tú, Laura, quien me coma el culo a fondo para dilatarlo…» Laura accedió con una sonrisa, y cuando se dirigía hacia J algo que cruzó mi cabeza me obligó a decir: «No, J. Tu me follarás a mí. Ven aquí, Laura». Laura me sonrió, «Que le quieres hacer a tu hermanita, guapo?». Me senté en el sofá con las piernas levantadas y bien abiertas, dejando mi ojete a la vista. Laura se acercó gateando y empezó a comérmelo. Notaba su lengua dar vueltas alrededor de mi ano, presionarlo, penetrarlo… mientras J me ponía su polla en la cara para que fuera lamiendo. Y Laura me aplicaba su saliva y me metía la lengua y los dedos provocándome escalofríos de placer que me cruzaban todo el cuerpo. Cuando dijo que ya estaba listo me puse de rodillas en el suelo, con el cuerpo apoyado en el sofá, levanté el culo y noté la polla de J presionando y la voz de mi hermana: «Si, J! Vamos, fóllatelo… fóllate a la maricona de mi hermano» Entre una cosa y otra yo estaba en otro mundo.
Sentía el pene erecto y caliente de J romperme en dos. Dolor mezclado con excitación y un placer irracional. Me la hundió toda y empezó a follarme lentamente. Mi hermana, ya sin falda y con la camisa abierta, sin sacar una mano de su coño, daba vueltas alrededor nuestro «eres una putita, hermanito… como te gusta que te follen por el culo» me decía al oído. Y J empezó a bombearme cada vez más rápido y yo gritaba de placer y J empezó a correrse y a inundarme con su leche. El sentir su corrida caliente dentro de mí provocó una descarga de placer que terminó en mi propio orgasmo. J y yo nos sentamos en el sofá, lado a lado. Le dije a Laura «Bueno, hermanita… creo que ahora me debes algo…».
– ¿Y que es lo que quieres? – De momento, encárgate de que nuestras pollas se recuperen del esfuerzo…
Laura se acercó gateando a nosotros. Cogió la polla de J con una mano y se metió la mía en la boca. Luego se la sacó y con los labios y lengua me lamía el glande, el tronco… bajó hasta los huevos y volvió a subir. Luego le dedicó lo mismo a J mientras seguía pajeando mi rabo con la mano. Hizo que acercáramos nuestros cuerpos y trató de meterse nuestras dos pollas en la boca. La imagen de ver a mi hermana totalmente salida, con dos penes en la boca me puso de nuevo como una moto así que me levanté y me dediqué a tocar su cuerpo mientras ella seguía con su mamada a J. Sus tetas no demasiado grandes pero duras y excitantes, la barriga lisa, el culo duro, el coño empapado, goteando…
Paseé mi polla por toda la zona, sintiendo su humedad. Podía oír sus gemidos, pidiéndome que la follara, que follara a mi propia hermana. Apunté y le clavé mi rabo hasta el fondo. Entró suave por lo mojada que estaba, pero pude ver el temblor que le sacudió todo el cuerpo y le obligó a gritar «Mmmmmm…siiiii, fóllame, cabrón!» Estuve penetrándola con violencia, obligándola a incrustar su cara en la entrepierna de J. Pero no quería correrme todavía, tenía que disfrutar al máximo la situación… «J, túmbate en el suelo, cara arriba… y tú, Laura, fóllatelo»
Me senté en el sofá para verlos bien. J alargaba los brazos para sobar con pasión las tetas de Laura. Ella arqueaba el cuerpo hacia atrás y subía y bajaba con violencia por el pene de J. Sudaban. A mí me encantaba verlo. Me acerqué a besar a mi hermana, a compartir sus tetas con J. Les hice parar de moverse. Quería chupar el coño de mi hermana con la polla de J dentro. Tratar de meter mi lengua en ese agujero ya ocupado. Sentía los dos estremecerse por los movimientos de mi lengua. Hice que J levantara la parte superior de su cuerpo, de modo que los dos estaban sentados, cara a cara. Hice que se besaran, y luego metí mi polla entre sus bocas. Quería que me la chuparan los dos a la vez mientras se follaban. Sus lenguas se entrecruzaban alrededor de mi polla como serpientes, y mi pene entraba y salía al azar de una de sus bocas. La habitación se llenaba de chasquidos húmedos, gemidos y ese denso olor a sexo.
Me aparté y miré como seguían follando. Hice que los dos juntos se inclinaran hasta estar tumbados en el suelo, Laura encima de J. Tenía el culo de mi hermana al alcance. Me dirigí a él y lo lamí y lubriqué con los propios flujos de su coño… «que vas a hacer, Sergio? Por ahí no…» «Cállate, niña!» le contesté, me puse detrás de Laura, apoyé la punta de mi polla en su agujero trasero y empujé… me mataba de placer introducirla en un lugar tan caliente y apretado. Laura se abrazaba a J mientras gritaba por el dolor, el placer y la excitación de ser follada simultáneamente por dos hombres. Acabé de introducir todo mi rabo y empecé a moverme, adelante y hacia atrás. Pronto Laura y J se acoplaron al ritmo que yo marcaba. Dos pollas dentro de Laura, de mi hermana. Tres personas, mi hermana, mi amigo y yo, bailando, follando, al mismo ritmo, cada vez más rápido, con más gemidos y gritos, hasta un orgasmo que nos dejó abrazados en medio de un silencio tan agradable como denso.
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Autor: Sergio
muy bueno,espero tenga una continuacion