Comencé a penetrarla, ella movía su cadera a la vez que gemía suavemente y me decía, me gusta tu verga, ella daba más gemidos de placer, hasta que me dijo, me vengo, sentí como sus jugos se escurrían en mis testículos y me dijo, échame toda tu lechita, así lo hice, sentía como la embarraba toda ella, me apretaba mi verga con su vagina en cada contracción que tenía.
Mi relato es con una linda madura, todo comenzó cuando yo tenia 18 años había tenido novias pero nada serio es más habíamos durado muy poco con ellas, cuando en el barrio donde vivo había una vecina muy buena aunque ella ya tenia 35 años se miraba como una chica de 28 años.
Su cuerpo muy delicioso y apetecible. Era una hermosa madura no muy alta ni baja, pelo negro, ojos café, piel trigueña, tenia unos senos voluptuosos y firmes, y un trasero redondo y algo grandecito, sus atributos se dejaba ver cuando usaba unos pantaloncitos cortos y ajustados y el escote de sus pechos cuando se colocaba unas blusitas de tirantes estas lindísima así y calentaba a más de alguno cuando se miraba como caminaba.
Yo me había fijado varias veces en ella cuando llegaba de visita a mi casa a pedir algún favor a mi madre. Mi vecina era casada desde hace unos 5 años pero un día tuvo problemas con su esposo y se fue el del casa dejándola solita.
Yo estaba en esa edad que una mujer con experiencia te enseña todo sobre el sexo. Resulta que una vez fui a casa de mi linda vecina a realizar un favor que mi madre me pidió y toqué la puerta. Ella extrañada preguntó -¿Quién es? yo me identifiqué y así abrió la puerta.
No se que estaba haciendo pero tardó un poco en abrir, cuando la pude ver estaba vestida con una blusita de tirantes muy escotada que al verla se notaba que no llevaba sostén, por lo que sus lindos pechos se le marcaban y unos short ajustados y cortos que hacían que su coño se marcara muy bien.
Bueno me dijo que pasara por que no le gustaba estar en la puerta tanto tiempo así, a lo que pase y le dije que mi madre le mandaba a decir si le podía prestar unas cosas, ella me dijo que si que me sentara que solo las buscaría.
Mientras las buscaba yo la veía de reojo su figura, sentía como mi verga comenzaba a poner más dura, era algo incontrolable al ver que linda mujer habían dejado sola, ella nunca fue indiferente para mi cuando llegaba donde mi madre a visitarla, yo siempre la espiaba y ella se me quedaba viendo de reojo.
Cuando llegó con las cosas vio que mi verga estaba muy dura y yo trataba de disimular entonces se sentó a mi lado y me dijo:
-¿Sabes por que no te abrí la puerta enseguida? yo con la cabeza le dije que “no”. Entonces me dijo casi susurrándome al oído: -Me masturbaba.
Entonces sentí como mi cuerpo se excitaba más. -¿Sabes? me dijo, te he visto como me miras últimamente cuando llego a casa de tu madre y no me eres indiferente dijo al mismo tiempo que tocaba mis muslos y los acariciaba, entonces yo acaricié su rostro y le di un fuerte beso que hice que se quedara sin respiración, comenzaron ahí las caricias, los besos con juegos de lengua.
Ella comenzó a frotar mi verga encima de mi pantalón, yo sus senos encima de su ropa, cuando ella comenzó a bajar mi pantalón y quitar mis bóxer vio mi verga bien erecta y le dio un beso, ella me preguntó:
-¿Nunca te la han mamado? yo dije que no, ella respondió, -Ahora verás lo bueno.
Comenzó con un movimiento suave, la besaba, le pasaba toda su lengua en mi glande, me lo hacia rico, luego aumentó el ritmo y con su otra mano tocaba mis testículos, cuanto más succionaba mi verga yo también aumentaba el ritmo hasta que sentí que terminaría, ella lo notó y me dijo: -Aun no Bebe, quiero sentir tu lengua en lo mío.
Así que me llevó a su cuarto, la empecé a desnudar, se quedó en una bella tanguita color blanca y vi por primera vez esos lindos pechos, lo besé, los acaricié fui bajando poco a poco hasta quitarle la tanguita y ver ese lindo coño que tiene…
Estaba muy abultado por la excitación podía ver su clítoris endurecida ya que la tenia muy bien rasuradita y estaba húmeda. Me preguntó: – ¿Te gusta? – Siiiii le contesté… -Pues cómemela, es tuya, ahora hazme vibrar de placer…
Así comencé, la besé, le pasé mi lengua en su rajita y jugué con su clítoris ella gemía de placer me decía: -Más asiiiiiiiiiii, más bebe, que rico, sigue no pares, soy tuya. Mis manos acariciaban sus pechos, luego ella ya no aguantó y me dijo -Penétrame con tu verga, quiero sentirte dentro de mí, Bebe, hazme tuya, quiero sentirme mujer…
Abrió sus piernas y dejó ver todo ese lindo coño, yo le dije que era virgen, ella me dijo que me enseñaría a no sentir dolor…
Fue así que comencé a penetrarla, primero despacio, sentía un dolor pero era más el placer que lo otro, luego cuando ya la tenía toda dentro.
Comenzó ese movimiento, ella movía su cadera más y más fuerte a la vez que tenía unos gemidos suaves pero intensos y me decía: -¡Así Bebe! Que rica la tienes, me gusta tu verga. Dale soy toda tuya, penétrame hasta el fondo. Hazme sentir mujer, eso hacia que me excitara más, ella comenzaba a dar más gemidos de placer, era incontrolable hasta que me dijo: – Me vengo Bebe, sigue, me vengo…
Yo sentía como sus jugos me comenzaban a escurrir en mis testículos y me dijo termina dentro de mi, échame toda tu lechita, así lo hice, sentía como la embarraba toda ella, me apretaba mi verga con su vagina en cada contracción que tenía, le di me dedo para que lo chupara lo cual lo hacía con mucho placer. Luego me recosté en su pecho y me dijo,
-Gracias Bebe, ahora tú ya eres un hombre, sabes como hacer feliz a una mujer y me sonrió.
Después de eso nos vestimos, me despidió con un beso, tuvimos otros encuentros hasta que ella tuvo que viajar a otra ciudad por cuidar a sus padres, pero ella sigue en mi mente por ser la chica que me hizo un hombre…
Espero les guste dejen sus comentarios seguiré escribiendo de mis aventuras y experiencias sexuales.
Autor: Massimo