Filial, madre-hijo. Un baño caliente despierta la libido de una mujer, que ve en el cuerpo de su hijo el objeto de su deseo
Después de mucho pensarlo, he decidido escribirles para contar lo que me sucede y ¡por favor! pedir que me aconsejen pues estoy realmente muy confundida.
Soy una mujer de 40 años, profesional, casada y con un hijo de 17 años. Todo comenzó hace como seis meses. Mi marido tuvo que viajar al extranjero por un mes y, por supuesto, nos quedamos mi hijo y yo solos.
Un noche estaba preparándome para acostarme después de haberme dado un exquisito baño de tina. Fue un baño
largo y delicioso y que me había puesto muy caliente. La verdad es que extrañaba el grueso y largo pene de mi marido y tenía verdaderas ansias de tenerlo dentro de mi. Estaba frente al espejo arreglándome y vestida sólo con una bata negra transparente. Cuando comencé a echarme crema en la cara, mis manos bajaron hasta mis senos y comencé a acariciarlos. Sin saber en qué
momento, abrí mi bata y me puse de pie frente al espejo. Comencé a acariciarme, mis manos bajaron hasta mi vientre. A los pocos segundos, tenía mis dedos metidos en mi vagina. Me fui a la cama y seguí masturbándome. Cuando estaba a punto de tener un
orgasmo, abrí los ojos y veo que mi hijo estaba observándome desde la puerta que estaba semiabierta. Tenía su pene en la mano y se estaba masturbando. Algo extraño pasó en mí. Me excité aún más. Traté de demorar un poco mi orgasmo pues estaba muy complacida que mi hijo me estuviera viendo. Debo confesar que incluso lancé unos débiles gemidos al momento en que
acabé. Luego aparenté que me había quedado dormida.
Dejé pasar una media hora, me levanté y fui a la pieza de mi hijo. Se encontraba durmiendo. En verano, él duerme desnudo únicamente cubierto por las sábanas. Me aproximé cuidadosamente a su cama y me senté al lado de él. Le miré su pecho desnudo, su pecho firme. Era un muchacho muy hermoso. Observé más abajo y vi su pene que levantaba notoriamente la sábana. No sé cómo
me atreví, tiré de la sábana hacia abajo y vi su pene inmenso, largo, y un glande que estaba hinchado y rojo. Me dieron unos deseos locos de metérmelo en la boca y chuparlo hasta tragarme la última de sus gotas. Debo haber estado loca en ese momento. Me agaché y le tomé el pene con mi mano, comencé a acariciarlo y a correrle una paja muy timidamente. Al poco rato ya no pude aguantar más. Le puse la lengua en el hoyito del glande y sorbí una gota que estaba en la punta. Miré a mi hijo y vi que seguía durmiendo profundamente. Entonces abrí mis labios y comencé a tragarme su hermoso pene, mientras que con la otra mano me
masajeaba la vagina. De pronto quedé helada. Mi hijo comenzó a hablar confusamente. De pronto pude entender
lo que decía:" mamita, mamita rica, chúpalo, tragatelo todo…mamita, te deseo tanto". Me importó muy poco saber si hablaba en sueños o estaba consciente. Lo que entendí fue que me deseaba y no dudé en darle el gusto. Llevé su pene entero a mi boca y comencé a masturbarlo sin ninguna precaución. Cuando lo tuve en mi garganta, hice una pequeña arcada y me lo metí más
adentro aún. Las venas estaban muy hinchadas y en cualquier momento estallaría su semen. El estampido fue fenomenal: tragaba y tragaba sin parar. En un momento pensé que me ahogaría, pero era el semen de mi hijo y no dejaría que se perdiese una sola gota. Me lo tragué casi todo, pero guardé una buena porción en mi boca.
Luego de cubrirlo con la sábana me fui a mi dormitorio. Me senté en la cama y dejé caer lentamente sobre mi pubis el semen que aún guardaba en mi boca. Sentí un calor que me quemaba. Me estiré y comencé a arrastrar el semen de mi hijo hasta mi vagina. ¡Sentí cómo entraba y se depositaba dentro de mí. Sentí un inmenso deseo de ser penetrada. Me fuí al cajón y saqué un consolador que lo uso de vez en cuando. Cerré los ojos y me lo metí en la vagina. Ahí descubrí que lo que me estaba metiendo era el pene de mi hijo. Lo sentí sobre mí, es verdad, sentí como su pecho apretaba mis s
enos y me decía cosas calientes al oido. Comencé a meterlo
y a sacarlo con más velocidad. De pronto me escuché decir: " hijo, mételo más, más adentro, lléname con tu leche, más adentro ". Al poco rato tuve un hermoso orgasmo y sentí mi vagina llena de la leche de mi hijo.
Cuando desperté al día siguiente no sabía si había sido un sueño o había sido verdad. Me sentí horrible cuando descubrí que todo era cierto y no sabía cómo comportarme cuando viese a mi hijo en la tarde. Era un día sábado y mi hijo sale temprano a hacer deportes y vuelve después de la cinco.
Me tranquilicé pues tendría tiempo para estudiar la situación. Lo único claro que tenía era que la noche anterior había sido fantástica y que me había tragado la leche de mi hijo, pero esta sola idea nuevamente me aterraba.Comenzó una inmensa lucha dentro de mí.Una obvia lucha, sin embargo, alrededor de las cuatro de la tarde, decidí arreglarme para cuando él llegara. Me puse una falda corta y una blusa que permitía mostrar mis pezones. Cuando me miré al espejo, estallé en llanto, pero había algo dentro de mí que era más fuerte: la pasión por mi hijo, la necesidad de sentirlo dentro de mí, el deseo de chuparle su pene, pasar mi lengua a lo largo de él.
Cuando llegó, yo estaba sentada en un sofa aparentando leer. Tenía las piernas cruzadas y era claro que se veían mis bragas. El se echó sobre el sofá del frente y mientras me contaba no apartaba su vista de mis piernas. Al poco rato, su pene se observaba duro bajo su pantalón. Le pregunté si se sentía bien y me respondió que sí, pero iría al baño a darse una ducha. Se levantó rápidamente ocultando su erección. Me fui detrás de él. Había dejado la puerta semiabierta y se estaba corriendo una paja y diciendo las mismas frases de la noche anterior. Tuve el deseo de entrar y tragarme su leche, pero quería que él me sujetara la cabeza y me empujara hasta el fondo. Pero no me atreví, me dio pánico que pudiese fracasar. Me fui a mi pieza y me cambié de ropa. Me puse una más
recatada. Cuando después me preguntó porqué me había cambiado, le respondí con una tontera.
Desde ese día, he vivido muy mal. Sé que deseo a mi hijo y sé que él me desea. Recuerdo a cada momento cuando se lo chupé mientras dormía, aún recuerdo el olor de su semen y el sabor que tenía. Muchas noches me he masturbado pensando en él y sé que mi hijo se masturba pensando en mí.
Por favor, si alguien ha vivido la experiencia, les ruego me ayuden. Quiero seguir avanzando pero no sé cómo hacerlo.
Gracias marqueze por tu espacio de verdad.
dulceaguada (arroba) yahoo.es
tirratelo es tu hijo mejor con un desconocido asi disfrutais los do del sexo ati te vendra bien el disfrutara del sexo contigoasi enseñas mientras disfrutas tu tambien espero la segunda parte si es la hay.
Disfruta del momento..yo tuve mi experiencia d años. También m cuestione.