La maestra quería tapar los agujeros
Este relato sucedió cuando empecé segundo curso de derecho en la Universidad de Huelva, las clases eran bastante aburridas, salvo que se quitase la de Criminología, donde contradiciendo todo lo normal, no la daba un profesor borde y arrogante, la daba una mujer, Mari Luz, llamaba de forma considerable la atención, tenía unos cuarenta años, de estatura media, melena rizada caoba, delgada, solía llevar faldas que le llegaban un poco por encima de la rodilla, por lo que se podía adivinar la forma de sus deportistas piernas, arriba solía portar camisas de seda. La profesora se sentaba, cruzaba las piernas dejando ver sus muslos, y daba la asignatura, en la clase todos estábamos embobados viendo a la profesora desprendiendo sensualidad Los días fueron pasando, hasta que un día me acerqué a ella al final de la clase para preguntarle una duda, estuvimos dialogando sobre ella, yo estaba bastante cortado, tenía una sonrisa y carácter muy sensual. Me estuvo explicando durante unos minutos mi duda, la clase ya estaba vacía, yo estaba de pie a su lado, como soy más alto y estaba tan cerca, pude ver su sujetador blanco asomar por el escote, tenia unos senos pequeños pero muy turgentes, esa imagen me provocó una erección considerable. Cuando terminó la explicación me fui, no sin antes decirme que siempre que tuviera una duda podía ir a su despacho y preguntarla. Yo no dejaba de pensar en ella, en sus piernas, en su sonrisa, en su pelo, en sus senos.
Un día decidí ir a su despacho a que me resolviera otra duda, llamé suavemente a la puerta, y al verla le dije que tenía una duda, nos sentamos, uno delante del otro y empezamos a hablar sobre el caso, yo no estaba haciéndole ni caso, estaba pensando en estar los dos juntos, así que no me enteraba de nada, al rato, como ella notaba que no estaba enterándome decidió coger su silla y ponerse a mi lado para indicarme mejor. Se situó a mi derecha, a esos centímetros, perfumada, con su falda, todo eso me provocó una gran excitación.
Me desprendí de la vergüenza, y le pregunté a Mari Luz si alguna vez le habían dicho que era una mujer muy bella, ella despreocupada contestó sonriendo que un chico tan joven como yo nunca, ya no pude más, así que sin mediar palabra y tras mirarla unos instantes me acerqué muy lentamente a ella y la di un beso muy suave en sus labios, Mari Luz tardó poco en abrir su ardiente boca, introduciéndome su lengua en mi boca, estuvimos un rato besándonos y abrazándonos. Pasado un tiempo, ella empezó a quitarme lentamente la camisa y a darme besos por mi cuello, yo le acariciaba sus pechos que estaban muy duros, los rodeaba con mis dedos, movía sus senos de arriba a abajo. Mari Luz estaba ya en mi ombligo, dándome lametones con su lengua, yo igualmente bajé lentamente por su barriga, acariciándola lentamente mientras miraba sus lascivos ojos.
Yo estaba apoyado sobre la mesa, de pie, ella estaba casi en cuclillas, Mari Luz desabrochó y me quitó mis pantalones mientras me decía que estaba deseando probar mi polla joven, bajó mi slip con velocidad y se quedó unos instantes mirándome el miembro. A continuación, con su mano derecha cogió mi pene y con la izquierda empezó a acariciar mis testículos, me estaba masturbando lentamente, sentía gran placer. Pasado un tiempo, con las manos acerqué su cabeza a mi pene, ella sin resistencia lo lamió primero un poquito por el glande y después se lo introdujo en la boca hasta el fondo y allí lo dejó, inmóvil, completamente metido, transcurrido unos segundos, empezó a jugar con la lengua en la base de mi pene dentro de su boca, después a lo largo de él, todo esto hizo que no aguantara más y descargué mi corrida en lo más profundo de su garganta, ella ni se inmutó. Cuando dejé de soltar semen, ella empezó con su lengua a limpiar mi pene, dejándomelo reluciente.
Seguidamente, puse a mi profesora de pie, poco a poco fui bajando de sus labios, a su cuello, desnudando su parte superior, lamí sus pezones a la vez que le quitaba su falda y braguitas, bajé más y llegué a su monte, acaricié mi cara con su escaso vello, notando el olor que venía de un poco más abajo. Llegué a la altura de sus labios, los tenía rojos y chorreantes, bien lubricados, empecé a lamer lentamente sus labios mayores, ella s
e volvía loca de placer, gimiendo y respirando rápidamente, después con mis dos dedos se los separé y empecé a chupar con frenesí su raja, para después centrarme en su clítoris carnoso, lo envolvía con mi lengua, le daba pequeños mordiscos, a ratos introducía mi lengua en su vagina húmeda, al mismo tiempo con la otra mano acariciaba entre sus piernas su culito que también estaba mojado porque los flujos habían chorreado hasta llegar allí, ella enseguida tuvo un fuerte orgasmo, apreté mi boca contra su clítoris, e introduje un dedo en su ano, lo que le provocó una corrida más bestial.
Mari Luz no paraba de decirme que me la follase ya, por donde yo quisiera, pero que no esperase más, esto me dejó sorprendido, era una clara indirecta de que quería recibir un poco por el culo. Como era mi profesora y yo su alumno no tardé mucho en obedecerla, me tumbé boca arriba en la mesa, ella se subió sobre mí, podía seguir viendo su cara de lujuria y deseo, se colocó a horcajadas en mi tripa, agarró mi pene con una mano, y se lo situó en la entrada de su vagina, estaba muy lubricada, entró fácilmente, sin demora, Mari Luz empezó a follarme lentamente para después hacerlo más rápido, nos besábamos, enrollando nuestras lenguas, lamía sus pezones. Tras varios minutos de cabalgamiento, mi polla ya no podía más, aprisionada en su vagina, notando sus músculos contraerse, sus flujos chorreando, hasta que me corrí dentro de ella, inundándola.
Ella aun no se había corrido, se quitó de encima, y vio como mi polla iba menguando progresivamente. Pasados unos instantes, Mari Luz empezó a tocarme la verga, a acariciarla, con esto, tras el paso de unos minutos, volví de nuevo a estar empalmado. La puse a cuatro patas en el suelo, y esta vez me dirigí a su culo, que era lo que ella estaba buscando, la puta de la profesora lo estaba deseando desde hacia tiempo, acerqué mi boca a su ano, y le di unos buenos lametón, que humedecieron su culito, ella con dos dedos, se los metió en la vagina, y unas vez que estaban mojados se los metió en el culo, lubricándose ella misma su ano. Seguidamente le encajé mi polla en su dilatado culo, se notaba que le gustaba usarlo, aunque eso no significó que no le doliera, pues sus gritos eran bastante considerables. Después empecé a metérsela y sacársela, ella se acariciaba su coñito, así estuve unos instantes, suficientes para que ella tuviera su orgasmo, el cual fue bastante sonoro, ella se corría como una loca, se veía que ella prefería el sexo anal que el vaginal, que ya por delante no le atraía mucho.
Yo estaba bastante excitado aun, y continuaba penetrando su culo, hasta que ella con su mano me agarró la polla, y se la sacó, seguidamente me dijo que me corriese en su cara, la tumbé en la mesa de su despacho, con la cabeza hacia mí y sus pies hacia la pared, se la clavé en la boca lentamente y empecé a metérsela y sacársela todo lo que podía, cuando se notó que me iba a correr, ella con sus manos apretó mi culo contra su boca para que mi pene entrara hasta dentro, así me corrí hasta que mi leche salió por la comisura de sus labios, fue muy placentero. Caí cansadísimo al lado de ella.
Como era tarde decidimos irnos, nos dimos un beso de despedida, y nos fuimos de allí.
Autor: Fary
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