En mi barrio había un conventillo o casa de inquilinatos, era tanta la gente que se mudaba allí tanto de ida como de vuelta que no fue fácil conocer a todos los que temporalmente vivieron en ese lugar.
Entre esas familias que vivieron poco tiempo en esa casa de inquilinatos, estaba la familia Lima, que la componían los padres y cuatro hijos dos varones y dos mujeres. Supongo que era una familia normal, eran negros, algunos más oscuros que otros como, el hermano mayor que andaría por los veinte años en esa época en la cual vinieron a vivir a mi barrio, él era el más negro de todos, no me acuerdo de su nombre porque en el barrio a hurtadillas lo llamaban "El Cogelindo", era de esos negros brillosos que parecen que su cara está siempre mojada, con un brillo que hacía recordar a los zapatos de charol muy populares en ese tiempo.
"El Cogelindo" ni se fijaba en un niño como yo, él era muy grande, musculoso y muy alto, pero más adelante diré el motivo de ese apelativo y quien fue el que se lo puso. Entre las hermanas estaba la menor que tenía una boca redonda como una rosa con labios carnosos y siempre muy pintados de rosado nacarado, a pesar de no tener más de catorce años siempre iba muy maquillada o pintarrajeada por los experimentos que hacía en el Instituto de Belleza donde ella estudiaba.
Con el que realmente hice algo de amistad fue con Luis el menor de los hijos de ese matrimonio, el cual tendría mi misma edad. Dije "algo de amistad" y no exagero porque como el chico empezó a ir a la misma escuela que yo nos empezamos a tratar por causa de los deberes y los estudios. Con los otros integrantes de la familia alguna vez nos saludábamos, pero nada más no había para un niño tema de conversación con ellos. Luis como ya he dicho iba a la misma escuela que yo, el trato era en la clase o en la vereda porque en esos casi dos años que ellos vivieron en esas dos piezas que alquilaban en ese conventillo, nunca me hicieron entrar a su casa porque supongo que estarían muy amontonados, eran seis personas en dos piezas y un recibidor que usaban para comedor. Dije escasos dos años porque al padre le dieron un trabajo en Maldonado y se fue con su mujer y con la hija boca de rosa, Luis se quedó un mes más hasta que finalizaran las clases para luego pedir el traslado para una escuela de Maldonado.
El "Cogelindo" tenía trabajo en Montevideo y se quedó con su hermana mayor que era la más blanca de todos y andaba de novia con un tipo blanco casado y muy calentón; no digo calentón en el sentido de ser caliente en l llevaba escondida la botella de vino para que los vecinos no supiesen lo que todos sabíamos que era su debilidad. La parda de tanto vino ya ni comía, se enfermó de tuberculosis por la debilidad que tenía por esa clase de vida que llevaba con su compañero, la tuvieron que internar y después se la llevaron sus hermanas, nunca más volvió al barrio y nunca más la vi. Nombré a este señor porque después que se fue la parda, el alquilaba la cama por un litro de vino. No se la alquilaba a todos, el más asiduo era Ibarburu el marica de la cuadra que andaría por los sesenta años y se ocupaba de todos los chismes del barrio. No sé como se relacionó con el "Cogelindo", un tipo sesentón con un muchacho veinteañero, lo único qué sé es que Don Colman le alquilaba la cama y el "Cogelindo" lo cogía allí, o se la dejaba chupar o quien sabe lo que haría Ibarburu con él, después le pagaba y a otra cosa.
El fue el que contó de la gran verga que tenía el "Cogelindo" y de la magnífica forma en que la usaba haciéndole gozar intensamente cada vez que se encerraba en esa pieza con él. Cuando terminó el "romance" con el "Cogelindo" porque éste también se fue del barrio ni idea tengo de donde se fue; Ibarburu empezó a coger con Don José un tipo casado cincuentón con una nieta y un yerno preso por ladrón, también habitante del conventillo. Una vez la mujer y la hija de Don José se fueron a pasar unos días a un balneario y al volver lo encontraron con la Pittaluga en la
cama, no sé por qué la mujer no lo abandonó… Todo el barrio sabía que en la pieza de Don Colman se producían los encuentros entre Don José e Ibarburu, no creo que la mujer lo ignorase, a lo mejor lo aceptaba por los pocos pesos que se ganaba su marido de esa manera, ya que tenían al yerno en la cárcel y ellos tenían que mantener a su hija y a su nieta ya que su hija era una vaga de primera calidad, no hacía nada sólo se dedicaba a los hombres, pero gratis, si por lo menos les cobrase podía con eso mantener a su hija y a su marido. Ya les planteé el panorama del negrito Luis y de todos los que estuvieron relacionados con él o su familia.
Hasta allí son los recuerdos que tengo de ese tiempo, lo último que supe de los Lima fue que su hermana quedó embarazada del blanco casado y también se mudaron, por esa razón nunca supe si se casó con el tipo o que hizo de su vida. Como a los dos años de haber comenzado a estudiar en el Instituto de Profesores cerca del Palacio Legislativo me saludó un negro alto, delgado y con una impresionante cabellera tupida de motos marrones. Por educación lo saludé pensando que sería alguien que me conocía de algún lugar de estudios, pero sin imaginar siquiera que era el negrito Luis. El se dio cuenta de que no lo reconocí y se dio a conocer diciéndome quien era. Habían pasado cerca de diez años desde que lo había visto por última vez, como iba a reconocer a un niño delgaducho con este ser tan alto que tenía al lado mío!!!!! Me dijo que estudiaba medicina y estaba viviendo en una pieza que alquilaba en una pensión cerca de la Facultad de Medicina, que para los que no conozcan Montevideo les puedo decir que está muy cerca de donde yo estudiaba.
Luego de reconocernos y charlar un poco me dijo que estaba cansado de tantas horas de práctica tocando y viendo enfermos, se iba al cine a distraerse un poco, estrenaban una película muy buena, quería verla y me preguntó si yo quería ir con él. Acepté porque allá.
Fuimos hasta su pensión que quedaba más allá del Palacio Legislativo, me dejó en la pieza y salió a comprar la cerveza. Me quedé solo en esa pieza pequeña en la que cabía una sola cama y me puse a mirar que había por allí, descubrí unas revistas que asomaban desde abajo del colchón, las saqué para mirarlas, al hojearlas quedé muy sorprendido porque eran revistas porno, con muchas parejas practicando sexo en diferentes posiciones, pero al seguir hojeándolas vi las últimas que eran totalmente gay. Estaba en eso cuando llegó Luis que se quedó muy contrariado porque había descubierto su secreto. Como excusa me dijo que estaba estudiando sexología y que el profesor les había pedido que estudiasen todas las cosas relacionadas con la erección y la eyaculación… Mientras tomábamos la cerveza me mostró otra revista que hacía encuestas sobre el tamaño del pene, me dijo que en su clase se los medían para comprobar cual era el tamaño normal o tamaño medio del pene de los hombres uruguayos.
Sacó una regla con el logotipo de una marca de condones y me dijo: -Vení que te la voy a medir, así llevo otro encuestado a la Facultad. Le contesté que se dejase de pavadas que yo no tenía ganas de hacer eso, pero mi verga en el interior de mis ropas se levantaba y latía como queriendo decir que le gustaría echarse un buen polvo allí. A regañadientes logró hacerme decir cuanto medía mi verga, me miró medio incrédulo al escuchar que mi pija medía 20cm, quiso medírmela con más desesperación que en su primera propuesta. Mi corazón latía a mil por hora, me estaba excitando, pero al mismo tiempo sentía rechazo, no creo que fuese porque él era negro, sino porque tenía el pudor de que no me interesaba comenzar una amistad con él de esa forma. Además de lo excitado que me estaba poniendo sentía la curiosidad morbosa por descubrir una verga negra que según decían todos mis amigos o las que habían visto en revistas eran súper pijas mucho más grandes y gordas que las de los blancos. No sé si para desesperarme más o por alardear Luis al sentir mi rechazo de su oferta, tomó la regla se bajó el cierre y extrajo con sus manos de entre sus ropas una pija negra bastante pequeña. Para mi sorpresa su verga estaba semi-erecta, pero era corta
no mediría más de 15 ó 16 cms, se la toqueteó un poco para que se pusiese dura y cuando lo logró me dijo: -Ahoraaaaa….. agarrá la regla y medímela… Su voz denotaba un poco de excitación, pero ante su insistencia tomé la regla y procedí a medir el órgano que me ofrecía, que realmente no sobrepasaba la medida que mencioné antes. Lo que no tenía de larga le sobraba de gorda, era tremendamente gorda y cabezona con una cabeza de esas tipo hongo muy rojiza que le cubría casi la mitad de la verga.
Con unos ligeros movimientos de su mano el prepucio cubría la cabeza haciéndola desaparecer bajo su superficie asedada y brillosa hasta que unas gotas de precum comenzaron a asomar por su agujero por causa de las continuas fricciones que éste le daba con su mano cada vez que el glande quedaba al aire.
-Chupámelaaa!!! Estoy muuyyyy calieeente!!!! A pesar de que me atraía la morbosa idea de chupar una verga negra, quedé sumamente desilusionado por el tamaño, ya que los negros son famosos por la descomunales medidas de sus vergas y como su hermano era apodado "Cogelindo" yo me imaginaba que la pija de su hermano sería fabulosa, pero eso que tenía Luis entre sus manos ofreciénd no está en Montevideo y pensé que contigo no había problema para hacer alguna cosa… A los pocos días iba camino de mi clase y lo vi por allí, nos saludamos y nuevamente me invitó para que le hiciese una visita. No acepté y seguí mi camino al estudio donde me encontré con mi compañero Xavier, le comenté el episodio y éste me dijo que si yo no aprovechaba esa oferta él la aceptaría por mí. Me reí de la ocurrencia de Xavier, pero dijo que era en serio que él quería saborear una verga negra aunque fuese pequeña, finalmente le contesté que cuando viese nuevamente al Negrito Luis le plantearía su necesidad.
Xavier nunca tuvo la oportunidad de saborear la verga del Negrito Luis porque nunca más lo encontré y cuando fui a buscarlo a la casa donde vivía me dijeron que lo había atropellado una moto y que había muerto instantáneamente.
Espero comentarios como siempre.
Autor: Omar omarkiwi ( arroba ) yahoo.com