Fede seguía dándole por el culo a Sara, cuando Sara me dijo a mi que me corriera y le dejara la concha libre a Juan, lo miró a su esposo y le dijo: «dale, vos no soñabas con cojerme junto a otro hombre».
Hace poco tiempo descubrí esta página de Internet y la comencé a leer cada vez más, siempre me habían entusiasmado los relatos sexuales pero nunca se me había ocurrido contar una experiencia personal, ya que me considero una persona bastante recatada y no soy de contar intimidades mas allá de mi círculo íntimo. Bueno, quizá esto no les interese demasiado, por eso me voy a animar a contarle esta historia que es absolutamente real y pasó hace muy poco tiempo.
Antes, y como precede a todo relato, me voy a presentar, mi nombre es Mirna, tengo 31 años y vivo en una de las ciudades más grandes de Argentina (por cierto no leí ningún relato de este país), trabajo en un estudio jurídico, me desempeño como empleada administrativa. Mis medidas son 92-63-92, tengo el pelo castaño claro (teñido un poco más claro), mido 1.68 Mts y peso 62 Kgs. Estoy en pareja con Federico (26 años, delgado, cuerpo bien formado, 1.80 Mts.), desde hace 3 años y medio más o menos, si bien no estamos casados legalmente, vivimos juntos y somos muy felices. Somos una pareja bastante normal, en todos los aspectos, inclusive en todo lo relacionado a la parte sexual. Desde hace algún tiempo, Fede empezó a contarme que le gustaría probar cosas nuevas en el sexo, si bien no entró en detalles de cuales serían esas experiencias, dejó entrever que le gustaría tener relaciones sexuales incorporando a la misma a otra u otras personas. Obviamente mi primer reacción fue ignorarlo y creer que estaba bromeando. Todo quedó allí. Los comentarios fueron creciendo cada vez más y las conversaciones se tornaron tediosas, era un monólogo de Fede cada vez que se hablaba del tema, ahondando en detalles, me dijo que quería practicar relaciones de intercambio, o si yo lo prefería, incorporar primero una mujer (una mujer, Fede y yo) y después a otro hombre (otro hombre, Fede y yo) en relaciones separadas.
Nosotros acostumbramos mucho a ver películas pornográficas, pero no para excitarnos (gracias a Dios no nos hace falta) sino para ver otro tipo de relaciones que hasta entonces no nos imaginábamos vivirlas en carne propia y fuera de la pantalla. Nuestro sexo es completo, no nos privamos de nada, todo considerado normal, adoptamos todo tipo de posturas, usamos aparatos y disfrutamos plenamente del mejor sexo oral, vaginal y anal. Yo soy asidua al uso de Internet, sobre todo este último tiempo, y Fede me planteó que ingresara en algún chat específico con el objeto de interiorizarme más sobre relaciones bisexuales. El tema comenzó a interesarme y me puse a pensar el porque de mi negación, nosotros la pasamos súper bien juntos, pero porque negarme a conocer experiencias nuevas, como máximo no me gustarían y punto. Desde ese momento y después de charlar mucho sobre el tema, comencé a entrar en chats de sexo y a tratar de conversar con alguien a ver si estábamos tan equivocados en pensar así y tratar de conocer experiencias distintas. Con el paso del tiempo, de hablar con uno, con otro, y con otro, llegamos a la conclusión de que eso era bastante normal en gente de entre 30 y 45 años. Un día, me puse a chatear con un tal Juan (36 Años, casado), nos empezamos a contar cuales eran los objetivos de chatear en esos canales de chat, y el tema en común fue el tratar de encontrar a otra pareja que pensara igual que nosotros, ambos buscábamos a otra pareja para mantener relaciones sexuales entre 4. También coincidimos en que los dos buscábamos a otra pareja sin experiencia en el tema, quizá para compartir entre todos el miedo de la primera vez y no que una pareja este tranquila y la otra no. Ese día me fui satisfecha del cyber en el que estaba chateando con Juan. Todo quedó en el aire y con la promesa de ambos que hablaríamos con nuestras parejas para comentarle lo que habíamos charlado.
Cuando Fede llegó, le conté todo lo que había hablado con Juan, me dijo que estaba interesado y que le agradaba el hecho de que yo también pusiera entusiasmo en esto. A todo esto, lo primero que me preguntó, ya que antes no lo había hecho, era si yo me animaría a estar con otra mujer en una cama, le contesté que siempr
e lo había tenido como fantasía, pero muy lejana, una de esas fantasías que pensamos que la tenemos porque total nunca se van a hacer realidad. A su vez, yo le pregunté si él quería tener algún tipo de relación homosexual con otro hombre, pero su respuesta fue contundente: ni loco.
Bueno, llegó el día siguiente y volví a ingresar al chat y a contactarme con Juan, esta vez la charla fue más convincente, nos dimos los teléfonos y prometimos llamarnos con el objeto de tomar un café entre los 4 y ver que pasaba. Dos días después, Fede se animó y llamó por teléfono a Juan (una cosa era fantasear con ese encuentro y otra muy distinta era empezar a concretarla) para ver si le parecía bien que nos encontráramos en un bar para tomar algo y charlar del tema. Juan le contestó que s, pero que ellos podrían recién el viernes (esto fue el miércoles) ya que no tenían con quien dejar a su pequeño hijo. Así las cosas, llegó el viernes, decidimos ir al encuentro con Juan y su esposa, que hasta ahí no sabíamos ni como se llamaba ni como eran físicamente, en ese momento nos dimos cuenta que ni siquiera se lo había preguntado. Llegamos nosotros primeros al bar, la contraseña era que los 4 ingresaríamos con una campera en la mano. 10 minutos más tarde llegaron ellos, el primer golpe de vista no fue el que esperábamos, no se como explicarlo, pero la imagen que se había creado en nuestras mentes era distinta, igual no nos desagradaron.
Nos presentamos, nos sentamos y no volaba una mosca, nadie rompía el hielo. La primera que habló fue Sara (34 Años, castaña, pelo por debajo de los hombros lacio), la mujer de Juan (morocho, buen mozo, alto y estilazado), se presentó y nos preguntó que les parecíamos, nosotros nos miramos con Fede y dijimos al unísono: bien, bastante bien. Lo que Juan nos había ocultado era que Sara estaba embarazada de 4 meses, hecho que puso contento a Fede cuando la vio, ya que el siempre tubo la fantasía de hacerlo con una mujer embarazada. Comenzamos a destrabar la situación de pánico del principio y enseguida ellos nos plantearon que en su casa no había nadie, ya que su hijo se había quedado al cuidado de una de sus abuelas. A mi y a Fede nos corrió un frío por la espalda, yo lo miré a él y dijo, no tenemos problemas, si ustedes quieren podemos ir. No se hable mas dijo Juan, nos preguntó si estábamos en auto y le contestamos que no, que habíamos ido en colectivo. Nos dijo que no había problemas, que iríamos en su auto.
El viaje se hizo eterno, estábamos en la puerta de la realización de una fantasía, quizá frustrante para el resto de nuestras vidas, pero no queríamos pensar en eso. Llegamos a su casa, empezamos a mirar por todos los rincones, todo estaba muy limpio, todo bien ordenado. Enseguida nos invitaron a sentarnos y a tomar algo, pusieron música lenta, Sara nos dijo que ellos parecían relajados pero que estaban más nerviosos que nosotros. Nos sentamos las dos parejas frente a frente, con una mesa ratona de por medio, Juan nos preguntó cuales eran nuestras fantasías, que habláramos con total normalidad y hasta que tratáramos todos de hablar con un lenguaje bastante burdo, ya que esto nos ayudaría a relajarnos y a soltarnos más. Fede dijo bueno, empecemos a hacer una especie de juego, cada uno se nosotros se tiene que sacar una prenda, pero una prenda importante, nada de zapatos, cinturones o medias. Así nos fuimos soltando, comenzamos a hablar de cosas relacionadas con lo sexual, empezamos a hablar de las cosas que hacíamos cada uno con su pareja y que era lo que más nos gustaba. Lo que más nos sorprendió y que terminó con ese témpano de hielo que cada uno llevaba sobre sus espaldas, fue lo que dijo Fede, la miró a Sara y le dijo: «con el permiso de mi señora y de tu marido, como me gustaría cogerme a una embarazada». Nos causó a todos una carcajada interminable. Ya no era lo mismo, nos habíamos soltado.
Juan lo miró a Fede y dijo: «ahora vamos a poner una peli, pero quiero que las chicas digan cuales son sus fantasías con nosotros y, como ellas serán las homenajeadas, nosotros se las cumpliríamos». Ok dijo Sara, empiezo yo, nos contó que lo que más disfrutaba ella con su marido era el sexo anal y que su marido le chupara la vagina. Y nunca había podido hacer las dos cosas al mismo tiempo. Así que lo que ella quer&iac
ute;a era que Juan se la ponga por la cola, que Fede se la ponga en la boca y que yo le chupara el clítoris, ya que ella siempre había querido que se lo haga una mujer. Todos estábamos de acuerdo y ahora me tocaba a mi. Bueno dije, lo que a mi más me gusta es que me hagan lo que quieran, pero que me acaben en la boca (me encanta tragar el semen de Fede, tiene un gusto especial y lo hago en cada una de nuestras relaciones) y en este caso, quería que ambos me acabaran en la boca y, una vez con la boca repleta de semen, besarla y escupirle todo en la boca de Sara, que a las dos nos chorreé la leche por las tetas.
No había terminado mi relato que Sara y Juan empezaron a besarse y a desnudarse, Fede me agarró a mi, me levantó la minifalda que tenía y, corriéndome la tanguita hacia un costado me empezó a tocar el clítoris con su dedo mayor. Enseguida lo miró a Juan y le dijo que me mirara, que se acercara y me metiera la mano en la vagina. Juan se acercó hasta donde yo estaba y me empezó a tocar los pechos por encima de la camisa, me empezó a desabrochar los botones y logró dejarme solamente con el corpiño. A todo esto, Fede estaba manoseando a Sara, pero ninguno de los dos lograron tener una erección, la situación los acomplejaba, entonces a Juan se le ocurrió que para estar mas tranquilos y poder lograr una erección, que cada pareja se fuera a una habitación distinta, y de esta manera, conseguir una relación por separados para poder después estar todos juntos. Muy bien dijo Fede, pero yo me voy con Sara al baño, y ustedes (Juan y yo) quédense acá en el living. Ellos se fueron y Juan comenzó a besarme desesperadamente, yo no podía creer que estaba con otra persona que no fuera Fede, enseguida nos sacamos la ropa y tratamos de tranquilizarnos, él me pidió que lo siguiera, que él manejaría la relación, se sentó en el sofá y me dijo que le tocara el pene (me lo pidió de una manera más asquerosa) y le acariciara los huevos. Yo me arrodillé en el piso, comencé a acariciarle su miembro que, de a poco, se le iba poniendo re grande, era muy parecida a la de Fede (más o menos de 22 cm de largo y 4 o 5 de ancho). No hizo falta que me pidiera nada más, yo sola me la llevé a la boca y comencé a chupársela con todas mis ganas, tenía el sabor de lo prohibido, pero no tanto, ya que en el baño estaría mi pareja con otra mujer. Juan me preguntó si disfrutaba lo que estaba haciendo y le contesté que me encantaba, pero que quería que me cogiera ya mismo y que mi marido me estuviera mirando. Él me levantó de la alfombra, donde yo estaba arrodillada, y me llevó al baño, me dijo que íbamos a ver que hacían ellos.
Abrimos la puerta del baño y vimos a Fede sentado en la tapa del inodoro y a Sara, de frente, arriba de él, le estaba haciendo el orto de una forma increíble (ella ya nos había contado que lo que más le gustaba era que le hicieran el culo) y les dijimos que vinieran al living, que allí estaríamos más cómodos. En la misma posición que estaban en el baño Fede y Sara se pusieron en el living, y Juan me dijo que me animara a besarle la vagina a Sara, al estar penetrada por atrás y con las piernas abiertas, tenía toda la vagina mojada y de frente a donde estaba yo. Me acerqué, al principio con un poco de miedo y asco, pero ni me di cuenta que ya le estaba pasando la lengua por el clítoris, ella gemía de placer y gritaba que esto era lo que había soñado toda su vida. Ella se movía de abajo hacia arriba con más velocidad mientras que Juan se me ponía de atrás y me pasaba la cabeza de su miembro por mi vagina, mientras tanto, comenzó a meterme un dedo en el culo para lubricarlo, después dos, yo ya no daba más y con mis dos manos me abrí el culo para darle paso a su pene, él se dio cuenta de eso y empezó a cojerme el orto muy despacito (yo le pedí que lo hiciera despacio ya que a los 19 años había tenido un desgarro anal de 2 cm y medio y si no estaba bien lubricado me dolería). Fede seguía dándole por el culo a Sara, cuando Sara me dijo a mi que me corriera y le dejara la concha libre a Juan, lo miró a su esposo y le dijo: «dale, vos no soñabas con cojerme junto a otro hombre». Juan se paró arriba del sofá, le pidió a Fede que se quedara quieto (penetrando hasta el fondo del culo de Sara) y empezó a cogerse a su esposa. Ambos le est
aban haciendo doble penetración, no te puedo explicar lo que estaba gozando esa chica, tenía los orificios súper dilatados, los pezones como lanza y chorreaba jugos para las cuatro costados.
Habrán estado no mas de 4 minutos que Fede empezó a jadear que estaba por acabar, entonces Juan se corrió y quedaron como al principio, Fede se la sacó del culo a Sara y empezó a acabarle en la puerta de la concha y me pidió a mi que me tragara toda la leche que él estaba largando. Me acerqué y comencé a levantarla con la lengua y a llevármela a la boca, al mismo tiempo le chupaba la pija a Fede y la concha a Sara, mientras Juan me la metía por la concha y le decía a Fede que nosotras éramos muy putas. Ya me había tragado toda la leche de Fede y el flujo de Sara y empecé a sentir que la concha me explotaba, era que Juan estaba por acabar, solita me di cuenta, me di vuelta y le pedí a los gritos que lo hiciera en mi boca. Apreté con mis labios en forma de sopapa su miembro, mientras lo pajeaba con mis dos manos, no quería que se escapara una gota de leche, ya que se la quería escupir toda a Sara. Enseguida me acabó en la boca, tenía un montón de leche (algo alcancé a tragarme) estaba toda chorreada, por el cuello y las mejillas, Sara empezó a chuparme la boca y a sacarme con su lengua toda la leche que se me había chorreado, a esta altura ya era una degeneración total. El espectáculo lo dábamos nosotras dos y ellos nos miraban. En ese momento tuvimos a la par dos orgasmos tremendos, tiradas en el piso y las dos llenas de leche por todo el cuerpo, hicimos un 69 para que nos vieran los chicos.
A mi nunca una mujer me había chupado la concha, no podía parar de gritar, ella me pasaba la lengua y me metía dos dedos en la concha y dos en el culo, mientras yo le hacía lo mismo a ella. Un rato después pasó todo. Nos limpiamos y nos pusimos a charlar de lo que había sucedido. En ese momento nos dimos cuenta de que nadie se había cuidado, que no habíamos visto la película y muchas cosas más. Lo habíamos disfrutado muchísimo y la idea era volver a repetirlo, seguramente, ya con un poco más de experiencia y algo más organizado. Nos despedimos y volvimos a casa con Fede. Los dos dijimos que estábamos contentos y que todo había salido como nosotros queríamos, que quizá lo intentáramos de nuevo. Hoy nuestra pareja sigue como si nada hubiera pasado, pero cada vez que cogemos nos acordamos de esa maravillosa noche, en la que los dos cumplimos nuestras fantasías. Seguramente de repetirá.
Esta historia, como dije antes, es absolutamente real. Me gustaría escuchar y contactarme con gente que haya vivido situaciones similares, de esta forma compartir experiencias y aprender cosas que hagan mas placenteras nuestras relaciones.
Autor: Mirna
mirna31_2004 ( arroba ) hotmail.com
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