Mi querida criada
María había despertado en mí una incontenible necesidad de sexo y mi pasión por la autosatisfacción me pedía pajearme sin cesar, pero procuré calmarme. El agua fría de la ducha me calmó, y poco a poco me fui relajando, en menos de 24 horas había tenido dos sensacionales vivencias, las braguitas de María y, más […]