Una eternidad
Siempre me había gustado estirarme en la cama, desnudo, esperando a que mi mujer saliera de la ducha. Ella parecía no darse cuenta de mi evidente erección y se secaba, lentamente, frente a mi. A la vista de su hermoso cuerpo, me acariciaba despacio, sin dejar de disfrutar de sus curvas, de sus pliegues, de […]