Rough capítulo 1 disponible para leer.
Empieza la aventura.
Nada más llegar a casa agradecí que mi hija estuviera en su extraescolar y mi marido llegaría tarde como siempre, así que me metí en la ducha dónde no pude por menos que masturbarme frenéticamente pensando en el desconocido que me había viso follar y me citaba para… suponía que, pero me deje llevar para ver donde acababa el tema.
Después me vestí con una camiseta roja de tirantes bastante escotada aunque ajustada en el pecho, lo que realzaba mis pechos, cuyos pezones erizados por la excitación se resaltaban al no llevar sujetador y la famosa falda amarilla, con hojas grises, que él había fotografiado por sorpresa, y unas sandalias de tacón no muy fino de tiras doradas.
Después a pesar de que ya empezaba a hacer calor, decidí ponerme al menos un chal por encima de forma que disimulara mi gran escote y mi falta de sujetador, y la redondez de mis pechos.
Salí nerviosa y mirando de reojo no coincidir con nadie conocido, algo que por suerte conseguí, e incluso decidí tomar el bus una parada más lejos de mi casa.
En el bus iba nerviosa mirando el móvil y alrededor tratando de no ser sorprendida por nadie conocido.
De pronto el móvil vibro…
“Que zorrita, ya de camino…? Lo vamos a pasar muy bien, pero sabes que si no sigues el juego en cinco segundos tu video estará en las redes… así que relájate y ven dispuesta a disfrutar”
Me excito que me llamara “zorrita” lo cual me hizo preocupar.
Al rato un nuevo mensaje…
“Ve diciéndome solo a cuantos minutos estas de nuestro encuentro, Puta”
Nuevo calentón por su adjetivo y temblando conteste al mensaje…
“35 minutos…”
“Seguro que estas mojada como una guarra…”
“contéstame…”
Me temblaba la mano al escribir y miraba que nadie viera mis respuestas…
“Si…”
“Lo suponía ZORRA… pero pronto podrás disfrutar como lo que eres… una PUTA…”
Estaba muy excitada mientras el bus parecía no llegar nunca a su destino. Me parecia que todo el mundo me miraba y sabia lo que estaba haciendo.
De pronto mi excitación y sorpresa alcanzaron un nivel enorme, acababa de mandarme una foto en la que se me veía saliendo de casa con la ropa que llevaba en ese momento…
Entre en pánico, no sabía si seguir adelante o no con el tema…
“No dudes GUARRA, te tengo controlada como ves, quien te dice que no voy en el mismo autobús que tú?”
Me quede paralizada. No lo había pensado pero tras la foto, podía ser.
Mire disimuladamente a mi alrededor tratando de identificar a alguien que pudiera ser el, pero si no sabía ni su edad ni nada de aquel hombre que me estaba haciendo temer y excitar al mismo tiempo.
“No, no mires alrededor, tranquila, no voy en el Bus, estoy esperándote, recuerda que dije que el coche para irnos después lo llevaría yo… relájate”
“Cuanto te queda para llegar?”
Mire el reloj, apenas un cuarto de hora que se me hizo eterno.
No hubo más comunicaciones, hasta que llegue a mi parada de destino.
Aun debía andar unos minutos para llegar al Pub, y ya empezaba a atardecer. En casa había dejado un mensaje a mi marido diciéndole que tenía una reunión importante y que si tardaba diera de cenar a la niña.
A ella también le había enviado un wasap diciéndole que iría tarde que cenara con su padre.
Me baje del autobús y camine hacia el pub, situado en una estrella calle llena de bares y garitos.
Aún no había entrado el verano, pero la gente ya estaba en la calle tomando cervezas o en las terrazas.
Vibro otra vez el teléfono…
“Ya debes estar llegando… PUTA”
Así era, doble la esquina y me dirigí hacia el Pub que con las paredes en verde y dorado y unos farolillos amarillos, parecía más lúgubre sin duda de lo que me había imaginado.
“No entres¡¡¡” me ordeno u nuevo mensaje… “pasea despacio, pero con estilo de zorra madura por la calle un rato de arriba abajo, quiero disfrutar de tu vista…”
Me quede paralizada, sin duda estaba a pocos metros de mí, y me observaba pero había bastante gente, casi toda joven eso sí, en las terrazas y las puertas de los locales… precisamente en el Pub no había nadie y la puerta estaba cerrada lo que presagiaba que debía ser un local poco recomendable.
Pase lentamente ante el tratando de andar de forma sugerente, me abrí un poco el chal, y deje mi escote a la vista.
Note a un par de chavales de unos 20 años mirarme sorprendidos y hablar entre ellos, pero continúe mi marcha.
“Buen paseo, pero te falta naturalidad como la PUTA que eres, pero ya lo arreglaremos…”
Me quede parada y mire hacia el Pub, en ese momento se cerraba la puerta, el móvil volvió a vibrar…
“Entra en el Pub… y actúa con naturalidad, lo natural que una ZORRA MADURA puede tener buscando plan…”
Volví a sentir excitación y también algo de temor, pero había llegado hasta allí y no podía dar marcha atrás, mi reputación en el barrio estaba en juego… me reí para mí misma, jajajaja, mi “reputación”, esa que sin duda iba a perder en cuanto aquella situación se hiciera patente.
Respire hondo y empuje la puerta del Pub.
Dentro estaba oscuro y además deslumbrada por la luz exterior me consto hacerme al interior.
Vi varias mesas de madera y algunas chicas y hombres hablando animadamente en ellas, sin duda yo era la más madura del local.
Me dirigí a una mesa vacía en un rincón del local, y tras dejar el chal sobre la mesa, me senté esperando que el camarero un hombre mayor, se acercara.
“Que tomara la Señora?” dijo con un cierto retintín o eso me pareció a mí.
“Un Gin-tonic, por favor” dije, mientras el hombre miraba con descaro mi escote.
Dio media vuelta y fue hacia la barra.
Mire a mi alrededor, y no vi nadie solo, parejas y grupos de hombres ocupaban las mesas, lo cual me resulto chocante.
Pasaron los minutos, el camarero me trajo la copa y me miro una vez más el escote como aprobando mis pechos.
Mire a mi alrededor y todo seguía igual.
El tiempo pasaba y no aprecia mi hombre misterioso.
El camarero me preguntó si esperaba a alguien sin dejar de mirar mi escote y mis erizados pezones, a lo que le dije que sí.
Conforme avanzaba el tiempo era consciente de que la situación cada vez parecía más irreversible, pero la excitación era superior a mis razonamientos.
Entraron dos hombres de unos treinta y tantos vestidos con traje, y tras mirarme, se sentaron en una mesa próxima y pidieron unas cervezas. Hablaban entre ellos sin dejar de mirarme, pero en ningún momento pensé que uno de ellos pudiera ser mi hombre misterioso.
Hablaron con el camarero y este vino a decirme que querían invitarme a una copa y que si me sentaba con ellos, a lo que le respondí que no, que esperaba a una persona, algo que les comunico y parecieron olvidarse de mi presencia.