(*) Al Este del Lago Victoria habitan los Kikuyos, tribu de la cual salieron en su día los tristemente célebres Mau-Mau, terroristas sanguinarios que sembraron el terror entre los granjeros y colonos Británicos en los años 60. Actualmente los Kikuyos se dedican a la agricultura y ganadería pero tienen una industria particular que aprendieron a explotar excelentemente, EL turismo, el mayor y especial atractivo del que actualmente disponen es la danza de la fertilidad la cual ejecutan de una forma muy particular.
(*) Nota del autor.
Después de tres días de navegación por el Victoria nos dirigimos hacia el Este, tierra adentro a la famosa tribu de los Kikuyos, estos no tenían lujos en absoluto pero el Gobierno se había preocupado de prepararnos un buen recibimiento, después de visitar la aldea y alrededores nos sirvieron una merienda cena digna de príncipes acompañada de las bebidas más exóticas las cuales consiguieron calentar los ánimos a mas de uno, pude darme cuenta que se cruzaban consignas entre ellos de mantener la cabeza fría y extremar la prudencia pero también observé que mas de una de las mujeres estaba mas que salida, entre ellas yo misma, mi coño estaba que ardía, estoy segura que entre las bebidas nos habían servido algún tipo de afrodisíaco fortísimo, a uno que le afectó tremendamente fue precisamente a Philippe, le sorprendí con la mano metida entre las piernas de Raquel, no perdí la ocasión y oprimí el disparador de mi gargantilla ¡Por fin le había cazado!
Al mismo tiempo Raquel le había sacado la polla y sin recato de ningún tipo le hacía una soberana paja. Terminada la cena nos guiaron a todos a una explanada donde en un lateral habían extendido unos gruesos tapices e infinidad de cojines, nos sentamos todos y curiosamente Philippe y Raquel seguían juntos desafiando toda prudencia, pero ya todos los demás no se fijaban demasiado, el afrodisíaco estaba produciendo unos efectos devastadores, todos mas o menos de una forma disimulada metían mano a lo mas próximo que tenían fueran hombres o mujeres.
Comenzaron a salir de una gran cabaña un grupo de nativos y nativas en fila india, ellas hacían oscilar sus caderas suavemente, todas eran chicas de unos dieciocho a veintidós años solo tapadas con un ligero taparrabos, los chicos también de unos veintitantos años vestían un taparrabos pero me dio la sensación que debajo no tenían absolutamente nada, creo haberle visto a uno de ellos asomando por abajo la cabezota de un rabo que debe de ser impresionante, solo de imaginármelo mi almejita comenzó a cosechar flujos y mis pezones estaban como piedras, hacía muchísimo tiempo que no sentía una calentura semejante.
La danza era terriblemente sensual, las refriegas entre chicos y chicas eran constantes, yo no pudiendo aguantar mas la calentura que tenía de un zarpazo me arranque las braguitas e imitando los movimientos de ellas me fui acercando al grupo de los bailarines que por sus gestos me recibieron encantados, muy despacio me fui acercando al negrazo que le asomaba la cabezota del rabo por abajo del taparrabos, en cuanto estuve lo bastante cerca de improviso pegue mi culo a él, el cual me recibió agradablemente sorprendido, sin perder tiempo sus manos comenzaron a acariciar suavemente mis tetas y su pollón comenzó a crecer, la cabezota al igual que el hocico de un perro olfateando comenzó a introducirse por entre mis muslos, al notarlo y sin dejar la danza ni un momento me incliné ligeramente abriendo al mismo tiempo mis muslos, aquella cosa comenzó a frotar mi ardoroso chocho de una forma deliciosa, el negro tomándome de las caderas muy suavemente comenzó a introducirlo en mi interior, sin forzar y al ritmo de la danza.
¡Aquello era la gloria! En mi vida había sentido placer semejante, él y yo sincronizamos nuestros movimientos, el roce era sublime, la penetración era la justa y el deslizamiento de aquel pollón era igual al de un pistón dentro de su cilindro perfectamente ajustado y engra
sado, tan concentrada estaba en lo mío que no me había enterado de lo que ocurría a mí alrededor, justo delante de mis narices estaba Philippe follando a una negraza de cuerpo impresionante, los dos bramaban como burros, con un poderoso esfuerzo de voluntad eché mi mano atrás del cuello y oprimí el disparador de las cámaras, entonces vi que todos los componentes del grupo estaban sumidos en una orgía impresionante, con mi negro pegado a mí culo fui girando poco a poco siguiendo el contorno de los tapices y fotografiando absolutamente todo lo que allí estaba ocurriendo, la mejor foto que yo guardaría como un recuerdo especial era una de Marco de rodillas con un negrazo enorme clavándole un enorme pollón en el culo, la cara y gestos que hacía estuvieron a punto de delatarme, era lo más cómico que había visto en mi vida.
Terminada la carga de las cámaras me concentré en mi negrazo, este se paró en su danza y obligándome gentilmente me dobló un poco mas comenzando a bombear con potencia, su polla iba y venía al igual que las bielas de una locomotora, comenzaron a darme una especie de calambres, el negro me tenía sujeta con los dos brazos por la cintura, casi me mantenía en vilo y eso impedía que me cayera al suelo, mis piernas no eran capaces de sostenerme, el placer que sentía era infinito, de pronto el negro lanzó una especie de rugido y de su pollón comenzó a salir un inmenso manantial de semen espeso y ardiente que fue a parar al fondo de mi útero dando la señal para que se desataran todas las furias del infierno, entre temblores lancé un enorme grito y me desmayé, mi cabeza no pudo resistir semejante oleada de placer.
En mis 32 años jamás había tenido un orgasmo semejante, desperté con un raro hormigueo en mi coñito, estaba cómodamente recostada en el tapiz y el raro hormigueo no era otra cosa mas que la golosa de la hija de Guy (Céline) se estaba comiendo el semen que salía de mi vagina dando al mismo tiempo unos chupetones deliciosos a mi clítoris, el orgasmo que tuve hace unos minutos fue tan intenso que las caricias de Céline lo único que hacían era relajarme, no se el tiempo que ella estuvo comiéndome el coño, yo me quedé profundamente dormida, cuando me desperté estaba en una cómoda cama sin tener la menor idea de cómo había llegado allí, a mi lado estaba Ricardo sonriendo irónicamente…
¡Qué guapetona! Parece que te lo pasaste en grande.
¿Dónde diablos estoy? ¿Desde cuando estas ahí? ¿Y el resto del grupo?
¡Calma! ¡Calma! Tranquilízate, anoche os drogaron a todos, no estaba previsto que te drogaran a ti pero alguien se equivocó, no comprendo como en el estado que estabas fuiste capaz de manejar las cámaras, a los demás del grupo se les suministró un antídoto y no recuerdan absolutamente nada excepto que cenaron opíparamente y asistieron a la danza de la fertilidad sin que hubiera pasado nada especial, hace una hora cada uno partió para su país de origen.
Autor: AMATEUR afernandez24 (arroba) hotmail.com