No podia creer lo que me decia, se estaba follando a mi amigo, y mas con el consentimiento de la novia de el
Me encontraba extremadamente confundido. Lo que había escuchado hacía escasos minutos no cabía en mi aturdida mente. No, no podía ser cierto lo que había escuchado.
Mi novia acababa de confesarme lo que temía desde hacía tiempo. Se estaba follando a Jesús, y por encima, con el consentimiento de su novia. Los celos afloraron en mi mente, pero no podía reprocharle nada a María. Ella había intentado luchar contra nuestra falta de entendimiento. Ella era la que primero cedía cuando discutíamos y la que se sacrificaba para llevar mejor nuestra relación. Ella ponía la mejilla y yo solo había sabido aprovecharme, y no ceder nunca.
María seguía desnuda, cubierta por un ligero pareo de tela, que el viento de la tarde mecía con suavidad. Estaba preciosa, en sus ojos latía la pasión compartida hacía unos instantes cuando compartía su cuerpo conmigo y con su amiga. Pero era capaz de leer en mis ojos. Y su cara reflejaba preocupación.
Me preguntaba mientras la miraba qué había ocurrido, cuando había dejado de ser su último romántico, y también que le ofrecía Jesús para lograr de ella hasta lo más prohibido. No olvidaba sus palabras «A mi también me gusta que lo haga» cuando imaginaba en voz alta cómo Jesús follaba el culo de su novia. María no solo era amante ocasional de Jesús o de Ana, sino que le había ofrecido placeres que a mí me había dado en pocas ocasiones. No me era fácil convencer a María para que me dejara penetrarle analmente, pero Jesús parecía hacerlo en cada ocasión.
– Lo siento, mi amor.
Fue lo único que salió de mi boca antes de marcharme de la piscina y alejarme dejando a María desconcertada. Y Ana, que se había refugiado en la casita de la piscina para ducharse, escondía preocupación en su rostro. Cogí las llaves del coche y me lancé a la carretera a dar una larga vuelta. A despejar mi mente.
Volví cuatro horas más tarde, y pude encontrarme de nuevo con todos en la casa. Habían llegado hacía algún rato Sonia, Nacho y Jesús. María fue la primera en acercarse a mí, con cara de preocupación, que intenté mitigar con un ligera sonrisa desde mi boca. Ana y Jesús, juntos, se agarraban como protegiéndose de mi reacción. Nacho y Sonia intuían que algo iba mal, pero no conocían los detalles. La cena transcurrió con cierta normalidad, con las miradas preocupadas de Jesús y Ana, y los ojos tristes de María.
Llegada la noche cada uno se dirigió a sus habitaciones, y María dudó que hacer. Suponía que me negaría a acostarme con ella, pero en mi escapada decidí tomar las riendas y ser yo el que condujera de nuevo nuestra relación. La seguí hacia nuestra habitación y ya dentro con la puerta cerrada, me acerqué a ella y le dije:
– Siento lo que te he echo, mi amor. He sido un egoísta y no me he dado cuenta de que he echado por la borda una relación que era magnífica. Creo que soy capaz de recuperar el tiempo perdido, con tu ayuda. Si tú quieres.
María se abalanzó sobre mí y me abrazó. Nuestras miradas se cruzaron y nos dimos el más intenso y sincero beso de toda nuestra vida. Creimos en ese instante que habíamos roto las ataduras, los problemas y nos prometimos intentarlo, darnos una segunda oportunidad.
Nos metimos en la cama y los besos desencadenaron en caricias. Recordaba lo sucedido por la mañana, y por fin veía en María a la mujer apasionada que conocí antaño.
– Sé que la cosa no terminó como deseaba, pero… ¿Te gustó lo de esta mañana?
– Sí. Me ha encantado. No puedo dejar de recordar cómo me hacías el amor, y como entre las dos me chupábais la polla. Ver mi leche salir por de tu coño para caer en la boca de Ana ha sido lo más excitante que he visto.
María estaba vestida con un camisón que no lograba esconder la erección de sus pezones. Volví a darme cuenta que las riendas debía llevarlas yo, y decidí apartar de la cabeza de María cualquier remordimiento por lo sucedido antes de ese momento. La besé
con pasión y mis manos empezaron a acariciar sus pezones, a recorrer sus hombros, arañando su espalda para, por fin, lograr el primer gemido de su boca.
Aproveché la ligereza de su ropa para besar sus pechos por encima del camisón, hasta que fue ella la que se desnudó completamente. Pude admirar ese cuerpo que de nuevo me apasionaba, y decidí regalarle un orgasmo trabajado con caricias por todo su cuerpo. Me desnudé, para aprovecha mi polla erecta. Mis manos acariciaban su cuerpo, mi lengua jugaba con sus labios, con su cuello, con los lóbulos de la oreja y mientras lo hacía la acercaba hacia mi cuerpo. Mi polla podía recorrer su vientre, casi rozando sus tetas y eso la excitaba sobremanera. No pude evitar sus gemidos, sus suspiros cada vez más evidentes. Pero no me importaban mis amigos en ese instante.
María disfrutaba como nunca con mis caricias. Su pelo se revolvía al igual que su cuerpo y la espalda se arqueó cuando mi polla acarició su clítoris. La levanté con suavidad, y la acosté levantando sus piernas. Podía ver su coño húmedo, resbalaban sus flujos y con suavidad introduje mi polla en su interior.
– Te gusta así, mi amor.
– Síiiiiiiiii… ahhhhhhhhhh
– Dime una cosa…. ¿Te gustaría ser de nuevo mi putita?
María abrió los ojos y una gran sonrisa inundó su cara.
– Seré tu putita. Sí, lo seré. Haz conmigo lo que quieras.
Seguí introduciéndome en su coño un rato más, pero cuando sentí que me iba a correr me detuve. Le pedí que se acercara.
-Mete mi polla en tu boca. Quiero que apliques lo que esta mañana has aprendido. Quiero que te la metas hasta el fondo.
María introdujo mi polla en su boca y tras unos breves lengüetazos, la introdujo con decisión en su boca. Siguió con esfuerzo hasta que mis testículos rozaron sus labios, y dejó ahí mi polla, mirándome a la cara y haciendo esfuerzos por resistir las arcadas. Empezó a retirar mi polla lentamente y con rapidez la volvió a meter. Esta vez menos profundo pero me encantaba. Lo hacía rápidamente y en cada embestida notaba que mi polla llegaba más profundamente. Estaba empezando a cogerle el truco y cada vez mi polla le follaba la boca más profundamente.
– Así me gusta. Me estás volviendo loco, mi amor. Estoy seguro que ninguna puta la chupa mejor que tú. Empiezas a hacerlo tan bien como Ana.
El recordarle a su amante fue determinante para que María empezara a disfrutar con la mamada, pero la obligué a pararse.
– No quiero correrme en tu boca. Ya la llenaré de leche más tarde. Ahora….. Ya sabes lo que quiero.
Mi novia se puso a cuatro patas, y de un lengüetazo certero empecé a lubricar su ya mojado culo. Se había corrido chupándomela y sus jugos habían llegado a su culito. Introduje con decisión dos dedos, y tras unas caricias, le introduje uno más. Cuando creí que estaba preparada, me dijo
– Fóllame ya, cabrón. Quiero que me llenes el culo de polla. Quiero que me demuestres que sabes follar un culo como el mío. Rómpemelo!!!
No me hice esperar y con lentitud, disfrutando del momento me dispuse a follarme el culo a mi novia. Hacía mucho tiempo que no lo hacía y quería disfrutar de cada momento. Cuando mi polla estaba dentro por la mitad, María de un empujón certero se la metió entera. Gimió y se detuvo un instante para acostumbrar su agujero. Poco después empezó a moverse con más rapidez.
– Uffff, me encanta. Tienes un culito maravilloso – pude decir entre gemidos.
La excitación me podía y empecé a moverme con mayor rapidez y fuerza. María se agarraba en las sábanas y seguí bombeando con fuerza. Al cabo de un rato, María gritó, y pude reconocer que no era de placer.
– Despacio, que me estás haciendo daño… Con calma.
Me retiré de su culo. La miré. No le dije nada. De nuevo volví a coger las riendas, y la dejé desnuda sobre la cama. No me molesté en vestirme para salir de la habitación. Y con decisión me dirigí hacia la habitación de Jesús y Ana. Llamé a la puerta, y sin esperar permiso, entré para pillar a Ana encima de Jesús.
– Quiero que me hagas un favor. – Me dirigí a Jesús, mientras le daba una palmada en el culo a Ana.- Ve
n conmigo.
Jesús al ver que yo estaba desnudo no se preocupó en vestirse. Ana me miraba extrañada pero nos siguió cubierta por una leve bata. Nos dirigimos hacia nuestra habitación, y Sonia y Nacho se asomaban por su puerta para conocer lo que pasaba. Pasé a su lado desnudo, seguido por Jesús y acompañados por Ana. Abrí la puerta. María se cubrió en un gesto instintivo, pero la tranquilicé diciéndole que no pasaba nada.
– Esta mañana Ana le hizo un favor a mi novia enseñándole sobre mi polla cómo se hace una mamada. Ahora quiero que tú me enseñes cómo follarle el culo a una mujer. Sé que María disfruta cuando le follas el culo, y quiero que disfrute conmigo también. Enséñame cómo lograr que esta putita se corra cuando le folle el culo.
Jesús no podía creer lo que oía. Tampoco Ana ni María. Y no mucho menos Sonia y Nacho que con sigilo se habían metido en nuestra habitación.
Ana fue la primera en reaccionar. Se arrodilló ante Jesús e introdujo su polla en la boca. Jesús sonrió y yo me dirigí hacia María.
– Esta mañana aprendiste a chuparmela como nunca y a hacerme disfrutar. Quiero devolverte el favor, y deseo aprender cómo hacerte disfrutar.
Acaricié con delicadeza los pezones de María que con rapidez volvían a ponerse duros. Me miró y me dedicó una gran sonrisa.
– Ven. Mi novio quiere que me folles el culo. Hazlo, lléname de polla, enséñale cómo se folla mi culo….
Las palabras de María bastaron para terminar de empalmar a Jesús que se introdujo entre las piernas de María. Ella estaba a cuatro patas y empezó a gemir cuando su amante acariciaba su clítoris con la punta de la polla. La estaba volviendo loca, y María disfrutaba viendo como yo aprobaba lo que estaba haciendo. Ana se acercó a mí y me susurró al oído:
– ¿Te gusta ver cómo se follan a tu novia? María se ha vuelto una buena putita ¿verdad? No te imaginas cómo gime cuando la polla de Jesús está metida en su culo profundamente…
Jesús acompañó las palabras de su novia con la primera envestida sobre el culo, ya muy lubricado, de mi novia. María se dejó hacer y Jesús empezó un lento mete-saca en el que podía ver cómo su glande aparecía casi completamente después de salir del culo de mi novia. Me estaba excitando y Ana empezó a chuparme la polla con suaves lametones sobre mi glande.
Las imágenes que estaba viendo no solo lograban excitarme a mí. Nacho y Sonia estaban acariciándose sobre los pijamas y me atreví a sugerir:
– Acercaros. Que la lección sea completa. Mira bien, Nacho, que no dudo que a Sonia le guste ser follada de esta forma.
Volví a concentrarme en cómo Jesús se follaba a María, mientras que Ana seguía dedicándose a mamar mi polla. Nacho se acercó a mí, y Sonia medio escondida tras de él se acariciaba los pechos desnudos y observaba cómo mi novia seguía moviéndose. María gemía, disfrutaba como una loca
– Ves, mi amor, como me follan. Míralo. Así quiero que me folles. Ahhhhhhhhh. Sigue, cabrón, rómpeme el culo!!!
Ese era el secreto, dejar que ella llevara la iniciativa, que incrementara o redujera el ritmo, que ella se moviera para disfrutarlo primero y empezar a correrse un poquito más tarde.
– Debes dejar que nuestro culito sea el que mande – Ana dejó mi polla un segundo para hablarme – Al principio duele un poco, pero con un poco de paciencia terminamos disfrutando como locas. Si logras que lleguemos a donde está María ahora podrás hacer lo que quieras.
María gemía sin parar, y fue en ese momento cuando Jesús separó con sus manos las nalgas de mi novia para ver con claridad como su polla desaparecía en su culo. Por primera vez, introdujo su polla en toda la longitud, hasta oír cómo sus testículos impactaban contra el clítoris de María.
– Siiiiiiiiii – gritó María sin ningún pudor – Foooooooooooooooooooollame!!!!!
Jesús empezó a moverse con fuerza, follando con furia el culo de María. Mientras yo miraba, Ana detuvo su mamada y al inclinarme para mirarla pude ver como cogía la polla de Nacho y se la mamaba
también. Moví mi cabeza y pode ver el hermoso cuerpo desnudo de Sonia acariciándose con rapidez, sentada sobre una silla, observando alternativamente cómo la polla de Jesús seguía taladrando el culo de María y como Ana le estaba chupando profundamente la polla a su novio. No hice preguntas, y me acerqué a María. La acaricié el pelo, y me incliné a darle un beso que no pude alcanzar por la profundidad de los gemidos que salían de su boca.
– Cariño, quiero que te conviertas en la mejor de las putas. Métete mi polla en la boca y chúpamela hasta que me corra!!!
Jesús se detuvo, y recogió un gruñido de desaprobación por parte de mi novia. Se tumbó sobre la cama y al entender sus intenciones, le dije a María:
– Métetela sobre él. Quiero ver de cerca ese coñito. Hazlo, putita.
María no discutió mis deseos y se sentó sobre Jesús. Con sus manos acarició la polla de su amante antes de volver a meterse la polla de Jesús hasta el fondo. Era ella de nuevo quién llevaba el ritmo, pero aprovechó el primer momento para seguir follándose el culo con rapidez. Me arrodillé y besé un coño húmedo que vi desaparecer arriba y abajo con velocidad. Me incorporé y acerqué la cabeza de mi novia hacia mi polla. Empezó a chuparmela con dificultad, debido a las embestidas de Jesús. Quién no tenía ningún problema para mamar pollas era Ana, que se estaba recreando con la de Nacho mientras Sonia se masturbaba, ahora más pendiente en ver cómo su novio era ordeñado.
Por última vez en la noche decidí arriesgarme y detuve a la pareja. Jesús seguía tumbado sobre la cama con la polla dentro del culo de mi novia. La agarré por los hombros y la dejé caer con lentitud sobre el vientre de Jesús. Ahora la espalda de mi novia descansaba sobre el vientre de Jesús, quién entendió perfectamente mis intenciones.
– Abre esas piernas, putita. Vas a ver lo que es polla entre las piernas. Vamos a follarte esos dos agujeritos que tienes.
La mirada de María era la más ardiente que hubiera visto en una mujer, y cerrando los ojos separó con sus manos los labios de su coño. En unos segundos eternos mi polla se introdujo lentamente en el coño de mi novia. Era una sensación extraña. Sentía el palpitar de la polla de Jesús sobre la mía. Y con un leve movimiento empecé a follarme a María. Jesús acompañó mi movimiento y reconoció que estaba a punto de correrse.
– No tengas miedo. No dudes en llenar de leche el culo de esta putita. Estoy seguro que le gustará.- animé a Jesús.
Nuestro ritmo se aceleraba y María volvía a gemir con fuerza.
– Me voy a correeeeeeeeeeeeeeeeeeer!
El primero en descargar sus huevos fue Jesús en el interior del culo de mi novia. No pude soportar las contracciones del orgasmo que María tenía en ese momento y me corrí con fuerza. Nunca me había corrido tanto y acompañé los gemidos de Jesús mientras ambos llenábamos con las últimas gotas de nuestra corrida el coño y el culo de María.
Jesús se retiró y yo con él. María quedó tendida sobre la cama, con las piernas abiertas. Con los gemidos de Nacho que se estaba corriendo en la boca de Ana y los bufidos del orgasmo de Sonia, pude observar un espectáculo impresionante: el semen blanco de mi corrida salía del coño de mi novia para, lentamente, unirse al que salía de su rojizo culo. María me miró, me dirigió un beso y con un dedo recogió la leche que salía de su interior y lo acercaba a su boquita.
– ¿Te gusta cómo lo ha hecho tu putita?
– Si, mi amor. Lo has hecho muy bien.
La besé con amor infinito, como creo que estábamos haciendo todos con nuestras novias. Sonia seguía desnuda, con un brillante coño abierto. Y Ana tenía los pechos cubiertos de leche.
– Eres la mujer más maravillosa del mundo – le dije a mi novia.
Pasaron unos minutos. Estábamos todos todavía en nuestra habitación. Nadie decía nada pero la situación era agradable para todos. Las chicas acurrucadas sobre nosotros nos acariciaban lentamente, y solo María se atrevió a decir:
– Cariño, aún no me has follado por el culo como es
debido.
Una sonrisa. Una caricia furtiva sobre mi polla. No necesitaba más. Me la iba a follar. Mejor dicho, nos las íbamos a follar a todas.
Autor: Dionisium