El enojo de Alicia. Lo tuve al padre de Gabriela para mi
Me fui por la mañana a mi casa. A la tarde me encontré con Gabriela en la universidad. Me contó que la esposa del padre le hizo un escándalo cuando yo me fui, hizo las valijas y se fue de la casa. Parece que a la mañana entro al cuarto nuestro y nos vio desnudas en la misma cama y a mi con la mano en la vagina de Gabriela y ella con una mano en mi cintura. La verdad es que ninguna de las dos la habíamos escuchado.
Cuando yo me fui, comenzaron los gritos que yo era una puta y como me dejo dormir en la casa, y que tuve sexo con Gabriela y ahora iba por el, y que estaba vestida como puta y como llegue ahí, seguro que lo prepare y le reprocho que cuantas pajas se había hecho cuando me vio en ropa interior, y que estaba harta de competir con una adolescente puta. Así que se fue, logramos lo que Gabriela quería. Ahora tenemos a Alberto para nosotras solas.
Anoche fui a la casa de Gabriela, el padre estaba en su biblioteca leyendo. La biblioteca comunica a un hall de entrada y tiene una pequeña ventana que da a ese hall desde que se puede ver todo. La idea esta provocarlo y si perdía el control resistirme para volverlo bien loquito. El estaba sentado en un sillón de un cuerpo con los pies apoyados en otro sillón de 2 cuerpos, pero que medía 2 metros de largo.
Entramos Gabriela y yo y ella le dijo que yo quería hablar con el.
Basta Gabriela, cortemos este tema de Paula, ya bastante problemas tenemos con la ida de Alicia. Pero papi, ella te quiere explicar, por favor dejala. Hizo un gesto afirmativo y yo entré. Estaba vestida con una falda de jean negra bien corta y bien ajustada. y una remera corta bien ajustada, blanca que dejaba ver mi ombligo y mis abdominales bien marcados.
Entré y Gabriela salió. Ella se ubicaría en el hall para ver la escena. Yo me acerque y le dije que me disculpara que no quise causar un problema familiar y que podía hacer para que las cosas vuelvan a estar como antes. Que estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para enmendar mi error.
El me dijo que no hiciera mas, y que deje de ser provocativa, que con eso bastaba. Yo le pedí disculpas nuevamente y me arrodillé para que me perdonara, procurando poner mi cara cerca de la altura de su pene. El me dijo, basta Paulita, basta, no sigas. Entonces yo hice un ademán para pararme e hice que me caía, entonces me puse de espaldas a el en 4 patas con mucha lentitud para incorporarme. Tenía una tanguita de una tirita bien metida en la cola que con la falda corta no pude evitar dejar expuesta. La bombachita era de color blanco. El se avalanzó sobre mi y me apoyo su pene en el trasero y me dijo ya basta, puta ahora vas a saber que no se juega con un hombre como yo. No señor por favor, no, no me haga nada, discúlpeme. Vení puta, ahora te voy a coger, te voy a dar hasta que me pidas por favor.
Me corrió hábilmente la tanguita, sacó su polla y me ensartó de una vez. Me dolió un poco, era un pene grande y me quejé. Ahí me comenzó a jalar del cabello y me la empezó a meter hasta que los huevos chocaban con mis glúteos. Y me daba y me daba y me daba. Me dolía un poco, pero me gustaba. Además sabía que Gabriela estaba mirando todo, eso me hacía sentir mas puta aun.
Luego de un rato de mete y saca nos corrimos los dos como animales. Luego me la sacó y me dijo que lo disculpe, que había perdido el control, que me tenía muchas ganas, que por favor no se entere Gabriela. En eso ella entra a la biblioteca y le dice, ya lo se papi. Me gustó como te cogiste a esta puta. Si no queres que Graciela se entere, me vas a tener que coger a mi también.
Autor: Paula
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