Cuando me dijeron que tendría que servir a mi patria en el servicio militar obligatorio nunca me imaginé que seria una experiencia que no olvidaría más. Han pasado mas de ocho años desde mi salida del ejercito, todo un año bajo el mando de tipos rudos, malhumorados y soberbios. Pero no todo fue tan malo.
Por esas cosas del destino salí sorteado de entre miles de chicos que como yo figurábamos en «lista de espera», no había ingresado aun a la universidad, por lo que no tenia ningún pretexto para exonerarme de esa «catástrofe» que significó para mí en ese momento crucial de mi vida y así tuve que enrolarme a regañadientes.
Cuando el día del reclutamiento llegó, me encontré metido entre casi un centenar de hombres venidos de todas partes de la región. El ambiente era tenso, me imagino que la gran mayoría de nosotros estábamos odiando ese instante, y sin embargo habían otros a los que se les notaba felices, como si hubieran deseado salir elegidos. Después del discurso de honor proferido por un Mayor o General o que sé yo!!!, nos separaron por cuadrillas de treinta cada una, cuando me llamaron por mi apellido, dejé el lugar donde estaba parado para dirigirme a uno de los salones del enorme cuartel en el que ya me encontraba.
«Nuevos perros!!!» fue lo que escuchamos todos los que íbamos juntos, al entrar al salón, por encima de la puerta había un letrero casi despintado del que pude leer «Pitbulls», y me di cuenta que ese lugar era algo así como una «hermandad» y que sin proponérmelo ya era un «pitbull» más, un cachorro!!!. Felizmente, el recibimiento por parte de los más antiguos no fue tan malo como me había imaginado, creo que es diferente cuando estas allí por una obligación y no por vocación. Los mayores eran simplemente unos tipos un año mas grandes que nosotros y a casi días de salir de allí, así que estaban felices de vernos pues era el inicio de su retirada!!!.
Cuando por fin nos llevaron a la habitación para dejar nuestros maletines, nos encontramos con una habitación alargada con dos hileras de camarotes y un armario a cada lado de ellos, la distribución fue al escoger y para no cambiar mi forma de ser me fui hasta el final, escogiendo la ultima cama. Una vez colocadas nuestras pertenencias en sus respectivos lugares y cuando nos disponíamos a salir al encuadre, entró apresuradamente el último de los treinta, recién en ese momento me había dado cuenta que sólo estábamos 29 cachorros, cuando lo vimos entrar nos sorprendimos un poco, pues era un chico totalmente diferente a nosotros, blanco y de cabello castaño, Ruso!!! le gritó uno de mis nuevos compañeros y todos nos reímos de la ocurrencia, y así, con ese apodo se quedó el nuevo perro, «el ruso». Después del alboroto, todos salimos al patio.
Ese día pasó sin novedad alguna, fue como un paseo turístico por el lugar conociendo cada uno de los pabellones, las estancias, las comandancias, el gimnasio, los talleres y cada parte de todo ese inmenso pequeño pueblo. Caminamos bastante y el calor no nos ayudó mucho. Ya por la noche y luego de la cena, nos conminaron a acostarnos temprano, ya que nuestro día empezaría a partir de entonces a las cinco de la mañana con el famoso toque de diana. Después de asearme me dirigí a mi cama y me acosté sin dormirme todavía, a pesar de que ya todo alrededor estaba en penumbras todavía se podía divisar siluetas en la habitación debido a que aún estaban prendidos algunos lamparines. Fue en ese instante en que noté llegar a alguien hasta mi camarote, yo había escogido la cama inferior y realmente no me había preguntado quien sería mi compañero de camarote, en la posición en la que estaba podía ver perfectamente el cuerpo de mi compañero, más no su cabeza, en eso sin quererlo presencie como poco a poco se fue despojando una a una de sus prendas hasta quedarse en unos interiores tipo bóxer, advirtiendo un cuerpo fabuloso, unos abdominales lisos y los pectorales formados, el vello que iba emergiendo desde la zona pubica hasta llegar al ombligo, esparciéndose en menor cantidad entre las tetillas y los pechos, y un par de piernas fuertes y atléticas, podía notar un buen bulto entre e
llas y para mi gusto se dio vuelta mostrándome un trasero espectacular, aparentemente duro y carnoso. Luego, se coloco una camiseta y se subió a la parte de arriba de mi camarote quedándome con la intriga de quien seria el dueño de tan espectacular cuerpo y no podría saberlo sino hasta la mañana siguiente.
Me desperté tras el toque de diana, el pabellón entero se puso en movimiento, pero yo lo único que quería era seguir durmiendo, fue en ese entonces que sentí que mi compañero de encima bajo rápidamente, recogió una toalla y salió tomando camino hacia los baños. Una vez mas no me di cuenta de quien se trataba, así que velozmente salté de la cama, tomé mi propia toalla y salí corriendo tras él (y tras los otros que también querían ducharse antes de iniciar la jornada).
Al entrar a los baños me encontré en el vestíbulo anterior a las duchas, allí coloque mis ropas y me di cuenta que la toalla y lo que tenia puesto mi compañero de camarote estaban a un lado, me desvestí rápidamente y entre directamente a las duchas. Que impresión tan agradable fue el situarme entre ocho hombres desnudos contorneándose bajo el agua, algunos con champú en la cabeza, otros enjabonándose el cuerpo, pero lo más rico fue ver que entre los ocho había uno que sobresalía, el «ruso» con su piel tan blanca y cuerpo perfecto, este pequeño (porque no era tan alto) era realmente un adonis, y sin embargo la sorpresa mayor fue verlo cuando se dio vuelta y me mostró su herramienta, simplemente maravillosa!!!, blanca con el resto de todo su cuerpo, un poco gruesa, circuncidada e increíblemente larga, así en reposo como la veíamos debía medir unos 14 cm…no se como pude contener la erección que ya amenazaba delatarme, abrí la cañería del agua helada y aguantándome lo mas que pude cerré los ojos y logre colmar mi calentura, y sin embargo no podía apartar mi vista de tan maravilloso espectáculo…de donde había salido este chico tan guapo?…aun había mucho por conocer de él.
Cuando terminé de enjuagarme y quitarme todo el champú del cuerpo, ya la mayoría de los que estaban conmigo habían salido, yo estaba retrasado y con las mismas salí de las duchas, llegué al lugar donde me había situado y para variar, ya mi compañero desconocido se había retirado. Una vez cambiado y listo para el encuadre me coloqué en mi puesto, salí al patio y así empezó la jornada del día mirando como en el horizonte iban apareciendo poco a poco los primeros rayos de sol.
Nuevamente en el almuerzo nos reunimos todos los «pitbull» ya que horas antes nos habían separado por grupos para realizar diferentes maniobras, de todos los que conformábamos el grupo me hice amigo de dos que compartían mi mismo horario, junto a ellos me senté en la mesa y a medida que pasaba el rato nos fuimos conociendo entre todos, la gran mayoría eran muchachos que vivían en zonas populares de la capital, y muy pocos que como yo provenía de una familia un poco mas pudiente y por supuesto no había ninguno de clase alta!!!, Situación que no me pareció para nada rara. Andrés y Sebastián, eran los nombres de mis nuevos amigos, con ellos empezamos a hacer bromas y pasamos un buen momento de relajo durante la entremesa, todos reían o gritaban y sin embargo había una cara que no se inmutaba con nada ni con nadie, la del «ruso» que solo se limitaba a comer y beber el refresco. En ese momento me pareció que se trataba de un tipo muy introvertido, mas bien, especial.
La tarde se pasó rápidamente tal como lo había deseado, puesto que lo que quería era saber por fin quien era el dueño de tan fabuloso cuerpo que iba a dormir sobre mi cama por todo un año. Al caer la noche, nuevamente me acosté y me dispuse en la misma posición de expectativa, y para mi mala suerte se apagaron todas las luces antes de ver quien se subía al camarote…otra noche con la duda.
La diana!!!, que despertar tan abrupto. Nuevamente la gente en movimiento, yo también saqué los pies de la cama y en eso siento que alguien hace lo mismo pero desde encima mío, veo ambas piernas alrededor de mi cuello, chocan contra mi cuerpo, que pies tan perfectos!!! Pienso….no cabía duda….mi compañero de camarote era el «ruso». Alcé la mirada y cruzamos ambos un saludo venial, por fin lo veía bien y desde una perspec
tiva nueva, donde se le notaba aun mas lo atractivo que era, que sin ser el típico bonito tenia las facciones rudas de un hombre sumamente varonil y muy guapo. Luego me sonrió, cosa inusual en él, saltó del camarote, cogió la toalla y salió hacia las duchas, y yo como hipnotizado…tras él.
Una vez más lo tenía desnudo frente a mí, nunca me había sentido tan atraído por hombre alguno como aquella vez, esta vez soy mas cauto y me voy fijando en él de a pocos, reparo que tiene el culo muy velludo y que se nota más con el agua, como me gusta verlo así, todo mojado, brillante, con los músculos aún más marcados….y de pronto, miro a los demás, tampoco están tan mal, los hay de todas las razas, para todos los gustos…el agua recorre mi cuerpo y siento que ese instante es la gloria, rodeado de tantos hombres desnudos, yo mismo me siento bien conmigo mismo, no desentono y por el contrario siento que también soy observado por algunos, las miradas llegan a quemarme….hay bulla, todos hablan a la vez, algunos cantan o se ríen a carcajadas, yo soy uno de ellos. Luego en los camerinos todos nos cambiamos rápidamente, la luz del amanecer ya nos anuncia el comenzar de las actividades, hoy toca instrucción en campo, no se para que nos bañamos….
Después de haber pasado todo el día rastreándome como una lagartija con un fusil en la espalda me siento cansado, veo muy cerca la hora de la cena, que bueno porque me muero de hambre, lo mejor del día es que me ha tocado estar detrás del «ruso», le he visto el culo en movimiento todo el día que me ha mantenido en alerta y en una constante erección, lo que me ha provocado un ligero dolor en la zona.
Nuevamente en mi cama, sintiendo como mi corazón late cada vez mas rápido al sentir la presencia de alguien tan increíble literalmente sobre mi, siento ese calor que solo el deseo provoca, pero mi cansancio puede mas que yo y cierro los ojos….es media noche y me duele el cuerpo, no se si es el estómago o efecto del ejercicio, solo se que no puedo moverme y me quejo, creo que el calor que sentía antes era de la fiebre. El «ruso» ha atendido mi llamado casi inconsciente, lo veo entre sueños tocándome la frente, aunque me duele todo el cuerpo me gusta que él me atienda. En eso me levanta un poco, y siento que me quita la camiseta que esta muy mojada por el sudor, sin quererlo el solo roce de su piel con la mía me ha excitado y me muero de vergüenza, sin embargo él parece que no lo ha notado pues sigue pasándome la toalla por todo mi dorso. Aun esta todo oscuro, y él se acerca a mi y me dice muy bajito: «tengo que llevarte a la enfermería» y yo solo atino a asentar la cara. Toma una de sus camisetas secas y me la coloca con mucho cuidado, y casi sin darme acción a nada me levanta en sus brazos y sale de la habitación hacia la enfermería.
Una vez en el lugar y en conjunto con los que estaban de guardia me colocan en una camilla y al poco tiempo siento que estoy siendo desnudado, pero no se de quien o quienes se trata, estoy muy mal para darme cuenta de lo que hacen. En un momento de control abro los ojos, allí está el «ruso» junto a dos personas que no alcanzo a reconocer, me veo a mi mismo y estoy solamente cubierto por una blanca sábana y tengo un paño húmedo en la frente, y me duermo.
La luz que se cuela por una de las ventanas anuncia que ya está amaneciendo, parece que la fiebre ya cedió, pues me siento mucho mejor, en eso siento que alguien entra a la habitación, he cerrado los ojos haciéndome el dormido, de pronto siento la presencia muy próxima a mi cama y como poco a poco la sábana que me cubre el cuerpo es retirada muy suavemente dejándome totalmente desnudo y al descubierto de quien está conmigo.
No puedo evitar abrir un poco los ojos y ver quien es está conmigo, vaya sorpresa la mía, es el «ruso», quien está mirando mi cuerpo como engolosinado. De pronto siento como se acerca a mi cara, y muy suavemente me da un beso en la boca, y siento como su respiración está acelerada, y al tiempo en que me va susurrando palabras muy débiles de escuchar, siento como una de sus manos va tocándome el miembro que aún lo tengo dormido por el asombro. Pero la frotación que siento es mucho más fuerte que mi resistencia, momento en el que siento como todo él es succionado por sus labios y boca, recibiendo una mamada muy caliente y húmeda, ya no puedo más de la excitación, mi pene ha alcanzado su tamaño máxi
mo, él lo toma desde sus raíces, lo menea, le mete lengua por todo su rededor, se acerca nuevamente a mí, me vuelve a besar y por fin escucho lo que me dice….»como te deseo»….y continúa con su labor mamatoria hasta que me finalmente me corro como nunca lo hice, disparando abundante leche espesa y caliente que es lamida por mi ocasional amante hasta dejarme totalmente limpio. Luego él se levanta, me coloca nuevamente la sábana que me cubre el cuerpo y se dirige a la habitación de al lado. Al poco rato siento como suena una ducha.
Me levanto procurando no hacer ruido, siento que no estoy del todo bien, aún siento mucha debilidad y la mamada me ha dejado aun mas extenuado, sin embargo logro llegar hasta el baño en el que el «ruso» se está aparentemente duchando, abro la puerta con cuidado, entro sigilosamente, la ducha no tiene cortina y así puedo ver como mi amigo está bajo el chorro de agua con los ojos cerrados, en su mano está su pene, que para mi sorpresa mide más de veinte cm de largo, aunque es menos grueso que el mío, pero si muy bello, con una gran cabeza perfectamente circular, alargada y rosada. Se está haciendo una paja de campeonato, verlo así desnudo completamente y en esa situación me ha puesto nuevamente operativo; estaba a punto de acercarme a él cuando siento bulla afuera, hay movimiento, casi al tiempo que el «ruso» abre los ojos, yo salgo del baño y me meto rápidamente en la cama, cierro los ojos y es cuando siento que alguien entra en mi habitación.
Aparentemente debe ser el médico que me trató por la noche, sin embargo al acercarse a mí en lugar de tocarme la frente o el pulso, me da un beso rápido en la boca, me descontrolo, no podía ser el «ruso» porque aún estaba en el baño. ¿Quién podría ser?
Esta historia continuará…..
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Autor: TEHEPA
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